1x04
LA GUARDIA REAL
Los guardias fuera de la sala donde la corte se reunía saludaron a Cerys con una reverencia cuando la vieron aparecer por el pasillo, la peliblanca regreso el saludo con un rostro serio, una ocurrencia extraña que solo veían cuando la princesa estaba por hacer algo que le causaría problemas a alguien. Cuando las puertas se abrieron Cerys se vio frente a frente con su padre y Otto Hightower, el rey se detuvo un segundo para examinar a su hija y una vez confirmó que no tenía ninguna herida de gravedad se acercó a ella.
—Espero que tengas una buena excusa para tu ausencia—Viserys le dio una palmada en la cabeza—, ¿Estabas montando a Dhagara?
—Monte a Dhagara en la mañana, con Rhaenyra, debiste venir con nosotras—Cerys tomó el brazo de su padre abrazándolo cuando comenzaron a caminar—. Cuando mamá mejore después de dar a luz, podemos ir todos juntos.
Viserys miró los ojos brillantes de su hija y se sintió incapaz de decirle otra cosa que no fuese una afirmación. Siempre era lo mismo, cada vez que Cerys o Rhaenyra pedían algo él tenía que luchar consigo mismo para decirles que no.
—Ya veremos—respondió al fin.
Padre e hija pasaron la tarde en la habitación del rey, Cerys se entretuvo arreglando la reconstrucción de Valyria que su padre tenía en su habitación mientras él era revisado por los maesters y Otto Hightower. La princesa fingía no prestar atención a lo que estaban haciendo, pero realmente estaba intentando descifrar lo que decían en susurros detrás de ella. Sabía que su padre no quería que se preocuparan por él, pero era imposible no hacerlo, sobre todo para ella que pasaba la mayor parte de su tiempo con él en la sala del trono. Cuando los maesters terminaron de revisar al rey Cerys acaparó toda su atención con las miles de preguntas que tenía sobre Valyria, eran cosas que ella podía leer en los libros que tenía descansando en su habitación, pero le gustaba tener esa excusa para pasar tiempo con su padre fuera de los ambientes políticos en los que solían pasar el tiempo.
—Cuando tengas hijos ellos heredarán esto.
—Es lo que espero, yo te ayude a construirlo—la peliblanca elevo la cabeza orgullosa de su trabajo.
—E hiciste un buen trabajo, no lo hubiese hecho sin ti—Viserys acarició la mejilla de su hija—, ¿No deberías estar ayudando a Rhaenyra con sus estudios?
—Alicent la está ayudando—ella puso los ojos en blanco cuando su padre le dio la espalda—, no me necesita.
—Rhaenyra siempre te va a necesitar.
—Lo sé.
Más tarde esa noche Daemon y la guardia de la ciudad causaron caos en las calles de King's Landing. Tal había sido el caos que a la mañana siguiente Cerys fue prácticamente arrastrada fuera de su cama para que asistiera la reunión de la corte, la peliblanca no protestó porque por primera vez en mucho tiempo le interesaba una reunión. No podía esperar a enfrentarse a Daemon frente a todos, sabía que sus palabras probablemente no serían tomadas en serio, pero le gustaba provocar a las personas con ellas.
En su camino se encontró a su padre que no se molestó en ocultar su decepción al verla lista para unirse a la corte, él sabía mejor que nadie que su hija tenía cierto interés por molestar a Daemon. Otto Hightower iba acompañando al rey contándole las acciones del príncipe y como tenían que ponerle correa, o eso fue lo que entendió ella entre líneas. Para sorpresa del grupo de tres Daemon ya se encontraba en la mesa esperando por ellos, aún tenía sangre en su rostro y armadura a lo que Cerys arrugó la nariz en desagrado.
—Hermano, sobrina—saludó el peliblanco sin levantarse de su lugar.
—Tío—Cerys se sentó justo frente a él del otro lado de la mesa, en el lugar que usualmente Otto Hightower ocupaba.
Claro que nadie le dijo nada, no es como si quisieran desafiar a la princesa frente a su padre y su tío, ellos apreciaban sus cabezas.
—Continúa. Decías algo sobre mi impunidad—Daemon se dirigió a la mano derecha del rey.
—Debe explicar sus acciones...
—¿Qué más hay que explicar?—Cerys lo interrumpió. —Está más que claro lo que sucedió, yo opino que lo exilien de King's Landing.
Daemon dejó salir una carcajada y Viserys tuvo que hacer acopió de toda su fuerza para no reír de igual forma, esa era una de las razones por las que Cerys era bienvenida en la mesa de la corte. Entre broma y broma siempre decía algo de verdad.
—No creo que lo digas en serio, sobrina.
—Oh, pero lo digo muy en serio—ella se inclinó sobre la mesa—. Lo que hiciste anoche no es algo que deba perdonarse.
—Tus nuevos Capa Dorada dieron una gran impresión anoche, ¿No?—Viserys interrumpió antes que su hermano y su hija acabarán teniendo una pelea frente a todos.
—La guardia de la ciudad no es un arma para usar por capricho, son una extensión de la corona—le recordó Otto.
