Hazel
Easton es una persona bastante puntual por lo que encuentro raro verle llegar tarde al restaurant y ponerse a trabajar como si eso no hubiera pasado, por supuesto, no hago ningún comentario al respecto, no debería importarme porque no es de mi incumbencia lo que haga con su vida, pero admito que siento poquita curiosidad de la razón por la que ha llegado tarde.
Compartimos una mirada vaga cuando se da cuenta que lo estoy mirando, esbozo una sonrisa y él hace lo mismo, pero de inmediato se desvanece cuando comienza a darle ordenes a otro cocinero, me concentro en lo mío y consigo sobrevivir hasta mi descanso.
Tengo aproximadamente treinta minutos y aprovecho para salir afuera pues no me apetece estar con todos los cocineros, desde que supe que ayudaríamos a preparar los platillos para el evento de papá, no puedo dejar de sentir nervios.
Decido subirme a mi carro y encerrarme allí para pasar el rato en caso de que alguien salga a buscarme, enciendo la radio y cierro mis ojos con la esperanza de relajarme, pero después de un largo rato, los pequeñitos golpes a mi ventana hacen que me sobresalte.
Todo mi cuerpo se tensa porque claramente no esperaba a nadie, pero reconozco al chico que está aguardando afuera a que baje el vidrio de mi ventana.
Es el chico que ha venido a buscar a Easton.
Con el ceño fruncido, dudo en bajar el vidrio, pero al final lo hago.
─¿Si? ─Pregunto y él se acerca un poco más al auto, al recargar su brazo en este.
─¿Trabajas con Easton?
─Eh, sí, ¿por qué?
El chico no responde a mi pregunta inmediatamente, su mirada se alza por encima de mi auto para ver que no hay nadie observándonos y de pronto creo que ha sido una mala idea haber salido.
─¿Son amigos?
Siento que el tono en su voz de algún modo me exige una respuesta. Tenerlo tan cerca de mi auto me resulta intimidante, no me da confianza y siento el impulso de querer subir la ventana en cuanto antes y arrancar el auto.
Sus ojos marrones se posan sobre los míos cuando no tiene una respuesta inmediata.
El chico tiene un pequeño rastro de barba, su cabello es demasiado corto, como esos cortes militares que los del ejercito suelen llevar y su mirada podría decir que es amenazante por naturaleza.
─No.
Siento que es la respuesta correcta, sin embargo, lo hace soltar un respingo.
─¿Estás segura?
─¿Por qué no debería de estarlo?
Mi voz sonaba dudosa.
─Los he visto juntos.
─Somos vecinos.
¿Qué es eso que dicen los padres a los niños sobre hablar con desconocidos? ¿Qué no deben hacerlo?
Bueno, mis padres nunca me advirtieron de ello, no me enseñaron a quedarme callada cuando un desconocido se me acerca, al menos mamá nunca tuvo la necesidad de advertirme de ello y papá nunca estuvo a mi lado como para que tuviéramos una conversación que involucrara no hablar con desconocidos.
Así que aquí estoy respondiendo las preguntas de un simple desconocido aun cuando siento que no debería.
Pero, ¿es realmente un desconocido cuando conoce a Easton?
¡Dios Hazel! ¡No seas idiota!
Me regaño en mi cabeza.
¡Claro que es un desconocido para ti!
De nuevo, los ojos marrones de este chico, que son un poco más claros que los de Easton, me analizan con intriga y diversión.
─Interesante ─dice con un leve asentimiento─. ¿Crees que podrías darle un recado?
─¿Ahora?
Alzo las cejas.
No debería, sé que no es una buena idea hacerlo y debería de subir el vidrio para evitar tener esta conversación, pero ahora estoy intrigada por saber qué es ese recado y, además, me ha tomado desprevenida desde el principio, ya es tarde para decir que no.
Presiento que su mirada se oscurece cuando da un asentimiento y se aparta un poco de mi auto para apuntarme con su dedo índice de un modo que me es intimidante.
─Dile que lo que me dio no ha sido suficiente ─advierte y está por decirme algo más cuando escucho los gritos de alguien en la entrada del local.
─¡Ey! ¡Ey! ¡Daniel!
Me giro de golpe para ver a Easton venir hasta mi auto con paso rápido y firme, tiene una expresión de pocos amigos, una sonrisa se dibuja en los labios del chico que continúa a mi lado, la sonrisa se ve burlesca y después de eso, me escanea con la mirada, cosa que me hace sentir incómoda.
