Red Dragon 🐉 Shinichirō Sano

By KimberNara

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Tn Lóng, tercer hija de la Familia Lóng, es de ascendencia chino-japonesa. Viene de una familia bien posicion... More

⚠ Reminder
🐉 0. Lóng
🐉 1. Feelings
🐉 2. Siblings
🐉 4. Black Dragon
🐉 5. El fin de una era
🐉 6. La reina en desgracia
🐉 7. Tragedia
🐉 8. Oscuro corazón
🐉 9. Deseo vacío
🐉 10. Las cosas deben pasar
🐉 11. Inesperado
🐉 12. Hermano mayor
🐉 13. Karma
🐉 14. Frío verano, cálido invierno
🐉 15. Tokyo Manji Gang
🐉 16. Red Dragon
🐉 17. Orgullo y prejuicio
🐉 18. Oscuridad
🐉 19. Violencia
🐉 20. Odio
🐉 21. El origen del mal
🐉 22. Brutalidad
🐉 23. Sano
🐉 24. Vida perdida
🐉 25. Reescribir la historia
🐉 26. Revengers
🐉 27. Flores blancas

🐉 3. Red Snake

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By KimberNara

Tn estaba sentada en el suelo de aquel viejo templo, con una rodilla arriba en donde tenía apoyado un codo, para poder recargar su cabeza en una mano; como llevaba el uniforme rojo de su pandilla, no había problema en que tuviese las piernas abiertas, al contrario de si llegaba a llevar una falda.


El uniforme de Red Snake era completamente rojo y de estilo militar como se acostumbraba en esos uniformes, con pantalones holgados y chaquetas; las botas eran negras. Las chaquetas de todos los miembros tenía en su pecho derecho bordada en negro la frase: "El que sabe cuando volar, y cuando no, será victorioso", una frase del libro "El Arte de la Guerra", y en la parte izquierda del pecho tenían bordado su puesto: "miembro regular", "Capitán", "Sub-Capitán" o "Sub-Comandante"; en las mangas otras dos frases del mismo libro, y en la espalda tenían bordado el logo de la pandilla: dos serpientes entrelazadas, una blanca con rosas y otra negra con planetas y galaxias con el nombre de la pandilla arriba.

Por su parte, Tn llevaba una larga gabardina, pues era la líder de la pandilla; tenía en su pecho izquierdo bordada la palabra "Comandante", en la izquierda la misma frase, y en su espalda el logo junto al nombre "Red Snake", además, la parte baja de su gabardina tenía bordadas otras frases del libro "El Arte de la Guerra", al igual que las mangas.


El Nakamura mayor se acercó al pie de las escaleras, con sus manos tras la espalda, e informó:

– Tanto Ragnarok como Kōdō Rengō nos han desafiado a una pelea.

– ¿Aún no se mataron entre ellos? –cuestionó Tn, levantando una ceja.

– Parece que pelearán de nuevo, pero primero quieren quitarnos del medio. Les molesta que dominemos sobre Minato, Chiyoda, Shinjuku, Shibuya y Taito. Ya tenían en la mira a Naraka por dominar Minato, Shinjuku y Taito, pero antes de que pudiesen mandar una declaración de guerra pasó lo de Haruto, y luego vino la formación de Red Snake. Una vez que nos quiten del medio y realmente queden con Kantō dividido sólo en dos, ellos pelearán para disputarse el poder de toda la región.

La joven chasqueó la lengua, fastidiada.

– Ellos son realmente molestos. ¿Por qué no sólo se matan entre ellos y me dejan en paz?

– Tn –llamó el otro Nakamura.– Ragnarok tiene 600 miembros, es la pandilla más grande de la nación. Se dice que su líder, "Redcliff", una vez atravesó las secuelas del campo de batalla cubierto de sangre ajena. Y Kōdō Rengō se formó con las doce pandillas orientales. Su líder, "Leopardo Blanco", es realmente temido.

– Nosotros tenemos 500 miembros por ahora, Tn. Los 400 que éramos de Naraka y los 100 que han decidido seguirte a pesar de que seas una chica.

