...lo que más me gustó de él fue que me tocó el alma antes que la piel...
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Viernes, 15 de febrero del 2023
-Entonces, ¿estáis juntos?-preguntó mi prima Violeta nada más subirse en el coche.
-Vamos a ver Vilu, ¿qué parte de nos estuvimos comiendo la boca toda la noche y a la mañana siguiente no nos dirigimos la palabra no has entendido?-golpeé el volante y mi prima se echó a reír.
-¿Llegasteis a tener relaciones?-se interesó y yo suspiré.
Con mi prima era con la única que no tenía secretos, ella lo sabía todo de mí y yo todo de ella. Digamos que era mi mejor amiga, pero la veía muy poquito y siempre que quedábamos nos poníamos al día. Nunca me importó hablarle de mis ligues, es más, cuando me liaba con un tío la primera persona en saberlo era ella. Pero con lo de Alejandro todo fue diferente, no quise que supiera mucho, más que nada porque todo ocurrió demasiado rápido y yo todavía no me había mentalizado de ello. Alejandro era especial, eso lo tuve claro siempre, pero las dudas me invadieron. No sabía si me atraía realmente o si solo era que al estar tan pendiente me había obligado yo misma a sentir por él.
-No, pero sí hubo tocamientos-acabé confesando porque necesitaba que mi prima me diera su punto de vista.
-Define tocamientos-me miró con la típica sonrisa burlona y yo acabé rodando los ojos.
-¿Hace falta que te lo explique?
-Por supuesto, tocamientos puede significar muchas cosas, querida-mi prima Vilu entrelazó sus manos y me miró muy digna ella.
-Digamos que comenzamos a besarnos, ambos comenzamos a tener calor, mucho calor-tragué saliva, con tan solo imaginarme el momento la chispa se avivaba en mí-. Me subí a su regazo y ambos nos quitamos la camiseta. Los besos no cesaban, yo estaba súper excitada y él más de lo mismo.
-Vamos que os pusisteis los dos más calientes que el núcleo de la tierra-me cortó mi prima.
-¡Vilu!-grité y ella comenzó a reírse.
-Bueno, prosigue-me pidió, más bien, me ordenó.
-Como te gusta lo que te encanta-volví a rodar los ojos y ella asintió con la cabeza-. Mis manos acariciaron su abdomen, hasta el punto de notar como...bueno...esto...que su...
-Sí, que se le puso dura.
-¡Violeta!
-Chica que no pasa nada por admitirlo. A todos les pasa, bueno, a casi todos-aclaró y solté una risilla.
-Sigo-dije y ella asintió haciendo morritos. Con mi prima no podía tomarme nada en serio, siempre me acababa haciendo reír y me interrumpía cada dos por tres, tanto, que a veces me tiraba una hora para contarle un cosa que en diez minutos hubiera acabado si no me hubiera estado cortando-. Se colocó sobre mí, joder que bien besa tía-me mordí el labio al recordarlo-. Coló su mano por mi ropa interior me tocó ahí abajo hasta que me acabé viniendo-la miré de reojo y la pillé asintiendo con la cabeza como si estuviera orgullosa de mí.
-Por favor-suplicó-, por favor, dime que tú le hiciste una paja.
-Violeta tía-me quejé mientras notaba como el rubor ascendía por mis mejillas.
-Me parecería muy injusto que el chaval acabara a dos velas-se cruzó de brazos y yo me pellizqué el labio en lo que esperaba que el semáforo se pusiera en verde.
-Eso no pasó-no me atreví a mirarla.
-¡¿Se la hiciste?!-preguntó emocionada y yo negué con la cabeza-. ¿Entonces?-mi prima estaba al borde de perder los nervios.
-Se la chupé-confesé poniendo el coche en marcha de nuevo.
-Eres mi puta idola Ikram-negué con la cabeza y suspiré.
Se me hizo eterno el trayecto desde la estación de tren hasta mi piso. Hablar de aquel tema me resultó incómodo, más que nada porque me entró vergüenza. No me arrepentí de lo que hice porque lo sentí en el momento, pero en cuanto me quedé sola me dio por pensar y llegué a la conclusión de que me había fallado a mí misma. Tras la violación me prometí cuidar mi sexualidad, me prometí guardarme un luto y aunque Alejandro y yo no llegamos a consumar, sentí que me fallé. Me dejé llevar a la primera de cambio, a pesar de haber disfrutado muchísimo del momento, sentí que había fallado a mi promesa. Me sentí algo sucia y me supo mal porque luego no supe como reaccionar al tenerlo cara a cara. Fue muy difícil porque una parte de mí lo quiso todo con él y me pedía que me arriesgara y que me dejara llevar, y otra parte, me pedía que me alejara y que me cuidara, que todavía no estaba preparada.
-No sé Vilu, tengo un caos mental-me abrí en banda y le conté todo, absolutamente todo.
