- ¿Qué sucede, Capitán? – Vanessa se dejó caer a su lado en el sillón de la sala, tenía una sonrisa de felicidad y un panecillo en la mano – Pareces pensativo.
- No es nada importante. – Prendió un cigarrillo.
- ¿Es sobre la Capitana? – Cuestionó sin vacilación logrando que Yami suspirara, no había forma de que algo se le escapara a Vanessa.
- ¿Escuchaste?
- Sí, no es como si los demás no lo hicieran, es decir, ella lo grito.
- Y luego escapó.
- Te quedaste en silencio, durante mucho rato. No actuaste así cuando te confesé mis sentimientos.
- No estaba tan sorprendido. – Se justificó, Vanessa había sido bastante expresiva y clara en sus intenciones por lo que cuando confeso sus sentimientos estaba preparado para rechazarla, solo podía verla como una hermana.
- Ni siquiera respondiste mi beso.
- Vanessa.
- A lo que me refiero es que sabías que ibas a rechazarme, pero a la Capitana no le dijiste nada ¿Por qué?
- Estaba sorprendido, mi mente se quedó en blanco y no supe que responderle. – Exhalo liberando su frustración – Debería contestarle, pero no sé qué decirle.
- Eso significa algo. – Vanessa le dedico una mirada crítica.
- Charlotte me odia.
- No, es obvio que le gustabas ¿Por qué crees que hicimos la competencia de bebida?
- No lo había pensado, eso no tiene sentido siempre me trata fríamente, odia tanto mi presencia que se va corriendo para no estar cerca de mí y su ki se vuelve loco. – Enumero arqueando una ceja al ver la sonrisa pícara de la mujer extenderse cada vez más.
- Se pone nerviosa cuando habla contigo, así que termina escapando, no sabe cómo ser honesta con sus emociones, me sorprende que no seas capaz de verlo.
- No, es que no se comporta como lo hiciste tu o las otras mujeres. – Argumentó.
- Yami, fui abiertamente coqueta contigo, no me molesta coquetear o burlarme un poco de los chicos, pero hasta que no te dije claramente que me gustabas no hiciste ningún movimiento. – Vanessa lo miro con intensidad – En realidad hasta que me rechazaste pensé que no te habías dado cuenta de mis intentos. Creo que decidiste no verlo.
- Charlotte es una noble, odia a los hombres, incluso cuando éramos adolescentes no lográbamos llevarnos bien, me odia.
- ¿Te lo ha dicho con esas palabras? – Yami negó con la cabeza lo que hizo que Vanessa suspirara – ¿Por qué no la invitas a una cita? Es obvio que no te dirá que no.
- ¿A dónde la llevaría?
- A un picnic, pregúntale a Charmy que te prepare una canasta, llévala a un lugar privado y disfruta una tarde con ella, si te gusta dale una oportunidad, ella ya dio el paso más difícil, si no tuviera oportunidad ya le habrías dicho que no. – Palmeo su espalda mientras se levantaba – No tienes que decirle que la amas, pero me parece que es evidente que ella te quiere. Grito y citó: "Te amo", así que no intentes negarlo.
Suspiro pensativo, todo lo que Vanessa decía era cierto, había estado demasiado asombrado para darle una respuesta a la mujer, así que ella termino huyendo y ahora era imposible que lo mirara a la cara, se sentaba lejos de él en las reuniones y lo evitaba como la sarna.
Estaba incomodo, porque ella era una constante en su vida, extrañaba conversar y burlarse de su persona, no es que nunca se percatara de lo hermosa que era, tendría que estar ciego para no hacerlo, en su juventud ni siquiera hizo el intento de acercarse viendo como chicos de mejor posición eran cruelmente rechazados, después de que se convirtieron en adultos encontró divertido meterse con ella.
Tuvo que emboscarla para poder hablar con ella, fue fácil tomarla desprevenida en el Cuartel General, la agarró de la muñeca cuando pasaba frente a la puerta de un cuarto de limpieza y meterla en el interior con él, su mi enloqueció mientras miraba como su rostro cambiaba a rojo.
- Que agradable sorpresa, Reina Espinosa. – Comento con ligereza como si no la estuviera conteniendo con sus brazos a sus costados.
- ¿Qué haces? – Tartamudeo.
- Intentando hablar contigo, me has estado evitando, no sabía que eras tan escurridiza.
- No te estaba evitando. – Masculló poca convencida, era obvio que estar cerca de él estaba haciendo estragos en su persona así que decidió darle un poco de espacio apartándose.
- ¿Quieres ir a una cita conmigo? – Pregunto ocultando el leve nerviosismo que sentía.
- ¿Qué? – La sorpresa y la ilusión que brillo en sus ojos hizo que su corazón se agitara.
- Lamento no haberte respondido, no lo esperaba, pensé que me odiabas y... No supe que contestarte, pero me gustaría poder hablar contigo con calma, sin que escapes y en un lugar privado.
- No te odio, Yami. – Su voz mantuvo un tono más estable al recomponerse – Y me encantaría poder salir contigo.
- Entonces, vamos.
- ¿Ahora?
- Claro. – Se movió hacia la puerta – Si te dijera un día y hora no podríamos quitarnos de encima a mis idiotas.
- Pero... – Charlotte se miró a sí misma – ¿Vestida así?
- Te ves hermosa con lo que sea que lleves. – Declaró honestamente, pudo sentir un estallido repentino de felicidad en su mi lo que logró hacerlo sonreír levemente.
