Alice
Después de seis años regresamos a Manarola, un lugar tan importante para nosotros, para mí, aquí deje ir parte de ese intenso dolor que no me dejaba respirar. Estuvimos aquí sin saber que ya que estaba embarazada de mi muñequito, es decir, no confirmado, porque la posibilidad comenzo a estar presente desde esa noche en Milán. Manarola fue un nuevo comienzo para mí, para Isaac y la familia que ahora tenemos. Me siento satisfecha con mi vida, es más de lo que una vez pense lograr cuando soñaba con los ojos abiertos al lado de mi mamá. Me gustaría que ella estuviera aquí para verlo y disfrutar de mis hijos, sus nietos.
«Mis hijos».
Sere madre otra vez. No imagine lo feliz que iba a sentirme al obtener el positivo en la prueba de embarazo.
Isaac lleva demasiados años pidiéndome otro hijo, no me negaba de un todo, fingia fastidio para que él siguiera insistiendo, tengo algo extraño con que lo haga y me niegue solo para molestarlo, lo reconozco, me gusta notar sus ganas en agrandar nuestra familia, la ilusión en sus ojos verdes. Por esa razón decidi sin que él lo supiera, dejar de tomarme los anticonceptivos y como con Milán no hubo que hacer mucho esfuerzo o esperar mucho tiempo, la excelente calidad de sus espermatozoides me tiene embarazada de nuevo.
Quería darle la sorpresa, algo especial, por lo mucho que me lo ha pedido, en mis planes no estaba que se enterara en el cumpleaños de mi amigo llevándome toda la atención, sin embargo, no contaba que mis cambios de humor gracias a las hormonas me jugaran en contra, me frustro tanto que se negara a mi antojo que se me escapo y sus ojos brillaron tanto como la primera vez, lo siguen haciendo por la emoción que le genera ser padre de nuevo.
Recuerdo que con Milán estuvo conmigo al momento de hacerme la prueba, no quiso salirse del baño, se mantuvo a mi lado mientras orinaba, lo que fue incómodo porque parece que tengo pánico escénico y no me salía de los nervios, luego dijo alguna estupidez, me rei y el líquido cayo directamente dónde esperábamos. Me hice una, dio positiva al primer intento, luego confirme con otra dos más esa misma noche y otras dos la mañana siguiente, en todas y cada una, estuvo a mi lado. Está vez no lo espere, me la hice antes de la cena a escondidas, tenía mis sospechas y quedaron confirmadas.
Otra cosa que tiene Isaac durante el embarazo es que me da todo lo que deseo, soy una embarazada caprichosa, por eso explote dándole la noticia antes, frente a todos, incluso a Darren, del que la verdad me olvide por completo el resto de la noche, mi putito es tan feliz que eso me llena, creo que son pocos los hombres que lo hacen por un segundo hijo o uno en si, para él es como si navidad se adelantara y Santa lo llenara de regalos. Ama ser padre y mi esposo, nuestra familia es lo más importante para él y no duda en demostrarlo, por esa razón estamos de regreso en la casa de Manarola para celebrarlo.
No me incómoda que todos hayan venido, incluyendo a Darren, hay que seguir la vida, yo decidí y estoy conforme con ello, no me afecta que este, al menos no me sigue molestando con el tema de la supuesta paternidad de Milán, mientras se mantenga así, podemos llevar la fiesta en paz.
—Bienvenidos a nuestra casa, les asignarán sus respectivas habitaciones —Señala Isaac al encargado de que la casa se mantenga en perfecta condiciones—. Indicales el camino. Nosotros estaremos en la piscina, pueden acompañarnos al terminar si gustan.
Tan educado y cordial. Me quiero reir por sus perfectos modales, a Iván le encantan, se siente importante cuando mi esposo lo detesta por todo lo que nos hizo a mi mamá y a mí.
Milán sigue dormido en los brazos de Isaac, los demás acatan las indicaciones subiendo a sus habitaciones, mientras nosotros caminamos hacia la piscina de la casa donde Isaac pidió preparar una sorpresa para nuestro muñequito. Milán ha estado deseando desde hace mucho ocupar el lugar de hermano mayor, claro, no menos que su padre que lo hiciera.
