Como agua bajo la luna 》 Namo...

By moonmoonL

87.6K 8.7K 4.4K

Ambos eran dioses dispuestos a dar todo de sΓ­ para proteger a su querido pueblo y tambiΓ©n para defender a la... More

EP. 1》Wakanda Forever
Soundtrack
PrΓ³logo
1. Ix Chel
2. In Paal
3. Cuentos de mamΓ‘
4. Mi luz
5. La princesa Shuri
6. Talokan
7. TraiciΓ³n
8. InvasiΓ³n
9. Disculpas
10. Luto
12. Emboscada
13. Namora no se toca
14. RendiciΓ³n
15. Mi vida entera por ella
16. ΒΏPaz?
EP. 2 》AΓ±os de juventud
1. La sed de venganza
2. El primero
3. Celos de "hermano"
4. Inesperada respuesta
5. Charla
6. Por su mano
7. Promesa
8. Sentimientos
9. AceptaciΓ³n
10. Bajo las estrellas
11. La larga espera

11. Talokan perdiΓ³ a su reina

2.8K 293 169
By moonmoonL

Omnisciente

Wakanda estaba hecha un caos, el país entero había colapsado a causa de la invasión tan grave que realizaron los Talokaniles, el pueblo entero tuvo que mudarse a las montañas nevadas de la nación, los dominios de la temida tribu Jabari habían sido abiertos para todo Wakandiano y así brindarles protección en caso de que el rey de Talokan cumpliera con su promesa e invadiera la ciudad de nuevo en pocos días, la princesa Shuri había dado su consentimiento para desplazarse luego de la realización el funeral de la reina Ramonda, quien había fallecido a manos de Namor ahogada como venganza por la muerte de su propia esposa.

El hombre proclamó que volvería con todo su ejército y acabaría con Wakanda si no cedían a sus peticiones, ya no tenían michas opciones. Por lo menos estando en la montaña los ancianos del consejo creían se encontrarían más seguros ante amenazas que se movian principalmente por el estado líquido del agua, la sorpresa que les brindó el hecho de que un solo hombre acabara con noventa por ciento de su fuerza aérea les causó un evidente terror… y eso que la fracción del ejército que había ido a invadir Wakanda no era ni una doceava parte de la verdadera fuerza que escondía su ejército

—¡Vienen más personas desde la ciudad!— reclamaba una de las mujeres del consejo, realmente preocupada por lo que ocurría

—Necesitan más espacio— se mofó M'Baku desde su trono, inclinándose hacia ellos y mirándoles molesto — ¿Y qué?— preguntó con voz autoritaria — Ustedes son visitantes, es todo un milagro que logren organizarse en sus tribus y que…— en el cielo apareció una nave muy conocida para todos. La "garra real" se posó sobre sus cabezas y de ella emergió un manto que muchos creían perdido.
Shuri, la princesa de Wakanda aterrizó agilmente sobre sus piernas, mostrando en lo que se había convertido.

Un jadeo colectivo inundó las paredes del lugar, todos le miraban sorprendidos cuando ella se retiró la máscara y mostró su gesto decidido

—¡La princesa!— exclamó alguien desde sus posiciones, todos quedaron helados al ver de nuevo a alguien portando aquel manto sagrado para ellos. El líder de los jabari le miró algo dudoso, así que quiso poner a prueba la fuerza de la fémina que en ningún momento se mostró intimidada ante lo que el hombre pudiera hacerle.

Ambos comenzaron a realizar una competencia de fuerza en la cual M'Baku pudo comprobar que Shuri había obtenido un aumento descomunal en su fuerza y que realmente la pantera negra pudo volver a Wakanda. Los cantos de los jabari haciendo alegorías a los gorilas resonaron fuertemente, alentando la emoción del momento, el imponente hombre se irguió en su sitio y miró orgulloso a Shuri, quien no cambió su gesto en ningún momento. Finalmente cedió y sonrió enormemente ante la presencia de su salvadora

—¡Lo consiguió! ¡La pantera negra vive!— todos en el lugar comenzaron a hacer cánticos ceremoniales, celebrando el regreso de su mas amado protector, la pantera negra había vuelto y ahora yacía al interior de la princesa… quien nunca en su vida imaginó portar tal poder. Jabari y los ancianos del consejo cantaban a coro, agradeciendo a los dioses por el regalo que les había otorgado el regreso de su protector.

