Días después...
Cuando llegó a su hogar, pensó que Jimin había salido. Pero toda idea fue descartada cuando escuchó ruidos en la planta alta, encontrándose con su esposo y una cámara en sus manos.
Sonriendo se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados.
—¿Qué haces?
Jimin señaló unas fotografías.
—Son muy bonitas —dijo tomándolas y viéndolas por milésima vez.
—La tenía guardadas porque no sabía dónde ponerlas.
—Quedarían perfectas en el salón, sería una pena tenerlas guardadas.
Jungkook estiró el brazo tomando el montón de fotos. Las observó una por una con cierta vergüenza.
—Las hice yo.
—¿En serio?
—Sí, tuve una fase de intento de fotógrafo, pero no duró mucho —respondió devolviéndolas—. Era malísimo.
—Pues yo creo que son preciosas.
—Puedes quedártelas.
—Gracias —Jimin sonrió. Volteándose para ordenarlas y guardarlas, las sacaría luego de pintar las paredes como antes había dicho. Tomó la cámara y volvió hacia Jungkook sonriendo divertido—. ¿Me tomas una?
—¿Esa cosa sigue funcionando? —preguntó tomando la cámara y examinándola—. Creo que sí. Bien, posa para mí.
Precioso. Así pensó cuando vio como Jimin ponía ambas manos en su mejilla, luciendo dulce y tierno.
•
—Listo —tomó la fotografía y la agitó poquito antes de enseñársela.
—Y dices que eras malísimo. Está preciosa —Jimin sonrió tomando la cámara y guardándola.
—Preciosa porque sales tú.
Jimin soltó una risita, golpeando su hombro, avergonzado por el comentario.
——Por cierto, Choi quiere que lo acompañe en un viaje fuera de la ciudad para ver a un cliente.
—Y... ¿Cuando te irás?
—Mañana.
—¿Estarás mucho tiempo fuera?
—Una semana, eso quiere decir que me perderé el martel musical con Song-I.
Jimin esbozó una sonrisa divertida.
—Mejor para mí, ya me están aburriendo las clases de yoga.
—Dile a Song-I que compensaré el día con sus bombones de chocolate.
—Le alegrará escuchar eso.
—¿Qué harás mientras no estoy?
—Me ocuparé en el salón. Ya sabes... Quiero pintar las paredes y hacer algunos cambios.
—Puedes hacer lo que quieras, cariño. ¿Ya buscaste los pintores? Tengo mis contactos.
—Los profesionales vendrán a hacerse cargo, Jungkook. Todo está listo, te perderás la diversión.
—No quiero ensuciar mi ropa. Así que no, gracias.
Ambos rieron. Jimin tomó la cámara y guardó la última caja que quedaba. Jungkook desabrochó algunos botones de su camisa y sacudió sus pantalones.
&—Te ayudaré a hacer tu maleta. De pasada trasladaré mis cosas a mi habitación.
Desde que Suni se había ido de su casa, Jimin había vuelto a su dormitorio. Cuando terminaban de cenar, se iban al sofá de la sala de estar para platicar y echarse juntos. Luego cada uno se iba por su lado.
Por supuesto, Jungkook no quiso incomodarlo, así que no le dijo nada. Pero, en realidad, lo que más quería era sentirlo en sus brazos y despertar con él a su lado.
—No lo hagas.
—¿Cómo...?
—Duerme en mi habitación. No traslades tus cosas, tienes mucho trabajo con el salón.
—Bueno... ¿Y hoy?
—Dormiremos juntos.No es la primera vez que lo hacemos.
Jimin achicó sus ojos y se acercó a él. Lo miró unos segundos y luego le picó la nariz con un dedo.
—¡Con lo que te gusta acurrucarte! —dijo divertido—. Dormiré con un pulpo.
Jungkook rodó los ojos y se desabrochó los demás botones, dejando su camisa abierta y una buena vista.
—Solo estoy siendo práctico.
—Admítelo y me acostaré contigo.
—Si es así y ya que no has explicado bien la frase...
—¡JUNGKOOK!