Magic (+18 ) I COMPLETA I

By SarahMans07

67K 4.7K 5.3K

BILOGÍA STAR: LIBRO 2. El mundo del espectáculo siempre resultó un sueño para ella. Pero ser finalmente parte... More

Prólogo
Advertencia de contenido
1
2
3
4
5
6
7
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
Epílogo
¡Gracias!

8

1K 77 97
By SarahMans07

La mañana del día de hoy estaba un poco agitada dadas varias circunstancias. Una de ellas era lo que había sucedido anoche en el gimnasio. Hoy le escribí a Roger para comentarle lo que pasó y de esa forma confirmar que realmente no se trataba de él la sombra que vi. Alguien había entrado por una ventana que él accidentalmente dejó abierta y no sabíamos quién podía ser. Me dijo que iba a tener más cuidado y que consideraría poner un sistema de seguridad. No se había molestado en hacerlo dado que no se escucha mucho sobre robos en gimnasios.

¿Pero eso realmente fue un intento de robo?

Esa estrella oscura... ¿se cayó en el suelo de casualidad? La conservé y la guardé en un alhajero, solo por las dudas.

Por otro lado, Elián también se encontraba algo alterado. Olimpa estaba harta de que él no mostrara compromiso alguno con su trabajo. Le restregaba en la cara a cada rato que era un vago, que debía ser más activo con respecto a sus responsabilidades y, principalmente, que recordara que eran un equipo. Pero él solo resoplaba. Le restaba importancia como si se tratara de un maldito adolescente caprichoso.

—No la culpo— dije, sentada en su escritorio mientras él escribía algo en su cuaderno—. No puede hacer todo sola.

—Ya lo sé, joder. Pero ahora quiere que me siente a organizar una maldita rueda de prensa.

—Pero es bueno para promocionar el show, ¿o no?

—Claro que sí, el problema es que conozco a ese tipo de personas y el tipo de preguntas que les gusta hacer. A ellos no les importa saber cuán emocionados estamos con el circo y cómo nos estamos preparando.

—¿Entonces?— fruncí el ceño.

Se levantó y apoyó las manos sobre el respaldo de la silla con un suspiro.

—Van a hacer comparaciones. Preguntarán por el circo de Joanna, mi antigua jefa. Me preguntarán por mi familia y todo lo que ha sucedido con ella. Y a ustedes les dirán cosas como qué se siente trabajar para mi. Y te prometo que no lo digo por presumido. He estado en este mundo por años, lo conozco.

—Pues intentaremos evadir esas preguntas. Haremos entender a estas personas que se viene algo grande y que ahora los únicos protagonistas somos todos nosotros y nadie más.

—Supongo que haremos lo posible. Mañana haré las llamadas— con una mano en su cabello, se dirigió a la caja que contenía los vestuarios que recogí de la tienda—. Olvidé ver estas cosas.

Primero se centró en el traje. Lo miró de arriba a abajo para cerciorarse de que las nuevas costuras estuvieran bien hechas. Y luego...

Se quitó su camiseta.

Ahí mismo se lo iba a probar. No le importó que yo tuviera la mirada clavada en él. Se quitó la camiseta por encima de su cabeza, resaltando cada uno de sus músculos y luego me la arrojó a la cara. Lo miré, furiosa, pero él siguió con lo suyo mientras que yo sostenía el trozo de tela negra en mis manos. Se puso lo que era la parte de arriba del vestuario, es decir, la camisa negra. Luego se colocó encima el chaleco rojo brillante. Ambas prendas se ceñían a él como anillo al dedo. Se veía ridículamente atractivo y ni siquiera hacía el esfuerzo de estarlo.

Se miró al espejo, aburrido.

—¿Por qué le hiciste arreglos?—le pregunté.

—Era ropa de mi hermano. Insistió en que lo usara— resopló—. Me veo ridículo.

No voy a decirle lo que realmente opino yo sobre cómo se ve.

Pero si lo voy a decir en mis pensamientos.

¡Te ves increíblemente sexy!

Carraspeé la garganta y me acerqué a él.

—Vamos, ¿no te da algo de nostalgia? Ya sabes, a cuando te presentabas de niño.

