Luego de darse una ducha relajante con agua caliente, se dejó caer en la cama con el teléfono en la mano cerca de su oído. Sus ojos querían cerrarse, moría del sueño, pero necesitaba hablar con él antes.
Escuchar su voz antes de dormirse siempre calmaba su cabeza y la manía que tenía de sobrepensar cada cosa que pasaba en su día a día. Quizá por qué tenía alma de psicólogo o por qué lo conocía a la perfección.
A los cinco tonos se dignó a responder, justo cuando se quedaba dormido por un microsegundo.
—¿Está todo bien, nene?
—Namjoon , ¿estás solo?
—Hmm... Lamento decirte que no soy Namjoon.
Taehyung escuchó su risa a través de la línea. Apartó el teléfono de su oído, y quiso lanzarse por la ventana de su habitación. Lástima que estaba lejos y tenía nulas ganas de moverse.
—Lo-lo siento, yo no quise...
—No te preocupes—aclaró rápidamente—, realmente no me molesta, aún no llego a mi casa, vives bastante lejos—volvió a reírse. Kim se sintió un poco mal, puesto que Jungkook lo había acompañado hasta la puerta de su casa y ahora debía volver solo a la suya—. ¿No podías dormirte?
—Siempre... Llamo a Nam, antes de dormir. Lo hacemos desde niños, cómo una rutina.
—Qué tiernos.
—Si... Jungkook, ¿Puedo saber algo?
—¿Supongo que sí?, pregúntame.
—¿Por qué peleaste con Bogum?
—Dijo cosas que no debía decir de una persona a la que quiero mucho.
Taehyung tragó saliva. Se tomó unos minutos para preguntar lo que en realidad quería saber.
—¿So-Sobre mí?
—Sobre tí.
—Descansa, Jungkookie—habló bajito, susurrando sin saber por qué, y le cortó.
No llamó a su mejor amigo, por qué... ¿Y si se volvía a confundir de contacto? Prefirió mejor ponerse a dormir para recargar energías.
(...)
A pesar de que se había duchado horas atrás..., cerca de las tres de la tarde luego de comer algo, lo necesitaba de nuevo.
Sonrió cuando el agua caliente mojó su rostro, bajó por su pecho, y llegó a sus pies. Se volteó para sentir el mismo placer en su espalda, empapando también todo su cabello bajo la lluvia caliente. Se colocó shampoo y jabonó su cuerpo con parsimonia, él en verdad disfrutaba de sus momentos a solas.
Los disfrutaba por que, claro, nunca le duraban mucho.
Al salir de la ducha pasados varios minutos, Taehyung secó sus partes íntimas para colocarse un bóxer limpio y con aroma a flores, se pasó la toalla por la cabeza y se cubrió el torso para salir a cambiarse directamente frente al ropero.
—Hola Tae—saludó levantando ambas manos, lucía inocente con su sonrisa traviesa. Tenía también el cabello húmedo y se notaba un poco en su rostro que había dormido solo unas pocas horas, pero Kim pensó que se veía lindo.
Y no se entendía ni a sí mismo. ¿Por qué pensaba esas cosas?
—¡Santa mierda!—se abrazó a sí mismo, retrocediendo solo un paso—. ¡¿Qué demonios haces aquí, cómo entraste a mi casa?!
¿Ahora se suponía que debía desconfiar de Jeon? Necesitaba explicaciones que el otro no estaba apresurandose en darle. Por qué..., ¿Y si Jungkook había matado a su mamá y ahora iba por él? ¿Y si quería asesinarlo, y le mintió a su madre para entrar a su cuarto? ¿Y si le tomaba fotos y lo difamaba? ¿Y si quizá...
—Tu mamá me dió permiso de pasar y esperarte aquí mientras te duchabas—se encogió de hombros, como si todos los días pasarán cosas como esa en todas las casas. O al menos, en la del menor que le miraba con cara de horror.
Tae sabía que debía dejar de ver tantas películas.
—¿Con qué cuento le has salido?
—Le dije que era tu amigo y me habías dicho de pasar por ti a esta hora.
—¡Pero eso es mentira!
