-¿Salió todo bien?
-Argos no estaba muy feliz que digamos
-Tú mucho menos
Laurus miró por la ventana del copiloto mientras su prima conducía.
-¿Estás segura de que podrás con esto?
-Sí. Ya le dí instrucciones a Thornton para que se haga cargo temporalmente del banco, Bjorn ya está al tanto de todo
-¿Qué dijo?
-Nada ¿Qué va a decir? De todas formas él me metió en eso, sería tonto que se molestara a éstas alturas
Hubo una pausa en la conversación, Laurus agregó:
-¿Ya sabes qué vas a hacer?
-Estoy en eso. Tendré una entrevista la próxima semana
-Al fin descansará tu mamá, ya no estarás siempre conmigo
-No es impedimento
Alexandra sonrió, le gustaba molestar a su madre, sobre todo con algo tan ilógico como pasar tiempo con su prima.
*
Después de la reunión Argos se presentó en la oficina en la que había estado trabajando.
Tocó a la puerta de su aún jefe y esperó a que le fuera permitido entrar.
-Buenos días
Saludó al entrar. El hombre dejó lo que estaba haciendo y le puso su entera atención, por el semblante de Argos presentía que algo sucedía.
-Diga, Argos ¿Sucede algo?
-Bueno, como sabe, mi padre murió recientemente y... Ahora debo hacer algunas intervenciones en los hospitales... Yo sólo...
-No se preocupe, puede retirarse sin ningún problema
-Muchas gracias por todo, aprendí mucho al trabajar para usted
El hombre se puso de pie rodeando el escritorio, extendió la mano para que Argos la tomara.
-Ahora que no trabajas para mí creo que podemos tomarnos la libertad de hablarnos con más confianza. Talvez de incluso tomar un café o una copa
Él sonrió amigable. Argos recordó el momento en el que había conocido a Daniel Ibrahim, había sido muy atrevida en aceptar tomar un trago con un tipo que a penas conocía. Ahora no estaba interesada en salir con ningún hombre, o no por el momento.
-Lo siento, yo...
-No lo digo como una cita, ahora que no trabajarás para mí nadie hablará mal de ti diciendo que sales con tu jefe por algún beneficio
-Lo sé, de igual forma por el momento no puedo, debo enfocarme en mis asuntos
El continuó sosteniendo su sonrisa, su amabilidad abrumaba a Argos. Salió directo a su escritorio a recoger sus cosas personales e intentar dejar todo lo más ordenado posible, al final de la tarde tenía todos los pendientes al día, las demás cosas agendadas y todo impecable.
Cuando todos comenzaron a marcharse se acercó Charlotte.
-Escuché que te marchas
-Sí
-¿Otro trabajo?
-En los hospitales
-Confiezo que echaré de menos verte todos los días y almorzar juntas
-No impide que almorcemos juntas de vez en cuando
-Es verdad
Charlotte ayudó a Argos a llevar sus cosas hasta su automóvil, Acomodaron todo en el baúl, al cerrarlo se miraron.
-Bueno, espero verte pronto
Charlotte dijo con un amago de sonrisa.
-Claro que sí
Argos colocó su mano sobre el hombro de su amiga, como un tipo de confort. Fue entonces que Charlotte se sintió con el valor de terminar la distancia y besar a Argos, la sorpresa se reflejo en los gestos de la chica, era consciente que pasaría en algún momento, pero no en ese momento. El beso de Charlotte se había sentido tan suave, había respeto, timidez y nervios, y Argos no había sentido ninguna mariposa, ni siquiera un mosquito zumbando en su panza, nada, sólo sorpresa y dudas de porqué estaba pasando eso.
-Lo siento, espero no haberte incómodado
-No te preocupes
Argos no la miró, su mente estaba divagando en el sin fin de preguntas que se estaba haciendo.
-Argos, me gustaría que nos conociéramos más. Talvez éste beso haya sido un atrevimiento, pero... me interesas
-Podemos conocernos, pero todo a su tiempo
En pocas palabras le estaba pidiendo ir lento, sin besos, y era eso mismo lo que le hacía preguntarse tantas cosas ¿Desde cuándo era así? Siempre había sido una chica impulsiva, nunca había pensado en las consecuencias. Había hecho muchas tonterías al dejarse llevar, de muchas de ellas se seguía arrepintiendo.
Se despidió amablemente de Charlotte y subió a su automóvil, partiendo lo más rápido posible de ahí. En el trayecto pensó llamar a su mejor amiga, Leah, necesitaba hablar con ella sobre todo eso que atormentaba su mente, necesitaba sacarlo para pensar con más claridad.
Estaba por marcar el número cuando una llamada entró a su móvil.
-Hola, Brooke
-Hola ¿Estás ocupada?
-Acabo de salir del trabajo, estoy conduciendo
-¿Quieres tomar algo antes de que vayas a casa?