Shuri permaneció impasible mirando a un punto en la nada, meditando lo que había sucedido. A su alrededor todos se alegraban y la miraban con orgullo.

Los cánticos siguieron así por unos momentos, hasta que los ritos ceremoniales terminaron y le permitieron hablar, ella se mantuvo firme en medio de todos los presentes sin dejarse intimidar

—Namor piensa que Wakanda está derrotada, nuestra reina murió y nuestra capital se destruyó— su voz se quebró, pero jamás perdió la postura ni esa mirada de odio que se estaba apoderando de ella — Da por hecho que ya no tenemos protector… pero ahora, ahora es nuestro momento de atacar— esto lo pronunció con rabia y haciendo su voz más profunda, inundada en ese sentimiento de ira

—¿Cómo?— cuestionó una de las mujeres del consejo — Ni siquiera sabemos cómo encontrarlo — chistó

—Lo traeremos a nosotros — respondió la princesa con simpleza

—¿Aquí otra vez?— preguntó el anciano de la tribu del río, realmente incrédulo de que la princesa tuviera una idea como esa

— No, al océano… un área distante

—A ver, digamos que esto funciona — interrumpió el líder Jabari, colocándose recto sobre su asiento y mirando desafiante a los presentes — Hmm… suponiendo que maten a este hombre que puede volar y que tal vez tenga la misma fuerza que Hulk… ¿Creen que matarlo sea la solución? ¿Cómo creen que sea posible matarlo?

—¡Exigiste su cabeza cuando su único crimen fue intimidarnos!— le recrimino de nuevo el líder de la tribu del río

—Matarlo no debe ser tan difícil… Nakia acabó con la reina de Talokan, la mató fácilmente y ella era muy fuerte— gruñó Shuri, algunos se miraron sorprendidos. Nadie sabía se la hazaña del perro de guerra Nakia, quien aún seguía muy lastimada de esa pelea

—Claro, si consideras que "fácilmente" es regresar al borde de la muerte — se mofó M'Baku

—Pero acabó con ella— puntuó el líder de la tribu fronteriza, ahora todos se mostraban orgullosos por la hazaña de la mujer

—¿Qué ha cambiado Lord M'Baku?

—Sus soldados lo llamaron rey y general… si claro… pero también ellos lo llamaron ¡K'uk'ulkan! y esa mujer que venía con él la primera vez que vinieron se hacía llamar Ix Chel— dijo el jabari haciendo ademanes con sus manos — asumo que ella era su reina ¿Me equivoco?— cuestionó hacia Shuri, quien asintió con los labios formando una línea y la frente fruncida

—¿Y eso qué tiene que ver?— cuestionó el de la tribu del río

K'uk'ulkan es el dios serpiente emplumada… Ix Chel es la diosa de la luna y el agua…— explicó — ¿Creen que porque vivimos en las montañas no tenemos acceso a los libros?

—Jaja— se burló el consejero de la tribu fronteriza

— Quería su cabeza, oh si… es de aplaudir que Nakia haya podido acabar con uno de ellos aunque regresara medio muerta aquí — dijo M'Baku inclinándose al frente, colocando sus manos en las rodillas y observando a los presentes — Pero su pueblo los considera dioses… es claro que meterse con uno de ellos es catastrófico, miren lo que ocurrió — señaló él, haciendo obviedad a lo ocurrido hace unos días en su país

— ¿Sugieres que la invasión fue culpa de Nakia?— el ofendido líder de la tribu del río miró desafiante al Jabari

—Consejeros… quiero hablar con lord M'Baku a solas por favor— Shuri intervino antes de que las cosas se pusieran peor. No quería que una pelea iniciara por ese tema…

Todos cedieron y abandonaron la sala del trono jabari hasta dejar a los dos wakandianos solos en el lugar; M'Baku miraba curioso a la princesa quien mantenía un rostro sereno a pesar de lo último que había pronunciado, como si le estuviera dando la razón

—Namor prometió destruir el mundo de la superficie y es nuestra única oportunidad de derrotarlo— comenzó la princesa, mirando directamente al imponente hombre que tenía en frente — ¡Dime qué te preocupa!