—La guardia hacía cumplir las leyes de la corona—contraatacó Daemon—, ¿No recuerda, lord Strong?
—Mi príncipe, no creo...
—Hacer un espectáculo público de brutalidad sin sentido no coincide con nuestras leyes—lo interrumpió Otto.
—Nobles de cada rincón del reino ahora se aproximan a King's Landing para el torneo de mi hermano, ¿Quieres que los asalten, violen y asesinen?—Cerys casi se ríe al escucharlo. —No lo sabría a menos que dejara la seguridad de la fortaleza roja, pero King's Landing se percibe por la plebe como un lugar sin ley y aterrador.
Cerys tuvo que cubrir su boca para silenciar la carcajada que se le escapó, pero falló ya que todos la estaban mirando.
—¿Sin ley y aterrador?—sus ojos se encontraron con los de su tío desafiándolo—¿Acaso crees que tus acciones lo hacen menos aterrador? ¿Qué tal no castigarte por ello? ¿Acaso eso no confirma lo de "un lugar sin ley"?
—La princesa tiene razón, mi rey—todos se voltearon a mirar a Otto con sorpresa, él nunca había apoyado a Cerys—. Quizás debamos escucharla en esta ocasión.
—Nuestra ciudad debería ser segura para su gente—Daemon se inclinó sobre la mesa mirando a su sobrina.
—Es cierto—el rey interrumpió otra posible discusión—. Solo espero que no mutiles a la mitad de la ciudad para conseguirlo.
—El tiempo lo dirá.
—Pura mierda—murmuró Cerys por lo bajo.
—Hicimos comandante al príncipe Daemon para promover la ley y el orden—lord Corlys Velaryon habló desde el otro extremo de la mesa—, los criminales deben temer a la guardia de la ciudad.
—Gracias por su apoyo, lord Corlys.
—Si tan solo el príncipe mostrará la misma devoción a su esposa que a su trabajo, su majestad.
Las palabras de Otto cayeron como agua fría sobre los Targaryen presentes. No era secreto que a Cerys le desagradaba la esposa de su tío, pero nadie fuera de la familia sabía la verdadera razón, por eso ellos trataban de no mencionarla.
La princesa puso los ojos en blanco al escuchar todo lo que discutían sobre la esposa de Daemon, era verdad que la mujer no le agradaba, pero eso quería decir que apoyaba las cosas que su tío decía sobre ella. Toda la emoción que sintió al inició de la reunión se había esfumado en un instante, la conversación ya no era de su agrado. La discusión continuó hasta que Daemon tuvo el atrevimiento de mencionar a la recién fallecida esposa de Otto, cuando el hombre se puso de pie Cerys de verdad deseó que hubiese atacado a Daemon, al menos así tendría algo interesante que contarle a Rhaenyra más tarde. Pero nada sucedió, Viserys intervino una vez más.
—Mis disculpas, majestad.
—Deberíamos cortar la lengua del príncipe, ya que solo la usa para provocar a la gente—Cerys dejó la daga que Daemon le había regalado sobre la mesa.
—Cerys—su padre le llamó la atención.
—Esta reunión ya me aburrió de todos modos, si me disculpan.
La princesa se puso de pie tomando su daga una vez más, antes de abandonar la reunión se aseguró de darle una mirada de desagrado a Daemon. Al "ser libre" lo primero que hizo fue buscar a su hermana para contarle de la reunión, por suerte la encontró en los aposentos de su madre, al menos no iba a tener que repetir lo sucedido dos veces. La reina estaba en el mismo lugar en el que la había encontrado el día anterior, la menor de las princesas estaba sentada frente a ella y ambas estaban sonriendo, sonrisas que solo crecieron al notar la presencia de Cerys. Con pasos rápidos se apresuró a llegar junto a ellas para dejar un beso en la mejilla de su madre y abrazar a su hermana, para ella era reconfortante verlas después de una reunión tediosa.
—¿Cómo te fue en la reunión?—preguntó Aemma.
—¿Hiciste que castigaran al tío Daemon?—fue la pregunta de Rhaenyra.
—Fue entretenida en un principio, pero después se volvió aburrida—le respondió a su madre con un puchero—. Y no, tristemente padre lo salvó otra vez.
—Debes dejar de intentar provocar a Daemon—su madre le pellizcó la mejilla—, ustedes dos acabarán con tu padre.
—Padre disfruta de sus peleas—le recordó Rhaenyra—, y yo también—admitió en un susurro haciendo reír a su madre y hermana.
Ese era un momento que tanto Rhaenyra como Cerys iban a valorar por el resto de sus vidas, ver a su madre reír y ser feliz era algo que no tenía precio. Un rato más tarde Viserys se les unió dando su versión de lo sucedido en la reunión. Ese día las risas de la familia real resonaron en los pasillos de la fortaleza contagiando a todos de felicidad.
■■■■
NOTA:
Iba a continuar con el torneo en este mismo capitulo, pero creo que me pase escribiendo la reunión así que lo dejo para el próximo.
¿Qué les parece la historia por ahora? Con cada episodio que sale se me ocurren cosas nuevas para la historia y sus comentarios me inspiran a continuar.
Gracias por leer.
Lu.