Han pasado 3 días y el señor Abney finalmente fue dado de alta y mandado a casa junto con su capacitado equipo de 3 enfermeras. Brendan decidió acompañarlo a casa para poder hacerlo sentir más cómodo. Pues al hombre ya ni si quiera se le permitió regresar por su propio pie, condenandolo así a una silla de ruedas para que no se cansará al caminar
—¡Bienvenido de vuelta a casa señor Abney¡ ¿Cómo se siente? ¿Está mucho mejor? —dice la enfermera pelirroja y de mayor edad.
—Estaría... más cómodo... si estuviera... muerto —le responde el hombre muy tajante.
La expresión en la cara de las tres mujeres fue de total sorpresa más un toque de molestia. Hasta que la débil sonrisa nerviosa de Brendan irrumpe en el incómodo silencio.
—Ay que señor Abney. Siempre usted con sus chistes de mal gusto —toca el hombro del señor.
—No pero si... yo no estoy....
—¿No le gustaría salir al pórtico un rato? —el joven le calla con aquella entusiasta pregunta.
—Pues ya que —se cruzó de brazos.
—Bien —Brendan se puso detrás de la silla para sacar al señor Abney de ahí—. Aquí estamos afuera, para no estorbarles en las instalaciones de sus equipos y demás cosas. Con permiso.
—No me vayan a robar nada...
—Ya basta señor Min —Brenda le susurra enrojecido.
Cruzan la puerta.
—Que buen clima... hace.
—¡¿Qué diablos le pasa?! Está siendo muy grosero con ellas. Sólo hacen su trabajo.
—Yo no las quiero aquí... sólo eso necesitaba... tres extrañas en... mi casa... ya no voy estar solo... ni un momento...
—Es por su bien.
—Entiende niño... que eso... sólo me hace sentir peor... me tratan como si... no tuviera brazos... ni piernas.
—No se altere. Sólo no sea tan obvio. Después de todo no es su intención incomodarlo.
—Tal vez... en eso... tengas razón. Pero bueno... ¿quieres que te cuente lo que paso después del accidente de las hojas?
—Creí que la historia ya había terminado para usted.
—No. Mi historia con JiMin ya terminó para mí pero sin duda aún te faltan cosas por saber.
—De acuerdo —Brendan se sienta como siempre suele hacerlo para escuchar con atención.
°•°1 mes de sequia°•°
Cuando todo terminó yo no tenía a donde ir así que desgraciadamente regresé con mis padres y ellos me recibieron con los brazos abiertos a pesar de todo lo acontecido, sin embargo la conciencia se vio afectada ya teniendo en cuenta que tenían un hijo con preferencias diferentes, también sabiendo que acababa de terminar una relación de manera terrible con justamente un hombre.
—Se veía venir —dijo mi madre molesta poniendo mi plato de estofado en la mesa.
Desayunaba con ella en mi día de descanso y toda la mañana no hizo otra cosa más que empeorar los sentimientos negativos en mi persona. Así como lo había estafó haciendo en las últimas semanas.
—No me digas —dije y procedí a comer desganado.
—Desde ver su manera de comportarse y hablar. Maldigo la hora en la que le di un techo... no hizo más, que traer desgracias —se sentó con su plato frente a mí—. Las vecinas tenían razón... no era nada más que un chiquillo malcriado y promiscuo. ¿Sabes que es lo que necesitas ahora?
—No... —¿Paz? ¿Amor maternal? ¿algún pasatiempo? ¿Comprensión?
—Una buena mujer —dejé mi cuchara para mirarla y mostrarle lo patético que aquello me sonó aquello pero al parecer no lo notó—. Una mujer que te respete y te de tu lugar como hombre... que no te contradiga como lo hizo ese muchacho...
—Mamá...
—Por eso también empezaron los problemas YoonGi, porque lo dejabas que te sobrepasara y no lo ponías en su lugar.
—Mamá...
—Pero sin duda una linda chica educada te vendría mejor que ese vago.
—¡Mamá!
—¿Sí?
—¿Podemos dejar de hablar de JiMin un momento? —dije cansado—. Lo último que quiero ahora es acordarme de él, así como lo último que necesito ahora es una relación cuando acabo de terminar una.