– Qué sexista, gracias –dijo sarcástica.

– Mi punto es...que 500 de nosotros no podremos dar dos batallas seguidas contra esas dos enormes y prestigiosas pandillas. Tal vez si Haruto estuviera aquí...

Tn hizo una mueca, con un vena marcada en su mejilla, y arrojó la botella de Coca-Cola de vidrio que tenía en una mano hacia el pie de las escaleras, provocando que esta reviente bastante cerca de los pies de aquellos dos hermanos, sobresaltando a todos; se levantó, cruzándose de brazos y mirando con mala cara, lo que estremeció a sus subordinados.

– Mi hermano ya no está aquí, y yo no necesito depender de él. Naraka ha muerto, acéptenlo de una vez, y si no les gusta cómo comando pueden quitarse el uniforme y largarse, me da igual, puedo agrandar la pandilla tanto como quiera. Si van a hacerlo, que sea ahora, porque si luego escucho una queja les daré una patada en la boca y les tiraré todos los dientes, así que adelante –nadie se movió, todos permanecieron en frío silencio.– Pelearemos contra Ragnarok y Kōdō Rengō, y los destrozaremos, no me importa si las peleas son una seguida de otra. Ustedes encárguense del resto de miembros de ambas pandillas y sus altos mandos, yo me encargaré sola de Redcliff y Leopardo Blanco.

Todos exclamaron nerviosa sorpresa.

– P-Pero...Tn...

– ¡"Comandante"! Mientras estemos en reunión, llámame "Comandante".

– C-Comandante, es imposible que puedas sola contra esos dos lunáticos, aún siendo en peleas separadas.

– Hm –sonrió de lado.– No conoces a los Lóng.

– ¿Ah?

– ¿Para cuándo nos citaron?

– ...Ragnarok para el 5 de Diciembre, y Kōdō Rengō para el 12.

– Muy bien, que así sea.

Todos murmuraron, nerviosos.

– ¡El 5 de Diciembre destrozaremos a Ragnarok, y el 10 de Diciembre destrozaremos a Kōdō Rengō!

Los chicos parecieron dudar, pero no irían contra las palabras de su Comandante, así que sólo gritaron sonoramente levantando los puños. Tn esbozó una sonrisa maliciosa.

[Día siguiente]

[Centro de Detención]

– ¿Qué vas a hacer qué? –cuestionó Haruto, sorprendido.

– Pelearé contra Ragnarok y Kōdō Rengō.

– Tn, ¿Estás loca?

– ¿Ah? –levantó una ceja.

– No puedes pelear contra esos dos, Redcliff es una bestia, y Leopardo Blanco es malditamente fuerte, podría decirte que incluso más que yo.

– Regla Lóng #4: mientras más pequeño, más fuerte.

– No eres tan fuerte como para vencerlos. No podrías contra Leopardo Blanco que es apenas unos centímetros más alto que tú, no podrás contra Redcliff que casi mide dos metros.

– Yo sé lo que hago, hermano. Confía en mí.

– ¡Te van a matar!

– Hm –sonrió.– Te traeré un diente de cada uno como souvenir.

– ...

Haruto quedó congelado, en silencio; su hermana realmente parecía confiada de sí misma, pero él estaba seguro de que no podría contra esas dos bestias.

[Diciembre 5]

La pelea de aquel día se realizaría en una zona pavimentada bajo un puente ruta; las paredes estaban graffiteadas y en el suelo había bastante basura, incluso en un lado había un vehículo viejo y saqueado.

Ragnarok ya se encontraba en el lugar de batalla, esperando a su rival; uno de los miembros sostenía en alto la bandera blanca de la pandilla. Red Snake se acercaba caminando a paso tranquilo, con aquella reina a la cabeza y con uno llevando la bandera roja que flameaba en el aire; finalmente, se detuvieron delante de aquellos, con unos metros de espacio entre ambos.


