โ•ฐ ๐‘ฝ๐’Š๐’๐’…๐’Š๐’„๐’‚๐’•๐’†๐’… :๏ฝก ~ ๏ฟฝ...

By Via_kinky

85.2K 7.3K 894

-ยฟHueles eso? - Suspirรณ levantando el rostro con esa mirada infame que hace aรฑos no era visible en una con su... More

แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 1
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 2
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 3
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 4
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 5
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 6
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 7
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 8
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 10
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 11
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 12
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 13
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 14
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 15
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 16
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 17
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 18
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 19
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 20
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 21
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 22
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 23
แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 24

แด„สœแด€แด˜แด›แด‡ส€ 9

2.6K 215 41
By Via_kinky

La princesa río sentada sobre una cómoda silla mientras trenzaban su largo cabello.

Aemond esperaba a que terminaran de arreglarla acomodado sobre un mueble frente a ella.

— Pues yo opino que las haría mejor. — El Targaryen exclamó sin problemas a pesar de que la joven que arreglaba el cabello de su sobrina se encontrará frente a él. — Sin ofender, claro está.

La única pelinegra en la sala sonrió negando.

— Si sigues hablando, le pediré que trence todo mi cabello sin omitir el mínimo mechón—.

El rubio soltó un bufido reclinado la cabeza contra el espaldar del sofá.

El broche de dragón se incrustó entre las trenzas bien formadas y agrupadas acabando con el proceso.

— Hemos acabado ya mi princesa. — Avisó la joven antes de pasar por última vez el peine para desenredar algunas hebras faltantes.

Daemony agradeció pidiéndole por favor que se retirase de la sala, esta obedeció sin rechistar.

— Por fin, los dioses han escuchado mis suplicas. — El príncipe se levantó acomodando su ropa. — ¿Ya podemos ir a desayunar? —.

— Si, sin conflicto—.

Ambos se encaminaron hacia el gran comedor por los pasadizos largos y casi interminables. Las puertas del lugar se abrieron por los guardias de la entrada dejándolos ingresar.

El ceño de la mayor se frunció casi de inmediato.

Solo había hijos en la mesa, ni un solo adulto responsable al cual acudir en caso de emergencia.

Los varones de Rhaenyra estaban sentados junto a sus primas y ahora prometidas. La única con raíces Hightower en el lugar era Helaena que reía con Bhaela.

Lucerys golpeó el hombro de Jacaerys sin nada de discreción avisándole de la nueva presencia en la sala.

El silencio reino.

El peli marrón mayor se quedó callado poniendo la mala cara que logro incomodar a la calmada hija de Alicent.

— Buenos días. — Daemony saludo con una sonrisa evitando la actitud de su hermano.

Caminó hacia los sitios vacíos tomando puesto al lado de Helaena.

Aemond se ubicó a su lado pidiendo a la servidumbre traer algunas cosas que para el hacían falta en la mesa.

— ¿Como han dormido? — La hija de Daemon preguntó, pero nadie que no fuera la Hightower sonriente contestó.

Jacaerys bajó la mirada a su plato comenzando a comer el contenido en este de mal humor.

Aemond miró a la joven a su lado en busca de respuesta, pero esta solo levantó lo hombros con la misma confusión que él.

— ¿Dónde está mamá? — Mony hizo otra pregunta dirigida con claridad hacia sus hermanos, pero ninguno de los dos respondió por tercera vez.

— En un consejo de emergencia, hay conflictos de crisis con la batalla de la triárquica y todos están metidos en la sala de reuniones desde las seis de la mañana. — Baela respondió en un intento de disminuir la tensión en el ambiente.

Daemony le agradeció con una sonrisa.

De pronto, mientras Daemony comía la tostada con jalea que había en su plato, Jacaerys se acercó a su hermano comenzando a susurrar algo a su oído mientras miraba sin vergüenza a Aemond.

El de cabello claro rodeó los ojos con fastidio denotado dejando caer los cubiertos sobre su plato bulliciosamente.

— Mony, tu hermano está coqueteándome con la mirada — Soltó en tono serio.