—Te debo confesar, chiquita, me siento usado —Finge indignación.
—¿Y eso se debe a qué?
—Me usaste sin mi consentimiento para que te hiciera un hijo, podría demandarte por eso.
Pongo los ojos en blanco, lo adelanto quedando frente a él con nuestro hijo en sus brazos. Tiene una sonrisita divertida, le quito los lentes de sol, me gustan sus ojos verdes, como se llenan de deseo por mí, bajo la mano a su miembro cubierto por el pantalón y lo aprieto haciendo que se queje.
—Esto es mío y lo uso tanto como quiera, si deseo otros tres hijos más, me los pondrá dentro y los tendré, putito.
Me rodea con su brazo libre, bajando su mano hasta mi culo.
—Me gusta cuando te pones posesiva, mala y dominante, si no tuviera a Milán te estaría girando y metiéndotelo por aqui —Me palmea el culo—. Lo que haré más tarde, así que espero que esté preparado para mí.
Me pongo de puntillas, aún con los tacones me faltan unos cuantos centímetros para alcanzar sus labios, sus promesas y el embarazo solo me hacen desear que llegue ese momento, pero mientras, debemos aguantarnos las ganas, no por los demás, sino por Milán, nuestro tiempo es para él porque es lo más importante en nuestras vidas.
Me hace caminar con su mano descansando en mi cintura, como Milán lo ha estado deseando tanto y es un niño grande, a su padre le pareció una buena idea prepararle una sorpresa solo para él y así darle la noticia. No sé cuánto tiempo tengo porque no he ido al médico, se que deben ser muy pocas semanas, menos de un mes, que es el tiempo que tenemos en Austin y deje de tomarme las pildoras, que no nos hayamos presentado en la empresa antes no quiere decir que no hubiesemos tenido unas semanas en la ciudad sin que nadie lo supiera. Nuestro hijo ya asiste a la escuela, por más dinero, poder y contactos que se tengan, no puede estar yendo de una a otra como vivíamos antes de que llegara a la edad de entrar a una institución, teníamos asuntos que resolver antes de dar la noticia de nuestro establecimiento en Austin.
—Muñequito —Lo intenta despertar Isaac, se copio de mi apodo dulce para nuestro hijo, los dos lo llamamos de esa manera—. Despierta, hay una gran sorpresa esperando por ti.
No funciona, se mueve más no despierta, hasta que le comienza a hacer pequeñas cosquillas en los costados, en ese momento se incorpora sobresaltado.
Mi pobre hijo y el idiota de su padre que no lo sabe despertar.
—Estoy despierto, papá —dice, abriendo mucho los ojos mirando a Isaac. Está acostumbrado. Bajando puntos para el padre perfecto. Lo miro mal y me ignora fingiendo inocencia.
—Muñequito, mami y papi te hicieron una sorpresa, una que esperaste mucho, mucho, y por eso...
Milán se gira hacia la piscina y su pequeña boquita se abre sorprendida, grita lleno de emoción con sus ojos grises llenos de brillo.
Esta feliz.
Su padre y yo sonreimos y no sé si son las hormonas pero tengo ganas de llorar, obliga a que lo bajen y corre directo al parque de juegos que trajeron en tiempo récord solo para este momento. El enorme letrero que dice «bienvenido hermano mayor» ya le dió toda la información que necesitaba.
Corre detallando los juegos sin dejar de gritar «tendré en un hermanito, seré el hermano mayor» en todos los idiomas que conoce.
—¿Ya vas a llorar? —Se burla.
Me giro para mirarlo y...
—¿Estas llorando, putito?
Con Milán las retuvo, parece que está vez lo deseaba tanto que la emoción lo está ganando, se pone sensible. Me rodea con sus brazos agachando su cabeza, inclino la mía dándole el contacto visual que busca.
—Quiero este, y a los otros tres que me prometiste, cariño —dice en medio del llanto, tomo sus mejillas con mis manos limpiando sus lágrimas con mis dedos, siento que se me escapan algunas, está tan conmovido, como cuando tuvo a Milán por primera vez entre sus brazos.
—¿No que no me ibas a amar? —Me burlo.
—¿No que no ibas a dejar que te lo metiera? —contraataca.