—Ah... —se removió incomoda en su silla —perdón hijo, tienes razón. Hay que concentrarnos en lo que importa... y eso es en qué vamos a hacer para que tengas una vida normal otra vez. Definitivamente no le podemos decir nunca a nadie de esto.
Nuevamente dejé caer mi cuchara cuando ella de forma inconsciente retomó el tema.
Cuando el desayuno terminó ella se fue a trabajar y yo me quedé en la mesa del comedor con la mente vacía así como había estado en las últimas semanas hasta que escuché toquidos en la puerta.
Fui a abrir y para sorpresa del otro lado se encontraba Thomas tan elegante como siempre en sus colores monocromáticos.
—Oh, hola.
—Hola Broadway. ¿Puedo pasar?
—Sí, claro —me hice a un lado y lo guié hasta donde yo estaba sentado para invitarle a hacerme compañía—. ¿Qué te trae por acá? Hace un mes que no te veía.
—Ah pues ya sabes... —se dejo caer por completo en la silla y comenzó a jugar con los bordados del mantel —la universidad, la vida en general... y además, me enteré de lo que pasó -me miró.
Mi garganta se secó como me estaba pasando cada vez que se tocaba ese tema.
—¿Cómo lo supiste?
—JiMin le regresó la casa a John.
—¿Dejó la casa? —pregunté sorprendido.
—Sí. Hace cuatro días, le entregó las llaves en la barbería y le contó todo. Quién sabe a dónde se haya mudado.
—¿Todo?
—Bueno, no todo. Sólo le dijo que discutieron y que te fuiste. Al parecer es más serio de lo que parece, ya pasaron semanas. ¿Cuándo van a volver?
—Nunca —dije drástico—. JiMin me engañó Thomas. No creo poder perdonar algo así.
—¡Diablos! Nunca me lo vi venir. Se veía un amor muy genuino entre ustedes, pero no lo sé... sus motivos habrá tenido.
—¡¿Para engañarme?! Yo no creo haberle dado motivos nunca.
—Tú no. Recuerda que las historias siempre tienen dos versiones.
—Sea cual sea, no me importa. No quiero hablar de eso ahora.
—Bien... entonces voy al grano. Te vengo a dar tu invitación —buscó en el bolsillo interior de su saco y arrojo frente a mí un lindo sobre blanco con hermosos dibujos florales color plateado.
—Parece una invitación de boda.
—Es una invitación de boda, genio —se hechó a reir—. Mi boda.
—¡¿Qué?! ¿Aún así te vas a casar?
—Pues sí —dice sin inmutarse—. ¿Qué esperabas que hiciera?
—Pero... John —dije tan herido como si yo hubiera sido su amante.
—¿El qué? Ah... no, escucha, fue divertido y todo pero... tengo responsabilidades Broadway.
—¿Vas a dejarlo?
—Ya lo dejé.
—Pero te ama y tal vez estoy loco pero, parecía que tú también.
—Y estás en lo correcto.
—¿Entonces? —pregunté más contundente.
—Hay que madurar en cierto punto...
—Por favor... por favor, ¡No me vengas con esa tontería! —golpeé la mesa—. ¡Ambos se quieren! ¿Por qué hacer las malditas cosas tan difíciles?
—¿Y qué quieres que haga? Tengo un compromiso con mi familia y con la de mi prometida. Este matrimonio me asegurará algo bueno. No voy a dejar eso a un lado solo porque me gustó un chico.
—Pero no sólo te gusta y lo sabes.
—Hablas como si todo fuera tan fácil.
—¡Porque lo es!
—¡No lo es!
—¡Lo es! Y ahora lo sé —todo se volvió silencio hasta para venir de Thomas era extraño—. La respuesta siempre está ahí... no... no se trata de madurar y dejar todo lo que quieres y anhelas a un lado sólo para complacer a los demás. ¿Qué quieres tú? Eso es lo único que importa... porque entonces morirás y siempre habrás vivido para otros. Es tu vida.
—Dime algo YoonGi. Si no hubiera pasado lo que pasó entre tú y Jami, ¿habrías vivido el resto de tu vida con él? ¿Jamás te habrías puesto a pensar en las consecuencias?.
El elegante joven estuvo esperando por mi respuesta sin embargo al verme titubear más de una vez tanto sus ánimos como su postura se fueron decayendo.
—No lo sé. Ahora estoy muy herido para darte una respuesta clara.
