Caelum se enfocó y repitió en su mente, Potter Manor, Potter Manor, mientras él, su hermano y su tío agarraban un león dorado hecho de metal.
Segundos después aparecieron en un inmenso prado verde, no se veía nada en kilómetros a la redonda. Y por un segundo, Caelum y Acrux dudaron de la existencia de la vieja residencia de su familia: el Refugio del Ciervo. Aunque los magos llamaban a la residencia de su familia, Potter Manor, ellos le habían dado un nombre propio, al igual que los Blacks habían llamado al Castillo Black el Castillo de las Tinieblas. De la misma manera que no se veía nada más césped, el silencio cubría toda la extensión visible, aunque si ponías atención suficiente, podías oír las olas del mar rompiéndose contra la roca.
Sirius extrajo una daga ceremonial de su túnica, era de acero mágico, ornamentada con un ciervo en el mango y flores en el hoja. Le entregó la daga a Caelum y le dijo: -Ya sabes lo que tienes que hacer.
Se hizo un corte en la mano y dejó caer dos gotas de sangre que nunca llegaron a tocar la tierra. Una piedra con runas talladas apareció de repente, absorbió la sangre y brilló. Todo apareció ante ellos. Era hermoso. Los jardines se extendían por al menos dos kilómetros en todas las direcciones, parecían estar en el centro de la propiedad, a solo unos pasos de ellos había una fuente, en cuyo centro había una estatua de un mago, que parecía ser Dexter Potter. La vista no alcanzaba a ver la casa. De pronto se dieron cuenta, estaban encima de un acantilado, al cual solo se podía acceder a través de la magia.
Antes de poder dar un paso, un elfo doméstico apareció frente a ellos.
-Para Toby es un placer que sus amos hayan regresado al Refugio del Ciervo, Residencia de la Noble y Ancestral Casa de los Potter –dijo el elfo, en un tono de voz que no se parecía en nada a los chillidos y gritos alegres de Dobby o a los murmullos incoherentes de Kreacher– Yo soy Toby, elfo principal de la familia.
-Un placer conocerte, Toby –dijo Caelum. No extendió su mano, había aprendido la lección, había intentado hacerlo y el elfo se había ofendido irremediablemente. Sirius le había explicado después que para los elfos domésticos el contacto físico con sus amos era una vergüenza absoluta.
-El maestro Caelum es muy respetuoso al igual que sus antepasados –el elfo miró alrededor, cuando vio a Acrux, Caelum notó, estaba sorprendido y sus ojos brillaban con un lágrima, que jamás llegó a salir, formándose. Pero en cuanto vio a Sirius la expresión del elfo cambió a una seria y desafiante– Toby está encantado de que el maestro Caelum, haya encontrado al maestro Acrux, y no tan encantado de tener que volver a ver al viejo amigo del maestro James, el señorito Sirius.
-Es un placer volver a verte Toby –dijo Sirius mientras le sonreía al elfo– Y ya no soy señorito, ahora soy Lord Black.
-Toby lo lamenta mucho por la Noble y Ancestral Casa de los Black. La maestra Dorea estaría muy decepcionada de saberlo, ella siempre esperó más del señorito Sirius.
-Yo también te quiero Toby –le respondió Sirius al elfo que no había suavizado ni un poco su expresión.
Toby los condujo a través del sendero en dirección a la casa. A cada paso, fueron invadidos por la agradable sensación de reconocimiento de la magia familiar, conservada generación tras generación en la propiedad.
Un largo y antiguo camino de piedras era el sendero, con cuatro metros de ancho. A ambos lados del camino, los setos se alineaban perfectamente. En dirección oeste, podía divisarse una montaña y hacia el sur pudieron divisar un lago inmenso. La montaña era parte de la propiedad y el refugio de los animales, grifos, hipogrifos, tesharls y unicornios.
-Los elfos de la mansión hemos mantenido limpia la propiedad y cuidado de los animales –les explicó Toby.
Un rato después, la casa se podía divisar con claridad. Cuatro pisos, cuyos exteriores recubiertos de mármol blanco brillaban bajo la luz del sol.
Ante la puerta de la casa, el camino se bifurcaba hacia el este y el oeste, y otra fuente se alzaba con un ciervo dorado y una bruja y un mago a su lado.
