ャ゙one shot, hwang inyeop ҂
҂ segunda parte: womanizer
—Buenos días —saludó aquel chico mientras sostenía un gran ramo de flores. —, ¿usted es la señorita Kim Jaehee?
Frunciendo el ceño, asentiste.
—Sí, soy ella. —contestaste confundida.
—Alguien le envía este ramo de flores —dijo mientras se lo entregaba. —. Por favor, ¿podría firmar como recibido?
Aceptando, luego de haber firmado y cerrar la puerta del apartamento en el que te alojabas temporalmente, observaste con detalle el ramo.
Las flores eran hermosas, tonos pasteles.
Pero no había ninguna carta que dijera quién envió aquello.
Tu hermano quedaba descartado. Doyoung en su vida le enviará algo así a su hermana, apenas y te regalaba calcetines en navidad. Y en tus cumpleaños.
¿Quién pudo haber sido?
Y te quedaste pensando toda la tarde sobre ello, mientras que, en el pasillo, alguien se debatía en si tocar el timbre para que le abrieras.
Inyeop sabía que lo tratarías como un vecino más, así había sido luego de haber estado juntos esa noche. Y se desesperaba por eso.
No parecías estar interesada en él.
Y después de la confesión en el elevador, lo único que hiciste fue ver hacia otra parte, presionar el botón para que todo siguiera en marcha y caminar con rapidez a la salida del edificio. Ignorando sus palabras.
No es como si fueran reales. Creíste que Inyeop solo disfrutaba de tener a alguien una sola vez pero al parecer, también le gustaba jugar con los sentimientos. ¿No? Si no fuera así, no habría mentido sobre sentir algo por ti. Solo lo dijo para ilusionar.
Y no ibas a dejar que jugara así contigo.
Eso pensabas en lo que, él se atrevía a tocar el timbre del departamento, sintiendo un nudo en la garganta y el estómago vacío. Detestaba eso.
Odiaba sentirse así.
Y cuando abriste la puerta, ambos se vieron unos largos segundos. Tú estabas en un dilema y él solo estaba en blanco.
—H-Hola señorita Kim. —saludó.
—¿Qué hace aquí? —indagaste.
—Quería verla. —esbozó una pequeña sonrisa. —¿Ha estado bien? No ha vuelto a hablarme desde que dije que podía estar sintiendo algo por usted.
Aquello te hizo rodar los ojos.
—Eso es porque no soporto que me mientan a la cara, ¿piensa que voy a creer eso? —bufaste.
Inyeop ocultaba lo nervioso que estaba de tenerte frente a él y actuaba tan desinteresado y coqueto que eso le sorprendía.
—¿Podría ser? Deberíamos discutir de esto en mi hogar, la invito a cenar. —una sonrisa ladeada acompañaba su rostro.
Ahí iba de nuevo.
—Y esto me comprueba que es un idiota. —refunfuñaste, cerrando la puerta en su cara.
Yeop estaba confundido. ¿Qué había dicho mal?
No sabía cómo actuar o qué decir, ¿cómo rayos podría acercarse a ti entonces?
De nuevo otro ramo de flores.
Y ya comenzabas a aceptar que eran de parte de Hwang.
Empezó a hablarte poniendo de excusa cualquier cosa, como si tenías problemas con la luz así como él —según— o si no escuchabas ruidos extraños en los pasillos por las noches.
Tonterías.
Aunque todo fuera mentira, te sorprendía que haya dejado de llevar chicas a su departamento, Inyeop no haría tal cosa solo para seguir con sus mentiras, ¿o sí?
Quedaba descartado que fuera verdad lo que te dijo.
Yendo hacia tu trabajo, el elevador era donde más aprovechaba él para estar cerca de ti. Esa mañana no fue excepción y corrió antes de que las puertas se cerraran.
—¿Te gustaron las flores? —preguntó, viendo al frente como si estuviera diciendo algo sin importancia.
—Me habla formal cuando quiere y cuando no, me habla con mucha confianza. —siseaste.
—Me gusta hablarte formal pero también con confianza, aunque veo que no es lo mismo contigo. —sonrió levemente.
—No lo conozco lo suficiente.
—Entonces... sal conmigo para saber más de mí. —propuso.
—No estoy interesada en eso.
Ignorando esa respuesta, cambió de tema.
—No contestaste a mi pregunta, ¿te gustaron las flores?
—Eso no hará que yo quiera salir con usted señor Hwang. Creí que solo le gustaba conocer a alguien por una noche y después fingir no conocerle. —conjeturaste mientras suspirabas con pesadez.