—No es lo mismo— respondió en un tono triste que nunca había escuchado en él—. Definitivamente no es lo mismo que antes.

Me di cuenta de que había tocado terreno peligroso al intentar traerle recuerdos del pasado. Luego de darme un golpe mentalmente, me encargué de cambiar de tema y de ambiente.

—Podrías... meterte la camisa dentro del pantalón para que se vea mejor.

—¿Cómo?— me observó a través del espejo— Muéstrame.

Tragué saliva cuando su pedido fue directo, claro y con una voz más gruesa de la normal. Lentamente, llegué hasta él, acortando tanto la distancia entre los dos que nuestras respiraciones se mezclaban. Miré hacia abajo y llevé mis manos hasta el borde de su camiseta para comenzar a introducirla dentro de su pantalón. Tenía miedo porque no quería meter la mano de más. No quería hacerlo sentir incómodo, aunque él no protestó en ningún momento. De hecho, su mirada seguía cada movimiento que hacía. Rodeando todo su cuerpo, hice lo mismo hasta que terminé.

—Mucho mejor— susurré.

Elián se acomodó en el espejo para reparar su aspecto y parecía que el asentimiento que hizo su cabeza era positivo. Yo esperaba que él realmente pudiera ver lo atractivo que era y que entendiera que cualquier prenda que se pusiera parecería hecha para él. La vestimenta de circo tiene la característica de ser extravagante y llamativa, pues los ojos de los espectadores están puestos en los intérpretes e inevitablemente en lo que llevan puesto. Él es un mago, tranquilamente podría vestirse como él quisiera, pero algo dentro de mi me dice que quiere seguir la tradición de su familia, que es llevar ese tipo de ropa elegante.

—Sabes, recuerdo de niña haberlos visto por la tele—mencioné, con una sonrisa— y también recuerdo que la camisa que usaban era blanca.

—Así es— se acomodó la corbata—. Pero ya era hora de un cambio.

Mientras él seguía mirándose, yo fui por la otra bolsa. La misma contenía el vestido que supuestamente estaba a mi nombre. Lo levanté y lo admiré porque en serio era precioso y hasta me daban ganas de ponérmelo.

—Definitivamente combina muy bien con tu traje— le dije pasándome a su lado, con el vestido suspendido en el aire.

Entonces, en cuanto vio el vestuario a través del espejo, su ceño se frunció aún más de lo que ya estaba. De hecho, sus ojos estaban bien abiertos, como si estuvieran sorprendidos de lo que ven. En un movimiento brusco y rápido, me lo quitó de las manos.

—¿De dónde mierda has sacado esto?— su voz se había transformado por completo, parecía fuera de sí— ¡¿De dónde, Rosie?!

—Y-ya te lo dije, es el pedido que retiré junto al traje. El que tenía el mismo número de pedido.

Su respiración se volvió violenta, su cuerpo mostró cierta descomposición. Tomó asiento en el sofá más cercano y se quedó mirando fijamente el vestido con una mano en la boca. Algo estaba mal y no sabía cómo reaccionar o ayudar. Él estaba petrificado, como si lo que estaba viendo no fuese real. ¿Qué debería decirle? Le he explicado lo que sucedió en la tienda, al parecer no había revisado los vestuarios hasta ahora. ¿Pero por qué se pone así? ¿Qué tiene de especial?

Sorprendentemente para mí, una lágrima descendió por su mejilla hasta caer en su pantalón. Y luego, la siguió otra.

Con pasos tímidos y temerosos, me acerqué a él.

—¿Elián...?

—Déjame solo— gruñó—. Por favor. Solo un momento.

Asentí sin dudarlo y dirigiéndome a la puerta. No había que ser experto para darse cuenta que de verdad necesitaba privacidad. Quería preguntarle qué sucedía pero algo me dice que eso es lo peor que puedo hacer ahora. Elián es un tipo que me ha dejado en claro que tiene sus secretos, o más bien, que es un tipo reservado y que constantemente se encuentra a la defensiva. No tengo dudas de que sus razones tendrá. Hace poco le hice saber lo que me parecían sus actitudes y veo que está intentando cambiarlas porque se nota que está molesto y herido, y sin embargo, me habla con delicadeza.

