¡Estúpida tú!
Capítulo 82.
Ambos llegan a la casa. Antes de entrar Álex se detiene, Paola lo mira.
—El día que salí de aquí lo hice con el miedo de no volver nunca más
Aspira aire bruscamente. Paola toma ambas manos y las aprieta.
—El día que saliste por esa puerta sentí la sensación más horrible, pensé que te había perdido.
Álex pega su frente a la de ella.
—Ni volviendo a nacer yo te dejaría.
Paola lo envuelve entre sus brazos y lo besa sin previo aviso, suelta en sus labios.
—Si volvieras a nacer yo te buscaría y te amaría igual.
Paola lo toma de la mano y lo arrastra a la casa con una sonrisa. Al cruzar el umbral de la puerta ven a Margot y a Florencia paradas junto a la ventana. Margot no puede evitarlo, al verlos se cubre el rostro con las manos. Ambos la miran con un gesto de confusión.
—Lo siento —Dice Margot mientras se acerca—, perdón por el atrevimiento.
Los rodea a ambos con los brazos y empieza a llorar.
»Estoy muy feliz por ustedes. Señor esta casa sin usted no es la misma. Ambos sin el otro no son los mismos.
Álex y Paola le regalan una pequeña sonrisa y le devuelven el abrazo. Álex la toma de la mano.
—No llores Margot, verás que poco a poco todo será como antes, incluso mejor.
Margot suspira convulsivamente.
—Yo lo sé señor, pero de verdad me da tanto gusto verlos así.
Paola le acaricia el brazo.
—Margot, gracias por tanto. Yo también estoy feliz.
Le regala una amplia sonrisa. Florencia salta como una niña pequeña, se cubre la boca callando un grito de emoción, Álex y Paola sonríen.
—Bueno, quiero que me prepares algo bien rico, no sabes como extraño tus comidas.
Margot le regala una sonrisa.
—Prepararé su plato favorito. Hay que celebrar.
Florencia les dice que el niño está en la habitación. Paola y Álex empiezan a subir las escaleras. Paola lo mira, a Álex le sudan las manos, no es calor, son nervios.
—Todo va a estar bien —le dice Paola.
Álex aspira y asiente. Llegan hasta la habitación, Paola sonríe, Álex frunce el ceño, es que es la primera vez que lo ve tan nervioso. Paola lo sujeta por la cintura y lo acerca a ella, Álex quita el ceño de su rostro, se pierde es sus bellos ojos. Disfruta de ese momento.
Paola toca la puerta, escucha la aprobación para entrar, abre la puerta y asoma la cabeza. Mini Álex está jugando en el suelo, la mira y ella abre la puerta lentamente. Mini Álex observa sin ningún tipo de expresión, ambos cruzan el umbral, mini Álex baja la mirada a un punto específico; sus manos, ya que están sujetas. Álex siente que el corazón se le va a salir, es que el solo pensar que su hijo lo vuelva a rechazar lo está matando.
Mini Álex se incorpora sin alejar la mirada de sus manos, tiene el ceño fruncido, incluso Paola ya se puso fría, ahora es Álex quien aprieta su mano.
—Cariño —habla Paola—, queremos hablar contigo.
Mini Álex levanta la mirada y clava esas profundidades azules en ellos. Paola avanza un paso, Álex la sigue.
—Ya tomé su mano —Paola tiende su mano derecha, Álex la mira con un gesto de confusión—, ahora también quiero tomar la tuya, ¿vas a tomar mi mano?
Mini Álex los mira fijamente, Álex pasa saliva, Paola trata de mantener su sonrisa. Se torna un silencio abrumador, hay tres corazones, pero dos de ellos laten con mucha más fuerza. Mini Álex avanza dos pasos con el ceño fruncido sin dejar de mirar a Álex, Álex se congela, suelta la mano de Paola, incluso palidece un poco, siente que su corazón va a explotar. Paola siente un nudo en el estómago. Mini Álex se posiciona frente a ellos, mira a Álex ceñudo.
Ambos contienen la respiración unos segundos y entonces eso cambia cuando mini Álex toma la mano de Álex y la guía hasta la mano de Paola para que las vuelvan a unir.
