Te desafío

By MinakoKoizumi

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Kagome y su grupo de amigos (incluido su peor enemigo, Inuyasha) estaban jugando a Te desafío. Si Kagome rech... More

¿Y si nos divertimos un poco?
Un desafío peligroso
Una razón detrás de todo
Muteki es nuestro
Papá querido
Día 1: Pícnic
Día 2: El fiasco de la natación
Día 3: Día de padres
Día 4: Diversión en el parque de atracciones
Día 5: Día lluvioso y recuerdos
Día 6: Chef Muteki
Día 7: Vídeos, revelaciones, decisiones
Repercusiones
Una fecha
Revelación
Noticias indeseadas
Preparativos (parte 1)
Preparativos (parte 2)
Preparativos (parte 3): Descanso de los preparativos
El regalo negro
Todo se reduce a Inuyasha
Un reconocimiento... ¡Inuyasha, serás perro!
Creciendo
Por el amor
Una oscuridad perpetua
¡Coopera conmigo!
Bienvenidas a mi carnaval...
Mira a tu mami, niño
Una última ronda de «Te desafío»

Kikyo Higurashi

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By MinakoKoizumi

Disclaimer: Los personajes y la historia no son míos. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de Wolf Blossom, yo únicamente traduzco.

-x-

Menudo viaje va a ser este, pensó Sango.

-x-

Más tarde, después de que se fueran todos, Kagome, Inuyasha, Muteki, Izayoi, Rin y Riku se preparaban para cenar. Sesshomaru e Inutaisho estaban a punto de llegar a casa.

—Así que habéis decidido casaros, ¿eh? —Rin sonrió.

—Sí —dijo Kagome.

—¿Inuyasha te dio un anillo? —preguntó Izayoi, lanzándole una mirada a su hijo.

—Sí, incluso me pidió matrimonio —dijo Kagome mientras les enseñaba el anillo a Izayoi y a Rin.

—Es un pedazo anillo, ¡maldición, Sesshomaru ni siquiera me dio uno parecido a este y vosotros dos ni siquiera estáis enamorados! —gritó Rin—. Voy a gritarle en los oídos como si no hubiera un mañana. —Rin sonrió.

—¿Gritar en los oídos de quién? —preguntó Sesshomaru a la vez que Inutaisho y él entraban en la cocina.

—¡EN LOS TUYOS! ¡INUYASHA LE DA A SU CHICA UN ANILLO BONITO! ¡Y TÚ ME DISTE UNA VERSIÓN BARATA DEL ANILLO BONITO! —gritó Rin.

—Y ni siquiera están enamorados —puntualizó Izayoi, encantándole la forma en la que su nuera le estaba gritando a su hijo.

—Pero tu anillo tiene más valor sentimental —dijo Sesshomaru.

—¡NO ME IMPORTA! ME COMPRASTE UN ANILLO BARATO... Oh, sí, y estoy embarazada de dos semanas. —Rin sonrió. Sesshomaru abrió los ojos desmesuradamente mientras la miraba fijamente.

—¿Qué?

—Fui ayer al médico, estoy embarazada...

—Oh, no —dijo Sesshomaru mientras se sentaba, rascándose la cabeza.

—¿Tan pronto empiezan los cambios de humor? —le preguntó Inuyasha a su madre.

—En algunos casos. Rin, ¿crees que podrás comer? —le preguntó Kagome a su futura cuñada.

—Probablemente —dijo Rin. Inutaisho y Sesshomaru se sentaron, Sesshomaru le lanzaba miradas a su esposa.

—Espero que sea una niña. —Kagome sonrió finalmente cuando se sirvió la comida.

—Eh, ¿por qué? —preguntó Inutaisho.

—Porque Muteki y Riku necesitan una hermana en sus vidas, los dos no pueden depender del otro, necesitamos la inteligencia de una niña para guiarlos —dijo Kagome descaradamente.

Sesshomaru enarcó una ceja.

—¿Y vosotros os vais a casar pronto?

Inuyasha asintió.

—Sí, ¿por qué?

—Entonces, ¡soy la ORGANIZADORA DE LA BODA! —chilló Rin. Kagome tosió.

—En realidad, quiero contratar a alguien, Rin.

Rin hizo un puchero.

—¿Madrina?

—Sango —dijo Inuyasha directamente.

—¿Dama de honor? —dijo Rin suplicante.

—Si no eres un tomate para entonces —dijo Izayoi con una carcajada.

—¡Mamá! —gimió Rin.

Todos se rieron a carcajadas. Muteki comió en silencio, sin decir una palabra, lo que hizo que Kagome se preocupase de verdad.

