"¿Estás despierto?" Xu Yan puso el desayuno en la mesa e inclinó la cabeza hacia Shen Zhi, que bajaba las escaleras: "Da la casualidad de que el desayuno está listo".
"¿Por qué te has levantado tan temprano?" Shen Zhi se arreglaba las mangas de la camisa, sin levantar la vista.
"¿Olvidaste que ayer dormí temprano?" Xu Yan sonrió.
Sólo entonces Shen Zhi lo miró: la misma mirada despiadada y descarada, como si nada le importara.
Los dos terminaron de desayunar tranquilamente cuando el conductor llegó afuera. Xu Yan dejó los palillos: "Subiré por tu abrigo, tú come un poco más". Shen Zhi se limpió la comisura de los labios con un pañuelo y se levantó, mientras Xu Yan le ayudaba a ponerse la corbata y se la arreglaba con cuidado. Shen Zhi bajó los ojos hacia él y levantó la mano para mirar de nuevo su reloj.
"¿Volverás a cenar esta noche?" le preguntó Xu Yan mientras le entregaba su chaqueta a Shen Zhi.
Shen Zhi se puso la chaqueta y dijo: "Voy a volver". Tras una pausa, añadió: "Tienes una pestaña en el puente de la nariz".
"Oh". Xu Yan se tocó el puente de la nariz y volvió a mirarse los dedos: no parecía haberse despegado. Sonrió y levantó un poco la cabeza, diciendo: "No puedo verlo, así que ayúdame".
Shen Zhi frunció el ceño. Ya se había puesto la chaqueta y estaba listo para salir. Xu Yan pensó que no debía molestarse, pero esta vez erró el tiro: Shen Zhi se dio la vuelta y levantó la mano para tocarle el puente de la nariz. En este momento, los dos estaban muy cerca, y los ojos de Shen Zhi estaban serios. Xu Yan lo miró, y miró esa cara. Se había conmovido y sufrido por este hombre cuando tenía dieciocho años. Habían pasado unos años, y ahora, mirándolo de nuevo, seguía siendo muy guapo: las cejas, el puente de la nariz, los labios, la mandíbula, era guapo por indiferencia y delicadeza. Debido a su juventud, aún no tiene el aspecto excesivamente maduro de los años, pero ya tiene más compostura que sus compañeros.
El momento pasó igual de rápido, ya que Shen Zhi bajó la mano mientras se daba la vuelta para salir. La puerta se abrió y volvió a cerrarse, y Xu Yan se volvió para recoger la mesa.
***
Al día siguiente era el último día de trabajo de Xu Yan. Sus compañeros sabían que se iba y habían guardado un despacho para darle una despedida. Xu Yan dijo con una sonrisa que una despedida no era necesaria. Que sea una celebración de despedida temporal de la vida.
Por la noche, Xu Yan recogió sus cosas, pasó su tarjeta por última vez y abandonó la empresa con sus compañeros. Unas horas antes había enviado un WeChat a Shen Zhi, diciéndole que hoy tenía una cena con sus colegas y no podía volver a cocinar, a lo que Shen Zhi respondió "Entendido".
No era de extrañar que a Xu Yan le dieran alcohol en la fiesta, no se negó, después de todo, no había ninguna posibilidad de que se volvieran a ver, era la última comida, así que era bueno divertirse. Cuando un compañero quería llevarlo a casa, Xu Yan hizo un gesto con la mano: "Mañana tienes que trabajar, vete pronto a casa a descansar. Yo tomaré un taxi".
"¿Está tu pareja en casa? Llámala y pídele que te recoja". Dijo el colega.
"¿Una pareja?" Xu Yan estaba un poco mareado y pensó en blanco durante un rato, sonrió y dijo: "Últimamente no está en casa, volveré yo solo". De hecho, él también... Realmente quería que Shen Zhi lo recogiera y lo llevara a casa una vez, pero por desgracia, no había experimentado una cosa tan común entre los amantes durante cuatro años enteros. Tenía miedo de molestar a Shen Zhi, así que nunca lo dijo, pero ahora cuando lo piensa, si Shen Zhi le hubiera mostrado siquiera un afecto de amor, no se habría atrevido ni siquiera a pedir una cosa tan pequeña.
Al final, su colega tomó un taxi por él, y después de que Xu Yan le diera su dirección, oyó que alguien decía 'guau': esa zona residencial no era para que viviera una persona normal.
"¡Gerente Xu, está ocultando algo!"
Xu Yan se recostó en el asiento trasero y rió perezosamente: "No, la casa es de mi pareja, es mi sustento".