—Lo supuse, por el momento así son las cosas. Se lo advertí a el desde un principio. Habría sido un lindo sueño sin dudas pero... los sueños se viven sobre tu cama con los ojos cerrados. Aquí en la realidad tenemos que... dejar ciertas cosas por otras. Tal vez no estés de acuerdo con lo que hago pero, espero que vayas. También invité a Jami pero dudo que asista ya que pronto se va.
—¿Se va? ¿A dónde?
—A París o a Bruselas. Algo así dijo. Ojalá alcance a la boda, es en cinco meses. ¿Sí irás?
—Sí. Ahí estaré.
—Bien —asintió levemente antes de ponerse de pie—. Nos vemos Broadway.
—Nos vemos.
Cuando se fue, tomé la invitación de la mesa y la analicé por un largo rato. Hasta memorice donde sería la misa y donde la recepción, con todo y hora. No supe porqué, así como todas las cosas que hacia en aquellos momentos después de la separación. Tanto que decidía ocuparme haciendo cosas insignificantes cuando no trabajaba como; ir a comprar estampillas, leche, limpiar el apartamento, inclusive pintar la cerca del edificio de a lado. Todo para no pensar. No pensar en JiMin, en lo que me hizo, en lo que me dijo, en su hermosa sonrisa, en lo mucho que lo detestaba, sus despampanantes ojos, sus mentiras. Lo hice tan bien, que de verdad de un tiempo para otro, a veces se me olvidaba que existía.
Así superé mi duelo, negando su presencia en vida hasta borrarla por completo. Fue como haber tomado una pastilla milagrosa de amnesia y de nuevo el mundo parecía sonreírme por completo, y de hecho, había logrado ser contratado para la inauguración de un enorme restaurante cerca del time square.
Algunas gotas de lluvia en la sequía: ANFIZA♡ ⋆。˚ ❀
Una tarde de playa muy inesperada y triste como todas mis tardes, apareció frente a mí la divina figura de una joven extranjera contemplando el mar. Ella me miró y me sonrió, como si supiera lo que estaba por venir para nosotros. Yo la miré sintiendo calma, pues ahí estaban esas gotas de esperanza que se llevarían de mí algo del dolor sembrado en mi corazón.
Aunque claro; no del todo.
°•°4 Meses de sequia°•°
Aquella noche me sentía invencible. Pues todo lo que había deseado y más se estaba volviendo una realidad ante mis ojos. Inclusive me dieron un camerino para poder prepararme. Era noche, y digo era porque todo cambió de repente cuando me miraba en el espejo acomodando mi moño tranquilamente hasta que una figura ya conocida apareció en el reflejo atrás de mí. Giré asustado y cuando confirme de quien se trataba me puse aun peor.
—Jami —dije sin aliento.
—Hola —sacudió su mano tímido.
Ver su sonrisa, me hizo enfermar. ¿A caso no recordaba lo que me hizo? ¿Por qué me saludaba como si nada hubiera pasado?
—¿Qué es lo quieres? —regresé a lo que hacía ya más movido por mi orgullo.
—Sólo quería venir a ver como estabas.
—Pues estoy bien.
¿Una disculpa por lo menos?
—Me alegra ver que lo mucho que te esforzaste, te esta rindiendo frutos.
—Gracias.
—Yo-yo fui a París y conocí mucha gente tanto aquí como allá.
—¿Ah sí? —proseguí a arreglar mi cabello, el cual ya estaba bien pero hacía de todo lo posible para no mirarle.
—Sí. Es... es maravilloso, el arte fluye como los ríos por allá, y conocí a Zelda. Leyó mi poemario... y le gustó.
—Impresionante —dije atono aunque si me había parecido demasiado impresionante.
—Señor Abney, es la hora de comer. Alimentarse tan tarde también perjudica su respiración —interrumpe una de las enfermeras.
—Mañana te sigo contando —dijo el señor después de gruñir.
—No se preocupe —dice Brendan entre risas—. Nos vemos mañana señor Abney.
—Brendan —le llama la enfermera cuando el chico ya había bajado las escaleras del pórtico—. Ya casi está todo listo de lo que preguntaste.
—¿De que hablan? —pregunta el mayor.
—Ah, de nada señor Abney —le dice Brendan relajado—. ¡Adios! —corre alegre tras recibir aquella gran noticia acerca de una sorpresa para su amigo de la tercera edad. Ahora solo le queda preocuparse por cualquiera que sea la reacción de aquel hombre.