— Aemond... — Daemony lo resondró casi de inmediato.

— Él está comenzando—.

— ¿Por qué no te vas a la mierda, Aemond? — Jacaerys soltó con tono brusco.

— Porque está más lejos de lo que pensé. — Contestó con gracia. — Pero cuando tenga la agenda libre veré si puedo llegar y te llevare conmigo.

Jace abrió la boca para contestar cuando Aegon entró a la sala con una botella de vidrio en mano y el cabello desordenado.

— ¡Mi amada familia! — Tropezó con sus propios pies manteniéndose parado casi por milagro. A trompicones llegó a la silla vacía al lado de Aemond sentándose en esa.

— Hueles a mierda. — El menor entre los dos soltó sin cuidado. — Mueve el culo antes de que vomite mi desayuno en toda tu cara—.

Auténtico amor de hermanos.

Tomó los extremos de la silla y con facilidad empujó esta lo más que pudo de el sin siquiera moverse.

Aegon sonrió con gracia empicando la botella sobre sus labios consumiendo el contenido oscuro.

Helaena sirvió la infusión preparada ya en la tetera sobre una taza, movió suavemente con una cuchara y llevó el recipiente hacia Aegon.

Este agradeció con la mirada a su esposa tomando un sorbo de esta con la precaución debida por la temperatura.

Los hijos del lugar se quedaron en silencio mirándose unos a otros con incomodidad, cuando, repentinamente los pasos acelerados y bulliciosos por montón se llegaron a escuchar tras la puerta ancha de madera.

— ¿Qué es eso? — Aemond se paró casi de inmediato dándole la mano con rapidez a Daemony para ayudarla a levantarse de su sitio, acción que los hijos de Rhaenyra imitaron con sus prometidas.

De un momento a otro, todos los jóvenes del lugar tenían asomadas las cabezas por la entrada del comedor viendo así la escolta inmensa de hombres con armaduras desconocidas anticipándose hacia una de las numerosas salas de reunión en la fortaleza roja.

— El primero que encuentre una salida de sonido para esa sala, se lleva cuarenta monedas de oro—.

El mayor entre todos con olor a alcohol escapando de su boca soltó con sonrisa.

— Ya, claro Aeg-...

Daemony silenció a Aemond.

— Que sean cincuenta y tenemos un trato.— La princesa estiró su mano en signo de acuerdo.

El primer varón de Viserys asintió estrechando manos con la hija de Daemon.

— Trato—.

***

Helaena acomodó con perfección los cubiertos en fila sobre el borde de la mesa sin que los demás vieran.

— Somos ocho en total, hay dos tenedores, dos cuchillos, dos cucharas de té y dos de sopa. — Todos prestaron atención a la dulce voz de la chica. — Nos dividiremos en grupo de dos, y se elegirán al lazar con la dinámica siguiente; el seleccionado cerrara los ojos y tomará un cubierto por el mango, solo se permitirá una sola acción, es decir que el primero que toques, así sea un pequeño roce será con el que te quedaras—.

Daemony asintió comprendiendo al igual que todos los demás.

— Solo yo supervisare el juego, los demás estarán mirando a la pared, el cubierto que quede despues de todo, será el mío—.

Nadie rechistó ni reclamó porque si algo no era la única hija de Alicent, era mentirosa.

— Vamos por orden de tamaño, de mayor a menor— Aegon sonrió. — Los demás en fila horizontal mirando hacia las puertas—.

Aegon cerró los ojos y con rapidez tomó la primera pieza metálica que sintió.

La pequeña cucharita de té fue la seleccionada.

Daemony siguió después de él, y uno de los tenedores fue el que su mano eligió.

Aemond continuó, sus ojos cubiertos dirigieron su agarre al cuchillo más cercano.

Jacaerys fue con rapidez hacia el lugar. La mano suave de Helaena cubriendo sus ojos le erizo la piel. El chico sujetó el tenedor que quedaba para sonreírle a su tía antes de volver a su sitio.

Las gemelas continuaron, primero fue Baela que eligió a ciegas la cuchara pequeña quedando en dúo con Aegon.