—No es el caso contigo porque me gustas mucho, créeme, también me sorprende pero no es algo que pueda evitar. —se volteó hacia ti.
Ibas a verlo también pero las puertas se abrieron y saliste casi corriendo, pero no pudiste huir porque él se colocó frente a ti para detenerte.
—¡Espera! Solo... ten una cita conmigo, sin segundas intenciones, solo comer y hablar de nosotros. Estoy interesado en saber todo de ti, Jaehee.
Tu nombre siendo pronunciado por sus labios, era tan satisfactorio, tan agradable, tan... extraño. Te hacía tener raras emociones.
—Es un mujeriego, ¿por qué insiste en querer jugar así conmigo? —frunciste tu ceño.
No querías ilusionarte, ya estabas cansada de que siguiera con aquello y tenías miedo de caer.
—Sé lo que soy pero te aseguro que esto no lo hago para tenerte en mi cama, me gustas, ya lo dije, siento algo raro por ti. —musitó.
Cerraste los ojos con cansancio y pensaste unos segundos en tu respuesta final.
—Bien, hoy a las siete y hago esto porque sigues siendo molesto con tus intentos tontos de parecer alguien bueno.
—Soy bueno Jaehee, solo no he hecho cosas que lo hagan parecer así.
Diciendo eso, mantuvieron un contacto visual que erizó tu piel, suspiraste y sin responder, pasaste de él antes de que llegaras tarde a tu trabajo.
Pero durante todo el día te mantuviste ansiosa.
Pensando en lo que ocurriría cuando estuvieras en su hogar, seguramente diría muchas cosas bonitas, actuaría como un caballero y temías de eso. ¿Qué si decía algo que te hiciera finalmente caer rendida ante él?
¿Qué se puede hacer cuando alguien se enamora de una persona que no toma las relaciones en serio?
—Jaehee, Jaehee, ¡Jaehee! —volteaste a ver quién te hablaba.
Tu compañera de trabajo.
—Oh, ¿sí?
—Llevo horas hablándote, ¿qué tanto piensas? —rió ligeramente.
—En como estoy cometiendo algo que juré no pasaría nunca. —contestaste haciendo una mueca.
Y todo llegó a su fin cuando saliste del trabajo y te dirigías al edifico donde seguías quedándote. Parecía ser que el dueño del departamento tenía pensado tardar mucho en su viaje.
Al llegar y abrir la puerta, fuiste directo a tomar una ducha y buscar qué ponerte. Solo algo casual, no querías verte formal, incluso, pusiste tan poco esfuerzo en tu vestimenta para así, tal vez lograr persuadir a Hwang.
Suponías que era el tipo de hombre que solo se fija en el físico y el estilo, ¿no?
—Oh, Jaehee —sonrió con felicidad cuando abrió su puerta. —. Acabo de llegar, te ves hermosa. —mencionó, observándote.
Te pusiste nerviosa y solo cruzaste el umbral para estar dentro de donde vivía y te hizo sentar en uno de sus lujosos sillones.
Todo en él era elegante, incluidos sus muebles.
—No pensé que saldría muy tarde, traté de acomodar mi agenda retrasando algunas cosas para el resto de la semana. —se quitó el saco que vestía, dejando ver su camisa blanca junto a su corbata color negro.
Y se veía tan bien que tragaste saliva.
—Si no tenías tiempo pudiste decirlo, hubiésemos acordado otra fecha. —musitaste.
—Mm, probablemente ya no habrías querido aceptar. —sonrió. —No me tomará mucho tiempo preparar la cena, ¿sí?
—¿Sabes cocinar? —preguntaste sorprendida.
—Claro, ¿no te lo mencioné la primera vez que cenamos aquí?
—No, parecía que tu único objetivo era acostarte conmigo y no mantener muchos temas de conversación. —siseaste.
Inyeop suspiró.
—¿Por qué me hablas tan enojada? Ni siquiera he hecho algo malo. —murmuró.
—El hecho de que quieras mentirme diciendo que sientes algo por mí es un motivo para enojarme. —vacilaste.
—Ya dije que no miento pero no sé cómo demostrarlo. —fue hacia la cocina, preparando todo para la cena.
La sala de estar tenía una gran vista hacia la cocina, por lo que podías ver todo lo que hacía en ella. Se veía... demasiado bien cocinando mientras aún seguía con su traje.