Y ahora en camino a leer el libro de Jami, el cual, está por terminar.
°•°4 meses de sequia°•°
~JAMI'✦ ˑ ִֶָ 𓂃⊹
—Impresionante —me dijo sin mover un solo músculos de su cara.
No era aquel chico tan expresivo y tímido que conocí. Ya no era como leer una revista, sino como un libro con las letras al revés.
¿Por qué me odias tanto Querido Amigo? ¿Tan poco fue tu cariño por mi que no puede remplazar tu orgullo?
Estaba parado detrás de ti y sin embargo jamás me viste aunque más de una vez tus ojos se fijaron en mí. ¿En qué momento dejé de ser la luz en ellos?
—Fue muy linda conmigo —intenté una vez más hacer que me hablara—. Nos entendimos muy bien. Además dijo que leería mi próximo libro. Lo voy a publicar en un mes.
—Me alegro tanto por ti.
—No se nota —sonreí sin sentir que quería hacerlo.
—Pues lo hago —dijo un tanto más agresivo.
—Me gustaría que lo leyeras.
—¿Es el mismo de aquella vez? Ya lo leí, muchas gracias. No hay nada de mi interés ahí.
—Pero lo cambié.
—¿A conveniencia de quién?
Ni siquiera podía descifrar que había en su mirada, el enorme muro que construyó en medio de los dos no me permitía nada. Mucho menos tirarlo.
—Escucha Min... yo... quiero volver a estar contigo, quiero que hablemos.
—Muy tarde.
—No. Mira, yo sé que estás molesto y ambos dijimos cosas que...
—Oye, cariño —una hermosa mujer abrió la puerta sin tocar. Era despampanante, de cabello tan claro que parecía de color blanco y unos hipnotizantes ojos de color avellana.
—Anfiza, ¿Qué ocurre?
Un nombre tan lindo como ella misma.
—Ouh, lo siento. ¿Interrumpo algo? —escondió la mitad de su cuerpo detrás de la puerta, dispuesta a dejarnos a solas.
—No, Jami ya se iba —habló por mí.
Aquellas palabras fueron suficientes para que la mujer entrará, y abarcará mi lugar. Haciéndome sentir que que era yo el que sobraba ahí; pues ella tocó su hombro de una forma especial y el la miró con los ojos luminosos, entonces ella le habló con dulzura para decirle que ya lo estaban esperando en el escenario y el sonrió como alguna vez me sonrió a mí.
Mi Querido Amigo ya tenía una nueva amiga y aunque claramente debo admir que aunque muy hermosa, ella no tenía ventaja sobre mis atributos. Tal parece ser que él tenía un gusto bastante claro respecto a sus amistades. Excepto que esto ya no se trata del físico ni de quien es más bello que quien, se trataba de quien le había rotó el corazón a causa de un constante engaño que se llevó a cabo por unas ambiciones desmedidas; creo que yo salía perdiendo en aquella batalla.
—Puedo decirles que esperen para que ustedes terminen de hablar —la suave sensual voz de la muñeca de porcelana viviente me hizo darme cuenta que aún no me había marchado.
—Ah, no... no no —dije sintiendo algo.
Algo jamas experimentado en mi vida; irónicamente, pues había pasado por accidentes en el mercado, caídas, bañarme con mis hermanos al aire libre, arrastrarme por el lodo, acostarme con pervertidos o fingir apreció solo para obtener algo. Aún con todo eso, jamás sentí lo que sentí en ese momento... humillación.
—¿Seguro? Porque puedo...
—No, muy seguro —la Interrumpí.
Ella era tan amable. Entiendo porque la preferiste a ella. Tan propia y educada, tan fina y misteriosa, tan adulta, tan joven y fresca, tan tranquila, tan correcta, tan honesta; igual que tú. Tan digna de ti y tú tan digno de ella como yo jamás lo fui.
Estaba claro y lo entendí. Ya habías encontrado a la persona correcta... te llevo 5 meses. Sé que no es tu pareja porque se puede notar, pero lo será, será mejor que yo. Aunque tú y yo sabemos que no la querrás como a mí, porque tú maldita educación es tan extremista; que eres capaz de querer distinto a todos sólo para no quedar mal repitiendo sentimientos superficiales. Y a pesar de que me odias, me tienes respeto así como por el cariño tan sincero que yo te brinde estando contigo. Jamás me harías algo así.