—Papá, ¿vas a salvar a tu niña? Entonces no sueltes su mano.
Álex no entiende nada, Paola cierra los ojos y los aprieta con fuerza, un par de lágrimas se le escapan. Mini Álex pone su pequeña manito sobre la de ellos.
»Yo voy a ayudarte a sostenerla, pero no vuelvas a soltarla nunca más —levanta su mano izquierda —, promete que nunca volverán a soltar sus manos. Yo juro que seré el candado que las mantendrá unidas.
A Álex se le escapan un par de lágrimas. Levanta su mano izquierda sin dejar de mirarlo a los ojos.
—Yo, Álex Fernández juro que no volveré a soltar su mano nunca más. Voy a cuidarla y amarla por toda la eternidad. Voy a amarlos y protegerlos hasta el final de mis días.
Mini Álex mira a Paola.
—¿Y tú mamá, volverás a soltarlo?
Paola levantaba su mano derecha.
—Yo, Paola Fernández juro que jamás volveré a soltarlo, otra vez no. Voy a amarlos hasta mi último suspiro.
Ambos se hincan de rodillas para quedar a la misma altura del niño.
—Mamá, papá —mini Álex los toma de las manos sin dejar de mirarlos—,quiero que prometan que no habrá más mentiras, nunca más, ¿lo prometen? No me gustan las mentiras, son feas y las odio.
Gruñe molesto. Ambos recuerdan lo mismo; Álex.
—Lo juramos —responden al tiempo.
Álex levanta su meñique en señal de promesa.
—A partir de ahora en esta casa están prohibidas las mentiras.
Mini Álex une su meñique al tiempo que lo hace Paola.
—No más mentiras —agrega Paola.
Mini Álex rompe con la distancia y los rodea a ambos por el cuello abrazándolos con fuerza. Ambos pueden respirar otra vez, lo abrazan y dejan un beso a cada lado de su rostro.
—No quiero que vuelvan a pelear de verdad —susurra el niño con un nudo en la garganta—, no quiero que se separen nunca, no quiero estar sin ustedes.
Ambos pasan saliva conteniendo las lágrimas y lo abrazan con más fuerza.
—¡Papá, no quiero estar sin ti! —exclama mini Álex y empieza a llorar.
Álex lo rodea con ambos brazos y lo levanta, mini Álex se aferra a su cuello y llora.
»Yo estaba enojado porque mamá estaba triste y yo no quería verla triste, yo no quiero que ustedes estén enojados. Así de verdad no me gusta, así no…
Álex lo acuna en sus brazos, mini Álex se aferra a él como si no quisiera soltarlo, todo este tiempo estuvo reprimiendo su miedo.
—Campeón, nunca voy a dejarlos. No vamos a enojarnos nunca más y no volveremos a mentir, ninguno de los tres lo hará, ok.
El niño asiente, Paola se acerca y los abraza.
—Todo será mejor que antes —agrega Paola—, lo prometo.
Mini Álex se aferra a su cuello acercándola a ellos.
—Mamá, nosotros vamos a sostenerte, lo prometo.
Paola empieza a llorar y asiente, pero esta vez sus lágrimas son de felicidad. Ambos se unen en un abrazo de esos capaz de armar los pedazos más rotos. Álex deja un beso en la frente de ambos, limpia sus lágrimas y con una sonrisa les propone ir al comedor a cenar juntos como una familia, como hace tanto no lo hacen.
Todos bajan con una sonrisa en sus rostros y justo cuando llegan a la sala todos gritan; por fin. Ambos niegan. Está la familia completa, Katia, Mateo y el pequeño Matt. Estefanía y Rodrigo. Y tras ellos asoma la cabeza Sergio con una bella sonrisa. Los primeros en acercarse son Estefanía y Rodrigo. Estefanía los abraza, ya está llorando.
—Por fin, no saben como anhelé esto. Ya puedo morir tranquila.
Álex arruga el ceño.
—No digas eso madre.
—Ni lo digas —agrega Paola—, todavía tienes muchas cosas por hacer.
Estefanía empieza a llorar siente una felicidad tan grande en su pecho, que no hay palabras que la describan. Los abraza y los llena de besos, sobre todo a Álex, él arruga el ceño y sonríe. Estefanía pellizca sus mejillas.