La puerta de roble antiguo, estaba exquisitamente decorada con rubíes y zafiros. Caelum tomó la iniciativa y abrió la puerta. Habían esperado algo viejo, siniestro y decrépito como lo había sido Grimmauld Place. O algo viejo, frío e impersonal como Hogwarts. Pero el vestíbulo no era nada de eso. Todo era blanco, con detalles plateados y dorados., deslumbrante con grandes ventanales cubiertos por cortinas rojas. La arquitectura clásica, columnas esbeltas, techos altos y amplios espacios se fusionaba con el toque refinado de la Inglaterra victoriana. El suelo de mármol resplandecía, como recién pulido de tal forma que parecía un crimen pisarlo.
Si mirabas hacia arriba, una inmensa araña de cristal, junto a hermosos frescos con la historia familiar coronaban el techo. Decenas de velas que no goteaban y parecían no derretirse iluminaban el vestíbulo. Las escaleras, en puntos opuestos del lugar creaban un arco perfecto para unirse en el corredor principal del segundo piso. En el espacio entre las escaleras, la pared estaba pintada de negro, y sobre ella estaban el escudo familiar, y los dos lemas familiares:
“TRIUNFUM NON EST SINE SANGUINE”
(El triunfo no se da sin sangre)
“NATUS VINCERE”
(Nacidos para triunfar)
Sobre la alfombra en hilos doradas rezaba otro lema:
“FAMILIA, MAGIA Y SANGRE”
La primera planta del Refugio del Ciervo contenía a la derecha del vestíbulo, el salón principal, en cuyas paredes, en tapices mágicos se contaba la historia de la magia, y allí la única chimenea de la casa que estaba conectada a la Red Flú. Dos salones más pequeños, para uso familiar, la sala de juegos y el comedor informal completaban el ala derecha de la primera planta. El lado derecho contenía el inmenso Salón de Baile, decorado en azul y oro. También estaban allí el Comedor Principal, que al igual que el otro contenía un acceso a las cocinas, escondida detrás de un tapiz.
La biblioteca, con acceso limitado a los miembros de la familia, ocupaba el resto del ala derecha de la primera planta y también el mismo espacio en la segunda planta. Era un salón bastante amplio, con una escalera en forma de caracol colocada en una de las esquinas que daba a la segunda planta de la biblioteca. Ambas plantas estaban revestidas de estanterías que iban desde el piso de madera oscura hasta el techo, una chimenea y sillones mullidos le daban una comodidad perfecta. Contaba con un solo ventanal desde el que se podía ver el cielo y el mar tempestuoso que chocaba contra las rocas bajo el acantilado. En medio de la acogedora biblioteca, las mesas se distribuían junto a sofás y sillones.
A diferencia de la Biblioteca de la Mansión Black, en la que el grimorio estaba en el centro de la habitación, el grimorio de los Potter se escondía a plena vista, invisible para cualquiera que no tuviera sangre Potter en las venas, como un libro común y cualquiera. Cerca de la chimenea, un caballete contenía una pintura de la mansión.
Desde el segundo piso de la biblioteca se podía acceder también al Despacho del Señor de la Familia, así como al de la Señora y al del Heredero.
La Oficina del Señor era soberbia y sombría a pares. Un enorme escritorio barroco era el centro de atención, una chimenea labrada turmalina negra, dos anaqueles empotrados a ambos lados. El ventanal, a la derecha del escritorio, dejaba ver los jardines y el mar oscuro. Detrás del escritorio, y a la espalda de cualquiera que se hubiera sentado en él, un cuadro que ocupaba toda la pared con todos los Lores de la Noble y Ancestral Casa de los Potter. Encima del cuadro, las sabias palabras de Arten Potter, que había estado en la fundación de Hogwarts: "Todo Potter debe ser tan ambicioso y astuto como un Slytherin, tan valiente y leal como un Gryffindor, tan justo y paciente como un Hufflepuff y tan inteligente y curioso como un Ravenclaw”
E
ncima del escritorio un libro grande, con una pluma y un tintero al lado. Frente a la chimenea un cómodo sofá verde oscuro y dos sillones del mismo color.
El despacho de la Señora tenías las paredes de un rosa pastel suave, en la esquina derecha una estantería antigua, un escritorio al fondo cerca del ventanal. A la izquierda, dos sofás color magenta uno frente al otro y una mesita de té. Frente a los sofás, una chimenea, y en la pared contraria un cuadro parecido al que se encontraba en el Despacho del Señor, pero en el que aparecían todas las Señoras de la Noble y Ancestral Casa de los Potter.
Al ascender por las escaleras principales, se accedía a un amplio corredor de retratos familiares. Potter de todos los tiempos y todas las edades te saludaban con una sonrisa o con un ceño fruncido.