Entonces me voltearse a ver y fue ahí en tus ojos que lo noté y caí en la verdad; aquella, seria la última vez que nos veríamos en nuestras vidas.
—¿Estás bien? —preguntó la chica mientras veía preocupada como me retiraba en reversa con lágrimas en los ojos.
Quería recordarte para llevarte conmigo siempre porque llevabas ese traje que tanto amo ver puesto en ti. Bajaste la mirada y ya no pudiste verme. ¿Aún te dolía cierto? Aún me amabas pero no te iba hacer regresar.
—Sí, estoy bien. Sólo dejaré este sobre para Min, aquí —puse mi presente sobre la mesa de centro hecha de cristal que decoraba el camerino— Que-que tengas un buen show Min —dije tratando de mantener mis cuerdas vocales fuertes—. Yo ya me voy... nos... nos vemos lu... adiós.
—Adiós —dijo bajó un suspiro sentenciado.
Ya no hay más que contar, esta historia se acabó.
Vaya nueva: Blake siempre tuvo la razón.
—¿Qué...? ¿Así termina?
Al dar la vuelta de hoja su intriga aumenta cuando nuevas letras aparecen.
—Ouh...
Sus ojos leen: "Bag Full of Dreams" y lo que parece ser un escrito con un mensaje demasiado especial. Brendan lo lee y no puede dejar de pensar si es que el señor Min alguna vez habría leído tan maravilloso escrito aunque rápidamente recuerda que el anciano ya le había comentado que jamás fue capaz de leer el libro pues nunca tuvo el valor, sin embargo Brendan encuentra una gran contradicción con los escritos leídos por YoonGi hace años y con el libro que el acaba de terminar. Llega a la conclusión de que JiMin re escribió el libro para YoonGi, con la esperanza de que este lo leyera. Tal vez murió esperando a que esto pasara, pues el libro no es más que una historia pura de amor hacia su querido amigo y no como tal anécdotas de un joven soñador con un arrogante YoonGi aplastando sus sueños, ni un amante, ni nada. Entonces Brendan ahora tiene una nueva misión, la cual, es hacerle saber al señor Abney acerca del libro y por lo menos, leerle aquel último escrito que hablaba sobre los sueños. Aunque claro está, que es demasiado para uno de ellos.
°•°5 Meses de sequia°•°
El día de la boda llegó de forma inesperada así como los meses se habían ido volando a alguna parte que no recuerdo exactamente, pero el tiempo pasó sin que yo lo notará. Después se me haría un mal hábito pero por lo menos, esa fue la primera y única vez que me hice consiente de ello.
Estaba en la parte de atrás junto con Thomas, dentro de una de las oficinas del padre que lo casaría aquella mañana en donde se terminaba de arreglar. Vi como la iglesia se llenó puntual de gente importante y de grandes riquezas, pero mi atención fue absorbida por un evidentemente rotó Jonathan Davis, que contra todo pronóstico no faltó a la boda de su "buen amigo".
Cerré la puerta y volteé hacia a Thomas, quien abrochaba bien sus pantalones sin tener en cuenta la llegada de aquel muchacho. Tal vez estaba loco pero verlo, ver su forma de moverse, me hizo sentir que debía decirle el mejor mal consejo que pude dar:
—No te cases, Thomas.
—No me vengas con esas tonterías en estos momentos Broadway —terminó de abrochar sus pantalones para luego ponerse su saco.
—Escuchame. Tú no quieres esto, al menos no aquí, no ahora y tampoco con la persona que estará parada en el altar, sino con la que está sentada en el tercer banquillo.
—Ya te lo dije, tengo que hacerlo.
—¿Para quién? Admite que eso es una excusa y mejor di que tienes miedo a lo incierto.
—¡¿Y qué si así es?! Uno no puede ir como un completo idiota jugandose la vida para ver si algo sirve o no. Jane será mi esposa, y viviremos juntos hasta que la puta muerte nos separe. Todo está planeado hasta el fin, todo asegura que saldrá bien. Además Tú qué sabes.
—Mucho.
—Sí, claro. Hasta hace unos meses ni siquiera me hablabas porque tu padre no te dejaba y no solo porque no te agradaba.