—Tú naciste para mi hija, ustedes están destinados a estar juntos.
Álex la toma de las manos.
—Tú la hiciste perfecta para mí.
La abraza y deja un beso en su mejilla.
»Nunca más nos vamos a separar. Lo juro.
Estefanía abraza a Paola.
—Te juro que si alguien llega a decirme mañana vas a morir, yo con una sonrisa le diría que lo acepto feliz, porque mi pequeña es feliz otra vez.
Paola no puede contener las lágrimas, la abraza con fuerza.
Katia se echa aire en el rostro con las manos.
—¡Ay por favor, no sean tan chillonas!
Todos sonríen.
—Mamá, yo te necesito en mi vida por lo menos hasta que yo cumpla mis 90.
Estefanía suelta una risita, la abraza con fuerza y deja un beso en su cabeza. No hay satisfacción más grande para un padre que ver a sus hijos felices. Rodrigo inspira profundamente tratando de contener la emoción que siente. Se acerca a Paola y la toma de las manos.
—Hija, no tengo palabras para describir la felicidad que siento en este momento. Solo sé que tú eres la única capaz de controlar a ese gruñón —mira a Álex —, siempre has sido tú la única capaz de controlar su infierno, mi hijo sin ti…
Se acerca un poco y susurra en su oído. Álex frunce el ceño.
»Es insoportable.
Paola suelta una risita. Álex rueda los ojos y sonríe.
—Papá, tienes razón, pero yo sin él soy un caos igual o peor.
Paola lo abraza.
—Por eso encajan perfectamente, ustedes están hechos para complementarse como dos almas gemelas.
Rodrigo se acerca a Álex, le regala una amplia sonrisa que sale de lo más profundo de su corazón.
—Hijo, otra vez mi felicidad está completa. Verte feliz es todo lo que anhelo en esta vida.
Álex le da un corto abrazo.
—Papá, gracias por tanto.
Rodrigo sonríe, siente que su corazón se saldrá de su pecho de tanta felicidad.
Álex mira a Mateo.
—Saliste bien chismoso.
Mateo arquea una ceja mientras se acerca.
—Quién te aguanta llorando por todos los rincones. Ya parecías la llorona buscando a sus hijos perdidos.
Todos sueltan una carcajada. Álex rueda los ojos.
—Me da tanto gusto verlos juntos de nuevo —Mateo deja una palmadita en su hombro—, por fin, ya no tendré que escuchar tus lamentos.
Suelta una carcajada y Álex lo fusila con la mirada.
—Paola, este tipo sin ti es insoportable, peor que antes.
Paola sonríe.
»Esta vez que sea eternamente.
Katia se acerca y choca la palma con Mateo, Álex y Paola los miran mientras arquean una ceja. Ellos se encogen de hombros y dicen al tiempo.
—Nosotros nos entendemos.
Katia mira a Álex.
—Si la vuelves a hacer llorar te recuerdo que aún tengo mi bate guardado.
Todos sueltan una risita. Katia lo abraza.
»Estoy tan feliz por ustedes par de estúpidos, quisiera llorar, pero no voy a arruinar mi maquillaje —hace un gesto con su mano—. Ahora por fin mi amiga volverá a sonreír.
Katia mira a Paola, empieza a saltar como una niña y hacer caras.
—Por fin…. No tendré que soportar tu cara de amargura.
Paola se cruza de brazos con un gesto de indignación. Katia la abraza.
»Te amo pendeja, estoy tan feliz que de verdad quiero llorar.
Paola le devuelve el abrazo y Katia deja escapar un par de lágrimas. Todos sueltan una risita. Esos son los verdaderos amigos, esos que sienten tu felicidad como propia.
El último en acercarse es Sergio. Primero mira a Álex, tiende su mano y le da un corto abrazo.
—Bien hecho, ahora sí, hazla feliz para siempre.
Álex deja pequeñas palmaditas en su espalda.
—No tengas dudas de eso y si de casualidad llego a hacerla sufrir golpéame.
Sergio sonríe.
—No tengas dudas de eso. Una sola lágrima de tristeza y te lanzo desde el edificio más alto.