Siento el brazo de Milán en mi pierna, está abrazándonos a los dos, escondo mi rostro en el pecho de Isaac comenzando a llorar como tenía años sin hacerlo, sus lágrimas humedecen mi cabello.
Es un momento tan perfecto.
—¿Adivina que, muñequito?
De nuevo lo carga dejándolo entre los dos, Milán nos rodea con sus brazos el cuello uniendonos como le gusta hacerlo siempre, no solo para las fotos, dónde la pose es la misma por más que intentemos convencerlo para variarla, no se como haremos cuando crezca un poco más y yo ya no pueda con él.
—¿Que, papá? ¿Ya le saldrá panza a mamá? ¿O ya nacerá? —pregunta emocionado, sus ojitos grises brillan tanto como los de su padre.
Los hice esperar tanto, no llegue a imaginarme lo que representa este embarazo para ellos.
—No, aún no, Milán, debes esperar unos meses para eso, pero mamá dijo que no tendrás solo un hermanito, sino tres más, ¿que te parece ser el súper hermano mayor de tantos pequeños?
Las lágrimas dejan de salir y solo... Me comienzo a reír.
—¿De verdad tendré mas hermanitos? ¿Cuando? ¿Puede ser rápido?
Y así es como mi esposo logra que nuestro hijo se ponga de su parte de nuevo, esa sonrisita arrogante se la voy a borrar más tarde.
—Tu lo dijiste, no yo. Estaba muy tranquilo con solo uno más.
Me voy a quejar, pero Milán se baja de nuevo de los brazos de su padre para correr detrás de nosotros dónde noto que están los demás observando la escena quien sabe desde hace cuánto tiempo.
—¡Tio Hendrik! ¡Mamá me dará otros tres hermanitos más! —Mi amigo intenta no reirse, lo miro mal y le doy un manotazo a Isaac, que se ve interrumpido por su boca en mi hombro desnudo dejando besos que me erizan la piel y humedecen ciertas zonas que no deberían por el momento que estamos viviendo.
—Te los voy a hacer, porque amo el proceso, así como verte embarazada. Eres tan sexy y caliente, saber que una parte de mí esta creciendo dentro de ti, me excita tanto que de solo pensarlo que pongo duro —susurra en mi oído, cierro los ojos mordiéndome el labio.
—Ninfomano —susurro, se ríe y me muerde el hombro.
—Tambien eres ninfomana, y por eso funcionamos juntos.
Se aclaran la garganta sacándonos de nuestra burbuja, ahora tengo muchas ganas, tantas que como ya ha ocurrido antes, lo mas probable es que su ropa y la mía terminen echas trizas, por sus manos y las mías cuando estemos a solas.
—No quiero interrumpir su conversación de padres, pero su hijo los está llamando.
Geovenna suelta una risita por el comentario de Devon, sin imaginarse que el tema de conversación no tenía nada que ver con lo que creen. Milán está jugando con Hendrik. Quizás somos extremistas, pero no le confiamos a todo el mundo a nuestro hijo, creo que eso ya ha quedado claro, solo a Hendrik, Tania y Christine, no ha tenido niñeras ni las tendrá.
—Bienvenidos a Manarola, un lugar lleno de historia para los Donovan Thompson, espero disfruten este fin de semana tanto como nosotros —Les dice Isaac, antes de irse corriendo con nuestro hijo.
Me llevo la mano al vientre plano sonriente y emocionada, iniciaremos está aventura de nuevo y no dudo que en unos años lo volvamos a intentar.
—Gracias por invitarnos, la sorpresa les quedo preciosa —Comienza a decir Geovenna. Tiene algo que me agrada. Me ubico en medio de los dos, cruzando mis brazos con los suyos.
—Les enseñaré la propiedad, les va a encantar.
Es extraño estar de nuevo al lado de Devon, lo ví como un amigo y lo sigo viendo de esa manera, le tengo mucho cariño, no es igual que con Hendrik, pero es una amistad que quiero conservar y que deseo que llegue a ser lo que antes no pudo, ahora que estemos en la misma ciudad.
Un fin de semana que promete.
Leeremos en el siguiente a Darren. Como lectora, estoy odiándolos por lo mucho que lo tienen sufriendo.