Los primeros días ambos parecían alguna clase de mamífero pequeño que esta en plana hibernación.
Ambos solo se despertaban para llamar a servicio a la habitación, que les trageran comida, y sus caprichos para tomar baños calientes.
Que las velas con aroma.
Que las esencias aromáticas para el agua y para suavizar su piel.
Que la pijama de una tela y textura en especial.
En fin que los dos eran omegas caprichosos libres de pedir lo que se les antojara.
Y como los dos estaban mal de salud, y además eran Countrys pues el personal del hotel y la misma administración estaban determinados a mimarlos y malcriarlos contal de tener una recomendación en una de las cuentas oficiales de esos dos.
Nuestros chicos realmente estaban más que encantados con el trato especial.
No querían dejar sus cuartos, pero debían empezar con sus tratamientos. Por lo que dejaron el hotel y se trasladaron hasta una cabaña cercana a la playa.
Los doctores les recomendaron a ambos estar cerca del mar, ya que el agua y las brisas les ayudarían a ambos a reponer se.
Y sobre todo a USA le ayudaría estar en el mar ya que estar en el agua y el movimiento constante de estar caminando por la playa y jugando en el agua, le ayudaría a fortalecer su corazón sin forzar de más su cuerpo.
—¡Vamos a la playa China! — El rubio parecía un niño pequeño al que lo llevan por primera vez a conocer el mar.
—Si, solo déjame termino de poner me bloqueador— respondió un enternecido asiático con la cara blanca por todas las capas de bloqueador que se puso.
—... ¿En serio vas a salir así? — hablo el americano entre risitas por la apariencia chistosa de china
—Si tu te quieres quemar, no es problema mío. —
—... ¡Pero si ya me puse bloqueador, mi piel ya hasta lo absorbió! —
— te vas a quemar toda la cara —
— y tú pareces un pastel cubierto con merengue—
—no me interesa, no me quiero quemar— declaró el asiático mientras se ponía un sombrero playero de ala ancha y se colocaba algo similar a una bata de baño. Y si quedo embarrada de bloqueador.
USA por su parte estaba con ropa normal, una bermuda de playa, hasta las rodillas y una camisa que le quedaba extragrande con el logo de algún partido político de México.
Si, le robó la camisa una vez que el mexicano se fue a quedar a su país y la olvidó.
—¿No te va a incomodar usar tanta ropa en el agua?— preguntó el asiático mientras tomaba una sombrilla de playa.
—asi éstoy bien china — hablo usa mirándose al espejo de la cabaña. —si me llegó a caer en el mar, así no me raspó el cuerpo jeje — se excusó.
El asiático noto la incomodidad ante la pregunta, por lo que solo sonrió y evito el tema de la ropa.
—vamos, la playa nos espera ~— fue lo último que dijo el asiático antes de salir junto al estadounidense rumbo a las bellas playas de la isla.