─Hasta luego, preciosa.
Se echa a correr sin esperar a Easton, en ese momento me doy cuenta que todo este tiempo alguien ha estado esperando por el chico porque se sube a un auto con otro hombre al volante que arrancan de inmediato cuando Easton decide perseguirlos, pero es imposible.
Consciente de que les a perdido la pista, viene de inmediato a mi auto y a diferencia de Daniel, como él ha mencionado, no se recarga en él o se acerca a la ventanilla, él abre la puerta de mi auto con demasiada autoridad y yo salgo de este de inmediato.
─Oye, ¿qué te pasa?
Gruño por lo que ha hecho.
─¿Qué te ha dicho? ─Pregunta ignorando lo que le he dicho, aprieto los labios con fuerza, Easton tiene las manos colocadas en sus caderas y se mueve de un lado a otro, impaciente─. Vamos, Hazel, ¿qué te ha dicho?
Insiste cuando no respondo a su pregunta de inmediato, mi boca se abre y niego.
─Solo ha preguntado por ti.
─Demonios ─maldice por lo bajo─. ¿Eso es todo? ¿Te ha dicho algo? ¿Qué ha pasado?
─Oye, ¿estás metido en problemas?
Mi pregunta hace que él se acerque demasiado a mí, sus ojos escanean mi rostro buscando una respuesta, su mirada también me resulta intimidante como la de su amigo.
─¿Te ha dicho algo no? ¿De qué hablaron? Vamos, Hazel.
Hay desespero en su voz por saber qué ha pasado, qué es lo que su amigo me ha dicho. Aunque creo que estoy dudando de si realmente son amigos.
Cierro mis ojos, tomo una pequeña bocanada de aire que suelto de inmediato para hablar.
─Solo me ha preguntado si somos amigos.
─¿Y qué le has dicho? ─me exige una respuesta con la mirada.
Niego.
─Le he dicho que no.
─¿Eso es todo?
Niego.
─Sabe que somos vecinos.
Los ojos de Easton se cierran con fuerza y murmura algo que no entiendo.
─¿Tú se lo has dicho?
Está tratando de contener sus impulsos.
─Sí.
Asiento.
Easton dice una grosería y retrocede para procesar la situación.
─Vamos, ¿qué más ha dicho?
─El me ha pedido que te dé un mensaje. ─El rostro de Easton se vuelve tan serio y su cuerpo se queda quieto como una piedra─. Me pidió que te dijera que no ha sido suficiente, eh, lo que le diste.
No es que tenga mala memoria, pero la presencia de Easton es intimidante que me cuesta recordar el mensaje con exactitud.
Easton se pasa una mano por la cara, vuelve a maldecir y después negar para sí mismo.
─¿Eso es todo? ─Eleva las cejas y asiento.
─No ha dicho más, has salido antes de que dijera más.
Le dejo saber y asiente, veo que toma un par de respiraciones para tratar de calmarse.
─¿Quién era? ¿Le debes...?
─No es de tu incumbencia Hazel ─me interrumpe antes de que termine de formular mi última pregunta, aprieto los labios porque detesto que me haga callar, Easton se acerca de nuevo a mí, pero está vez más de lo normal como para colocar sus manos a los costados de mis brazos para obligarme a mirarlo, la forma en que sus dedos se aferran a mis brazos es firmes, pero no ejercen mucha presión, al menos no la suficiente como para lastimarme.
─Escúchame, si llegas a volver a verlo aquí o en el departamento, no hables con él Hazel.
─Está bien, yo...
─No ─dice de golpe y su mirada es determinada─. No está bien, por favor, prométemelo.
Mi boca se abre, pero no sale ninguna palabra de mí, me quedo muda por unos segundos.
─Está bien, Easton.
─Hazel ─pronuncia mi nombre de una manera ronca, firme, como si mi nombre fuera una especie de una orden, sus manos abandonan mis brazos para tomar mi rostro entre ellas y obligarme a mirarlo a los ojos─. Promételo.
Trago con fuerza porque el contacto tibio de las manos de Easton en mi rostro es algo que no esperaba y me ha tomado por sorpresa. Sus ojos no se desvían de los mismos, pero yo si desvío los míos hacia sus labios porque es imposible no tenerlo tan cerca y ver sus carnosos labios.
¿Está bien que piense en lo atractivo que es?
Porque mi mente comienza a ser consciente de ello ahora que lo tengo demasiado cerca.
Además, soy consciente de que, si me muevo un poquito, podría besarlo.