—Teki-chan, ¿qué te pasa?

Todos la miraron a ella y luego dirigieron su mirada a Muteki, preguntándose qué había hecho que Kagome dijese eso.

—Él está bien Kagome —dijo Inutaisho.

—No... no lo está. ¿Muteki? —dijo Kagome a la vez que se aceleraba el corazón.

—Me duele la barriga —gimió Muteki. Kagome suavizó la mirada mientras cogía a su hijo en brazos.

—¿Por qué no nos lo dijiste antes, Teki-chan?

—No quería preocuparte, mami —dijo Muteki. Kagome le acarició la espalda a su hijo y miró como pidiendo disculpas a la familia Takahashi antes de levantarse para ir a su habitación con su hijo en brazos.

Izayoi se giró hacia Inuyasha y dijo:

—Coge algo de sopa de pollo para Muteki y llévasela a su habitación.

Inuyasha asintió y se dirigió a la cocina para pedirle al chef que hiciera algo de sopa de pollo.

—¿Cómo supo Kagome que le pasaba algo a Muteki? —le preguntó Inutaisho al resto.

—Instintos maternales —dijeron Izayoi y Rin al mismo tiempo.

—Probablemente, Muteki suele hacer algo en la cena que hoy no hizo y eso hizo que Kagome sospechase —dijo Izayoi.

—¿Cómo es que nosotros no tenemos instintos maternales? —preguntó Sesshomaru.

—Hijo mío, nosotros tenemos instintos paternales. Os enseñé a tu hermano y a ti a ser buenos hombres Takahashi, ahora es vuestro turno de enseñarles a Muteki y a Riku cómo ser unos buenos hombres Takahashi.

Sesshomaru gimió.

—Estoy de acuerdo con Kagome, Rin, será mejor que tengas una niña.

—¿Dónde está la emoción de saber que vas a ser padre otra vez? —preguntó Inutaisho—. Cuando Izayoi dijo que estaba embarazada otra vez, me desmayé de la alegría.

—No, papá —dijo Sesshomaru sonriendo—, te desmayaste del miedo. Miedo de lo que mamá pudiese hacer durante su segundo embarazo.

Inutaisho se rascó la barbilla.

—¿De verdad hice eso?

-x-

Inuyasha cogió un tazón de sopa de pollo caliente y subió a la habitación de Kagome. Kagome estaba sentada con un Muteki cercano a las lágrimas en brazos.

—Me duele la barriga —gimió Muteki. Kagome levantó la vista y vio a su prometido, una ola de alivio se esparció por su cara cuando vio que traía sopa de pollo.

—Muteki, papá te ha traído un poco de sopa, te vendrá bien para el dolor de barriga —dijo Kagome tiernamente mientras apartaba un poco a Muteki de ella. Muteki gimoteó e Inuyasha puso la sopa sobre la mesa para después cogerlo en brazos. Kagome cogió el tazón y probó un poco de sopa.

—Abre la boca, Muteki —dijo Inuyasha suavemente. Muteki miró a su padre y luego a su madre para luego abrir un poco la boca. Kagome le introdujo dulcemente en la boca un poco de sopa y Muteki tragó. Inuyasha frotó la espalda de Muteki una vez más mientras Kagome le daba otra cucharada. Ninguno de ellos vio a los cuatro que estaban en la entrada.

Sesshomaru, que llevaba a un cansado Riku, una Rin embarazada y los dos abuelos, Izayoi e Inutaisho, observaban cómo alimentaban a un enfermo Muteki.

—Serán unos padres geniales —dijo Rin sonriendo.

—Lo serán —dijo Izayoi en voz baja.

Los cuatro se fueron, dejando a Kagome, Inuyasha y Muteki en su estado de gloria familiar.

Muteki acabó terminando la sopa y quedándose dormido en los brazos de su padre. Kagome cogió el tazón y lo puso sobre su cómoda antes de volver con su prometido y su hijo.

—¿Qué crees que le pasa? —preguntó Kagome mientras Inuyasha frotaba la espalda de Muteki.

—Puede que esté agotado después de todo un día jugando con los chicos.

Kagome negó con la cabeza.

—No, Sango, Miroku, Kohaku y Souta siempre juegan con él y nunca se cansa tanto.

—¿Quieres llamar al médico? —preguntó Inuyasha.

—No podemos llevarlo a una clínica, está durmiendo —murmuró Kagome.

—Dije llamar al médico, Kagome —dijo Inuyasha—, no llevarlo a uno. Llamaremos a nuestro médico de familia y haremos que examine a Muteki, ya de paso, haremos que Rin se haga una revisión de embarazo de rutina, así mataremos dos pájaros de un tiro.

