Bueno, la vida es injusta, llena de dolor y tristeza, pero siempre habrá momentos en que no quisieras que terminara nunca. Dos almas que estaban destinadas a amarse y quererse, ¿Pero quien dijo que terminarían juntas?
El amor que sintieron se convertido en una obsesión que causo el suicidio de algunos, al no poder soportar que la persona y mujer que tanto amaron había muerto.
¿Existía una segunda vida?, nadie lo sabe, pero si había, solo desean rencontrarse, para poder vivir el amor que no pudieron a causo del destino. El amor podía doler más que cualquier cosa, matar el alma del otro, un amargo sabor, que se puede convertir en el sentimiento más lindo experimentado.
En un campo lleno de flores y un cielo alumbrado por la luna junto con las estrellas, descansaban las almas que estaban destinadas a estar juntas.
Abriste los ojos al sentir una cálida brisa chocar con tu cuerpo, el lugar era lindo pero solitario, no había nadie, o al menos eso creías. Sentada en el pasto mirando la luna una sensación de calidez embriagante te mantenía serena.
—Cariño...—abriste los ojos al escuchar esa voz, volteas la cabeza hacia tras con cierto miedo, ahí estaba ella, con un hermoso vestido floreado de color blanco, tenia una sonrisa de oreja a oreja, tus ojos no creían lo que veían
Vino corriendo hacia ti y se tiro encima abrazándote, repartía besos por todos los lados de tu cara, aun no podías procesar tanto, pero solo la abrazaste apegándola más a ti teniendo miedo de que todo sea un sueño y desaparezca.
—¿E-Eres...Tu, Koinatsu?—hablaste como pudiste, la alegría de volver a verla era demasiada
—Claro que soy yo tonta...¡Te dije que nos volverías a encontrar...-!—un sonrojo se apodero de sus mejillas al sentir como tus labios impactaron en los suyos, eso no se lo esperaba, pero siguió el beso, era uno tierno y dulce, donde se demostraba todo el amor que se tenían
Si ese era un sueño, no quería despertar jamás, estaban en paz, las dos almas, un solo amor para toda la eternidad, uno para todas las vidas siguientes, no importa cuando tarden, siempre se rencontraban, eran destinados a amarse, sin importar que, no podían vivir sin el otro, no otra vez.
El amor que resplandecía dentro de ellas era casi imposible de apagar, y pudieron presenciar que era amar de verdad.
Si volvían a rencarnar, desearían terminar lo que dejaron inconcluso las otras dos vidas....
FIN
o
TALVEZ NO