Mi prima me miró con cierta tristeza. Aprovechó que habíamos aparcado el coche para abrazarme y darme un beso en la frente. Ante la soledad que invadía mi vida, la eché mucho de menos. Tenía a Alejandro, a mis amigos, a Noelia, pero como mi prima Violeta no había nadie, Vilu era especial. Siempre me hacía reír, no tenía fliltos y podíamos hablar de cualquier tema. Violeta siempre me daba consejos para todo, hasta me regañaba cuando hacía algo que no le gustaba. Solo ella me conocía al cien por cien y solo ella sabía lo que yo estaba viviendo. A ella también le pasó lo que a mí, solo que a mi prima la violaron con dieciséis años y fue el padre del que por entonces era su novio. Ambas habíamos vivido lo mismo y ver que ella lo había podido superar me daba la esperanza de que yo algún día podía salir del bucle.
-¿Qué te pasa?-me retiró el pelo de la cara y me dedicó una sonrisa preciosa.
-Que siento que me he fallado-sonreí aguantando las lágrimas-. Siento que he roto el luto demasiado pronto y que no estaba preparada para ello.
-¿Te arrepientes?-me preguntó y yo negué con la cabeza-. ¿Volverías a repetir la noche con Balde?-asentí con la cabeza-. Entonces no te preocupes-me acarició la mejilla y volvió a sonreír-. Nadie te puede juzgar por disfrutar de tu sexualidad, la violación no es una condena. Te mereces ser feliz y disfrutar como antes lo hacías. No es la primera vez que lo haces y tampoco será la última. ¿Tuviste miedo?
-No, con Alejandro nunca tengo miedo. No sé cómo lo hace, pero cuando estoy con él me olvido de todo. Es un chico que en muy poco tiempo se ha convertido en un amigo.
-Un amigo, ya-dijo con ironía mientras se retiraba el pelo de la cara-. No te engañes, Alejandro no es tu amigo.
-Y, ¿qué es?-rompí a llorar y mi prima me abrazó.
-Cariño-sus manos acariciaron mi espalda-, Alejandro es mucho más que un amigo. Te gusta-afirmó y yo negué.
-Me atrae-la corregí-me atrae muchísimo.
Nos bajamos del coche y suspiré. Me había replanteado muchas veces, sobre todo por las noches, lo que estaba sintiendo y no fui capaz de admitirme a mí misma que estaba comenzando a sentir algo más que una simple atracción por el futbolista. Me di cuenta porque me pasaba todo el rato pensando en él, cuando lo veía la sonrisa salía sola y me llenaba el alma compartir el tiempo con él. Me encantaba la forma en la que me vacilaba y mis ojos viajaban de continuo hasta sus labios. Estando con él yo latía en armonía y de una forma muy distinta a cuando estaba otras personas.
-¿Tensión sexual?-sacó las maletas del coche y yo me encogí de hombros.
-Supongo que sí, porque no te voy a mentir, me he imaginado follando con él muchísimas veces-me pellizqué los labios y ella sonrió satisfecha.
-¿Crees que esa tensión ha podido desarrollar una especie de sentimientos hacia él?-me volví a encoger de hombros.
-No lo sé prima, tengo que aclararme.
Saqué las llaves del piso y abrí la puerta, ayudé a mi prima a meter las maletas en el ascensor. Agradecí el silencio que se formó hasta llegar al piso, hablar todo el rato de mí me agotaba. Como de costumbre mi prima Violeta no tenía nada que contarme, siempre me mandaba audios larguísimos contándome sus dramas y yo con mucho gusto los escuchaba. Yo prefería guardármelo y contarle todo en persona, siempre y cuando nos fuéramos a ver.
-Pues yo creo que te gusta, pero que la coraza esa que tienes no te deja verlo. No pasa nada porque te guste un chico, que tus exnovios no te hayan gustado lo suficiente no es motivo para que niegues lo innegable.
-¿Sabes lo que me asusta?-cerré la puerta y caminé hasta el sofá-. Que me esté gustando por lo que hizo por mí-suspiré.
-Puede ser, pero no creo que sea el caso. Vale que no es tu prototipo, pero nunca antes te había visto así, Ikram. Brillas con luz propia cuando hablas de él. Que en un momento de debilidad hayáis compartido un momento íntimo no tiene porqué cambiar las cosas. Eres libre de hacer lo que quieras, como si la próxima vez que lo veas te lo quieres tirar-se sentó a mi lado y agarró mi mano para entrelazarla con la suya-. El mundo no se acaba por cuatro malnacidos, la vida sigue y olvidando su curan las penas. No te vas a olvidar al cien por cien, los recuerdos ahí están, pero si dejas de pensar en lo que viviste y te dejas llevar por lo que realmente te hace feliz, todo va a ir a mejor.
-No nos hablamos desde el martes-confesé-. Fue muy raro, él se fue y bueno decidí ir y volver sola de la universidad, ya que mis padres me habían traído el coche.
-¿Está aquí?-me preguntó con los ojos muy abiertos, tanto que me dio miedo.
-¿En Barcelona?-pregunté y ella asintió-. Sí, supongo que sí. Aunque mañana se van, jugan en Valencia, creo-dudé porque aunque miré los partidos que tenía próximamente, no le presté mucha atención.