Antes de salir del camerino, no pude evitar echarle una última mirada.

Él estaba abrazando el vestido.


Aún no tenía que irme del circo, pues se supone que estamos en horario de ensayos, así que simplemente recorrí un poco el lugar. No es que no lo conociera porque ya llevo un tiempo en este lugar y me he presentado con varios de mis compañeros. Aunque hay algunos que aún no conozco por una única razón: no parecen amables.

Lo juro, no estoy exagerando. Con tan solo verles el rostro me doy cuenta de que no son el tipo de personas que desean que los molesten con un "hola". Pero no como Elián, porque esa es su cara. Estas personas, en cambio, parecen querer escupirte en el rostro. No estoy segura de qué es lo que les pasa. ¿Soberbia? ¿Superioridad? ¿Asco?

—¡¿Pero qué mierda sucede?!— escuché un grito grave de repente proveniente de la arena. Con un par de pasos llegué hasta el lugar para asomar mi cabeza por la cortina y ver al dueño de la voz— ¡Hey! ¡Arréglenlo!

Comprendí cuando el chico en cuestión señalaba con ímpetu el alto parlante que estaba reproduciendo la música. Al parecer, esa no era la canción que le tocaba.

—¡¿Puedes hacerme un favor?!— al notar mi presencia, se dirigió hacia mí y gritó debido a que yo estaba a la máxima altura de las gradas— ¡¿Puedes ir a la cabina para que pongan mi maldita canción?! ¡Es la número siete!

—¡Claro!— no tenía otra cosa que hacer.

La cabina es básicamente el lugar donde están todas las computadoras que dirigen los equipos de música y algunas de las luces, que es ocupado por una persona en particular que se encarga de manejarlos, como una especie de DJ. Era una pequeña habitación ubicada en lo alto del circo cubierto por un vidrio para poder ver lo que está ocurriendo en la arena. Cuando entré a dicho sitio, me sorprendió no encontrar a nadie dentro.

Sin ser muy entrometida porque este no era mi espacio, fui a la primera computadora que vi y presioné la pista siete, tal y como me dijo el chico. Cuando comenzó a reproducirse, miré por la ventana y esperaba ver que él iniciara su ensayo, pero fue todo lo contrario. Siguió negando con la cabeza. Lo único que hice fue alzar los hombros porque no había otra cosa que pudiese hacer.

El chico estaba molesto y se notaba en su caminata porque enseguida lo vi dando pasos largos hasta aquí. Entró con los humos saliendo por su nariz y comenzó a ojear la computadora. Frunció el ceño y abrió el porta CD.

—Este no es el CD que corresponde. ¿Qué mierda es esto?

—¿Estás seguro?

—Bueno, estoy mucho tiempo aquí y las canciones se escuchan en todo el lugar. Estas pistas son...— hizo una cara de confusión— instrumentales de circo. Pero de esos circos de feria o de niños. Joder, ayúdame a buscar el CD que necesito. Tiene escrito "Pistas Circo Caroline".

—"Pistas Circo Caroline"— repetí en voz bajita comenzando a buscar entre las cosas—. ¿No hay una persona que controle las cosas aquí?

—Sí, Bimbo, lo queremos mucho pero el idiota se queda dormido o se va cuando es su horario de comer, que eso se traduce en comer todas las putas horas de trabajo. Es muy probable que no sepa ni lo que hace aquí adentro.

—¿Bimbo?— aguanté la risa.

—Es que nos recuerda a un osito llamado Bimbo. Búscalo en internet. Como he dicho, le tenemos cariño.

—Espero con ansías conocerlo.

—Y yo a ti— respondió, ahora apoyando su antebrazo encima de una máquina y sonriéndome—. Nos vimos el primer día pero no llegamos a conocernos bien. Soy Greg. Rosie, ¿verdad?

Abrí la boca para responder pero me tuve que obligar a callar.

—Sí— quién respondió fue otra voz y no la mía—. ¿Qué diablos están haciendo?'

Elián estaba en la puerta, con los brazos cruzados.

—Señor Roux, qué sorpresa verlo. Creo que es de las pocas veces que he escuchado su voz— el chico miró a Elián con una sonrisa algo falsa—. Estamos buscando un estúpido CD.

