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By a-afroditxbrien

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๐’ฏโ„› | โ 'Cause I loved you, I swear I loved you 'Til my dying day And I can go anywhere I want Anywhere I wan... More

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By a-afroditxbrien

︒. ❴ 🥀 ❵ ⿻⁔🐉 ᷂˚ຄ🪦∿゚݊ ◦︒
𝑇𝙴𝙰𝚁𝚂 𝚁𝙸𝙲𝙾𝙲𝙷𝙴𝚃 ▐ ᴀᴇɢᴏɴ ᴛᴀʀɢᴀʀʏᴇɴ ғᴀɴғɪᴄᴛɪᴏɴ
❰  𝗲𝗹 𝗱𝗲𝗯𝗲𝗿 𝗲𝘀 𝗹𝗮 𝗺𝘂𝗲𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗮𝗺𝗼𝗿  ❱


Aegon nunca se había considerado una persona fuerte, pero si persistente. La mañana que Alessanya lo abandonó luego de la más grande muestra de afecto que podrían haber tenido, lo dejó pensando en el porqué de su huida.

Tal vez se había arrepentido, o simplemente no lo amaba lo suficiente como para quedarse, no lo amaba como él a ella.

Ahora, si le hubieran dicho a Aegon que estaría ahí luego de la mañana en la que Alessanya lo abandonó, no lo creería.

Se hallaba escondido entre el pueblo después de enterarse de los planes de su familia con la muerte de su padre. Corría y corría para encontrar alguna salida, algo o alguien que lo ayudara a escapar de las garras del deber y la injusticia.

Estaba asustado de lo que estaba por venir si su cometido no se lograba. Esperaba encontrarse con Alessanya en la orilla de Dragonstone cuando llegara, rogándole a los dioses porque ella aceptara huir con él y rehacer su vida.

Lo más seguro era que su abuelo o su madre hubieran enviado a alguien diferente para buscar a su persona, incluso si eso implicaba conflictos entre ellos.

Los pasos dirigidos a donde se hallaba escondido lo hicieron temblar y gemidos de susto no pudieron evitar salir de su boca. Los gemelos Cargyll lo sacaron de donde se encontraba y lo arrastraron afuera, ignorando su petición desesperada de ser liberado.

Vio a Criston Cole y a Aemond al final de la escalera, pero ni siquiera eso lo alegró, después de todo, ambos lados lo llevarían a cumplir un destino que no estaba escrito para él. Se las ingenió para escabullirse entre ellos y corrió hacia algún lugar, siendo atrapado por las ágiles manos de su hermano, que se fueron a sus costados haciéndolo reír.

—Esperaba que desaparecieras.— murmuró Aemond, la tranquilidad reinando su voz.

—¿Nuestro padre murió?.

—Si. Y van a hacerte rey.— el más joven rodó los ojos con fastidio y una mueca de asco se instaló en su rostro cuando Aegon escupió en su dirección.

—Déjame ir.— suplicó Aegon, ya comenzando a desesperarse por el solo pensamiento de tener que responder a una vida que no deseaba.— ¡Suéltame! ¡No quiero ser rey! No quiero cumplir con el deber. No estoy preparado.

—Eso no lo discuto.

—Déjame ir y encontraré un barco que me lleve hasta Alessanya. Cuando huya, nunca me encontrarán. Podrás ser rey, estar con Helaena sin tener que pretender.

Un destello de esperanza nació en él cuando vio el rostro de Aemond retorcerse al considerar su plan, pero Criston se apareció a su lado y la llama que se encendía en él, se apagó tan pronto como empezó.

Si había algo por lo que Aegon quería luchar, era por Alessanya y su libertad. No por un tonto trono que sabía lo llevaría a la ruina.




♚◦ ݊ ゚✩🥀✩ ゚݊ ◦♚




La noche se volvía larga en la espera de su final en la felicidad, su rostro parecía demacrado frente a el espejo y no quería ni siquiera moverse por el dolor de su alma, tan rota y siniestra.

Apenas estuvo consiente durante un tiempo para darse cuenta de que estaba en un carruaje junto a su madre, cabalgando hasta el fuego que quemaba todo a su paso.

El silencio era abrumador y no le importaba, después de todo, ella ya no lo consideraba su hijo por amar a alguien. Y eso le parecía estúpido.

—Se me ha informado recientemente de la llegada del joven Cregan Stark ha Dragonstone, al parecer congenió muy bien con Alessanya.

La respiración de Aegon se estancó y quiso saltar del carruaje para ir él mismo comprobar si lo que decía esa mujer era cierto.

Las dudas lo empezaron a comer vivo, puesto que ella había huido de su compañía y viajado lejos de él hacía apenas unos meses en donde no supo nada de ella. Tal vez había sido comprometida con el próximo Lord de Winterfell y el solo pensarlo, lo debilitaba.

Alicent sabía del prominente embarazo de Alessanya, claro que lo hacía, su nieto crecía en el vientre de esa joven a la que detestaba. Era cierto que quería ver a su hijo ser feliz, pero él deber estaba primero y no dejaría que ella llegara a distraerlo de lo que era primordial.

—Ten la decencia de fingir agradecimiento.— espetó Alicent, mirando las manos en su regazo y luego a su hijo deprimido.— ¿Sabes qué se ha hecho para poder darte este día? En una hora, serás rey.

—Yo no pedí esto. Mi padre nunca quiso esto.

—No es cierto.— murmuró la mujer, convenciéndose a si misma de aquello.

Aegon suspiró y soltó una falsa risa al negar, divertido por lo equivocada que la mujer que le dio la vida estaba.

—Tuvo 20 años para nombrarme heredero y nunca lo hizo. Mantuvo el reclamo de Rhaenyra.

—Cambió de parecer.