—¡Al carajo con lo que hacía hace unos meses! Soy muy joven y aún así sé lo que te digo —mi pecho se oprimío y sentí que perdía la fuerza. No quería decir lo siguiente para no sufrir, pero era necesario—, hace unos meses me preguntaste si, lo mío con Jami hubiera funcionado... yo me habría quedado con el toda la vida, ¿lo recuerdas?
—Claro.
—La respuesta es sí.
—YoonGi, tienes novia.
—¡Aún sabiendo que ella esta allá afuera te lo digo! Habría elegido pasar con Jami todos los días de mi vida hasta el último aliento.
Tocaron la puerta y una voz nos llamó desde afuera.
—Thomas, ya es hora —era su padre.
—Ya... —parecía algo atónito —ya voy.
—Piénsalo Thomas —dije antes de abrir y salir para dejarlo solo.
Al salir fui a sentarme con Anfiza y Jonathan, el cual no podía alzar la cabeza si quiera. Movido por mi empatia, estreché calidamente su hombro para darle algún tipo de consuelo inútil.
—Tal vez fue una mala idea venir —dijo débil.
—Yo te dije que no lo hicieras.
—Quiero ser más maduro YoonGi, quise poder dejarlo irse en calma y mostrar que no es tan importante en mi vida, pero no puedo.
—Ve a casa John. No te hagas esto.
—Tienes razón —suspiró antes de levantarse como una marioneta y paso entre la gente arrastrando los pies.
—¿Se siente bien? —preguntó ella mirándolo de re ojo.
—Ah, no, se-se siente algo resfriado así que... es mejor que repose en casa.
Casi una hora había pasado y la boda no podía dar ningún inicio. La novia había llegado hacia 15 minutos, y ya esperaba en el altar pero simplemente era imposible, la razón; el novio no aparecía por ninguna parte. Todos murmuraban cosas y revisaban sus relojes con impaciencia.
—¿Seguro que ya estaba listo? —Anfiza se acercó a susurrarme.
—Muy seguro, lo dejé ya vestido por completo.
—Algo no anda bien.
—¡El novio está huyendo con un chico! —gritó quien recuerdo era el hermano de la novia haciendo que todos volteén a verle exclamando diferentes tipos de sonidos y preguntan. Yo me puse de pie y fui el primero en salir—, y se lleva el carro.
Eso al parecer fue más que suficiente para provocar que todos los presentes me imitaran. Al cruzar la entrada, vi como Thomas intentaba encender el auto, con John en el asiento del copiloto diciéndole que se diera prisa. Me puse tan feliz que ni siquiera note cuando el padre de la novia y todos los demás estaban junto conmigo.
—¡¿Thomas, qué significa todo esto?! —escuché a su madre preguntar tan alterada que su voz hizo eco en la calle.
—Lamento haberles hecho perder su tiempo, pero la boda se cancela —dijo él sin mirar atrás.
El auto encendió.
—¡Te mataré cuando te encuentre! —Dijo su casi ex futuro suegro.
—¡No me importa! —arrancó.
—¡Adiós idiotas! —gritó John agitando la mano mientras el auto se alejaba.
Esa fue la última vez que los vi. Se dice que ambos pasaron a sus casas para robar dinero y huir. Algunas personas afirman que escaparon a Nueva Yersey, otras a Europa y en una versión más satírica se cree que el padre de la novia si los atrapó. Yo siempre creí que vivieron plenos en aquella casa del Bronx hasta su vejez.
En ese momento reía impresionado mientras escuchaba el escándalo de todos los presentes. También me sentía orgulloso de saber que aunque sea tuve algo de influencia en aquel acto tan valiente, siguiendo un consejo que yo no seguí. Y entonces cuando el auto desapareció de nuestras vistas, pensé que habría dicho JiMin si hubiera presenciado eso.