Todos sueltan una carcajada. Sergio mira a Paola que ya está llorando.
—Mi zibá, yo sabía que ibas a florecer otra vez y no tuviste que esperar hasta el verano, floreciste en invierno. Eres única.
Paola se acerca, lo abraza con fuerza y susurra.
—Gracias por tanto, eres el mejor hermano que pude tener.
Sergio se aleja lo suficiente solo para mirarla a los ojos.
—Esos hermosos ojos y esa bella sonrisa es lo que quiero ver siempre, es lo único que voy a exigirte. No quiero verte llorar nunca más. Ok. Y si vas a llorar que tus lágrimas solo sean de felicidad. ¿Lo prometes?
Paola asiente mientras sus ojos rebosan de lágrimas y vuelve a abrazarlo. Sergio deja un beso en su cabeza, una lágrima se le escapa. Sonríe y la aprieta con fuerza. Verla feliz lo hace sentir inmensamente feliz, lo llena y siente que con eso ya lo tiene todo. Álex lo mira, siente un nudo en el estómago, la manera en que Sergio la mira; es como si quisiera tenerla en una caja de cristal para protegerla. La emoción que ve a través de sus ojos, por la felicidad de Paola. Álex sabe que Sergio es un gran hombre.
Mini Álex salta a los brazos de su tío, Sergio lo levanta y deja un beso en su frente, el niño lo abraza y le dice que está feliz.
—Mi navidad se adelantó —dice mini Álex con una sonrisa —, el año pasado pedí un tío y tengo al mejor. Y ahora mis papás están juntos. Ya lo tengo todo.
Sergio lo abraza. Todos sonríen al tiempo. Todos pasan a la mesa a disfrutar de una cena en familia entre charlas y risas. Mateo empieza a molestar a Álex por la reacción que tuvo, todos se ríen y Álex solo gruñe. Luego vuelven las carcajadas, lo que le hacía tanta falta a esa familia.
Álex toma a Paola de la mano con una sonrisa malvada, levanta su mano izquierda enseñando su dedo anular. Todos miran con curiosidad entonces Álex les dice que Paola le pidió que se volvieran a casar, bueno a hacer una ceremonia simbólica para renovar los votos. Ya se imaginan la reacción de todos.
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Narra Paola.
A pesar de todo lo ocurrido, puedo decir que me siento muy feliz. Soy consciente que no va a ser fácil, pero lo voy a intentar una y muchas veces.
Luego de despedir a todos y de quedarnos en el cuarto con mini Álex hasta que se durmiera, regresamos a nuestra habitación. Debo confesar que tengo miedo de no poder corresponder como debe ser, ustedes me entienden. Tengo miedo de cerrar los ojos e imaginar que es ese tipo el que me está tocando. Pero Álex me dejó muy claro que va a esperarme el tiempo que sea necesario, me va a apoyar en todo. Incluso todos seguiremos con la terapia. Yo sé que el camino que nos queda por recorrer no es fácil, pero juntos vamos a lograrlo.
Salgo del baño y lo veo sentado en la mitad de la cama, me hace señas con una sonrisa para que me acomode a su lado. Sonrío, todo sería tan fácil si pudiéramos terminar la reconciliación como lo hacíamos antes, bajo las sábanas, pero tengo miedo.
Me subo a su lado, él se queda mirándome fijamente, alejo la mirada porque temo que pueda leer mis pensamientos. Álex sujeta mi mentón obligándome a levantar la mirada. Sus labios acarician los míos y antes que pueda darme cuenta tiene sus brazos atrapados sobre mi cabeza intensificando el beso.
Siento escalofríos, puedo sentir el calor que irradia su piel. Se aleja con la respiración entre cortada. Sus brazos me rodean por la cintura apretándome contra él. Sus labios se encuentran a escasos centímetros de los míos y sus ojos tan profundos no dejan de mirarme. Lo sé por el pequeño reflejo de las luces que hay en el techo.
—Nena, si tengo que esperarte una vida lo hago —susurra—,no tengas miedo, ahora estoy contigo.
Hundo mi cabeza en su cuello.
—Te amo mi gruñón, sé que ahora estoy segura.