Cuando vuelvo a posar mi mirada en la suya, me doy cuenta de que él también ha estado mirando a mis labios y de pronto lo veo tragar con fuerza.
─¿Por qué? ─mi voz es como un susurro y él cierra los ojos.
─Solo promételo, Hazel. No es un tipo bueno.
Termina confesando lo que ya sospecho.
─Está bien, lo prometo.
Mi respuesta hace que las manos de Easton abandonen mi rostro y se aparte aclarándose la garganta, estábamos tan cerca que siento un poco de frio cuando pone distancia entre los dos.
─¿Me darás una explicación? ─Pregunto apretando los labios en una fina línea, Easton suspira.
─No es importante ahora.
Rio.
─¿No es importante ahora? ¿En serio? ¿Esa es tu mejor respuesta?
Pensaba que podía decir algo mejor que eso. Vamos, Easton, se creativo.
Pienso.
Niega.
─Este no es el mejor lugar, Hazel, deberíamos de ir adentro. No es seguro aquí.
Me cruzo de brazos.
─¿Qué si quiero una respuesta?
Una mueca se forma en él.
─Hazel, no insistas.
─¿Qué no insista? Te recuerdo que ha sido a mí a quien tu amigo a buscado en vez de a ti, porque ha venido directo a mi auto en vez de entrar al restaurant a buscarte, ¿no crees que merezco una?
Easton parece considerárselo y de malas, suspira antes de darme una respuesta.
─Primero, Daniel no es mi amigo ─me asegura acercándose a mí de nuevo, sin embargo, cuida la distancia entre los dos─. Y segundo, le debo dinero ¿sí?
Alzo las cejas en asombro.
─¿Cuánto?
Probablemente estoy viéndome chismosa con mi pregunta, pero no me importa.
─Digamos que una cantidad grande ─su respuesta me dice que no me dirá cuánto en realidad y tengo que resignarme a ello.
─¿Es por eso que ocupas el puesto? ¿Por el dinero? ─me atrevo a preguntarle y a duras penas, asiente.
Vaya, después de todo. No es el único aquí que quiere el trabajo por el dinero, somos dos, aunque las circunstancias sean distintas.
Easton no me da oportunidad de preguntar más al respecto porque con un gesto de cabeza me pide que vayamos adentro.
Los dos nos encaminamos al local en silencio y cuando entramos, cada quien parte por caminos distintos para continuar con nuestra jornada.
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Esta vez no pienso en quedarme a preparar los platillos en el restaurant como lo he hecho ayer, dado al accidente de ayer y lo sucedido en el auto esta tarde, decido practicar con mis platillos en casa, pero me quedo a ayudar al resto a terminar de ordenar la cocina.
Noto que hoy Easton no le pide a Johan que cierre el local, se queda hasta que todos estamos por marcharnos.
─¿Te quedarás? ─Me pregunta mientras la mayoría se va. Niego.
─Tengo que ir al supermercado a comprar un par de cosas, cocinaré en casa ─da un leve asentimiento, espero a que se aleje de mi lado, pero no lo hace, se queda allí parado junto a mí por unos segundos─. ¿Qué?
─Solo no vuelvas a hablar con él si lo llegas a ver de nuevo, Hazel ─insiste, refiriéndose a Daniel, puedo ver que hay preocupación en él y de pronto me siento dudosa de si esa repentina preocupación es realmente por mi o por el hecho de que lo ha venido a buscar aquí y ha puesto en riesgo su trabajo.
─Estaré bien, sé cuidarme sola.
Digo antes de pasar a su lado para irme del restaurant. Mi respuesta es sincera, tal vez no sé cuidarme de la mejor manera porque sí, tengo demasiadas inseguridades, en especial cuando se trata de insectos, pero me las he arreglado por mucho tiempo sola que no necesito de pronto su ayuda.
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¡Feliz añooooo! ¿Cómo están? Espero que este año este lleno de cosas positivas para todas! quiero decirles que estoy contenta de venir con un capítulo nuevo por aquí, porque siempre es bonito empezar el año con capítulos nuevos y porque Wattpad siempre es mi refugio<3
¿Qué opinan del capítulo?
¿Creen que Daniel ahora acosara a Hazel?
Espero que lo hayan disfrutado<3 Por cierto, les doy las gracias porque la historia a llegado a las 3k lecturas! A veces me cuesta creer que alguien se lee mis historias, así que muchas gracias por leer está en particular porque empezar una nueva historia siempre es un reto, gracias por leerla, votar y comentar<3