Keizō observó de pies a cabeza a esa chica, era bastante pequeña y delgada, y no parecía para nada peligrosa, no como esperaba después de tantos rumores. Llevaba el uniforme rojo de su pandilla con la larga gabardina abierta, y debajo de esta traía un top deportivo negro y un vendaje alrededor de su vientre; sus ojos verdes tenían un brillo malicioso, y su cabello castaño con algunos mechones rojos estaba sujeto en dos moños con cintas rojas.

– ¿Tú eres la enana líder de Red Snake? –cuestionó aquel robusto.


Comandante de Ragnarok: "Redcliff", Arashi Keizō


Tn levantó una ceja al ver a aquel, era tan grande y se veía tan peligroso como lo había imaginado; tenía el cabello negro, no traía camiseta bajo la gabardina colgada en sus hombros, y en su pecho se notaban tatuajes.

– Así es –contestó.– ¿Tú eres el gorila de dos metros llamado "Redcliff"?


Comandante de Red Snake: "Medusa", Lóng Tn


 – "Gorila", ah...Tienes agallas.


– Lo sé –sonrió.– Bien –levantó una mano.– Let's go, bastards! –gritó, chasqueando los dedos y señaló hacia adelante.

Red Snake gritó sonoramente, y todos comenzaron a correr hacia la pandilla contraria.


– ¡Adelante! –gritó.

Ragnarok gritó también y corrió hacia la pandilla de rojo, siguiendo a su líder.


Ambas pandillas comenzaron a pelear.

Tn, por su parte, se quedó atrás, sólo viendo todo con las manos en los bolsillos de su gabardina, esperando a que el Comandante de la pandilla enemiga llegase hacia ella.

[Itto-Kan Diner]

– ¿"Ragnarok"? –repitió Shinichirō, curioso.– No había oído de ellos.

– Pues nuestra pequeña Tn está peleando ahora contra ellos. Y la próxima semana pelearán contra Kōdō Rengō.

– ¿Qué saben de ellos?

– Son peligrosos, ambos.

Los chicos comenzaron a contar a Shinichirō todo lo que sabían sobre aquellas dos pandillas, provocando que se preocupase mucho más de lo que ya estaba por su dulce Tn.

– ¿Buscaron a Tn por problemas con Naraka?

– No. Querían destruir Naraka para quitarlos del medio, y luego disputarse el poder absoluto de Kantō.

– Pero entonces pasó lo de Haruto, por lo que Naraka entró en un hiatus que duró como dos meses. Y luego Tn misma destruyó la pandilla de su hermano y con los restos construyó la suya propia, y tomó control de otros distritos comandando Red Snake.

– Parece que sólo esperaron a que Red Snake se acentuara para poder destruirla. Y luego de eso se matarán entre ellos.

– Esos dos se tienen bastante odio.

– ...Y... ¿Saben dónde están peleando?

Todos negaron.

– Tn no quiso dar muchos detalles, y tampoco dejó que nadie hablase demás. Parece que incluso tiene asustados a los Nakamura ya que ninguno abrió la boca.

Shinichirō resopló, frustrado y nervioso.

[Calzada]

Arashi arrojó a un lado al golpeado chico que sujetaba del cabello y se enderezó, mirando a aquella chica de rojo.

– ¿Te diviertes viendo todo, Reina Roja?

– Acertaste –sonrió.– Te tomó tu tiempo llegar.

– Acabemos con esto.

– Encantada. Olvídate de que soy una chica y dame tu mejor golpe.

– Como tú digas.

El robusto pelinegro gritó, levantando un puño, y lo dirigió hacia la chica.

Tn sonrió de lado, se agachó rápidamente y giró en el suelo pasando bajo las piernas de aquel, para luego levantar una pierna y golpearlo en una pantorrilla para que perdiese el equilibrio, colocó las manos en el suelo y se impulsó para levantarse de un salto, y volvió a ir hacia aquel, quien intentaba recuperar el equilibrio; dobló un brazo para darle un golpe en las costillas, provocando un grito por parte de aquel, y luego lanzó un puñetazo hacia su mandíbula, arrojándolo al suelo.

Keizō intentó levantarse, pero sus piernas no parecían querer responder, y finalmente cayó hacia atrás, quedando boca arriba.