Los ojos del mayor por un momento escanearon a Taehyung. Su cabello castaño goteando agua por las puntas desparramadas, las mejillas con un leve tono carmesí, su abdomen plano pero no marcado y parte de su pecho al descubierto, sus caderas llamativas y finalmente sus muslos.
Jungkook se relamió los labios y volvió la vista a los ojos del chico.
—¿Preferias que le dijera la verdad?—enarcó una ceja, entre gracioso e irónico.
—¿Supongo?
—Oh, bien, entonces le hubiera dicho esto—se puso de pie y comenzó su actuación sin mirarlo a los ojos—: Hola señora Kim, he venido por el chico con que bailé y me besé toda la noche en la fiesta de la escuela, el mismo al que dejé hace unas horas en esta misma dirección, por qué quiero llevarlo a una cita por San Valentín—guardó silencio, y lo miró—. ¿Y bien, Tae, qué opinas?
—Su-supongo que mentir estuvo bien, Jungkook—aceptó avergonzado, bajando la cabeza. Recordó que solo traía un toallón cubriendo su torso y sobre sus partes íntimas solo un bóxer—, qui-quisiera vestirme. ¿Puedes salir?
—Negativo. Tu madre es un amor, pero habla mucho, y yo ahí abajo no vuelvo sin tí.
Oh, lo decía como si Kim Taehyung no lo supiera después de pasar todos sus años de vida junto a ella. Esa mujer nunca dejaba de hablar, y mucho menos si alguien nuevo llegaba a la vivienda.
—¡Entonces volteate!—hizo un puchero involuntario con los labios. Jungkook rodó los ojos y se sentó en la silla con ruedas dónde estaba antes, la hizo girar y con los pies se impulsó hacia la ventana, luego corrió las cortinas para observar la vista que tenía el menor desde ahí.
Taehyung por su parte corrió a su armario en busca de un Jean negro con roturas en ambas piernas, una remera blanca y sus zapatillas Nike grises. Jungkook por su parte, observaba el paisaje por la ventana: había olvidado por completo que a pocas cuadrasse encontraba un parque con una fuente en el centro y varios juegos para los niños, predominando el color verde del césped y los árboles frondosos.
—Ya puedes voltearte—anunció Kim.
El mayor no tardó en hacerlo.
—¡Qué buena vista!—señaló hacia atrás con el dedo pulgar, pero se relamió los labios al observar a Taehyung. Se veía lindo y tan simple, pero se guardó los cumplidos para no hacerle poner incómodo desde ya.
—Si, bueno... Es lindo—trató de no mirarlo a los ojos, mientras buscaba su celular y su billetera—, ¿vamos?
—Claro—de un salto ya estuvo de pie a su lado, y sin más salieron al pasillo—, Tae, espera un momento.
Kim frenó sus pasos antes del primer escalón y lo miró con duda.
—¿Qué...?
Jungkook avanzó un par de pasos, invadiendo el espacio personal del menor, y sin soltar palabra de advertencia lo atrajo a él y lo besó. Kim entre sus labios atrapó el labio inferior del peli-negro mientras ponía las palmas de las manos en sus pectorales, Jungkook repidamente cambió la posición de su rostro pasando su nariz de la izquierda a la derecha. Los chasquidos terminaron cuando oyeron que alguien subía las escaleras.
Tomaron la distancia suficiente para aparentar que nada estaba ocurriendo y que eran solo amigos. La señora Kim les sonrió al , aunque algo le parecía extraño en el ambiente un tanto tenso, y besó la mejilla de su hijo antes de seguir con su camino.
Sonrió también para el peli-negro.
—Si tú lo acompañas hasta acá otra vez, pueden pasarse de la hora de llegada. Pero no más de las doce, ¿va?
—Gracias mamá—susurró, llevándose al mayor del brazo para no quedarse más tiempo ahí con ella.
—¿Ella lo sabe?
—Lo habrá pillado, que se yo—rodó los ojos, cerrando la puerta tras de sí.
Caminó sin mirar al peli-negro, avergonzado con las recientes situaciones. Primero Jungkook apareciendo de sorpresa, luego Jungkook diciendo cosas de una cita, y finalmente su madre.
Taehyung no quería ni pensar en lo que podía pasar luego.
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5