—¡La guerra! Mira qué hizo por lo que le pasó a su esposa… si Namor y ella son considerados dioses por su pueblo. Matarlo también a él nos arriesgaría a una guerra eterna— el Jabari se cruzó de brazos, explicando sus razones

—¿Y eso qué?— Shuri exhaló y afiló su mirada, dejando ver sus ojos desafiantes —¿La vida de mi madre no merece una vida eterna?

—Claro que lo merece, te puedo asegurar que ella lo merece… pero ponte a pensar un segundo, mataron a su reina, Namor debe pensar exactamente lo mismo y ustedes quieren ir hasta él y empeorar las cosas, ¡ese tipo acabó con casi todas nuestras fuerzas aéreas y dejó Wakanda sumida en el agua!— gruñó el jabari señalando acusatoriamente a la princesa— Mataron a su esposa y estoy seguro de que él tiene el mismo pensamiento que tú… a la más mínima provocación va a explotar la mecha que nos va a llevar a la guerra eterna con ellos y vamos a perder muchas vidas

—¡Nosotros mataremos más miembros de su pueblo! Le daremos un escarmiento, sabrá quién manda y quién es superior aquí en la superficie como en su maldito océano… la muerte Ix Chel solo fue el inicio de una larga cadena de muertes que le esperan a su reino. Se metieron con la vida de mi madre y ahora espero que ese tipo esté sufriendo por haber perdido a su esposa porque ya no me importa... si tan devoto es a ella espero que muera pronto para que la acompañe en el jodido infierno— Shuri estaba muy molesta y eso se veía a leguas, la muerte de su madre había alterado su percepción sobre el pueblo de Talokan y su fallecida reina. Ya no le importaba nada más que la venganza— Yo lo mataré con mis propias manos y tú me vas a ayudar con eso








Los dos reyes de Talokan yacían sentados en su imponente trono de megalodón mirando hacia el frente viendo a todos los Talokaniles que nadaban a través de la sala del trono realizando sus deberes. Ixchel tenía en sus manos una antigua caracola que había podido recuperar de algunos artefactos que el ejército no utilizaba, no era nueva pero le serviría en caso de cualquier emergencia

—¿Cómo te sientes hoy In Ka'an?— cuestionó K'uk'ulkan mirando a su esposa, inclinándose hacia ella y retirando el tocado de su propia cabeza para poder moverse con mayor libertad. Su reina alzó su vista y le sonrió cálidamente, como sólo ella sabía hacer

Ya no me duele nada In Yaakunaj… parece ser que me he curado por completo — ella pasó una mano sobre su abdomen que no tenía ni rastros de la herida causada por la intrusa Wakandiana hace ya varios días. K'uk'ulkan dibujó una enorme sonrisa sincera en su rostro, pasando su mano por el mismo sitio donde había visto aquella herida en el cuerpo de su esposa, comprobando que ni siquiera había quedado marca de aquel fatídico suceso, sin embargo, su rostro adoptó un gesto más serio cuando comenzó a recordar lo que había ocurrido  —¿Qué es lo que aturde tu corazón amor mío?— preguntó ella colocando su mano sobre la de su esposo, quien bajó la vista un poco avergonzado por la intensa mirada que le estaba dando su mujer

Estaba pensando en que me haré con el mando de los ejércitos de Wakanda — explicó el como si nada— quiera o no, ahora voy a buscar aquello y no va a poder detenerme esa maldita mocosa malcriada — Ix Chel suspiró, a sabiendas de que K'uk'ulkan no iba a olvidar jamás lo ocurrido, tampoco olvidaría ese objetivo de hacerse con un aliado como Wakanda, solo que ahora iba por fuerzas armadas y armas enteramente… no por la lealtad del reino

Si, ya no tienen más opción— completó ella, moviendo su mano y acariciando el cabello de la nuca de su esposo, quien cerró los ojos ante el tacto y se dejó hacer, recargándose en el pecho de su reina y relajándose un momento

Me hace tan feliz que estés aquí de nuevo… — habló el rey acariciando con suavidad una de las piernas descubiertas de su esposa. Valorando cada segundo que la tenía a su lado, el terror que había sentido al verla medio muerta jamás lo había experimentado ni quisiera experimentarlo de nuevo… Ix Chel era su mundo, ella lo ataba al mundo y si ella se iba de esa vida era seguro de que su cordura hubiese muerto con ella — Tuve tanto miedo de que pudieras morir, mi vida…