– Knockout.

La chica juntó sus manos e hizo una reverencia.


Todos se habían detenido un poco en su pelea para ver a sus líderes luchar, y quedaron en silencio al ver a esa pequeña Medusa derrotar al robusto Redcliff; Ragnarok quedó congelado, y Red Snake no tardó mucho en gritar y vitorear.

– ¡Nuestra Red Queen venció a Redcliff!

– ¡Red Snake gana!

– ¡¡Síííííí!! –vociferaron.

Los hermanos Nakamura corrieron rápidamente hacia la chica, todavía sorprendidos.

– ¡Tn, realmente lo lograste!

– ¡Nunca habíamos visto a Haruto pelear así!

– Los Lóng aprendimos wu-shu, kung-fu, sanshou y muay boran. Nuestro tío abuelo es un maestro shaoling.

– Woah, increíble.

– Haruto nunca nos dijo nada de eso.

– Mi hermano es un flojo, siempre los manda a pelear a ustedes y luego noquea a sus enemigos de una patada. Yo soy un poco más violenta que él.

– ¡Eres increíble! –palmeó su espalda.– Si derrotaste tan fácil a Redcliff, entonces no tendremos problemas con Leopardo Blanco.

– Definitivamente –rió.– ¡Viva nuestra Red Queen! –gritó, levantando el puño.

– ¡Viva! –gritaron todos.

El sonido de las sirenas de policía se escucharon de pronto, sobresaltando a todos.

– ¡Ragnarok, nuestra líder venció al suyo, esta pelea acaba aquí! ¡Dispérsense, todos!

– ¡Y ayuden a su líder! –dijo Tn.– Le rompí una costilla.

Todos se estremecieron al oírla decir aquello tan tranquila. Algunos miembros de Ragnarok se acercaron a Redcliff, lo ayudaron a levantarse y luego a caminar, para escapar.

Por su parte, Red Snake también huyó del lugar, subiendo a sus motocicletas y automóviles.

[Minutos después]

[Itto-Kan Diner]

Red Snake ingresó al bar haciendo bastante ruido, vitoreando a viva voz a su Reina Roja; todos se sobresaltaron y los miraron curiosos.

– Parece que ganaron.

– Sí...

Shinichirō buscó con la mirada a su enamorada, hasta que por fin pudo encontrarla y corrió hacia ella, abrazándola. Tn se sobresaltó, sonrojándose ligeramente.

– ¿Shin...?

– ... ¡Por los dioses! –la miró.– Me tenías malditamente preocupado, tonta.

– Uh... ¿Oops? –rió.– Tranquilo, fue rápido. Además, mira mi rostro, no tengo ni un rasguño.

– ¡Naomi, chicos, no van a creerlo! –gritó el Nakamura menor.– ¡Esta enana lo hizo increíble! –rodeó a la joven Lóng con un brazo, señalándola con la otra mano.– ¡Cuando Redcliff fue a ella para atacarla, esta serpiente se escabulló entre sus piernas, le pateó la pantorrilla, luego le dio un golpe con el codo en las costillas tan fuerte que llegó a romperle una, y finalmente lo noqueó con un golpe en la mandíbula! –palmeó su propia mandíbula.– ¡Fue tan rápido que todos nos quedamos congelados por un momento! –rió.

– Así que ese es el poder de los Dragon Siblings, ah... –sonrió.

– Es una pena que Shing no pelee y que Haruto sea tan perezoso para pelear –rió.

– Mañana iré a ver a Haruto y le contaré de la proeza de su hermanita –sonrió el Nakamura mayor, revolviendo el cabello de la chica.

– Yaa –rió ella.– Naomi-chan –llamó, mirándola.– Muero de hambre y sed.

– Sale un omurice y una Coca-Cola –sonrió, enderezándose para ir a la cocina.

Shinichirō suspiró y abrazó a Tn por detrás, apoyando su mentón en uno de sus hombros; ella levantó una ceja y lo miró.

– ¿Qué te sucede?

– Estaba preocupado a muerte –la miró.– No vuelvas a asustarme así.