Rhaena le siguió para tomar la primera cuchara de sopa con rapidez y sin estragos.

Lucerys fue el penúltimo, cerró muy bien los ojos. Con cuidado respectivo, la mirada oscurecida y la mano indecisa, se decidió a tientas por cuchillo sobrante.

La suerte demostró ser sarcástica al emparejar al Targaryen y al fuerte Velaryon.

La cuchara solitaria sobre la madera fue la quedo para Helaena.

— Bueno. — La Targaryen calmada sonrió para comenzar a nombrar las parejas. — Aegon con Baela, Daemony con Jacaerys, Aemond con Lucerys y yo con Rhaena—.

Los ojos de Jace rodearon sus órbitas.

— ¿Cambiamos? — Aegon río tratando de darle su cuchara a el hijo de Rhaenyra mientras Aemond susurraba algo al oído de Daemony.

— No está permitido. — Helaena avisó antes de tomar la mano de Rhaena y salir del lugar como primeras.

Lucerys miró preocupado al más alto en el lugar para salir tras de el cuándo Aemond cruzó el umbral de la puerta.

Aegon salió tras Baela cuando esta le dio una mala mirada.

Al final los dos hermanos se quedaron solo en el lugar.

— Comencemos por el piso inferior, puede que haya alguna ranura o unas escaleras con suerte—.

Jace frunció el ceño para contradecir.

— Mejor por los bordes del lugar, las paredes son anchas, o tal vez el cuarto del lado.

Daemony negó. — Es tonto, son lugares fáciles de encontrar, no habrá nada ahí, es obvio ya.

Jace levantó los hombros saliendo del lugar.

— Buscaré solo entonces—.

La mayor bufó caminando tras él solo queriendo estar ahí cuando se diera cuenta que su suposición fue errónea.

Jacaerys caminaba en línea recta tratando de evitar a los guardias que rodeaban la sala protegiéndola más de lo habitual.

Daemony con calma decidió soltar la pregunta aún pasos alejados de él.

— ¿Por qué estás enojado? —.

Jace la miró con recelo.

— No lo estoy—.

La chica se adelantó a su lado.

— Claro que lo estas, me has mirado mal todo el desayuno y ahora me hablas de manera frívola y lejana. — Soltó un suspiro recomponiendo su tono. — Dime que es lo que te enfada para poder solucionarlo—.

Jacaerys la miró por fin a los ojos.

— Tú, tú y tus ganas de contradecir todo lo que te plantean—.

La chica lo observó con confusión.

— ¿Contradecir? —.

—Si, contradecir. Todo lo que madre te ha pedido los has ignorado haciendo completamente lo contrario. Te brindaron opción a la libre selección, te hicieron un torneo, te han dado miles de oportunidades variadas para que selecciones a tu consideración la más agradable, pero sigues en contra de todo y todos. — Jacaerys explicó con detalle haciendo ademanes con sus manos. — No comprendo tu comportamiento, Daemony y me frustra que causes más revuelo del necesario—.

Ella sonrió negando.

— Están obligándome a casarme, Jace—.

— Ahora, pero antes te daban la elección, la ignoraste convirtiéndola en una obligación, aun así, siempre has sabido que es un deber—.

Jacaerys no entendía y nunca iba a entender si es que no le abrían bien los ojos.

— No Jace, no es mi deber y mucho menos mi obligación. No soy un objeto de intercambio entre dos casas como una alianza, soy una persona, una mujer y tengo toda decisión en que hacer conmigo misma—.

Se detuvo mirándola.

— A eso me refiero. — Señaló. — Nunca hubieras dicho eso en casa, pero aquí sueltas todo lo que quieras sin filtrarlo antes y no entiendo bien el porqué. Has hecho quedar a mamá como una villana más de dos veces cuando lo único que quiere es algo bueno para ti—.

Daemony rodeo los ojos perdiendo las esperanzas en que comprenda.

Jacaerys Velaryon era recto en cuanto a ideales que habían sido inculcadas en el desde infancia, y un ejemplo en eso era el valor que le daba al matrimonio.

— ¿Sabes que significa un matrimonio en la realeza? —.