-¿Por qué no vamos a verlo? Te recuerdo que yo vivo en Valencia.
-Porque entonces no tendría sentido el viaje que has hecho-me alteré porque era pensar en Alejandro y todo mi cuerpo se activaba.
-Nena, no pillé el billete de vuelta. Nos vamos mañana en tu coche y luego nos subimos, por una semana que falte a clase tampoco pasa nada-mi prima Violeta en su plena esencia.
Estaba en su segundo año de universidad, estudiaba un doble grado en farmacia y nutrición y dietética. Tenía exactamente la misma edad que Alejandro, es más, mi prima era dos días mayor que él. Ir a Valencia suponía visitar a mis abuelos y me apeteció muchísimo verlos. Los veía menos de lo que me gustaba, al vivir en Ceuta solíamos verlos en vacaciones. Y eso que nos turnábamos al ser mi padre de Bilbao y mi madre de Valencia.
-Está bien, pero se te olvida un pequeño factor, ¿cómo coño conseguimos entradas un día antes del partido?-soné demasiado borde, más de lo que a mí me hubiera gustado.
-Cariño, de algo nos tiene que servir que la imbécil de mi hermana esté con Hugo Duro-se retiró el pelo como cual diva y yo abrí los ojos sorprendida.
-¡¿Está con Hugo Duro?!-exclamé y Vilu asintió haciendo morritos.
-¿A qué te has quedado muerta?-dijo mirando la pantalla del móvil y yo asentí con la cabeza procesando la información.
Sinceramente, me sorprendí por nada, no sabía quien era Hugo Duro, aunque supuse que sería un jugador del Valencia.
-Tata, que sí que te acompaño mañana a ver al novio, pero mira a ver si puedes conseguir una entrada más y se viene la Ikram.
Me quedé pensativa, mirando al suelo y pensando si realmente iba a poder ver a Alejandro. Tampoco supe si quería ir o no, pero no lo pensé porque sería volver a entrar en el mismo bucle de siempre y no quise ponerme mal de nuevo. Me dejé llevar, esta vez por las decisiones de Violeta que muy pocas veces se equivocaba. Me emocioné solo de pensar que cabría la posibilidad de verlo de nuevo, no supe con certeza cómo iba a reaccionar, pero lo que sí tuve claro fue que él me hacía bien y todo lo que tuviera que ver con el futbolista me ilusionaba.
-Vamos a pensar el outfit para mañana porque tienes que ir bien diva-mi prima me agarró del brazo y tiró de mí hasta levantarme del sillón.
-Dijo que le gustaba mi estilo-me mordí el labio y mi prima sonrió de forma pícara.
-Estáis los dos enchochados-aplaudió-. Seguro que lleváis un tonteo y un piqué...-se frotó las manos y volvió a sonreír con malicia-. ¿Esto?-alzó las cajas y yo rodé los ojos.
Sacó la camiseta que Alejandro me regaló la primera y única vez que fui a verlo jugar al Camp Nou. La dejé a la vista porque verla me ayudaba a desconectar. La noche que pasó conmigo, aproveché que se metió en el baño para sacar su colonia y echarle un poco a la camiseta. Así olía a él y cuando no estaba conmigo me sentía más cerca suya.
Le expliqué a mi prima el motivo de porque tenía su camiseta y me pareció ver que el relato le había emocionado a pesar de ser súper simple.
-No sé, creo que da igual lo que me ponga. Solo quiero ir cómoda-me apoyé en la puerta y ella frunció el ceño.
-Ir cómoda no es una opción-alzó el dedo índice-, pero vamos que viendo tu armario ese problema no lo vamos a tener.
-Da igual como me vea-dije y ella alzó las cejas-. Solo es un partido de fútbol, no se va a fijar en mi ropa.
-Le va a venir la imagen de cuando le estabas chup...-no le dio tiempo a terminar de hablar porque le tiré una chancla.
-¡Violeta!
-¡Ves! Te acabas de poner roja-me señaló y yo me crucé de brazos-. Te gusta-afirmó y yo negué sintiendo como el rubor ascendía por mis mejillas-. ¿Algo que decir?
-No tengo nada que decir-me crucé de brazos mostrándome con enfado.
-Cuando te pones así de violenta evidencias la verdad-colocó los brazos en jarra sin dejar de mirarme.
-¿La verdad?-pregunté con sarcasmo.
-Por mucho que lo niegues, te gusta, engáñate a ti misma si quieres.
-No es tan fácil.
-Pues haz que sea fácil. ¡Joder! ¿Dónde está mi prima la que se comía el mundo y triunfaba a cada paso que daba?
Agaché la cabeza procesando aquella información. No fui consciente de mi cambio hasta que la persona que más me conocía me dijo las verdades a la cara. No me costó cambiar la actitud, otra cosa no, pero echada para adelante era un rato. Y esa sensación de explorar lo desconocido siempre me causó interés.
-¿Sabes? Que se prepare Alejandro Balde porque mañana Ikram Jáuregui vuelve a su vida-suspiré relajando los hombros.
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