Kagome suspiró y asintió.

—Supongo que quiero saber qué le pasa a Muteki. Estoy agradecida de que hoy sea viernes, puedo quedarme el fin de semana con Muteki.

Inuyasha asintió mientras sacaba su móvil y llamaba a la Dra. Shiori Mage, su médico de familia.

—Hola, ¿la Dra. Mage está disponible? —preguntó Inuyasha. La secretaria empezó a divagar e Inuyasha puso los ojos en blanco—. Dele el teléfono a ella, está hablando con Inuyasha Takahashi.

Kagome oyó un chillido y algo que se caía.

—¿Qué pasa? —susurró.

—Debe de ser una de esas chicas que están obsesionadas conmigo —dijo Inuyasha suspirando. Kagome puso los ojos en blanco.

—Haces que suene como si nunca pudieras deshacerte de ellas.

—Y no puedo —insistió Inuyasha—, ¡no me dejan en paz!

—Lo harán ahora que te vas a casar —dijo Kagome sonriendo con satisfacción.

—Oh, cierto... cállate, sabihonda —escupió Inuyasha.

Kagome soltó una risita y oyó que alguien saludaba.

—Hola, Shiori, soy Inuyasha. Sí, a mi hijo Muteki le duele el estómago y nosotros, su madre y yo, queremos que vengas a hacerle una revisión de rutina.

Kagome oyó que se cambiaba de tema y miró a Muteki para descubrir que todavía respiraba.

—Sí, y posiblemente a Rin también, descubrimos que está embarazada. Genial, ¿en media hora? Vale, hasta luego, entonces. —E Inuyasha colgó.

Inuyasha se volvió hacia Kagome y asintió.

—Shiori vendrá en media hora.

Kagome asintió.

—Genial.

-x-

Shiori vino y se fue, su diagnóstico era que Muteki tenía gastroenteritis, probablemente se había contagiado de un amigo del colegio o algo así. Unos días de reposo en cama y se recuperaría. Shiori también le hizo a Rin una revisión de rutina.

Muteki estaba durmiendo profundamente e Inuyasha y Kagome estaban sentados en la cama, observándolo fijamente por Dios sabe cuánto tiempo.

—Parece tan tranquilo —susurró Kagome mientras acariciaba el brazo de su hijo.

—Por supuesto, ahora tiene un padre. —Inuyasha sonrió con suficiencia. Kagome puso los ojos en blanco.

—Solo tú puedes ser tan arrogante cuando tu hijo está enfermo.

Inuyasha se rio por lo bajo.

—¿Y vas a cambiar tu apellido? Muteki tiene que ser un Takahashi para poder completar nuestro trato.

Kagome suspiró.

—Es lógico que, si mi marido y mi hijo comparten el mismo apellido, yo también lo tenga.

Inuyasha asintió.

—De acuerdo, entonces, después de nuestra boda, llamaremos a todas las compañías de tarjetas de crédito, carnet de conducir, pasaporte y demás, y haremos que te cambien el nombre.

Kagome asintió.

—Sí, recuérdamelo, ¿cuánto va a durar esto?

—Quince años —murmuró Inuyasha.

—¿No vamos a tener un contrato por escrito? —preguntó Kagome mientras lo miraba.

Inuyasha se rio suavemente y negó con la cabeza.

—No, lleva demasiado tiempo. No soy de ese tipo de tío, Kagome, lo sabes. Si quieres divorciarte de mí cuando Muteki tenga dieciocho años, lo haremos. Muteki será lo suficientemente mayor para vivir por su cuenta, así que la custodia tampoco será un problema.

Kagome asintió.

—Cierto...

—Se está haciendo tarde, deberíamos irnos a dormir —murmuró Inuyasha.

Kagome se levantó y asintió, Inuyasha se levantó después de ella.

—Buenas noches —dijo Kagome en voz baja.

En un movimiento rápido y fluido, Inuyasha tuvo su brazo alrededor de la cintura de Kagome y sus labios presionados contra los de ella. Esto sorprendió a Kagome, así que no supo qué hacer, si responderle o apartarle.

De todos modos, no importó mucho, porque Inuyasha se apartó unos segundos más tarde y le guiñó un ojo.

—Buenas noches Kago-chan. —Sonrió antes de irse. Los ojos de Kagome estaban muy abiertos mientras presionaba los dedos contra sus labios.

¿Kago-chan?, pensó con desesperación. Mientras se metía en la cama, le vino a la cabeza un recuerdo de hace 4 años.

