¿Qué había de diferente en esta ocasión? Lucas no lo sabía, la confusión carcomía su mente, ¿por qué de la nada sentía en todos sus átomos el miedo que se reflejaba en los brillantes ojos de Jungwoo? Le encantaba mirarlos resplandecer en placer cada que rompía a otra persona mientras él gritaba de dolor hasta quedarse sin garganta, porque, a pesar de que miles de lágrimas calientes escurrían de sus ojos por el dolor que le provocaba la escena, seguían reflejando inmenso placer; estaba enfermo.
Sus gemidos no eran de placer, ni si quiera algo similar a las violentas risas que escupía al disfrutar tal escena con lágrimas en las que mezclaba ardor y satisfacción.
Jungwoo está de rodillas, cubriendo parte de su fino y precioso rostro con ambas manos, por única ocasión, no deseaba que la sangre pasara por sus labios, repele todo lo que en ese momento sus ojos presenciaban y de su garganta se escapan contadas arcadas.
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"¿Quieres que me detenga?"
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Cuestiona Lucas con preocupación, de qué le servía asesinar por placer frente a su novio si este se mostraba con más disgusto que nunca.
Jungwoo levanta su fúrica mirada observando por entre aquellos mechones despeinados y húmedos a causa del sudor, clava sus enrojecidos orbes en los de el de cabello negro, quiere degollarlo en ese mismo instante. ¿Dónde estaba aquel placer que deleitaba a todos y cada uno de los sentidos de Lucas? ¿Qué había sucedido con aquellas maníacas carcajadas que lo hacían sonreír con inocencia?
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"¿De qué sirve si ya está muerto?"
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Apenas puede responder entre dientes, su mandíbula está tan tensa que en cualquier momento podría llegar a partirla. Lucas se aproxima a su novio con cautela, tiene que ser cuidadoso, pues aquella enorme daga sigue brillando sobre su pierna.
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"Jungwoo, cariño, ¿te encuentras bien?"
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Acaricia su mejilla con delicadeza, pintando su perfecta nívea piel con los dedos llenos de sangre que comenzaba a tornarse más oscura con el paso de los segundos. Jungwoo niega rápidamente con movimientos violentos llenos de suspiros entrecortados por los espasmos generados por el intenso llanto que todavía no cesaba.
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"Ya no puedo seguir con esto..."
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Responde con una caricia a la brisa, acercándose a gatas al oído de su amor. Las palabras a duras penas pueden salir de su rígido cuerpo a causa del dolor. Su respiración entrecortada provoca un terrible eco en los oídos de Lucas, lastima sus sentidos y provoca que una ligera lágrima escurra de su ojo izquierdo.
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"¡No puedo más, Lucas! ¡Te odio! ¡Odio todo de ti! ¡Odio tus homicidios disfrazados de acciones amorosas! ¡Te odio! ¡Lárgate de mi vida y muérete y púdrete como todos ellos!"
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Grita con tanta fuerza que en su boca aparece un ligero sabor metálico. Las pesadas lágrimas no dejan de escurrir de sus hermosos ojos y empuja a Lucas con ambos brazos, haciéndolo perder el equilibrio. El más alto se levanta sosteniendo aún sus sentimientos y camina con lentitud.
Al estar en la puerta, gira su rostro con pequeñas fallas y por encima de su hombro observa Jungwoo, se mira todavía más lánguido y melancólico sobre sus rodillas siendo humedecidas por la sangre que escurría de aquel cuerpo, puede ver sus lágrimas caer hasta golpear con sus manos y con el frío piso de concreto que lastima sus tobillos.
¿Qué le queda hacer? Es imposible para su ser dejarse llevar y liberar más de tres lágrimas por día. Se traga todo lo que siente, deshaciendo inmediatamente el denso nudo en su garganta. Con los pies descalzos y llenos de sangre, camina hasta el baño, deja a su paso un camino digno de un cortometraje de terror. Al entrar, deja caer el cuchillo dentro de la metálica bañera y utiliza aquel tortuoso ruido para callar a su interior, que en ese momento era un festival del horror, lleno de gritos, lloriqueo, alaridos y sangre que ahoga todo a su paso.
Llena la tina y a los pocos minutos el cuarto se llena de vapor, tan denso que es imposible ver más allá de sus propias manos. Se adentra con cuidado en el agua hirviente y ahoga todo el dolor interno con su suplicio. Respira profundo, permitiendo al denso vapor invadir sus pulmones, haciéndole sentir magnífico, sin nada de peso en su cuerpo, deja salir su alma y relaja todas sus extremidades. Cierra sus ojos y se desliza por el fondo, cubriendo gran parte de su anatomía, deja solo su nariz encima del agua para evitar "morir", le encantaba aquella sensación que se hacía presente en su cuerpo cuando el oxígeno era sustituido por vapores.
A su mente llegan aquellas escenas deleitantes de hace unos días. Lucas llegando a casa con un joven de mirada perdida, estaba drogado, fue hasta el sótano donde Jungwoo lo esperaba sentado en su lugar favorito, aquel lugar alto donde tenía una vista perfecta de todo lo que su novio hacía; aquel joven estaba tan perdido que el dolor lo sentía como insectos caminando en su amarilla piel, por lo que el gozo fue mayor para su novio al escuchar las resonantes carcajadas del desconocido. Al terminar con él, fueron los sonidos de Jungwoo los que hacían eco en todas las paredes de la pequeña casa.
Lucas se encargó de juntar toda la sangre en cubos rosas, esos que Jungwoo había adquirido exactamente para eso; para después ir a aquella tina de porcelana fina que tenían en medio de la sala, la llenó hasta el borde para cuando su novio ya estaba del otro lado completamente desnudo, mirándolo con paciencia mientras él también se desvestía.
Ambos se adentraron en la tina, importándoles poco el que la sangre mezclada con más sangre ajena se escurriera por los bordes y ensuciara otra vez la alfombra; iniciando con una cálida sesión de besos mientras se mezclaban con el denso líquido escarlata.
Las risas de Jungwoo comenzaron a hacerse audibles de nuevo cuando las suaves y habilidosas manos de Lucas caminaron por su espalda.
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"Tu perfección es tan perfecta que pienso que eres producto de mi imaginación. Te amo, mi precioso Lucas."
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Sus ojos se abren con brutalidad, siendo inmediatamente lastimados por el alta temperatura del agua. Se apoya de los bordes de la tina y sale de ahí a pasos veloces. No iba a dejar que su amor se fuera tan rápido como sus víctimas; Jungwoo le había prometido con su sangre que nada, ni si quiera su mente, los separaría.
Se recarga en el marco de la puerta del sótano, observando aliviado a su novio, quien sigue ahí, sentado sobre sus rodillas desnudas, con la única variable de que ahora le da la espalda a la puerta. Sentando frente al cadáver de aquella chica vagabunda, llenando sus dedos y manos y hermosa piel de su sangre. Su novio había regresado.
Jungwoo gira su rostro y por sobre su hombro observa a Lucas, sus ojos se humedecen con prisa y una mueca melancólica aparece en su precioso rostro, regresando con los violentos sollozos.
Lucas ahora sabe lo que tiene que hacer, camina hasta Jungwoo y se pone de rodillas frente a él, tomándolo de las manos y con prisa besando sus labios rotos. Acaricia el cuerpo desnudo de su novio y comienza con su festín, hace días que lo estaba esperando.