El chico asintió muy seguro.

— Ahora, ¿sabes que significa un matrimonio para una mujer en la realeza? —Quedó en silencio. — Bueno, mira; primero y muy probablemente me casen con alguien que no conozca y no haya visto en mi vida, segundo me mandaran a vivir con él en un lugar nuevo y desconocido, sin nadie de mi familia a mi lado porque yo no estoy ahí para tener una vida como la que nosotros tenemos en Rocadragón, yo estoy ahí para crear humanos que sirvan a mi marido en futuro—.

Daemony con calma explicaba lo que posiblemente sería su futuro si cedía ante las ideas de sus padres.

— Si tengo mucha suerte, capaz me toque un esposo que no me fuerce a tener sexo para quedar embarazada, pero si no, lo hará sin ningún impedimento porque al ser su mujer, me convierto en algo de su pertenencia para la sociedad. — La princesa miró a su hermano con detenimiento. — Después tendré tantos hijos como pueda, y el hombre podrá engañarme las veces que él quiera porque no hay conflicto en que él se acueste con mil mujeres más, pero yo no podré ver un hombre que no sea él—.

El chico bajó la mirada.

— Dime tú, ¿merezco yo ese probable futuro? — Preguntó esperando que su hermano por fin descifrara su sentir. —¿Merezco ser infeliz el resto de mi existencia con alguien al que no amo solo porque las personas creen que es lo mejor para mi casa?, ¿merezco eso siendo una de las mejores mujeres en batalla, teniendo los dones en dragones que tengo, siendo tan capaz de lograr algo más importante que solo una moneda de cambio?—.

El muchacho cruzo sus brazos buscando una respuesta en él.

— Olvida lo anterior, Jace. — Daemony sabía que iba a encontrar una respuesta válida a su sustentación. — ¿Merezco todo eso siendo tu hermana? —.

— No, joder, claro que no. — Su hermano por fin soltó palabras. — Pero no siempre tiene que ser de esa manera, madre y Daemon nunca la han pasado de ese modo, yo y Baela vamos a casarnos dentro de poco y jamás la trataría del modo que has relatado. Sabes perfectamente que a ti eso no te pasaría—.

La mayor negó casi desesperada.

— ¡Porque ellos se aman, Jacaerys! — La chica soltó en voz más alta de lo necesaria. — Mamá y Daemon se han amado desde jóvenes. Tu amas a Baela como aún no has descubierto, pero se nota en como la miras y hablas de ella—.

—¡Ahí lo tienes! — El menor también alzó la voz. — ¡El conflicto no es el futuro que tú crees que tendrás, el conflicto es el hijo de Alicent y lo que crees que sientes por el!—.

— ¿¡Creer?!— La frase le cayó con el peso de un insulto. — ¡No vengas a querer descifrar que es lo que siento y que es lo que no!—.

— No, no es lo que quiero hacer, y tampoco es mi problema Daemony, pero sí lo son los conflictos que causas gracias de tu indecisión constante con todo este jueguito de jala y afloja—.

Probablemente Jacaerys tenía razón, y mucha.

— ¡Lo que realmente sucede es que no tienes el suficiente valor para plantarte frente a mamá y Daemon a decirles que no te vas a casar con nadie que no sea el idiota de Aemond, porque le amas! — Reveló finalmente con un tono hastiado. — ¡Y por culpa tuya y de tus conflictos amorosos todos tenemos que sufrir estragos familiares! —.

La hija de Daemon explotó cuando escucho que su hermano logro revelar lo que ella se había pasado años escondiendo con el mayor esmero que pudo.

— ¡Lamento mucho ocasionar problemas en tu tranquila y privilegiada vida de heredero impuesto sobre mi nombre y nacimiento! — No tenía nada que ver en la discusión en proceso, pero agregar el tema iba a desestabilizar a Jace y eso era el punto. — ¡Tal vez lo menos que me merezco es un poco de compresión por tu parte ya que me han bajado a última instancia por tu simple existencia! —.

La princesa se dio media vuelta emprendiendo su marcha de regreso al comedor cuando vio a todo el grupo de jóvenes en la esquina admirando el conflicto en desarrollo.

