AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOS

By Nissa_05_py

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La hija de un noble finalmente cumplirá la edad suficiente para poder participar de fiestas importantes por s... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74 || FINAL ||
EPÍLOGO

Capítulo 13

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By Nissa_05_py

Mi cuerpo tirita del frío, me cubría con las mantas pero no parecían ser suficiente. Todo mi cuerpo se sentía adolorido y pesado, estaba débil y hasta quería llorar de lo mal que me sentía.

-Que no haya comido desde hace horas hizo que su cuerpo se pusiera débil y así fuera más fácil enfermarse. Se pondrá bien pero estará así por un tiempo -escuché la voz de la doctora-. Debe comer algo ligero y darle esta medicina... Un paño con agua fría en su frente igual ayudará.

-Está bien...

Escuchaba a Alexander pero comencé a quejarme por las sensaciones. La puerta se abre y se cierra, yo me quedé sola por un tiempo.

-Mamá... papá... -los llamé aunque sabía que no estaban aquí.

Siempre que me enfermaba ellos estaban tan pendientes de mí, me cuidaban sin descanso y papá me arropaba para hacerme sentir mejor. Quería eso, quiero que ellos estén aquí.
Me abracé a mí misma comenzando a sollozar. Todas las emociones me cayeron encima como un balde de agua fría, pero me hizo doler la cabeza a la vez.

-Papá... por favor...

Volví a sollozar, pero entonces sentí una mano en mi cabeza. Intenté abrir los ojos pero no podía concentrarme y saber quién era. Ahora mismo me sentía solo una niña que buscaba el contacto de su padre para sentirse mejor. Extendí la mano con debilidad y agarré sin fuerzas su camisa.

-Te necesito... -comenté a quien yo imaginaba aue era mi padre.

No dijo, ni hizo nada por un tiempo, pero luego se removió y se metió bajo las mantas junto a mí. Al instante me apegué a su cuerpo, sollocé otra vez pero escondí mi rostro en su cuello.

-Haz que pare... me siento mal -mencioné.

Lo sentía tan diferente; mientras mi verdadero padre tenía una figura un poco más rellena... a este lo sentía más esbelto y duro. Más musculoso y cálido... Su aroma igual era distinto al de mi padre, me gustaba porque era reconfortante y dulce.

-No te preocupes, pasará... solo quédate tranquila e intenta dormir un poco -escuché.

Su voz aterciopelada pero varonil hizo que mi cuerpo se erizara. Su calidez calmaba mis dolores y enseguida hice lo que me dijo. Intenté dormir un poco, sintiendo agradables las sensaciones suyas cuando acaricia mi cabello con ternura.

-Te despertaré cuando la comida esté lista, ¿está bien? Cuando eso pase tienes que comer sí o sí, Lícia.

Asentí casi sin fuerzas, él volvió a acariciar mi cabello antes de agarrar el borde de las mantas y volver a colocarla sobre mí. Bostecé un poco y volví a acomodarme contra él.

Fue como un parpadeo pero apenas estaba consciente como para saber que estaba pasando. Apenas recuerdo cuando llegó la comida y me hizo despertar, no logró recordar bien el momento en que terminé de comer porque pronto caí dormida de nuevo.

Pero creo que esto sucedió seis veces más. Me hacían tomar un remedio que sabía horrible y me colocaban un paño frío sobre la frente. Me quejaba porque odiaba la sensación, así que volvía a agarrar a aquella persona para abrazarlo y sentirme mejor. No parecía molestarse, en cambio se acomodaba conmigo y me abrazaba de vuelta.

Una vez más me había quedado dormida en algún punto del día. No sabía cuanto tiempo había pasado, para mí fue una eternidad. Pero cuando volví a despertarme, esta vez por mi cuenta, observé donde me encontraba.

Estaba en la habitación de Alexander... ¿Qué fue lo que sucedió?

Sentía un paso a mi lado en la cama y al mirar me sobresalté por verlo allí, mirándome con suavidad. Su brazo extendido bajo mi cabeza, dándome a saber que lo había usado de almohada.

-¿Q..Qué... Qué ha ocurrido? -pregunté sonrojada.

-Pues Celia te ha tirado por la ventana y caíste al río... -responde pero yo asentí.

-Eso... lo recuerdo, recuerdo que me has sacado con mi collar pero... después de eso ya todo está borroso -apoyé mi mano contra mi frente tratando de recordar.

Alexander se sienta junto a mí y apoya su mano en mi brazo sobre mi regazo. Su tacto me hizo erizar y sentir mi corazón acelerado sin razón.

-Has enfermado, tu cuerpo estaba débil porque no habías comido en varias horas y con lo que sucedió fue fácil que eso pasara.

-¿Eso cuando sucedió? -pregunté.

-Hace dos días...

Lo miré un tiempo antes de volver la vista a su mano en mi brazo. Podía sentir como si aquella zona bajo su tacto hormigueara.

-¿Que hora es?

-Las nueve de la mañana -respondió.

-¿Qué sucedió con Celia?

-Lo que hizo fue algo grave, hubieron demasiados testigos así que ella fue encarcelada hasta que mi padre decida que hacer con ella.