¿JiMin? JiMin ni siquiera estaba en el país. Se había ido, lo vi hace algunos meses pero lo traté mal, y se fue porque todo se había acabado. ¿JiMin? JiMin JiMin, JiMin, JiMin... ¿Qué fue de JiMin? ¿Dónde estaba? En Londres, o al menos eso me hizo saber en el sobre que me dejó. Terminamos, ¿Por qué pensaba en JiMin? ¿A caso yo quería que él estuviera ahí? ¿Sí? ¿Por qué? ¿A caso estaba comenzando a perdonarlo o simplemente se me estaba olvidando que me hizo? ¿Qué me hizo? Me engañó, ¿Pero por qué? Porque así era él, ¿Cómo? Egoísta, obviamente. Okay... tuvo sus motivos poco justificables, pero por dios, aquello había sido tan genial que hubiera sido capaz de hablarle sólo para saber que pensaba. ¿Así de fácil habría sido hablarle? ¡No! ¡Me lastimó! Me mintió y se burlo de mí. Es más, publicó ese horrible libro aún así y jamás me pidió perdón. Todavía estaba molesto. Muy muy muy muy muy muy MUY MUY MUY MUY MOLESTO. A la mierda que se perdiera de aquello. Era una boda a la cual tenía que asistir y no lo hizo porque siempre importaba más lo que él quería. Vaya tipo.
°•°9 Meses de sequia°•°
°•°1 Mes y 18 días desde el quiebre en la economía °•°
~13 de diciembre de 1929~
El día que...
El frío azotaba en las calles. Regresaba por la tarde de mi primer trabajo en la radio, calentando mis manos de pianista y pasando casi corriendo por algunos puestos improvisados de las personas que estaban poniendo algunas de sus cosas a la venta. Desde el cierre de los bancos, las cosas habían comenzado a cambiar poco a poco a mi al rededor. Todos de repente parecían desesperados y eso que aún no venía lo peor. Aún había comida y el desastre mayor con personas desalojadas sólo ocurría en algunas partes de la ciudad. Ahora, ¿recuerdas que mi madre guardaba dinero? Pues aquello nos salvo. Claro, para 1932 estábamos comenzando a ver las cosas realmente difíciles pero solo fue por un corto periodo.
Pasé junto al puesto de periódicos y revistas donde ya hacía un pequeño grupo de personas así como era costumbre
"¿Lo conocías?" Escuché a una mujer preguntar.
"Sí, yo sabía que ese muchacho andaba por malos pasos" le respondió la otra.
"Tan joven" oí a otra.
Pero como si de algún leproso se hubiera tratado, se callaron y me miraron pasar junto a ellas cuando me acerqué. Junté las cejas, al sentir tan intensas sus miradas, hasta por un instante creí que hablaban de mí. Aún así las ignoré y continúe con mi camino.
Contemplé un segundo el cielo nublado antes de entrar al edificio. Al subir por las escaleras, me encontré con el matrimonio del apartamento de a lado, e igual que con las señoras, me miraron fijo. Fue cuando la incomodad se hizo presente y algo comenzó a decirme que las cosas no estaban bien.
Cuando entre el aura sólo incrementó esos pensamientos y ver a mi madre postrada en la silla del comedor escuchando el radio cooperó.
—¿Madre? ¿Se siente bien? —me acerque despacio.
—Ouh YoonGi —se soltó a llorar en cuanto levantó la cabeza y luego se volvió a agachar y se tapó con su mano, no sin antes acercarme el periódico que tenía sobre la mesa.
Primer vistazo: JiMin en una portada. Pensé desinteresado pero luego al segundo; fue más como una pregunta. Lo tomé en mis manos y leí, un encabezado y nota que quedó grabado como un tatuaje en mi memoria:
"Joven escritor americano es asesinado"
En la mañana del martes pasado en Wolverhampton, es encontrado por una vecina, el cuerpo del joven escritor Jami Park, proveniente de Nueva York. La policía no tardó en aparecer y encontrar a los responsables. Dos hombres de ventitantos años que abordaron al joven cuando llegó a la ciudad. Ellos afirman que sus intenciones eran claras desde el comienzo y fingieron hospitalidad con el escritor. La noche del domingo lo acompañaron al departamento que rentaba y fue ahí cuando forcejearon con él, lo ataron de pies y manos, para después golpearlo con una vara de mental hasta matarlo. Los vecinos reportaron los ruidos a las autoridades esa misma noche, sin embargo jamás hizo acto de presencia ningún miembro de la policía. Los hombres afirman que el joven promovía la homosexualidad en sus escritos y justificaron sus actos como un favor para la sociedad inglesa. Las autoridades británicas y americanas están tomando cartas en el asunto y se espera una sentencia clara en el juicio. Sin embargo, la comunidad inglesa está a inclinada hacia la libertad a favor de estos hombres y algunos medios americanos tachan estos actos como una especie de discriminación hacía el país y su gentilicio.