En otras circunstancias, imaginar estar con él y que de vez en cuando cocinara para ti saliendo del trabajo, era demasiado encantador, pero tomando en cuenta de que se aburriría pronto de insistir querer salir contigo, no pasaría jamás algo así.
La cena fue algo ligero, por lo que no tardó demasiado y el tiempo pasó tan rápido que ambos habían terminado aunque seguían sentados en el comedor.
—Cocinas muy bien. —comentaste.
—¿En serio? —sonrió emocionado. —Dicen que el método que más funciona es enamorar a alguien con tu comida, o algo así. —conjeturó.
Soltaste una risita por lo que dijo pero después trataste de mantener tu semblante neutral.
—Terminamos de cenar. Creo que ya es tiempo de irme. —anunciaste.
Inyeop reaccionó tan pronto como pudo y antes de que te levantaras del comedor, tomó tu mano.
Esa acción te hizo estremecer al igual que él.
—Espera, tomemos un poco de vino, ¿mm? —te sonrió.
Sospechabas que él sabía que su sonrisa te hacía decir «sí» en vez de no.
Ambos sentándose en la sala de estar, bebían en completo silencio. Inyeop pensaba en qué poder hablar, ¿cambios climáticos? ¿La economía del país? ¿Escasez de agua en varios lugares? ¿Política?
No tenía idea de cómo conquistar a una mujer, conquistarla de verdad, no seducirla.
—Es increíble, ¿no? Que John Maynard Keynes sea un economista muy famoso. —comenzó con eso y lo viste un poco desconcertada.
—Uhm, sí.
—Considerado el padre de la macroeconomía, que hombre tan exitoso. —sonrió.
El momento era gracioso, pero no sabías si reírte o no.
—¿Por qué estás hablando de él? —lo miraste con diversión.
—Bueno, no encuentro temas de conversación. —confesó. —No estoy acostumbrado a tener citas.
Y eso era obvio. Inyeop odiaba las relaciones.
Pero contigo, no dejaba de imaginarse despertar cada mañana a tu lado y eso lo volvía loco, eran tontas cursilerías, era patético. Sin embargo, ahí estaba, viéndote con un brillo en los ojos que quería evitar.
—Podrías hablar de ti. ¿Qué es lo que te gusta? —cuestionaste.
—Me gustas tú.
Su respuesta te hizo toser un poco.
—Me refiero a, pasatiempos o cosas así. —explicaste, evitando verle.
Soltó una risita.
—Me gusta cocinar, creo que es todo. —se encogió de hombros. —Mi trabajo me impide tener mucho tiempo libre.
—¿Y no es aburrido? —preguntaste con curiosidad.
Sabías lo ocupado que podía estar, era dueño de una empresa y eso no era nada fácil. Y el hecho de que haya acomodado su agenda para tener tiempo libre ese día solo por ti, te hacía sentir extraña.
Emocionada.
¡Pero era incorrecto sentirse así! Porque no debías creer lo que decía o hacia.
—Lo es pero creo que me motiva saber que al regresar del trabajo te vea. —contestó.
Tenía algo que te estaba haciendo caer, pero tu lado racional te detenía lo más que podía.
—¿A pesar de que te ignoro?
—De hecho, me parece un poco divertido —sonrió, acercándose un poco más hacia ti. —. Tratas de hacer eso pero yo sé que también te gusta verme, ¿o me equivoco?
Estaba comportándose seductor. Tal vez solo era algo que salía por sí solo.
—Sí te equivocas. Me da igual verte. —mentiste.
Pero ya era muy tarde. Se había dado cuenta que solo fingías estar desinteresada. Ya sabía que te gustaba.
—Jaehee, mi reputación puede estar muy manchada debido a lo constante que he sido al traer mujeres a mi casa y después olvidar sus nombres, sin embargo, hay una gran diferencia entre lo que he querido de ellas y lo que quiero de ti. Es complicado decidir si creer mis palabras o no, pero no podrías saber si hablo con la verdad si no lo intentas. —te miró a los ojos mientras remojó sus labios. —He hecho cosas que jamás pensé hacer, por ti, y no quiero usar eso como un chantaje, yo solo quiero hacerte saber que en verdad, estoy yendo en serio con lo que siento por ti.
A una mierda. Solo eso bastó para ignorar a la vocecita que te detenía a caer en brazos de Hwang.
Viéndolo un poco atónita, tragaste saliva antes de acercarte a él para tomar su rostro entre tus manos y besarlo, siendo él sorprendido por tu acción pero después de asimilarlo unos segundos, correspondió cerrando los ojos en el proceso.