Argos lo pensó, podía posponer un poco el encuentro con su amiga, de todas formas aún no la llamaba.
-Está bien. ¿Dónde te veo?
Brooke le dió el nombre del lugar donde quería que se encontraran, Argos conocía el lugar, así que se dirigió a encontrarse con la chica.
*
Después de la reunión que había tenido, Laurus y Alexandra habían regresado a casa. Laurus había subido a su habitación con la intención de dormir.
-Estoy cansada, asegurate que no me molesten
-Duerme tranquila
Laurus se acostó, Alexandra apagó la luz y se quedó viendo cosas en su computadora. Estaba muy ocupada, el sonido de un teléfono vibrando sobre madera le sacó un susto, y no sólo a ella, a Laurus también, la había escuchado gruñir y girase a tomar el móvil, podía ver su rostro molesto gracias a la tenue luz que se filtraba entre las cortinas, pero también notó cómo su gesto cambiaba a uno serio.
-Señorita Satō
-Perdone por molestarla, Señora von Haussen, pero quería saber si puede hacerme el favor de recogerme en el aeropuerto de Londres
-¿A qué hora llega?
Laurus preguntó cerrando los ojos con fuerza e intentando mantener su tono de voz, para que no se escuchara su molestia.
-Acabo de llegar, tardaré unos minutos para hacer los chequeos de rutina
-Está bien, cuando llegue le llamaré
La llamada terminó, una atenta Alexandra Bain la miraba, se puso de pie para encender la luz. Laurus se había desplomado en la cama.
-¿Quién es esa "señorita Satō"?
-Una arquitecta japonesa que radica en Escocia y con la que tengo un convenio financiero y blablablá
-¿Puedo ir contigo?
-Claro que no
-Laurus...
-No
-Quiero conocerla
Laurus se levantó con el teléfono en la mano, buscó algo en él y se lo mostró a su prima.
-Es ella ¿Feliz?
-No, no es suficiente... Pero está bien... y ella también
Dijo sonriendo.
-Y esa es la razón por la que no te llevo
Volvió a ponerse los zapatos, tomó sus cosas, las llaves de su auto y salió sin entender que tanto decía su prima.
Subió a su Bistrol Bullet y condujo hasta el aeropuerto.
Estaba atestado, como siempre. Llamó a la asiática para que le indicara en qué parte se encontraba, al localizarla se acercó y le ayudó con su equipaje.
-Es un gusto verla de nuevo
Satō Ame dijo con amabilidad, intentado hacerse oír por encima del típico barullo de los aeropuertos.
Laurus le restó importancia y continuó caminando, entre más rápido salieran de ahí, mejor.
Al llegar al estacionamiento el ruido había desaparecido casi en su totalidad.
Ame la había observado desde que había llegado, la había notado seria, como si estuviera molesta.
-¿Se encuentra bien?
-Sí
Laurus guardó las maletas en el baúl y se apresuró a abrirle la puerta a la arquitecta, Satō Ame subió al vehículo y momentos después lo hizo Laurus.
-¿En qué hotel se quedará?
-Hotel Henderson
Sólo escuchar ese apellido había hecho que Laurus se sintiera agitada. No dijo nada, continuó manejando, como si nada pasara en su mente.
-¿Le pasó algo a su anillo de bodas?
A pesar de ser asiática, de verse seria y profesional, era muy curiosa para el gusto de Laurus.
-Me parece curioso que aún no lo sepa, a la prensa le gusta mucho husmear en la vida privada de otros, quizás mi error ha sido no interponer una demanda de privacidad contra los medios y así obtener el amparo de la corte para vivir mi vida con tranquilidad
-Aunque la polémica también ayuda a ser reconocido
-Gracias al cielo usted vive en otro país, si viviera aquí ya sería blanco de los medios, usan cualquier excusa
-¿Entonces, qué le pasó a su anillo?
-Me divorcié
-¿En serio? ¿Cómo? Siento que fue repentino
-Lo fue, pero era lo mejor
-Usted... Sonaba tan enamorada cuando habló de ella
Laurus hizo una mueca, lo estaba, pero sabía que no era suficiente eso para mantener vivo algo que estaba completamente dañado.
-Lo siento, estoy siendo demasiado imprudente
-Sí
-¿Se encuentra bien?
-Estoy bien, fue hace muchos meses
-¿Y está saliendo con alguien?
Laurus miró por el retrovisor, suspirando.
-No
-Entiendo
Satō Ame había notado cómo el semblante de Laurus había cambiado mucho al hablar de su matrimonio y todas esas cosas. Sentía pena por ella.
Al llegar al hotel, Laurus le ayudó con el equipaje y con el registro, también a llevar sus maletas hasta la habitación.
-Estaré unos días aquí, talvez le parezca bien salir a beber unas copas, sin asuntos de negocios de por medio. También le haré una visita en el banco, probablemente mañana y...