—Rosie no es ninguna asistente tuya— dicho eso, agarró mi brazo—. Solo mía.

Wow, halagador.

Prácticamente me arrastró fuera de la habitación y no dijo nada hasta que estuvimos de vuelta en nuestro camerino.

—¡¿Qué te sucede?! ¡Estaba hablando con él!

—Pues se terminó—me soltó y tomó una respiración—. Perdona lo de antes. Ya se me pasó.

—¿Puedo preguntar al respecto?— jugué con mis dedos sin mirarlo.

—No. ¿Estabas haciendo amigos o qué?— preguntó ahora, cambiando rotundamente el sentido de la conversación. No le di importancia.

—Solo conocía a uno de mis compañeros. Es simpático.

—Simpático— repitió con un bufido—. Tengo que hacer las llamadas para la prensa. ¿Me ayudas?

—¿Tengo opción?

—No.


Tuve que ayudarlo con esas llamadas porque, como ya es común, la actitud y la forma de tratar a Elián a los demás no es la adecuada. Ya todos sabemos que es él contra el mundo. Así que me ha tocado arrebatarle el teléfono cuando comenzó a discutir con los que estaban del otro lado de la línea si no hacían lo que él quería.

Por suerte he podido solucionarlo y ya tenemos a muchos canales confirmados para una rueda de prensa oficial, un evento al cual Elián ya le había asignado una fecha y lugar. No fue difícil conseguirlo considerando la popularidad de este pelirrojo y el hecho de que todos esperan que él renazca las artes circenses.

Es un momento importante para estos intérpretes. Como he dicho antes, hace mucho tiempo, al menos en Boston, no se ha sabido nada de este tipo de espectáculos, y es una lástima porque tienen la capacidad de transmitir tantas cosas, además de darle la oportunidad a las personas de pasar un buen momento mirando a la gente bajo los reflectores.

Ya en casa me puse la computadora sobre las piernas y comencé a teclear. Tenía que hacer una lista que a ¡ELIÁN! le correspondía realizar. A fin de cuentas sí estaba actuando como su asistente personal, pero debo admitir que no me molesta del todo debido a que siento que no estoy haciendo nada. Quisiera estar practicando como mis compañeros pero tengo un trato con Elián y me toca cumplirlo. Mientras tanto lo ayudo con sus deberes administrativos porque hay que admitir que él es un desastre en eso.

Los archivos necesarios me los envió él por mail así que ahora tengo mucho poder en mi computadora. Información sobre los intérpretes, horarios de presentaciones, números de teléfono de colaboradores, y mucho más está en mis manos. Elián tiene suerte de que no soy una mala persona porque cualquiera podría hacer lo que quisiera con esta información.

Fue curioso encontrar en uno de los tantos archivos uno en el que se mostraba nombre por nombre a los integrantes del circo en el que participó cuando era niño. Ese show fue hace muchísimos años y el archivo es reciente. Su última edición fue hace tan solo unas semanas por lo que alguien lo estuvo toqueteando. Tal vez Chucky tuvo la idea de comunicarse con alguno de ellos para ser parte de este show también.

Fruncí mucho el ceño al notar algo particular.

—¿Qué rayos es esto?— susurré para mí misma al darle click a una carpeta sospechosa. En el interior había centenares de fotografías tomadas desde ángulos poco comunes. Una apuntaba desde el suelo un cabello rojo. Otra mostraba una sombra de lo que parecía ser una peluca de payaso. Otra mostraba ropa parecida al vestuario de Elián pero hecha jirones. Y esto es solo por mencionar algunas. ¿Por qué guardan este tipo de cosas?

Con miedo, abrí un último archivo.

Continue Reading

You'll Also Like

7.4K 495 60
Después de años de silencio y de esconderse del ojo público, la estrella pop Gigi Wilde decide salir a la luz a contar su verdad respecto a su fama y...
6.8M 688K 22
Tercer libro en la Saga Darks (2021) Portada: BetiBup33 design studio.
67.7K 5.7K 18
Libro 2 en la bilogía "Imprevisible".
1.1K 101 3
Venecia, concede una semana de libertad haciendo creer que lo establecido solo tiene peso a quien lo cree estipulado. Es así, que James, sufriendo l...