—Cabeza arriba, postura firme, mirada inexpresiva.
Acaté cada una de las órdenes que iba recibiendo de mi madre mientras rodaba los ojos con molestia. Mi cola se agitaba de un lado a otro por la incomodidad de lo que me estaban pidiendo que hiciera; me sentía como un palo.
—Cola quieta, Ngayä —mi madre gruñó y le dio un manotazo a esta para que se detuviera.
Un bufido se escapó de mi garganta por sus innumerables objeciones. Todo eso de la postura me parecía tan incomodo como molesto, pero para mi madre era algo muy importante como tsahík; un modo de hacerse respetar y verse más intimidante. A menudo me preguntaba si el día en el que me convirtiera en tsahík podría llegar a estar a la altura. Ronal podía ser estricta, pero era un tsahík muy respetada por todos los clanes; dura e imponente, casi la mismísima perfección.
—Algún día, nuestro pueblo te pedirá que des más de lo tienes y para ello deberás aprender; entrenar duro —agarró mis hombros y me obligó a sentarme en el suelo para ella ponerse de rodillas a mi lado, comenzando a alisar con las manos mi pelo para que estuviera en condiciones—. Ser tsahík no es un título, es un desafío continuo a la lógica. Solo nosotras podemos hacer lo que es necesario que se haga, Ngayä. Nuestro pueblo nos necesita, vivimos por y para él.
Agaché un poco las orejas y mi mirada se movió con tristeza de un lado a otro.
—¿Por qué me cuentas esto? ¿Por qué ahora?
Me giré en su dirección, mirándola entre triste y confusa. Su mirada era como la de siempre, pero esa vez había una pizca de pena y compasión en sus ojos.
—Porque tus decisiones no solo te afectan a ti, también a tu familia y a tu pueblo. Ser tsahík también significa dejarlo todo para servir a la Gran Madre; aunque eso signifique renunciar a lo que nuestro corazón más desea...
Sabía lo que su mirada inquisitiva significaba; sus sospechas estaban comenzando a afianzarse, algo en ella le gritaba por dentro que entre Neteyam y yo había algo más que una buena amistad.
—Sé donde está mi lugar, y donde reside mi lealtad —mi mirada neutra se unió con la suya desafiante y ambas mantuvimos una guerra de miradas; buscando que la otra fallara antes.
—Eso espero, Ngayä. Solo espero que sepas que tus decisiones también marcan tu futuro y el de tu familia... No lo olvides.
Estaba muy segura de mis pensamientos y mis decisiones, sabía que tenía el control sobre mi vida y gracias a ello me sentía más segura que nunca.
Inesperadamente, Aonung llegó corriendo hasta nosotras y recuperó su respiración antes de hablar. Parecía agitado y nervioso, lo que me hizo ponerme alerta.
—Han atacado una aldea, no queda nada de ella...
Ambas nos miramos a los ojos, alarmadas, y sin dudarlo nos levantamos para salir del lugar. Nuestra madre salió más rápido, seguida de cerca por Aonung, buscando desesperadamente a su pareja para que le explicara a que se debía la alarma.
Me dispuse a seguirles pero alguien me agarró del brazo y tiró de mí hacia dentro de nuevo. Ahogué un grito por el susto, pero este fue amortiguado por una mano sobre mi boca.
—No grites, hermosa.
Sentí el suave aliento del Na'vi detrás de mí en mi oreja y me relajé al instante.
Neteyam.
La presión en mi boca y espalda desapareció y me giré rápidamente hacia mi pareja. Sus ojos reflejaban algo de pánico que trataba de ocultarme, y solo con esa mirada supe de qué se trataba.
—¿Lo sabes? —Le miré inquisitoria, aunque ya sabía la respuesta a esa pregunta.
—Lo sé.
Sentí sus brazos rodear lentamente mi cintura hasta atraerme más hacia él. Enterré mi cabeza en su cuello y noté su cabeza apoyarse sobre la mía con delicadeza.
—Hay algo más, Ngayä —su voz salía como un susurro bajo y su voz tenía un toque más oscuro y serio. Podía notar como luchaba por destensar los músculos de su cuerpo, fallando en el intento; esto parecía haberlo puesto en alerta—. La aldea atacada fue la misma me que me raptó aquel día...