Asentí comprendiendo pero solo suspiré profundo mientras pensaba en ello.

-Creo que quiero salir un rato... ya he pasado mucho tiempo acostada.

-¿Te sientes bien como para caminar?

-Pues... habría que intentar.

Alexander se levanta y yo apoyé mis pies en el suelo. Me mentalicé antes de levantarme e intentar equilibrarme, pero mi vista se nubla y mi cabeza dio vueltas.

-Lícia... -Alexander me sujeta antes de caer.

-Estoy bien... de verdad.

-Creo que deberías volver a acostarte.

-No... Estoy bien -sonreí apenas.

Volví a equilibrarme y esta vez conseguí las fuerzas necesarias para caminar. Alexander me ayuda a salir de la habitación y me lleva hasta el balcón, porque se lo había pedido. Un poco de sol me vendría bien.

Estando allí me sorprendió de la buena vista que tenía desde este lugar. Podía ver todo el jardín y el pueblo, hasta el banco del columpio se veía realmente bien desde aquí. Me apoyé por el borde y aspiré un poco, sonreí porque estar aquí me estaba gustando.

-Ya entiendo porqué siempre te encuentro en este balcón -comenté-. Todo se ve mejor desde aquí.

-Sí, también es por eso que me gusta venir -responde estando a mi lado.

-¿Hay otra razón? -pregunté curiosa.

Él no responde y me mira sonriendo un segundo antes de volver a apartar la vista hacia el frente, aunque al seguir su mirada noté que observaba la banca.

No hizo falta especificar con palabras. Me sonrojé al saber lo que era y sonreí un poco sintiéndome algo... emocionada.

-Debo admitir... que aquí no es tan malo después de todo -comenté-. Adrestia necesita un par de clases.

-¿Sabes? Creo que no me creerías si te dijera que mi padre ha estado intentando hacer que Adrestia y Viltarin sean aliados.

Lo miré sorprendida de inmediato.

-¿En serio? ¿Y qué sucede?

-Adrestia es la que no quiere... Amenazan con guerra por cualquier motivo.

-Yo... No sé si pueda creerte -volví a apartar la mirada.

-Lo imaginé. Pero quería intentarlo aún así...

Me sonríe de todas formas, yo bajé la mirada pensativa pero terminé resoplando. Ahora era más fácil creer en lo que él dice...
Volví la mirada al frente al no saber ya que decir de nuevo, nos quedamos en silencio otro rato más.

-Oye... creo que no te he agradecido por haberme sacado del agua y agarrado mi collar -mencioné.

-No tienes que hacerlo tampoco.

Instantáneamente apoyé mi mano sobre su brazo en el borde del barandal de piedra. Él mira mi mano.

-Claro que debo -hablé al instante-. Me has salvado la vida... no sé como podría pagarte por esto. Además de que me has cuidado cuando enfermé.

-Como te lo he dicho: los viltarienses ayudamos a quienes lo necesitan, los apoyamos y en especial a nuestras mujeres -su mano se suelta de mi agarre pero se acerca hasta mi mejilla-. No podía dejar que algo malo te pasara, Lícia...

-¿Me llamarás por mi nombre? -cuestioné recordando lo que una de las chicas dijo hace un tiempo.

-Claro, ¿por qué no lo haría? -preguntó confundido.

-Les has puesto un nombre a todas las demás mujeres del harén, pero a mí me llamas por mi nombre.

Me observa sorprendido, baja su mano de mi mejilla que al instante la sentí fría y tuve que aguantar una extraña mueca de malestar por ese gesto suyo.

-¿Quieres que te cambie el nombre? Ellas no tenían problema alguno, pero tú... aún es difícil descifrarte del todo, ¿sabes?

Lo sé, hay veces en las que yo misma no sé ni como actuaré o lo que quiero para mí, como es en este caso.

-Creo que... me da curiosidad saber lo que tienes pensado para mí. Ya veré si me gusta o no -respondí sorprendiéndolo.

Lo piensa un momento, mira al cielo y se concentra un poco hasta que sonríe ligeramente.

-Zaria... -pronuncia de una manera que hizo mi cuerpo erizarse.

-¿"Zaria"? Jamás he oído de un nombre así -respondí con interés.

-Tiene dos significados que creo van contigo -me mira finalmente.

-¿Ah sí? ¿Cuáles?

-El primero: amanecer.

-¿Y por qué crees que va conmigo? -cuestioné sin saber porqué sería yo aquello.

-Por varias razones. Eres hermosa como tal momento, cálida como lo eres ahora y al verte leyendo o sonriendo... transmites tanta tranquilidad como un verdadero amanecer.

Mis mejillas empezaron a arder, mi sonrisa flaquea por los nervios y no pude verlo un momento.

-¿Y..Y el segundo significado?

-Princesa...

-Pero no lo soy -dije confundida.

Nuevamente sentí su mano en mi mejilla, acariciandola con ternura y suavidad, me hizo sentir tan confundida por mis acelerados latidos y por aquella emoción desbordante en mi interior.

-Pues pareces una.

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