— Maldición...

De pronto un guardia llegó al lugar solicitando la presencia de la princesa en el salón del trono.

***

Caminaba delante de los guardias que la escoltaban con rareza.

Las puertas de la sala de abrieron dejando ingresar a la joven.

El septón supremo con el libro de los siete en la mano derecha y la ropa, adecuada se encontraba en el inicio de las escaleras al lado del Lannister que Daemony ya conocía, Loreon, y su padre, Jason.

La piel del león se encontraba manchada con sombras verdes y moradas, resultados tardíos del puño del príncipe Aemond Targaryen.

Daemony paró inmediatamente su camino volteando con ideas de huida, pero pronto su progenitor alzó la voz llamándola.

— Damy, ven aquí—.

La princesa miró a su padre cuando la furia se revolvió en ella alzándole la voz en tono defensivo por primera vez en años.

— No hay maldita manera. — Daemon levantó las cejas. — Vas a tener que dejarme inconsciente antes de que por mi propia voluntad me case con él—.

Rhaenyra se acercó a su hija a paso calmado.

Su última carta que jugar era confesarle porque tenía que decir el "acepto" lo más rápido que pudiese revelando la verdad tras el apresurado matrimonio, pero Daemony retrocedió lo más rápido que pudo de su madre.

—¡Dije que no! — La madre trato de hablar, pero su hija fue más rápida. — ¡No voy a casarme con él, ni con nadie que no sea el que yo quiera porque me he hastiado de esta estúpida responsabilidad que creen que tengo con la casa solo por cargar un par de tetas! —.

Su relación extravagante al referirse a su género, logró una expresión graciosa en el hombre religioso frente a todos.

La conversación o en realidad reciente discusión con su hermano le había dado lo que necesitaba y era valor.

— Si me caso con alguien, va a ser con el Targaryen que ustedes ya conocen muy bien, y va a ser porque así lo decida yo—.

Daemon negó con la cabeza caminando hacia las mujeres cuando noto que la madre no logro ni apaciguar mínimamente a la joven.

Rhaenyra al mirar como su esposo reemplazó su lugar, volvió hacia el par de Lannister's en busca de ser distracción para ellos.

— Estas estúpidamente confundida por alguien que solo altera tus hormonas, Daemony—.

La chica río con sarcasmo.

— Es que mira ya que no son las hormonas, que al parecer son las raíces porque el gustito ese de meterse entre tío y sobrina me lo han heredado ustedes...—.

Daemon enfureció al notar el tono retador en su hija, porque si algo no toleraba el príncipe canalla era alguien más irreverente que él y su Daemony sin duda alguna lo era.

— Si, probablemente es así, la única diferencia es que yo no lleve a la cama a tu madre con ideales de manipulación. — Daemon contestó en tono bajo y neutro para que los pocos en la sala no llegarán a escuchar la discusión en curso.

Las manos de Daemon fueron tras su propia espalda agarrándose entre ellas para ofrecerle esa posición imponente al hombre frente a su hija.

— A la mierda, he tratado suficiente una conciliación hablada. — Resopló dejando salir lo que quería. — Años escondiendo lo que siento por miedo a la aprobación que nunca me van a otorgar por mucho que la busque, por mucho que me esfuerce, y de mi madre ciertamente lo esperaba, se me termino de confirmar cuando Alicent reveló lo del matrimonio y su rechazo, pero de ti...

El hermano de Viserys centró su mirada en el rostro de su hija.

— Nunca hubiera esperado tanto de ti, padre. — La chica retrocedió. — Seré generosa por última vez informándote lo siguiente; Me casare con Aemond, quieran o no porque ya ha dejado de ser su decisión, y rechácenlo si así desean, pónganse en contra, pero ahora ya estoy muy bien enterada de que la reina esta de mi lado, y si ella lo está, el rey Viserys por igual—.

La chica giró caminando hacia la salida con la garganta ardiendo.