Disfrutando nuevamente de tus labios. Los extrañó tanto, no podía dejar de pensar en tus besos. Soñaba con ellos, estaba tan enamorado de ti.
—¿Qué fue eso? —musitó, mirando tus ojos con una expresión de emoción e impresión.
Soltaste una risita.
—Creo que algo que quería hacer desde hace tiempo. —confesaste.
—Así que... yo tenía razón, ¿no? Te gusta verme, te gusto. —sonrió.
—No quisiera decirlo para no subir tu ego. —suspiraste pesadamente.
—No subirás nada, solo aumentarás mi felicidad y el amor que siento por ti.
Sentías tu rostro sonrojarse y mordiste tu labio inferior.
—¿Cómo fue que sucedió? Tú me especificaste que no te gustaban las relaciones y que...
—Sé lo que dije, pero tal vez el hecho de que parecía no importarte y que pasabas de mi, me fue dando más curiosidad de ti y me preguntaba el porqué no caías. Eso me conquistó. —sonrió levemente.
Quedando sin algo más qué decir, fuiste nuevamente hacia sus labios. Esta vez te correspondió rápidamente y sus manos fueron a tu cintura, movían sus labios con un poco de frenesí sin dejar el toque dulce en el beso.
No había únicamente deseo, ya que a ambos les generaba sensaciones inigualables. Mariposas en el estómago, clichés y tonterías que Inyeop juró nunca sentir por una mujer.
Siendo Kim Jaehee la excepción. Tú.
Te colocó encima de él, pasaste tus brazos por su cuello y acariciaste su cabello, él recorría tu cintura o acariciaba tus mejillas con ternura.
—No tienes idea de cuánto soñé con esto, tu rechazo me daba menos esperanzas pero... tus miradas me alentaban. —te veía directamente a los ojos.
—Una parte quería creerte pero...
—Es difícil hacerlo, desde el primer día que hablamos básicamente te coqueteé. Fue inevitable porque eres hermosa. —besó tu cuello.
Reíste con nerviosismo.
—Mm, ¿a cuántas mujeres les has dicho eso? —preguntaste con diversión.
—La verdad es que a ninguna. Me estás haciendo decir palabras tan cursis. —rodaste los ojos.
—Espero que esto no sea una broma. —dijiste y luego besaste su mejilla.
Observando el proceso de cómo se iba sonrojando poco a poco. Fue demasiado lindo.
—Te demostraré que no lo es. —sonrió con felicidad y volvió a besarte.
No sabías si darte una bofetada o no.
Porque al abrir los ojos, te fijaste que no estabas en tu habitación. Sabías dónde estabas y te regañaste tanto. ¿Y si ese era su plan? Habías dicho anoche que ibas a creerle pero... tenías miedo.
Estabas dándole la espalda, decidiste levantarte y buscar tu ropa para después pensar en cuál sería tu próximo movimiento, pero aquello se vio interrumpido por unos brazos en tu cintura y un pequeño y tierno beso en tu espalda.
Giraste para encontrarte al hombre tan más bello y perfecto que nunca habías visto.
Estabas jodida.
Pero la linda escena de verlo con cabellos alborotados y un rostro somnoliento, junto a una sonrisa tan encantadora, te hizo pensar que volverías a cometer el mismo error una y otra vez.
—Buenos días —musitó mientras depositaba un casto beso en tus labios. —. ¿Dormiste bien?
Solo pudiste asentir.
—Me alegra mucho —besó tu frente y acarició uno de tus brazos descubiertos. —. Iré a preparar el desayuno y lo traeré a la cama, hace tiempo que no desayuno así, salgo corriendo al trabajo y olvido hacerlo. —rió.
—¿Quieres que te ayude? —propusiste.
Él negó.
—No, no, déjame hacerlo yo. —antes de levantarse, te miró unos segundos. —Olvidé la parte más importante desde ayer —hizo una mueca. —, tú y yo... ¿podemos comenzar a salir?
Lo observaste, y pensaste en que no había nada que pensar.
—Sí, podemos. —sonreíste felizmente.
☆★
q viva el amor
eeee esta vez si hubo actualización medio rápida 😋
¿les gustó:(? espero q si
y bno, ahora la próxima actu es d un pedido yyyy, si recuerdan my oh my, sí habrá parte dos y la estaré escribiendo en estos días kekrje
q tengan linda noche / día <3
︎ִֶָ ̽𖧧