A bajo recuerdo que venia una foto del cuerpo de JiMin en el suelo boca abajo y un manchon enorme de sangre seca bajo él, aún así yo... no sentí nada.
—Voy... voy a caminar un rato —dije tranquilo.
▶️アンビ1 -Moppy Sound.
Al salir del edificio me topé con otra dimensión. Una donde caían gotas congeladas del cielo con bellas formas mientras pintaban las calles de blanco, había algo de aquelarre en las calles, llantos de bebés por aquí y por allá, además de robos a algunas tiendas. Donde aún así, increíblemente, había poca gente. Cuanta tranquilidad había en mi ser.
Caminaba sin dirección, con lentitud, con la mirada ausente en los copos de nieve que aterrizaba en el piso. Alce la vista dejando que las farolas me alumbraran el rostro en destellos mientras veía una enorme nube gris que me impedía la entrada al paraíso y en su lugar mandaba aquellas lágrimas de escarcha sobre la ciudad. ¿A caso el cielo estaba triste? ¿Era por JiMin? Porque se fue. Ya no estaba más, no sólo en Nueva York, no sólo en Pelham Bay, ni con el señor Rodgers, tampoco estaba en alguna elegante cantina en París, o en Londres, tampoco en Wolverhampton. JiMin no estaba en ninguna parte.
Unas cuantas personas golparon mi brazo al pasar corriendo o simplemente por verme distraído en lo más alto.
¿El cielo? ¿Ahí estaba JiMin?
Me detuve en medio de la calle aún más absorto en aquella idea.
—El otro lado... —me senté igual que él —¿Alguna vez te has preguntado que hay del otro lado? —incliné mi cuerpo tembloroso hacia él, estuve a punto de caerme pero me enderecé.
—¿Te refieres a después de la muerte?
—Huh —asentí.
—Pues... supongo que... más vida.
—¿Vida? —Arrastré mi lengua.
—Cuando vivía en Corea siempre miraba los campos por las mañanas y estiraba mi mano esperando tocar el otro lado de las colinas. Me preguntaba qué había más allá de lo que mis ojos veían... siempre hay algo más adelante y resultó que si había un océano gigante que cruce para estar aquí. Podía tocar la estatua de la libertad
Estire mi mano y contemplé con detenimiento mis dedos, también miré al frente pero abulté sus labios con decepción—. Yo no... no veo nada más adelante.
—Oh cómo no, sí hay.
—Ahí puedo ver árboles, algunos rascacielos, más estrellas.
—Por dios... ¡es cierto! —Lo miré sorprendido—. Tú eres un genio Park... y yo no.
Levanté mi mano hacia lo alto recordando aquella conversación que tuve con JiMin hace tiempo en el parque. La estiré con la esperanza de que esta pasara entre de las nubes.
—¿Crees que ella esté del otro lado? ¿Crees que ya esté en la luna? Cuando estaba viva... ¿Qué tanto pudo tocar del espacio cuando estiraba su mano al cielo? ¿Qué tanto puedes tomar del mundo si extiendes tu mano hacia el horizonte a través del mar?
¿Podría llegar hasta a ti?
¿Dónde estabas?
¿Ya no te vería nunca más?
¿Por qué no duele?
¿Por qué no te extraño?
¿Qué me pasa?
¿Tanto te odio?
¿Te olvide ya?
Es más...
¿Cómo era tu voz?
¿Por qué siento que voy a vomitar?
—¡¿Vomitar?! —Brendan casi se pone de pie al escuchar eso.
—Sí. Vomité en la calle
—¿Lo hizo?
—Así es... Jamás sabre porqué me dieron tantas nauseas... Mi madre dijo que fue por ir caminando viendo hacia arriba pero no lo sé... Se sintió muy extraño.
—Así que lo mataron —Brendan cambio de tema al que lo tenía con más pesar que todo lo anterior.
—Sí...
—¿Qué fue de los bastardos?
—Fueron liberados después... No recuerdo cuanto tiempo pero sé que no fue justo y poco a poco... la gente... comenzó a decir que... se había suicidado... hasta que todos... dejaron de hablar del tema... El mundo entero se había olvidado de JiMin... incluso yo.
⏸️