-x-

Solo había pasado un mes desde que Kagome e Inuyasha habían empezado a salir. Eran las vacaciones de primavera y Kagome estaba sentada sola en su casa. Su madre había ido a visitar a su prima enferma al otro lado de la ciudad, su hermano estaba en casa de Kohaku y su Jii-chan estaba en casa de Totosai. Kagome se sentó en el sofá ojeando los canales de televisión.

—Aburrido, aburrido... aj, un documental sobre el apareamiento de las cebras, aburrido... ¡AJ! ¡ABURRIDO! —chilló mientras tiraba el mando a la pantalla de la televisión. Erró y el mando chocó contra el suelo y se rompió en dos...—. ¿Ups? —dijo y luego se encogió de hombros—. No me importa, todos me abandonan, así que puedo hacer lo que quiera sin meterme en problemas —murmuró Kagome para sí antes de ir a prepararse un sándwich de mantequilla de cacahuete y mermelada. Kagome empezó a cantar en voz baja.

»¡Cacahuete, mantequilla de cacahuete y mermelada! ¡Cacahuete, mantequilla de cacahuete y mermelada!...

—¿Puedo tomar uno? —llegó esa voz tan amada de detrás de ella. Se dio la vuelta y chilló.

—¡Inuyasha! Espera... ¿cómo entraste en mi casa?

—La puerta de la entrada no estaba cerrada. —Sonrió con satisfacción. Kagome frunció el ceño y volvió a chillar.

—¡YUPI! Mi caballero de brillantes... ¡VAQUEROS! —dijo sonriendo ante su atuendo, vaqueros con una camiseta negra, una chaqueta vaquera y un pañuelo vaquero...—. ¡Has venido para salvarme de las malvadas garras del aburrimiento!

Inuyasha se rio por lo bajo.

—Pensé que tú me salvarías a mí de las malvadas garras de Rin y Riku.

Kagome soltó una risita.

—¿Qué hicieron esta vez?

—Rin nos sacó de casa a Sesshomaru y a mí para que comprásemos cosas de cumpleaños para Riku. Dejé tirado a Sesshy.

Kagome se rio.

—¡Eres tan malo, Inuyasha!

Inuyasha se rascó el cuello.

—Lo sé, y por eso me quieres, ¿eh, Kago-chan?

Kagome alzó una ceja.

—¿Kago-chan?

—Kagome es muy largo para decirlo... ¡pero ese nombre sigue siendo sexy...! —añadió Inuyasha apresuradamente al ver su expresión—. Y ahora que somos pareja, pensé que podríamos tener apodos cariñosos.

Kagome lo consideró por un momento antes de sonreír con satisfacción.

—De acuerdo, entonces, puedes llamarme Kago-chan, solo si yo puedo llamarte koinu, Inu-koinu.

Inuyasha abrió los ojos desmesuradamente.

—Oh, Dios, ¡no! ¡Por favor, no!

—Kago-chan a cambio de Inu-koinu.

—¿Qué tal Kago-chan a cambio de Inu-kun?

Kagome hizo un puchero.

—Creo que Inu-koinu es más lindo.

—Kago-chan, ¿por favor? —rogó Inuyasha.

Kagome se rio.

—Bueno vale, Inu-kun, solo porque me lo estás rogando.

—¡Gracias a Dios! —dijo Inuyasha mientras abrazaba a Kagome, besando su cuello en el proceso.

-x-

—Inu-kun —suspiró Kagome antes de dormirse.

Era sábado por la mañana y Kagome se levantó porque algo se estaba revolviendo en su cama.

¿Qué demonios se está moviendo en mi cama tan condenadamente temprano?, gruñó en su mente antes de abrir los ojos. Vio a su hijo con la mirada fija en ella.

—Ohayo gozaimasu, Muteki-chan —murmuró Kagome.

—¡Ohayo gozaimasu, mami! —Muteki sonrió.

—¿Por qué estás levantado tan temprano? Tienes gastroenteritis —murmuró Kagome.

—¡Ahora ya estoy mejor! ¿Puedo jugar con papi? —preguntó Muteki. Kagome bostezó.

—Ve a despertar a papi y dile que mami le ordena que te dé una ducha.

—¡Vale, mami! —dijo Muteki y salió corriendo de la habitación.

Te deseo suerte, Inuyasha, pensó Kagome antes de volver a dormirse.

—¡PAPI! —Muteki irrumpió en su habitación y encontró a su padre ya despierto.

—Buenos días, chico —dijo mientras cogía a su hijo en brazos.

—Buenos días, papi. Mami ordenó que me dieras una ducha.