— ¡Sales por esa puerta y no te quiero de vuelta a Rocadragón, Daemony! — El príncipe Canalla endureció su voz conociendo que la única forma de lidiar con la pequeña versión de él era esa. — ¡Ha sido suficiente indecencia contigo por el resto de tu historia!—.

¿Él la estaba tratando de exiliarla de su hogar por sus decisiones próximas a tomar?

— ¡Muy bien no te preocupes por ello! — La princesa sonrió abriendo la puerta sin ayuda de los guardias. — ¡Me he estado quedando en este castillo mientras tu y mi madre creían que viajaba por Westeros!—.

La mandíbula de Daemon se apretó con furia por la confesión.

— ¡Y adivina con quien dormía, padre! — La chica cruzó el umbral de la puerta antes de girarse para ver directamente a su progenitor. — ¡Con Aemond! —.

Los únicos Lannister's en la sala sonrieron con sorpresa contemplando la desvergüenza de la joven.

Los leones apodaron a la primera nieta del Rey Viserys como; La princesa irreverente, poco despues los otros señores de Westeros compartieron el sobrenombre haciéndolo resonar con fuerza.

***

Aemond caminaba con rectitud entrando al lugar para ordenar próximamente que las puertas de la fosa sean cerradas, y los encargados de llevar el lugar obedecieron sin protestar.

Bajó los escalones necesarios hasta deslumbrar el cabello claro y brillante entre los dragones dormidos.

— Tu hermano es un imbécil...— Mony susurró cuando notó la presencia de su príncipe. —

— Dime algo de lo que no esté enterado. — Aemond contestó con gracia esperanzado en conseguir una mínima sonrisa de la joven, pero no fue así.

— Cuando pequeña añoraba que Fuego Sol fuera mío, amaba sus llamas doradas como nadie, poco después descubrí que fue vinculado con Aegon cuando bebé y llore tanto que mi padre tuvo que decirme que, si regalarme a Caraxes me calmaba, él lo haría sin ningún problema. — La chica sonrió recordando. — No lo acepte, pero aun así logro lo querido...—.

El chico que observaba como la mujer acariciaba al dorado sabía perfectamente de lo que esta hablaba porque esa mirada calmada y confiada que el dragón le ofrecía a la chica, poco lo hacía con su jinete original.

El silencio fue titular en ambos solo mirando la escena en paz, hasta que Aemond caminó hasta ella para acomodar su brazo largo sobre el hombro de Mony.

—Se han ido ya. — El príncipe le informo con sutileza. — Solo estuve ahí por orden de mi madre, y tal vez para ofrecerle unas cuantas malas miradas a Jacaerys—.

— Me alegro por ellos, he de desear que su viaje sea próspero y corto. Todo marchara bien mientras alejados nos mantengamos, supongo yo—.

El menor asintió.

— Lucerys me dijo que soltaría a Bloodmoon tan pronto como pudiera para que este viniera hacia ti—.

Daemony por fin dejo que su rostro formara una sonrisa.

— ¿Cuándo te lo dijo? —.

Aemond rebusco en uno de sus bolsillos sacando un pequeño trozo de pergamino envuelto.

— Fingió empujarme con el hombro al pasar a mi lado antes de subir a él carruaje. — Entregó el escrito en las manos de la joven. — Iba a devolverle el acto, pero note el papel sobre el suelo—.

La mayor desenvolvió el papel leyéndolo con el semblante calmado, prontamente lo guardo en su propio bolsillo, soltó un suspiro y comenzó a hablar.

— ¿Cómo está el rey? — El hombre había comenzado a delirar más de lo comun la noche anterior y su temperatura corporal se alzó por los cielos, contribuyeron también unos temblores corporales.

— Solo han logrado controlar las fiebres mínimamente. — Contestó. — Tiene a todos los Maestres del castillo en su habitación, todos y cada uno de ellos concuerdan en que ya no hay mucho que hacer—.

— Estará bien, ha sido fuerte y continuara así—.

— Tiene que, el tiene que estar bien y resistir un tiempo más—.

Daemony alzo las cejas con confusión.

— ¿Por qué? —.