—No.— dijo de inmediato.— Pudo haberlo hecho, pero no fue así. Porque yo no le agradaba.

—Aun así, con su último aliento, me susurró que deberías tomar su lugar en el trono.

Una carcajada involuntaria se escapó de sus labios nuevamente, pero se detuvo al ver la daga que su padre siempre portaba, justo frente a él.

—No juegues conmigo, madre.

—Hablo con la verdad.

Sus ojos escanearon la daga y la sostuvo en sus manos con delicadeza, incapaz de creer que el hombre que había gobernado la paz, se atreviera a cambiar de parecer a último momento y, para coronarlo a él.

—Escúchame, Aegon. Tu abuelo, la mano, tratará de convencerte de que Rhaenyra debe ser sacrificada, al igual que toda su familia. Debes rechazar este consejo. No debemos regir con brutalidad. Con todas sus fallas, es tu hermana, es la hija de tu padre...

Lo único que pudo entender de todo eso, fue el hecho de que la vida de Alessanya podría ser puesta en peligro, porque a pesar de haber escapado y destruido su corazón después de demostrarle cuánto la amaba, él jamás dejaría de quererla y velar por su protección.

—¿Me amas?.

La pregunta se quedó en el aire y solo pudo sentir los latidos de su acelerado corazón ante la espera de la respuesta de su madre.

—Eres un imbécil.— murmuró ella, sonriéndole a su primer hijo.

El tiempo no estaba de su lado y, cuando menos lo esperó, estaba a punto de ser llamado para afrontar la realidad.

Se había acabado, jamás volvería a ver a Alessanya, a no ser que fuera en otra vida.

Se abrió paso entre la multitud que lo rodeaba, no escuchaba los murmullos y tampoco los gritos de celebración al verlo. Lo único que se repetía una y otra vez en su mente era la voz de Alessanya rogándole que no continuara con eso, pero aquello ya no era su elección, sino una obligación.

Una vez la corona ya estuvo en su cabeza y cabellera plateada, se giró para ver rostro de los que ahora eran sus súbditos. Las campanas sonaron, al igual que las alabanzas de la gente de Desembarco del rey. De pronto, se olvidó de los problemas que afrontaba su cabeza; dejó de pensar en la posibilidad de Alessanya en la compañía de otro hombre que no fuera él, en la furia de su hermana y la guerra que pronto se avecinaría. Estaba demasiado ocupado levantando su espada en el aire con fuerza y orgullo, sintiéndose por primera vez querido por alguien más que no fuera su amada, que ahora se convertiría en su enemiga.

Toda clase de felicidad que podrían haber llegado a sentir, se esfumó al ver los escombros del Pozo de Dragón volar por los aires, Rhaenys Targaryen y Meleys saliendo del humo que la explosión había causado. Cuando vio su silueta, casi pudo ver a Alessanya y su cabello platinado, hubiera corrido hacia ella si no hubiera sido por la mano de su madre deteniéndolo en su cometido.

—No es ella.

Se sorprendió al ver a su madre posicionarse frente a él de manera protectora, ignorando a todos a su alrededor e intercalando sus ojos entre la mujer y la platinada.

Tembló del terror que el rugido de Meleys le provocó, todo el miedo del mundo juntándose en su corazón y queriendo exportar de dolor al no poder soportar más. Él quería vivir un día más.

La carta de Alessanya pasaba en su mente una y otra vez, casi escuchando su voz leyéndola y derramando lágrimas sobre el fino papel.

"Sé lo que debes estar pensando y no, jamás podría arrepentirme de demostrarte lo que realmente significas para mí, pero mi familia siempre estará primero para mi y lo sabes.

Aquí, ha unos metros de ti y tus suaves suspiros al dormir, me doy cuenta que esto es lo que desearía tener durante toda mi vida, es lo más difícil que podría hacer, abandonarte me causa un dolor inimaginable.

Te amo, lo hago más de lo que me gustaría y es mi culpa, porque sabía que a pesar de todo lo que pudiera llegar a sentir, no lograría ser realidad.

Mis sueños y deseos son tuyos, al igual que mi cuerpo, alma y corazón. Desearía compartir mi vida entera contigo, despertar a tu lado cada mañana y no esconder algo tan puro como lo que siento por ti.

Esta no es una despedida, porque es cierto que yo tengo mis ideales y tú los tuyos, pero no dejaré que eso me separe de ti. Estaremos juntos en nuestras próximas vidas, pero me temo que en esta, no somos más que rehenes del deber.

No olvides mis ojos, aquellos que son del mismo color que los tuyos, esos que nos unen y nos separan al mismo tiempo.

-Alessanya".

Cuanto desearía que eso no fuera cierto, que las palabras trazadas en el papel fueran un juego antes de comenzar su vida. Como ella había dicho, no eran más que rehenes de un estúpido juego de tronos.

Era cierto que, Rhaenys no los había calcinado como podría haberlo hecho y no se quedó a apoyar su causa, pero estaban a salvo y ahora podía decir con certeza, que tenía una razón para luchar en la guerra que apenas estaba comenzando.

Si Aegon se dio cuenta de algo en cuanto vio a la mujer irse junto a su dragón, fue en que haría eso por Alessanya y él. Vivirían para gobernar los siete reinos en conjunto y se amarían todos los días y noches, como si no hubiera un mañana.

Aegon haría eso por el amor y la protección que le traería a Alessanya, incluso si eso lo llevaba a la locura.

Algunos solían decir que el amor es la muerte del deber, pero la realidad para esos dos amantes exhaustos por el sufrimiento, era un hecho que el deber es la muerte del amor.







































SOFI'S NOTE ~ Faltan pocos capítulos para que la danza esté aquí y la fic termine.
Estoy asustada 😦

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XOXO, Sofi.

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