– Ajá...Puedes soltarme, no recibí ni un golpe.

– Estaba preocupado –hizo un puchero.

– Tonto –rió.

– ¡Tn-chi! –llamó Naomi, enseñando el plato.– Lo tenía listo, sólo debía calentarlo, sabía que vendrías.

– ¡Ah~! –exclamó, ensanchando su sonrisa.– ¡Te amo, Naomi-chan! –rió, soltándose de los brazos del pelinegro y corriendo hacia la barra.

– ¡Oye, ¿Cómo que "te amo"?! –reclamó Yamato.– Yo la vi primero.

– Camarón que se duerme... –se burló, guiñando un ojo.

El chico abrió la boca, fingiendo estar ofendido, mientras su novia tras la barra reía. La reina comenzó a comer animadamente.

Mientras, el Sano mayor la observaba, todavía embobado; la adoraba, amaba cuando era seria y reservada y cuando era extrovertida y dulce, pero debía admitir que le dolía un poco cada vez que ella se alejaba de él, cuando escapaba de sus brazos, o cuando le decía "te quiero" o "te amo" a otra persona que no fuese él, hasta Manjirō había oído más esas palabras de parte de ella que él.

[Diciembre 12]

[Zona de contenedores]

Ambas pandillas, Red Snake y Kōdō Rengō, caminaban en direcciones contrarias para acercarse una a la otra; las banderas de ambas flameaban en el aire, la roja de la primera pandilla y la negra de la segunda.

Al ver a aquella pequeña y delgada chica de cabello castaño con mechones rojos recogido en dos moños y ojos verdes que brillaban maliciosamente, Wakasa esbozó una sonrisa de lado y levantó una ceja.

– ¿Tú eres la Red Queen, alias Medusa, que derrotó a Redcliff? –rió.– No te ves tan intimidante, pero admito que eres bonita.


Comandante de Kōdō Rengō: "Leopardo Blanco", Imaushi Wakasa


Tn rió, viendo a aquel chico de ondulado cabello blanco que cubría uno de sus ojos violáceos, que vestía su uniforme blanco y tenía un arete colgando en su oreja izquierda.

– Tú tampoco te ves tan intimidante, eres sólo un gatito de nieve –se burló.– Si derroté a ese gorila de dos metros con tres golpes, contigo sólo tendré que usar uno y medio...como mucho.


Comandante de Red Snake: "Medusa", Lóng Tn


– Confiada, ah. Me gusta.

– Puedes fantasear conmigo cuando te noquee.

Ambas pandillas se detuvieron, con unos metros entre ambas; sus miembros inferiores se miraron unos segundos, haciendo algunas señas para provocarse.

– Hagámoslo –dijo el chico.

– Let's go! –ordenó ella, chasqueando los dedos.

Ambas pandillas gritaron y comenzaron a correr una hacia la otra. Tn quedó detrás, otra vez, sólo esperando como si se tratase de un tablero de ajedrez donde la reina queda atrás y debe ser protegida; por su parte, Wakasa caminaba tranquilamente, con esa sonrisa egocéntrica y maliciosa en su rostro.

[Itto-Kan Diner]

Shinichirō caminaba nervioso de un lado a otro, esperando el regreso de su amada Lóng; había decidido ir a esperar al bar ya que sabía que al acabar la pelea se dirigirían todos allí, independientemente del resultado de la misma.

– Sano, me estás mareando y estoy comiendo, ¿Por qué no sólo te sientas? –regañó Yamato, llevando comida a su boca.

– Estoy nervioso.

– Sano –llamó. Él lo miró.– ¿Quieres uno? Calmará tus nervios –ofreció, extendiendo su cigarrera.

– ¡Kōtaro, no le ofrezcas cigarrillos a un menor de edad! –regañó Naomi.

– Oh, vamos. Tres de los cuatro Lóng también fuman cuando están así de nerviosos, lo calmará.

– ...Acepto.

– ¡Shinichirō!

Shinichirō se acercó a aquel mayor, tomó uno de los cigarrillos y dejó que aquel se lo encendiera, para luego darle una calada; por supuesto, se ahogó a la primera, pero no tardaría mucho en acostumbrarse.