Mis orejas se elevaron atentas y sentí mi mirada oscurecerse por la rabia.
—Entonces se lo merecían.
Neteyam sujetó mi rostro y separó con suavidad mi rostro de su cuello para mirarme a los ojos. El toque en su mirada me dolió ya que este me observaba con algo de horror en sus ojos amarillentos.
—Tenían miedo, Ngayä. La gente del cielo les amenazó con que esto ocurriría si no les entregaban a un miembro de la familia Sully. Trataron de protegerse; cualquiera habríamos hecho lo mismo.
Sabía que él estaba tratando de hacerme razonar, pero yo no podía hacerlo. Aún estaba grabado en mi mente el estado de Neteyam cuando lo encontré en aquella aldea. Podrían haberlo mantenido en un buen estado, no así...
Fue tan cruel lo que hicieron, que en mi interior ya no cabía el perdón; no era un derecho que ellos se hubieran ganado recibir. Se merecían pagar las consecuencias.
Neteyam pareció leer mi rotunda negación a perdonar y acarició mis mejillas con una mirada suave y comprensiva.
—Nos hicimos pareja para ayudarnos a ser mejores, juntos; no a cambiar lo que nos hacía buenos —su mirada comprensiva y suave destrozó mi orgullo y rabia hasta suavizarla al igual mi mirada.
Asentí y bajé levemente la cabeza, con tristeza. Él tenía razón, al menos un poco de esta; eran una aldea Na'vi al fin de al cabo, lo que había sucedido era una verdadera tragedia.
Sentí los suaves labios de Neteyam sobre mi frente, ejerciendo una leve presión en ella.
—Tengo miedo... —Mi voz estaba algo descompuesta por la tristeza y el temor.
Neteyam se separó y levantó mi rostro para que le mirara; mis ojos llorosos y temblorosos por el miedo.
—Lo sé... —Sus brazos subieron hasta mis hombros y rodearon mi cuello, atrayéndome en un abrazo. Le correspondí a este rodeando su cintura y me aferré a él cerrando con fuerza mis ojos.
Esos momentos eran los que más amaba con él, más que los apasionados; el verle demostrar cuánto me apoyaba y me quería era algo que podía superar cualquier barrera u obstáculo que se nos pusiera por el camino.
—Prométeme que te mantendrás cerca de mí... —Se separó lo justo para apoyar nuestras frentes y acarició mis pómulos con sus manos—. Si te pasara algo jamás me lo perdonaría... No podría soportar esa idea.
Mi corazón comenzó a latir frenético y mi respiración se volvió irregular a la vez que mi vista se nublaba levemente.
Las imágenes de mis visiones anteriores volvían a hacerse presentes en mi cabeza, oyéndose como un eco cercano que me advertía.
«Tus decisiones marcan tu futuro y el de tu familia... No lo olvides.»
—¡Ngayä!
Me sobresalté ante el grito y enfoqué de nuevo mi vista en Neteyam, este me miraba asustado y con claro pánico en sus ojos.
—¿Estás bien? De repente ha sido como si tu mente no estuviera aquí, has empezado a sudar mucho...
Tragué pensando en lo que acababa de suceder y me di cuenta de que, como había dicho Neteyam, estaba sudando.
Volví mi vista hacia él descubriéndole observando todo mi rostro como si fuera a encontrar alguna clase de herida que se le hubiera pasado por alto.
—Estoy bien, Neteyam-
Iba a decirle algo más pero unos ruidos acercándose hicieron que nos alejáramos rápidamente el uno del otro.
Ae'itan apareció frente a nosotros, su vista enfocada únicamente en mí. Su llegada hizo que todos mis músculos se tensaran de expectación al tenerlos a ambos en el mismo lugar, y yo como única mediadora entre ambos.
—Venía a comprobar que estuvieras bien tras la noticia. Sé lo mucho que te importa tu pueblo —Ae'itan hizo el amago de acercarse para agarrar mi mano pero retrocedí antes de que pudiera siquiera rozar nuestras pieles.