— Porque su muerte no es apropiada en estos momentos, no ahora cuando todo para mi parece ponerse en orden, lo mínimo que me merezco despues de su tan poco interés en mi vida a pesar de ser su hijo, es que soporte su dolencia unas semanas más. — El príncipe aclaró en tono seguro. — Entiendo que su momento tenga que llegar, pero... Todo va a quedar en ruinas cuando él marche, y no quiero dividirnos, no quiero que el momento arribe, no ahora—.

La seguridad del menor lastimó algo en el pecho sensible de la joven frente a él que no lograba descifrar.

— Suenas tan seguro que llega a doler, no he de mentirte. — La Targaryen expresó para que la mirada de Aemond se apagara automáticamente con tristeza.

— No es el momento para hablar de ello, Mony. — Trato de arreglar todo lo más rápido que pudo. — Se que deberíamos estar hablando de preparativos del matrimonio, pero el hecho de pensar que en algún momento tendremos que ponernos en contra, me quita el sueño más seguido de lo que crees—.

Daemony concibió todo, y el temor del príncipe fue compartido a ella al observar su punto de vista. Ambos se añoraban más que a nada, todo lo sentido siempre había mostrado ser mutuo, pero Aemond no era tonto y nunca lo fue, sabiendo por más que Daemony lo amaba con fuerza y furor, los genes de Daemon nunca le dejarían traicionar su familia...

El futuro próximo entre los dos se podía llegar a predecir ya, la boda era cercana, pero, nada aseguraba que su amor y felicidad fuera larga y floreciente, no mientras los verdes y negros disputaran por la corona de Viserys.

— Un juramento. — La voz de la mayor fue segura cuando sacó el cuchillo de su cintura alejándose del chico. — Uno de sangre. Uno del que solo los dragones sean conscientes—.

La palma de la mano de Mony se extendió.

— Si la guerra llega a nosotros, nunca, jamás acabaremos en batalla mutua. —Aemond estiró su brazo ofreciéndole su mano con precisión. — No pondremos jamás a los dragones vinculados a nosotros desde niños en contienda, cuando todo acabe, los únicos de presumir el privilegio de no haberse enfrentado, serán ellos—.

El cuchillo desgarró la piel de Daemony primero, liberando así la sangre escarlata sobre su piel, y por consecuente repitió su acción en la palma de Aemond.

—Y si por razón alguna, acabamos en lid; uno de los dos, o los dos tendremos que salir muertos de la disputa...

Aemond trago saliva con fuerza y antes de tomar la mano de su amante, la miró a los ojos con ese vistazo que a la princesa le inquieto, pero cuando quiso retroceder para controvertir, el príncipe menor ya había tomado su mano cerrando todo el juramento.

Horas posteriores la Targaryen asió.

Fue traición.

Lo de Aemond no fue un presentimiento a futuro, lo de Aemond fue certeza cuando vio el vestido de su madre en el desayuno.

Años antes, Alicent creo todo un plan de contingencia obligándole a sus hijos a memorizarlo a la perfección, y en ese estaba el modo en que se informaría a la segunda descendencia del rey, como sus horas estaban por ser finalizadas.

Aemond Targaryen tomó la confianza de Daemony, su sobrina, su próxima esposa, y la pisoteo con el deseo de dominio sobrado que le acechaba desde niño.

Así, horas después; Viserys Targaryen, primero con el nombre, rey de los Ándalos, los Rhoynar y los primeros hombres, protector del reino. Murió.

Continue Reading

You'll Also Like

271K 44.6K 134
Despuรฉs de haber sufrido un grave accidente, una chica con poca habilidad social y que se mataba trabajando en un empleo mal pagado, termina por desp...
116K 7.8K 28
-Muy bien, cuatro Alfas importantes vendrรกn por cuatro de ustedes, ยฟSu deber? Complacerlos en lo que deseen.- Anunciรณ el dueรฑo del prostรญbulo.- Se su...
250K 32.4K 46
๐Ÿช๐ŸซKookMin๐Ÿซ๐Ÿช Historia en Procesรณโœ“ Existe, en verdad, un magnetismo, o mรกs bien una electricidad del amor, que se comunica por el solo contacto de...