- ¿Qué te hace pensar que tus chicos nos seguirán? – Cuestiono mientras salían del edificio con tranquilidad.
- El hecho de que gritaste a las afueras de mi base mientras estaban dentro, la curiosidad es un motor muy grande para ellos. – Se aseguro de no señalar el rubor que se marcó en sus mejillas – ¿Alguna preferencia?
- ¿Qué tenías en mente?
- Un picnic, pero no pensé que lograría acorralarte hoy. – Estaba recordando cuánto dinero tenía en ese momento cuando ella toco su mano, las puntas de sus dedos apenas rozaron su piel, pero fue suficiente para atraer su atención.
- Hay un sitio en el Reino Común que me gusta, es sorprendentemente bueno.
Ambos tomaron sus escobas para elevar el vuelo en dirección al restaurante que Charlotte conocía, mientras viajaban la contemplo, los rasgos de su rostro, su cabello rubio moviéndose con el viento, la mirada firme de sus ojos celestes que se iluminaban con los rayos del sol, ella ciertamente era tan hermosa.
Una mujer fuerte, leal y valiente.
Él no habría tomado la iniciativa en esta situación, primero por los recuerdos de su juventud, segundo porque pensaba que lo odiaba y tercero no quería alejarla, se detuvieron por encima de un sitio que en realidad conocía y le gustaba.
- Me sorprende que conozcas de este sitio, está bastante fuera de la vista. – Comento mientras entraban.
- A Sol le gusta comer aquí. – Explico mientras pasaban hasta el fondo – La pareja que atiende es amable.
- Lo son. – Yami sonrió al sentarse – Charlotte, tenemos que hablar.
- Lo sé.
- Lo que dijiste en mi base ¿Es verdad? – Ella asintió ruborizándose intensamente – ¿Desde cuándo?
- Ha pasado mucho tiempo.
- ¿De verdad? Cuéntame. – Ahora estaba muy interesado en la respuesta.
- Desde que me salvaste de mi maldición, tú la rompiste en ese momento.
- ¿Yo?
- Robaste mi corazón. – Mascullo mirándolo a los ojos – Eras una molestia la mayor parte del tiempo, siempre haciendo comentarios groseros y dando vueltas a mi alrededor, tan imprudente que casi te matan varias veces.
- No es cierto, siempre tenía todo fríamente calculado.
- Pensé que eras extraño.
- ¿Eso es bueno o malo?
- Los nobles me hablaban con condescendencia y durante mi adolescencia era peor, antes de que se rompiera la maldición me trataban con lastima, era la "niña maldita". Tú no me tratabas así.
- No sabía nada de eso y aunque lo supiera no lo haría.
- Lo sé, eso fue lo que llamo mi atención, después cuando todos me abandonaron en mi momento más bajo, tu llegaste, tan descarado a salvarme. – Ella le dedico una pequeña sonrisa de agradecimiento.
- Parecías estar desesperada y sentí que te rendirías, tenía que ayudarte. – Se encogió de hombros recordando ese día, justo en ese momento la camarera llego a tomar su pedido – Si sabias que estaba enamorada de mi desde ese día ¿Por qué esperar diez años?
- No tengo una respuesta clara para eso. – Admitió sintiendo como sus mejillas se enrojecían, le daba vergüenza decirle sobre sus prejuicios y miedo.
- Nunca te dije que me atraías porque pensé que me rechazarías como a todos. – Confeso atrayendo su atención, el movimiento fue tan rápido que tal vez se hizo daño – Eres una mujer hermosa, Charlotte.
- ¿Qué quieres decir?
- No puedo decir que te amo, no te diré eso en este momento, pero me gustas, me atraes físicamente, y eres una mujer fuerte, valiente y no sé qué viste en mi cuando puedes tener a cualquiera a tus pies. – Charlotte lo miraba con expectación.
- Te quiero a ti. – Susurro, Yami sonrió cálidamente apoyando su mano sobre la suya.
- Podemos ir un paso a la vez, tengamos citas como esta, conversemos sin discutir y veamos a donde nos lleva. – Sugirió complacido cuando ella asintió con expectativa, una sonrisa pequeña apareció en sus labios.
- Está bien.
Conversaron tranquilamente, como personas normales por primera vez en mucho tiempo, Yami aprovecho de ver todos sus gestos, mirarla relajada, sonriendo todavía con las mejillas rojas, sus vistazos rápidos y la forma en que se movían sus labios para hablar, bueno, esto salía mejor de lo que esperaba.
- Gracias. – Le dijo ella en un susurro suave mientras caminaban de regreso al reino noble – Espero que la pasaras bien.
- Lo hice. – Se inclinó para dejar un beso en su mejilla, en su mente era una forma dulce de terminar su primera cita, pero parece que fue demasiado para Charlotte porque balbuceo torpemente antes de irse corriendo con el rostro rojo y un chillido que sonaba más alegre.
Miro incomodo e incrédulo el lugar donde antes estaba la mujer, le dio una calada profunda a su cigarrillo para luego soltar el humo lentamente, sin girarse dejo que su voz sonara con fuerza.
- ¡Idiotas! ¿Debo seguirla o dejarla ir? – Escucho el movimiento de sus chicos intentando esconderse, hasta que después de unos minutos obtuvo una respuesta.
- Luego de una votación rápida llegamos a la conclusión de que debes seguirla, Capitán. – Contesto la voz de Finral.
- ¡Y bésala apropiadamente! – Agrego Vanessa con una risilla.