Podía ver de reojo a Neteyam balancear su cola con exasperación. Podía sentir que no estaba muy contento con lo que había intentado hacer.
Instintivamente mis ojos se desviaron unos segundos a Neteyam y Ae'itan se dio cuenta, siguiendo mi mirada hasta Neteyam. Ambos se mantuvieron la vista durante unos segundos, la tensión saltando en pequeñas chispas por la habitación. Ae'itan no era estúpido, era claramente consciente de la gran relación que habíamos formado Neteyam y yo; estaba en lo correcto al no fiarse.
—Neteyam, ¿cierto? —Su tono adquirió un leve deje de desdén que no me gustó para nada, y menos a mi pareja—. El secuestrador.
Neteyam se tensó y su mirada se volvió amenazante. Nunca me habría imaginado que Neteyam podría imponer tanto como lo estaba haciendo en ese momento.
—Ae'itan, ¿cierto? —Su tono burlesco me llenó de orgullo, parecía que iba a manejarse bien con su contrincante—. El narcisista.
Quería interrumpir su pequeña batalla de miradas, pero el brillo amenazante que le estaba dedicando Neteyam a Ae'itan me decía que no me metiera. En cierto sentido me gustaba que Neteyam también defendiera mi posición como su pareja.
—Dicen qué secuestraste a Ngayä para poder estar con ella, ¿tan desesperado estás por su atención?
—Dicen que solo usas el mar para mirar tu reflejo, ¿tan egocéntrico eres?
Ae'itan acabó tensándose y balanceó su cola como clara amenaza; estaba cabreado.
—Yo si fuera tú me alejaría de ella —Ae'itan avanzó un paso hacia él, amenazante.
Neteyam no se quedó atrás y también avanzó, mirándole ligeramente de arriba a abajo con una expresión divertida.
Ese es mi Skawng.
—Lástima que no eres yo, tu personalidad no me quedaría.
El contrario le mostró sus colmillos, pero Neteyam ni se inmutó ante esto.
—Soy su prometido.
Neteyam pasó por su lado y se acercó a mí, dejando un suave beso sobre mi mejilla. Su mano acarició el dorso de la mía, antes de entrelazar nuestros dedos con lentitud; todo bajo la atenta y furiosa mirada del mayor.
Vaya... Neteyam sí que sabe marcar territorio.
Parecía que Neteyam estaba tan irritado con mi prometido que le había dado completamente igual mostrarse cariñoso frente a este. Siempre y cuando él entendiera donde estaban los verdaderos y ocultos límites.
—Por ahora.
Neteyam tiró de mí suavemente y nos condujo a la salida, para dejar atrás a Ae'itan.
Tenía un sabor amargo en la boca debido a la visión. Esta no había sido tanto como una novedad, sino como un aviso de que estas se acercaban. Pronto tendría que enfrentarlas, no solo en mi cabeza, sino también en el presente.
¿Estaba realmente preparada para lo que el destino me había estado guardando todos estos años?
¿Podría llevar la carga que estaba destinada a soportar como tsahík?
Apreté ligeramente la mano de Neteyam, sintiendo mi cuerpo temblar de miedo y pavor. Estaba aterrada, y mi único lugar seguro era el Na'vi a mi lado; siempre a mi lado...
Solo deseaba que también pudiéramos resistir a los problemas que se avecinaban, que a pesar de todos los obstáculos...
Nuestras manos no volvieran a separarse.
¡Nuevo capítulo, por fin! Jajajja se vienen curvas 👌
He visto que muchos me habéis estado pidiendo más edits (lo cual no me esperaba ^^🫶) así que he aprovechado para subir capítulo y ponerme con el Edit.
Crucemos los dedos para que lo termine entre mañana y pasado🤞
¡Espero que os haya gustado!
Dejadme vuestras opiniones sobre el comportamiento protector de Neteyam, el lado algo narcisista de Ae'itan, los pensamientos de Ngayä, ¡y de la historia en general!
Me encanta leeros 😩💙
Espero que todo os esté yendo muy bien y no me odiéis por cómo se han ralentizado las actualizaciones 💗
¡Os leo!
Atte. Venus.