In Yaakunaj — habló la reina sin separarse ni un momento de su esposo. Ix Chel podía sentir la evidente preocupación en las palabras de K'uk'ulkan, llevaba tantos años conociéndolo que no hacía falta ver su expresión para saber que se notaba afligido — Te prometo que jamás tendrás que sufrir por una situación como esa jamás… la próxima vez no voy a contenerme y acabaré con todo aquel extranjero que quiera hacer algo como aquelloK'uk'ulkan la abrazo y poco a poco fue subiendo hasta que la posición cambió y era ahora ella quien yacía en su pecho, el hombre posó sus labios sobre la cabellera de la mujer y plantó un beso en ella, brindándole paz y tranquilidad a ambos…

Los dos se mantuvieron en esa posición un buen tiempo, observando a los Talokaniles pasar y saludarles, ellos respondían el gesto con toda la amabilidad posible y sonreían lo máximo que podían. Era algo que solían hacer con regularidad al estar sentados en el enorme trono, formaba parte de su día a día esperando noticias sobre anomalías en sus dominios... usualmente no había muchos cambios y solían dar paseos por la ciudad para atender lo máximo posible a su pueblo, pero el rey no quería forzar mucho a la reina actualmente, aún cuando se encontraba más que sana y lista para actuar ante cualquier situación que implicara peligro para su pueblo.

K'uk'ulkan tomó entre sus manos aquella caracola que su amada esposa ahora había adoptado como suya, era bastante antigua y se veía gastada, sin embargo era mejor que tuviera eso a nada... la ausencia de la preciosa reliquia que le había brindado a la reina de Wakanda en un gesto ciego de confianza ahora tenía estragos. Por suerte había hallado esa pieza realmente bella entre todas las baratijas que los soldados iban desechando

Prometo In Ka'an, que te daré una caracola nueva… yo mismo la tallaré con mis manos para que emita un sonido inconfundible, no tendrás que darla a nadie nunca más, será un simbolo físico y muy palpable de nuestra unión — darle algo como eso era una muestra de absoluta confianza… algo que ella ya tenía de él y viceversa. Las parejas Talokaniles solían darle a sus amores algo realizado por ellos mismos. K'uk'ulkan e Ix Chel no eran la excepción,  muchas de las cosas que poseían eran regalos hechos el uno por el otro... pero una caracola era eda muestra de confianza absoluta... un muy buen símbolo.

El rey no había podido brindarle una a la reina antes, ya que ella recibió aquella bella pieza de uno de los sacerdotes del pueblo muchísimos años atrás, incluso antes de que ambos fuesen pareja, una caracola era un símbolo para los Talokaniles y sólo  podía poseer una... pero ahora que ella la había perdido, Namor tenía la oportunidad de brindarle ese símbolo de confianza a ella. No la iba a perder.

Gracias In Yaakunaj… lo valoraría muchísimo — ella le había regalado muchas cosas en su vida, incluída su propia caracola, que él portaba orgullosamente siempre, jamás se desharía de algo como aquello

Ahí estará para ti… lo juro

—Aj K'uk'ulkan, Na' Ix Chel— alguien habló, ambos gobernantes posaron su vista en los recién llegados. Los dos altos mandos de su ejército estaban ahí, Namora y Attuma, ambos expresando un gesto de enojo.

Los dos reyes se separaron y miraron a los Talokaniles, indicándoles que hablara

Están usando otra maquina detectora de vibranium en el océano— explicó el general, Attuma

— ¿Dónde?— preguntaron los reyes al mismo tiempo, expresando una evidente incertidumbre

Lo han detectado a varios kilómetros de aquí, pero está en nuestros dominios — fue Namora la que siguió, Ix Chel suspiró y se levantó de su asiento siendo seguida por K'uk'ulkan

Vamos tras ellos…— la reina nadó hacia su hija, quien la siguió en todo el trayecto con su mirada

Llevaremos dos flotillas… escuchen— Namor interrumpió cualquier acción que los tres restantes hubieran querido hacer — Namora, Attuma y yo iremos en la primera avanzada, destruiremos la máquina y acabaremos con los máximos posibles… In Ka'an, dirígete a la armería y lleva a dos grupos contigo… carga todas las bombas de agua posibles — Ix Chel le miró con una ceja alzada

¿Me quieres dejar fuera de la batalla? K'uk'ulkan, ya estoy curada — le respondió la reina mientras se cruzaba de brazos y le miraba desafiante

No, en lo absoluto — explicó Namor— Al contrario, tú te encargarás de comandar la segunda flotilla, solo en ti confío en que sabrás qué usar y cuánto. Vamos a matar a todos esos americanos y a deshacernos de sus máquinas… incluidos sus barcos, te avisaré si hay slgo inusuale— Namora miró a su madre y le asintió a sabiendas de que era un excelente plan. Ixchel asintió y se despidió para ir hacia su destino.