La segunda planta contenía suites para los invitados, un segundo salón de juegos, salón para las clases de los miembros de la familia que aún no asistían a Hogwarts, el Salón de las Señora y la enorme Sala de los Retratos, que en su otros extremo, flanqueado por ventanales inmenso, descansaba el verdadero libro de la historia familiar. El Salón de los Retratos contenía los retratos de todos y cada uno de los Potter, incluso aquellos que habían muerto a edades tempranas o que como Benjamín Potter había huido para jamás volver. Los retratos Potter se realizaban apenas las personas nacían y estaban vinculados a esa persona mediante una gota de sangre, por lo que a medida que el tiempo pasaba, el retrato iba cambiando junto a la persona.
El siguiente piso, la tercera planta, contenía los dormitorios familiares. Armaduras brillantes y silenciosas protegían este corredor.
El ala oeste de la tercera planta estaba destinada a Lord y Lady Potter. Tras una hermosa puerta de madera de sauce con una P ornamentada en el centro se accedía a un recibidor, una sala con mesas de cristal, sillones de tono pálido y unas cortinas puestas allí para cubrir la una hermosa vidriera multicolor, en cuya parte superior se podían ciervos en una padrera. Desde allí podía observar un lago. En extremos opuestos de la habitación, había dos puertas que llevaban a los Dormitorios personales.
Ambos dormitorios, tenían encantamientos especiales, uno de ellos disfrazaba el techo de la habitación con el cielo exterior, durante la noche se podían ver todas las estrellas y constelaciones en el firmamento. El piso de cristal, le otorgaba a ambas habitaciones un aspecto cósmico, casi sagrado. Parecía como si estuvieras flotando.
Una gran cama con dosel, se encontraba sobre una plataforma. Dos puertas en cada habitación permitían la entrada al baño y a los vestidores. Un escritorio se colocó detrás de los sofás que estaban frente a la chimenea, sobre la cual reposaba un retrato de Lucius, Charlus y Charlotte Potter.
El lateral exterior de la habitación daba una perfecta vista al mar. En la pared opuesta, una estantería empotrada llena de libros se encontraba al lado izquierdo de la cama. La habitación estaba revestida en madera oscura, y casi toda la iluminación provenía del cielo, y en la noche de la chimenea y los candelabros colocados en las paredes.
La última planta de la Mansión, contenía la propia Sala de los Menesteres de la familia Potter, tenía más habitaciones de invitados, el Salón de los Hermanos, y Salones de Reuniones. También daba acceso a la azotea en la cual había una lechucería, un observatorio y una gran terraza.
Las mazmorras de la mansión eran oscuras y lúgubres, a ellas se accedía desde el vestíbulo principal, en una entrada escondida entre las escaleras. En las mazmorras, había celdas para prisioneros que no se habían usado en casi 200 años, un laboratorio de pociones, una sala de entrenamientos, las cocinas y las habitaciones de los elfos que habían sido adecuadas para ellos.
La Sala del Árbol se encontraba en el ala norte y ocupaba todas las plantas, el árbol con todas sus ramas creadas y por crear ocupaban las paredes de la inmensa habitación, el árbol parecía real, y lo era, las ramas y hojas sobresalían en la pared y en ocasiones se movían, los rostros y las letras estaban inamovibles e inertes, pero parecían vivos, nombres y nombres, llenaban los espacios.
Los terrenos eran inmensos, y a parte de los jardiens, había invernaderos que llevaban sin utilizar más de 20 años, un excelente campo de Quidditch y una piscina.
Casi en los límites de la propiedad, estaban el Altar a la Magia donde se realizaban las ofrendas a Lady Magia y se desarrollaban los rituales de Yule y Samhain, así como las tradiciones familiares. A más de un kilómetros y en lo profundo del que sus antepasados habían llamado el Bosque de los Sueños, estaba la cripta familiar, kilómetros de piedra fría, donde descansaban los restos de sus predecesores, sobre sus tumbas estatuas suyas y símbolos que los habían identificado en vida. La magia rezumbaba allí, salvaje e incontrolable. Y dentro del mismo Bosque de los Deseos, pero en dirección este, al borde del acantilado, junto a una piedra inmensa, el sitio sagrado donde los Potter se habían casado durante casi dos milenios, y el lugar donde Caelum y Acrux se casarían con Daphne y Astoria.
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Nota: Otro capítulo. El próximo se llamará Daphne.
Recuerden comentar y dejar sus reacciones sobre la historia e ideas para futuros capítulos.