—Ordenó, ¿eh? —Inuyasha sonrió con suficiencia.

—¡Sí!

—De acuerdo, entonces, te daré una ducha y luego... le daremos una ducha a mamá.

Muteki ladeó la cabeza.

—¿Cómo?

Inuyasha se limitó a sonreír con satisfacción.

Después de darle una ducha a Muteki (Inuyasha tenía ropa de sobra en su habitación para Muteki), llenó un cubo con agua fría. Presionó los dedos contra sus labios para hacer el signo internacional de «shhh».

Muteki asintió y siguió a su padre hacia la habitación de su madre. Kagome estaba durmiendo enredada entre las sábanas. Inuyasha levantó el cubo sobre Kagome y sonrió.

—¡BUENOS DÍAS, MAMI! —gritaron Inuyasha y Muteki mientras Inuyasha vertía el agua sobre la cabeza de Kagome.

—¡AHHHHHHHHHHHHH! —gritó Kagome mientras se incorporaba, su pelo chorreaba. Les lanzó una mirada asesina a su prometido y a su hijo.

—¡SALID FUERA DE ESTA HABITACIÓN ANTES DE QUE OS MATE A AMBOS! —gritó. Muteki e Inuyasha se rieron mientras salían corriendo—. ¡QUEDAOS FUERA! —rugió y dio un portazo para cerrar la puerta—. Estúpido Inuyasha, enseñarle a mi hijo cómo arruinar estúpidamente el estúpido sueño de su madre... ¡ESTÚPIDO!

Después de una ducha caliente, Kagome bajó las escaleras y se encontró con su prometido y con su hijo tomando el desayuno. Izayoi, Rin y Riku la observaron atentamente mientras se sentaba al lado de Riku.

—Buenos días, Riku. —Sonrió.

—Buenos días, tía Kagome —dijo el niño de cinco años.

—Vas a ser un hermano mayor pronto, ¿eh? —dijo Kagome, ignorando intencionadamente a Inuyasha y a Muteki. Muteki miró a su padre y este le guiñó un ojo.

—¡Sí!

—¿Quieres una hermana o un hermano?

—Yo quiero un hermano, pero papi dijo que es mejor una hermana... ¿es eso verdad, tía?

Kagome se rio.

—Vas a tener a Muteki como primo, que es como tu hermano, ¿por qué no probar con una hermana?

Riku pareció considerarlo antes de asentir.

—¡Sí, quiero una hermana!

Rin se rio.

—Buena forma de hacerle cambiar de opinión, Kagome-chan.

—Vivo para los niños.

Inuyasha asintió en dirección a Jaken, que tenía una cámara de vídeo bajo el brazo. Inuyasha y Muteki se levantaron y caminaron hacia Kagome. Muteki se subió a una silla, de forma que estuvo a la altura de los ojos de su madre.

Kagome miró a sus dos chicos antes de fruncir el ceño.

—¿Qu...?

Lo que fuera que estuviera a punto de decir se cortó cuando Muteki e Inuyasha presionaron sus labios contra sus mejillas. Muteki tomó su mejilla derecha e Inuyasha la izquierda.

—¡Perdón, mami! —dijeron ambos haciendo un puchero con cara de cachorrito.

—¡KAWAII! —chilló Rin—. ¡Y Jaken lo grabó en vídeo!

Kagome puso los ojos en blanco.

—No pasa nada, ¡pero nada de volver a verter agua fría sobre mamá!

—No sé yo. —Inuyasha se dio golpecitos en la barbilla.

—¡OYE! —gritó Kagome. Izayoi y Rin se rieron a carcajadas.

—Es hora de decirle a tu familia que nos vamos a casar. Acaba rápido, Kagome —dijo Inuyasha.

—Ya voy, ya voy, déjame al menos meterme en la boca lo que queda de mis tortitas —dijo sarcásticamente mientras mordía un trozo antes de levantarse.

—Gran manera de engullir, ¿ya estás llena?

—Mucho —murmuró Kagome mientras caminaban hacia el estudio, Muteki se quedó atrás para terminar el desayuno.

Entraron en el estudio y Kagome descolgó el teléfono.

—¿Tengo que decírselo ahora?

Inuyasha puso los ojos en blanco.

—Cuanto antes lo sepan, antes nos casaremos, lo que significa que esto terminará más pronto.

—Quince años difícilmente es pronto —escupió Kagome mientras llamaba a su casa.

Oyó que alguien cogía y decía:

—¿Hola?

Kagome abrió los ojos desmesuradamente al reconocer aquella voz. Miró a Inuyasha antes de hablar por el auricular.

—¿Kikyo?

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