K'uk'ulkan la vio irse al igual que los dos guerreros, quienes permanecieron expectantes por las órdenes de avanzada. En sus manos descansaba la caracola provisional de la reina, este la aferró a su cinturón junto a la propia y pidió a los dos Talokaniles que lo guiaran hasta el punto donde habían visto el artefacto.

Después de que todos se colocaran sus armaduras y cargaran sus armas, una fracción de menos de treinta soldados comenzó la avanzada, llegando hasta un punto inespecífico del océano Atlántico, donde ahora reposaba una máquina idéntica a la encontrada por Ix Chel ya varias noches atrás. El grupo era un escuadrón de reconocimiento que acompañaba al rey y a los dos generales

—¡Hay que destruirla!— ordenó K'uk'ulkan, este se acercó e intentó tocarla, justo en el momento en que un estridente ruido se adueñaba de las ondas del agua y aturdía todos sus sentidos. Los presentes se taparon los oídos y adoptaron posiciones antiálgicas, tratando de alejar el molesto sonido —¡A la superficie! Salgan del agua — fue así que los pocos Talokaniles se dirigieron afuera del agua, justo en el momento en que una imponente máquina se erguía frente a ellos… los wakandianos habían ido hasta ahí. Una muy mala idea considerando que era su terreno.

Un gesto muy osado, incluso para la "nación más poderosa del planeta". Namor tomó entre sus manos su pripia caracola... la tallada por su amada esposa, esa que hace tantos años le había regalado, miró furioso a los intrusos y sopló la caracola para después introducirla en el mar, esta emitió una señal que retumbó en los oídos de la reina a muchos kilómetros de distancia...

Ese sonido solo significaba a una cosa:  Intrusos

Datos curiosos:

Ix Chel le enseñó a Namora a defenderse, K'uk'ulkan le dio sus lecciones de uso de armas

— Ix Chel y Namor suelen tener una vida marital bastante activa, por lo que los Talokaniles que no avisan al entrar a su casa en la superficie se han llevado varias sorpresas incómodas, todos aprendieron a respetar la privacidad de los reyes por eso misml

— El "anillo de bodas" para los Talokaniles no existe, este en su vez es cambiado por un regalo o una pieza de vestuario. El de Ix Chel es el tocado de plumas que siempre lleva en su oreja derecha hecho directamente de las manos de Namor. Por su lado, K'uk'ulkan lleva unas decoraciones en la parte superior de sus pies que hacen resaltar sus alas, Ix Chel los confeccionó ella misma. 



Ixchel con su traje de reina:

Continue Reading

You'll Also Like

2K 165 10
En donde Miranda Thawne es miembro de los reclutas del proyecto Beast Morphers y una experta en informatica,cuando evox ataca y comienza sus intentos...
19.6K 2.2K 26
En un mundo dominado por caminantes, Elodie, de diez aΓ±os, lucha por sobrevivir cada dΓ­a. Pero ella no es una superviviente cualquiera: es una chica...
15.1K 1K 12
Recordando el hecho de que en ECOMODA cada uno de los protagonistas y antagonistas tenΓ­a mejores amigos, asΓ­ como Betty y NicolΓ‘s, Armando y Mario, M...
67.5K 6K 18
𝐴| π·π‘œπ‘›π‘‘π‘’ π‘…π‘œπ‘šπ‘Ž 𝑦 π‘†π‘’π‘£π‘’π‘Ÿπ‘’π‘  𝑑𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 π‘’π‘›π‘Ž π‘Ÿπ‘’π‘™π‘Žπ‘π‘–π‘œΜπ‘› π‘“π‘Žπ‘™π‘ π‘Ž π‘π‘Žπ‘Ÿπ‘Ž π‘‘π‘Žπ‘Ÿπ‘™π‘’ π‘π‘’π‘™π‘œπ‘  π‘Ž 𝐿𝑖𝑙𝑦. [Severus Snape...