[Zona de contenedores]

Wakasa le dio un puñetazo a uno de aquellos de uniforme rojo que se le acercó, y luego una patada a otro, deteniéndose finalmente delante de aquella bonita chica.

– ¿Por qué te quedas atrás? Esto no es un tablero de ajedrez como para que la Red Queen permanezca detrás... ¿O es que te gusta más ver que actuar?

– Uhm...Un poco de ambos, supongo. Pero bueno, ya que estás aquí...voy a noquearte de un golpe.

– Me gustaría ver eso.

– Oh, no llegarás a verlo.

– Eres una chica linda, trataré de no arruinar tu bonito rostro.

– Podría decir lo mismo, o...podría mejorar tu rostro con un golpe.

– ¿Tú crees? –rió.– Caerás en diez segu-

Tn levantó una pierna rápidamente, dándole una patada en la mandíbula a aquel chico, interrumpiendo sus palabras y haciéndolo desplomarse. Todos detuvieron su pelea, mirándola con sorpresa.

Wakasa cayó al suelo, aturdido por el golpe; intentó levantarse, pero al apoyar las manos en el piso sus brazos flaquearon, haciéndolo caer de nuevo. Volteó, quedado boca arriba, y llevó una mano a su rostro para tocar su mandíbula, notando que la chica se la había desencajado con su patada; volvió a dejarse caer.

– Me equivoqué...al final sólo necesite un golpe –rió. Juntó sus manos e hizo una reverencia.

– ¡Nuestra Red Queen derrotó al Leopardo Blanco!

– ¡Larga vida a Medusa!

Red Snake comenzó a gritar y vitorear, mientras los de Kōdō Rengō quedaban congelados y en desconcierto, sin poder creer todavía que su líder haya caído tan rápido.

– ¡Red Snake gana!

[Minutos después]

[Itto-Kan Diner]

Red Snake ingresó al bar gritando y vitoreando a su líder, atrayendo la atención de todos por el escándalo.

– Ganaron de nuevo.

– Sí que les gusta ser ruidosos...

– ¿Qué tal lo hizo Tn-chi está vez? –preguntó Naomi, recargándose en la barra.

– Ah. Esta vez actuó un poco como Haruto, sólo levantó una pierna y noqueó a Leopardo Blanco. ¡Pero ella se ve realmente genial!

– Parece que nadie puede ganarle a nuestra reina –rió.

Todos rieron.

– Genial –se enderezó.– Ven a sentarte, Tn-chi. Te calentaré el omurice que ya te tengo listo.

– ¡Sip! Gracias, Naomi-chan.

Aquella rió y se dirigió a la cocina. Tn fue animadamente hacia la barra, sentándose en uno de los taburetes. Shinichirō se acercó a ella y la abrazó, haciéndola pegar un pequeño sobresalto.

– Shin... –levantó una ceja.

– Me preocupaste de nuevo, tonta.

– ... ¿Por qué hueles a tabaco?

– ¿Eh? –la miró.– B-Bueno...

– ¿Si?

– Uh...

– Kōtaro le dio un cigarrillo –dijo la dueña del local, dejando el plato delante de la joven.– Disfrútalo –le sirvió una botella de Coca-Cola y se la abrió.

– ¿Qué? –miró al nombrado.– ¿Por qué le diste cigarrillos?

– Oye, ¿Por qué todos me regañan a mí? Tú también fumas cuando estás nerviosa, enana.

– ¡Pero no le des cigarrillos a alguien que no fuma, menos si es menor de edad.

– Kōtaro, agradece que Haruto no está aquí porque te rompería los brazos.

Todos rieron. Tn rodó los ojos y tomó un poco del omurice, para llevarlo a su boca; Shinichirō la miró, soltándola lentamente para dejarla comer en paz.

– Escuché que también fumas, ¿Es cierto?

– ...Sólo cuando estoy nerviosa –lo miró.– No es nada importante ni de lo que alarmarse.

– Ya veo –rió.

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