*Nota: +14K de vistas en "Reencarne en un Orco (Re)", ustedes son los mejores goblins y orcos, son la élite hasta Ghazghkull Mag Uruk Thraka los quisiera tener en su ¡Waaagh!
¿En algún momento tendrá Gazul un desarrollo de trama como esta chica? (No se como se llama, pero se que aparece en la historia del isekai del slime azul)
Nunca lo sabremos XD
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Tarl llegó hasta el lugar donde se encontraba recostada Siljka, desde afuera se podía escuchar su débil voz repetir su nombre.
Había escuchado que ella había abortado a sus hijos por un accidente, justo cuando el rey goblin pateó el escudo y ella cayó al suelo.
La joven centauro estaba cubierta de varias telas y ungüentos de plantas, el esclavo Eliopifo aún se mantenía cerca, por lo que el emperador tuvo que bloquear su maldición "Adefesio".
El olor dentro de la tienda era muy fuerte, era una combinación entre el aroma agrio de las plantas y el hediondo aroma de las heridas infectadas.
Eliopifo: - Aún está muy débil, tenga cuidado emperador-.
El Alto Orco se acercó cuidadosamente hasta quedar a un lado de ella.
Siljka: - Mi señor Tarl, estoy desecha-.
Hablo de manera un poco torpe ya que había perdido gran parte de sus labios, mientras desde el único ojo que tenía le salían lagrimas.
Siljka: - Pero quiero serle de utilidad hasta el final, por lo que le pido que me consuma-.
Tarl quiso hablar pero la centauro lo interrumpió.
Siljka: - Permíteme hablar, quiero que mi final sea nutrirlo y poder estar de alguna manera siempre con usted-.
Intento moverme pero necesitaba más días de recuperación, ella no quería mirarlo directamente ya que se sentía indigna, que era una carga o estorbo.
El emperador la tomo con delicadeza y movió el rostro de la chica para que lo mirara directamente.
Tarl: - Yo te sigo viendo como una guerrera astuta capaz de salir adelante de distintas situaciones-.
Puso su frente contra la suya levemente.
Tarl: - Por favor enséñanos a todos la poderosa guerrera que aun eres-.
Las lágrimas del emperador cayeron en el rostro vendado de la centauro.
Siljka: - Eres ....muy ....egoísta-.
Ella habló con la voz quebrada, el llanto no le dejaba comunicarse bien.
Tarl: - Soy un emperador egoísta y lo seré tanto como sea necesario hasta que te vea sonreír de nuevo-.
Le beso la frente y se alejó un poco.
Tarl: - Te reasignar al puesto de Jefa de Entrenamiento, recuperate pronto por favor, que todos esperan verte de nuevo, estaré visitándote todos los días-.
El Alto Orco camino hacia el esclavo.
Tarl: - Mantenme informado de cualquier cosa que necesites para ayudar a su recuperación y se la entregaré, cuídala muy bien, a cambio prometo darte un mejor puesto dentro de nuestro imperio-.
Se despidió de Siljka pidiendo que aguantara, y que observara que mañana seria un día mejor, Tarl seguido la visitaba, le traía algunas cosas como frutas, algunos dulces de miel y le contaba algunas cosas que sucedía en los alrededores.
El emperador no escatimo en recursos y tiempo para ayudar su compañera, con ayuda de los enanos fabricó una andadera para ella, invirtió para que los caminos principales fueron construidos pensados para que Siljka no batallara en circular por ellos.
Había ocasiones en las que el Alto Orco se quedaba a dormir con ella, vigilando que no le faltara nada, y calmando sus miedos o frustraciones.
Gazul junto a Garritas Esponjosas también la visitaba muy seguido, llevando pequeños regalos como flores y algunas tacitas hechas por ella para beber infusiones con miel.
Fue solo cuestión de tiempo para verla salir de su tienda apoyándose en una gran andadera con ruedas, Tarl personalmente la ayudó a subir.
Al momento de dar sus primeros pasos afuera de su tienda de acampar, todos ya la esperaban celebrando ese día con cerveza, mucha comida, junto al sonar de los tambores, cuernos y flautas.
Los más jóvenes la miraban con gran admiración, esas enormes cicatrices eran la clara muestra que ella había mirado a los ojos de la muerte y logró salir victoriosa.
Ella para nada esperaba todo esto, no tenía la confianza en que nadie más que Tarl y Gazul esperaban su mejoría.
Siljka: - ¡Gracias a todos, les juro que les pondré entrenamientos tan difíciles que van a quedar con cicatrices como las mías!-.
Los jóvenes que eran los que tendrían que pasar con ella se quedaron con los ojos muy abiertos.
Siljka: - Estoy bromeando, ¡quedarán mucho peor!-.
Se le salió una gran carcajada ante su propio chiste, los jóvenes lo tomaron como una risa macabra.
Desde ese momento comenzaron a circular historias sobre la gran guerrera que regresó de entre los muertos para llevar al infierno a los más jóvenes con sus tortuosos entrenamientos.
*Nota: Parte final.