Los demás expresaron su incredulidad y, tras unas cuantas bromas y despedidas, la puerta del coche se cerró y el mundo quedó en silencio. Xu Yan tenía los ojos cerrados, y la luz del exterior de la ventana del coche le pasaba por la cara, y en el coche sonaba una canción, 'Lend Me' de Xie Chunhua.
A Xu Yan se le estremeció la garganta y cantó con él.
Déjame la vitalidad que desafía el aplastamiento
Déjame la fiereza y la temeridad que no piden el mañana
Déjame una luz para iluminar la penumbra
Déjame una sonrisa tan brillante como la primavera
Déjame el humor que mata la mediocridad
Déjame el patetismo y los gritos de indulgencia
Déjame un corazón que late como en los viejos tiempos
Déjame mis mañanas y mis tardes tranquilas
...
Cantó incoherentemente, desafinando hasta el punto de resultar inescuchable, con la voz finalmente temblorosa y apagada, y el conductor lo miró por el retrovisor y le preguntó: "¿Quiere un pañuelo?".
"No". Xu Yan abrió los ojos: no estaba llorando. Dijo: "Sólo sueño, ¿cuánto falta para que lleguemos?".
"Cinco minutos". El conductor le miró de nuevo y respondió.
"El maestro ha trabajado duro". Xu Yan sonrió.
Cuando llegó a casa, Xu Yan se quedó fuera de la puerta durante unos minutos para despejarse, pero no sirvió de nada, su cabeza seguía mareada. Se frotó la cara, abrió la puerta y entró en la casa. Subió las escaleras y Shen Zhi seguía despierto, en su estudio. Xu Yan llamó a la puerta y dijo: "He bebido un poco, pero estoy bien. ¿Quieres comer algo? Iré a preparártelo".
"No es necesario." Al otro lado de la puerta, Shen Zhi le contestó: "Hoy dormiré en el dormitorio de invitados".
"De acuerdo". Xu Yan apoyó la frente en la puerta y sonrió: "Cierto, huelo a alcohol, por si me emborracho y perturbo tu sueño... entonces volveré a dormir primero". Murmuró como para sí mismo, diciendo esas razones aparentemente razonables para Shen Zhi.
Al no obtener respuesta, Xu Yan se tambaleó, se enderezó y volvió a su habitación. Después de lavarse, cayó de cabeza en la cama, con toda la cara hundida en la almohada: la almohada de Shen Zhi. Xu Yan tomó aire y cerró los ojos en la oscuridad, un pequeño sonido arrastrado escapó de su garganta.
Déjame una luz para iluminar la penumbra
Déjame una sonrisa tan brillante como la primavera
...
Déjame un corazón que late como en los viejos tiempos
Déjame las mañanas y las tardes tranquilas
...
Luego se durmió.
***
A la mañana siguiente, Shen Zhi volvió al dormitorio principal para lavarse y cambiarse de ropa. Xu Yan se despertó tranquilamente, miró su teléfono, aún era temprano. Se levantó de la cama, se frotó los ojos y bajó las escaleras. Le dolía la cabeza, así que Xu Yan calentó la leche y el pan horneado y lo llevó a la mesa. Shen Zhi ya se había puesto la corbata y la chaqueta cuando bajó las escaleras. Xu Yan le dirigió una mirada para asegurarse de que el otro hombre no le diera la oportunidad de ayudarlo a vestirse.
"Irás a la oficina tan temprano hoy". Xu Yan estaba a punto de comerse el pan cuando recordó que no se había lavado la cara ni cepillado los dientes, así que se dejó caer en la mesa y se puso a hablar casualmente.
"Surgió algo". Dijo Shen Zhi.
"Oh..." Xu Yan se sentó y se estiró, diciendo: "Entonces come tú primero, yo subiré a lavarme, lo había olvidado hace un momento". Shen Zhi bajó la cabeza para desayunar y no tuvo tiempo de contestarle.
Cuando terminó de lavarse, Shen Zhi ya había salido. Xu Yan se acostó de nuevo en la cama para recuperar el sueño. La resaca era realmente mala, pero por suerte no tenía que ir a trabajar, así que cerró los ojos y durmió cómodamente.
Durmió hasta el mediodía, cuando por fin se le pasó un poco la borrachera. Xu Yan salió despacio de la cama, se calzó las pantuflas y se dirigió al guardarropa. Sacó una bolsa de viaje, metió dentro el portátil, el cargador y la billetera, y se puso una chaqueta. Con su bolsa de viaje y la bolsa de la cámara en la mano, bajó las escaleras y se ocupó de la basura del salón.
Hacía buen tiempo, el sol brillaba y el viento soplaba entre las hojas, agitándolas: una brisa y un día precioso, una tarde normal de invierno. Xu Yan cerró la puerta, se colocó el abrigo y el sombrero en la cabeza, bajó los escalones y se alejó sin mirar atrás.