-No podré atenderla personalmente, pero cualquier cosa puede tratarla con el encargado, Thornton
-Está bien ¿Pero sí acepta mi invitación?
Laurus lo pensó un instante, no estaba mal salir con otras personas, no estaba mal divertirse, no podía estancarse y mantenerse en la soledad.
Había perdido a sus amigos cuando se casó, se habían alejado y ninguno volvió a ser como antes, se había mantenido apartada de todos durante casi tres años, era hora de dejar eso atrás.
-Está bien, llámeme cuando le parezca conveniente y si necesita algo
Ame sonrió.
-Nos vemos, Laurus
-Nos vemos, Ame
Laurus esbozó una pequeña sonrisa.
Salió del lugar y subió al automóvil. Talvez podía formarse una amistad con la asiática.
Alexandra la estaría esperando para que le contara todo, quizás lo mejor sería omitir esa última parte y sólo decir que le ayudó en el registro y que Satō tenía cosas de negocios que atender.
*
Al llegar a la puerta de su apartamento supo que Leah había llegado antes. Le había llamado minutos antes de salir del lugar en el que se había encontrado con Brooke.
-Hola
Sacó la llave y abrió la puerta al tiempo que su saludo era corespondido.
Ambas entraron y se acomodaron en el sofá.
-¿Porqué llegas a ésta hora? Se supone que sales temprano
-Me reuní con Brooke
Leah le puso más atención.
-¿Y eso?
-Nada, fuimos a tomarnos unos cócteles y hablar de cosas sin importancia
-¿Y cómo te sentiste?
-Bien
Respondió sin importancia, aunque muy en el fondo había estado feliz de verla y hablar con ella, sentía una confianza y comodidad con Brooke que no se le comparaba a nada y a nadie, su ser ya la reconocía y se sentía en paz.
Leah la miró suspicaz, no se lo creía.
-¿Cómo te fue en la reunión con Laurus?
-Quiere que trabaje para ella, que sea su asistente
-¿Y lo harás?
-Sí, averiguaré qué es lo que trama
-¿Segura? ¿Estás preparada para conocerla en el ámbito profesional? Apuesto a que es más exigente
-Lo es
-¿Tu ex jefe que dijo cuando se lo comunicaste?
-Intentó invitarme a tomar unas copas con él
-¿Aceptaste?
-Claro que no, no me interesa salir con él
-Bueno, no sería bueno, estás saliendo con Charlotte ¿no?
-Sólo nos estamos conociendo
Dijo ella, tratando de ocultar su rostro, se estaba sintiendo sonrojada por el recuerdo de lo que había sucedido en el estacionamiento.
-¿Qué pasó?
Leah no era ninguna tonta, sabía que algo había pasado, la reacción de Argos era más que claro. Argos no lo iba a ocultar, no tenía sentido. Además necesitaba contárselo a alguien.
-Charlotte me besó en el estacionamiento después del trabajo
-¿Qué?! ¿Y qué te pareció?
-Pues... No sentí ninguna mariposa
-Talvez fue demasiado pronto
-No lo sé... Es sólo que... Laurus me hacía sentir eso
-Pero debes olvidarla, ya no se trata de ella, se trata de ti
-Por eso mismo, pero no es ese mi punto. Lo que quiero decir es que... Charlotte no me hizo sentir nada, Laurus me provocaba mariposas, pero Brooke, en su momento, me provocaba más que mariposas, un zoologico completo, una estampida... Brooke...
-Brooke ya fue, Argos
-Lo sé
-¿Porqué no te das la oportunidad de conocer bien a Charlotte? Deja que te conquiste. Podría hasta terminar siendo el amor de tu vida, pero no lo sabrás si no dejas el pasado donde debe estar
-Vaya, quién diría que a veces puedes dar buenos concejos
-Siempre lo hago
-No cuando estas babeando por mi ex esposa
-Por favor, es una diosa
-¿Y Susan?
-También lo es, pero cuando hablo de Susan nadie se pone celosa con ganas de matarme
Argos frunció el entrecejo, bromeando.
-Te conseguiré una cita con Laurus, para que ya dejes de molestar, después de una cita dudo que la soportes
-Si tu pudiste tres años, yo puedo un ratito
Leah sonrió de lado, intentando molestar más a su amiga.
Leah tenía razón, todo lo demás estaba en el pasado, debía vivir su vida, permitirse todas esas cosas que estaba frenando, había pasado ya mucho tiempo, no le debía lealtad a nadie más que a sí misma.
Le escribiría pronto a Charlotte para invitarla a salir, se divertía con ella y la hacía sentir cómoda, talvez había exagerado su reacción ante el beso. Charlotte había sido amable, suave y tierna al momento de besarla, la había tratado como a una persona especial, talvez era verdad y ella le interesaba a Charlotte. ¿Qué había hecho para que fuera así?