Álex me cubre con la sábana, baja su mano derecha y la mete bajo mi blusa acariciando mi vientre.
—Descansa princesa de papá.
Se incorpora y se desliza hacia abajo. Pone su cabeza sobre mi vientre con mucho cuidado y empieza a susurrar, yo con estas malditas hormonas empiezo a llorar.
»Muero por conocerte, ¿serás como mamá o serás como yo? Quiero ver tus pequeñas manitos entre las mías. Quiero ver tu hermoso rostro. Voy a amarte mucho, te voy a enseñar muchas cosas. Aquí te espera un mundo lleno de aventuras.
Deja un beso en mi vientre y como respuesta siento como se mueve. No puedo contener mis lágrimas. Entonces Álex susurra demasiado bajito un nombre.
—¿Por qué ese nombre? —indago con curiosidad —, ¿y si es un niño?
—Porque tiene un significado hermoso. Delicada, bella y preciosa. Así será ella, una mocosita hermosa. Y si es niño le buscaremos uno, pero no será necesario, ese será su nombre porque es la niña de papá y de mini Álex.
Sonrío y cierro los ojos mientras Álex sigue platicando con su bebé.
…
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Una semana después…
Llegó navidad y con ella una hermosa sorpresa que le daremos a mini Álex, debo admitir que estoy muy nerviosa. Quedamos de reunirnos en la noche todos en mi casa, este año también nos van a acompañar nuestros mejores amigos y por supuesto mi hermano, que lindo suena.
Álex y yo salimos de compras, queremos preparar algo muy lindo para el regalo de mini Álex. La próxima semana tengo la cita con el ginecólogo, al iniciar el nuevo año podremos saber cómo está nuestro bebé.
Mandamos a hacer algo personalizado para darle la sorpresa a mini Álex. Aunque a Álex también se le ocurre otra idea, a mí también me encanta.
…
Estoy sentada frente al espejo terminando de organizar mi cabello cuando aparecen mis dos gruñones vestidos iguales con sus suéters color rojo y blanco navideño. Me cubro la boca con ambas manos, mis ojos se llenan de lágrimas, este año no tuve que pelear con ellos para que lo usaran.
Empiezo a echar aire a mi rostro, estas hormonas me están matando, no puedo evitar que se me escapen las lágrimas. Mini Álex se acerca y me mira preocupado.
—¿Mamá, por qué estás llorando?
Álex se acerca y se hinca de rodillas junto a mí.
—Mami anda un poco sensible, es una llorona —sonríe.
Aprieto las mejillas de mini Álex y dejo un beso en ellas.
—Es que se ven tan lindos, no puedo evitarlo.
Mini Álex relaja su expresión. Me entrega una bolsa.
—Mamá, aquí está el tuyo para que todos quedemos iguales.
Álex limpia mis lágrimas y yo les regalo una sonrisa. Me siento tan feliz, que siento miedo, sé que no debería, pero son estas hormonas las que me ponen más loca.
Me pongo mi atuendo y me miro al espejo mientras mis dos gruñones me observan sentados en el borde de la cama. Ambos tienden sus manos y yo me muero de amor. Me detengo en la mitad de las escaleras cuando veo que todos han llegado y visten igual que nosotros, aspiro bruscamente tratando de contener las lágrimas. Álex pasa su mano por mi espalda bajándola lentamente y susurra.
—Sorpresa.
Me tiemblan las rodillas cuando él me mira así. Parpadeo varias veces para contener mis lágrimas.
—¿Ya lo habían planeado?
Álex sonríe y deja un beso en mi frente.
—Quiero verte sonreír siempre y que mejor que tener a la familia reunida.
Terminamos de bajar, saludamos y pasamos a la sala. Nos sentamos frente a la chimenea, algunos disfrutan de una copa de vino, mientras Álex y yo comemos galletas con formas. El ambiente es perfecto, entre las ocurrencias de todos, los que más sobresalen son Katia y Mateo. Me pierdo escuchando los ecos de las risas que retumban en este momento, quisiera detener el tiempo justo aquí. Así que la mejor manera es congelarlo y capturarlo en fotos y vídeos.
Luego pasamos todos a la mesa a disfrutar de una rica cena en familia, por supuesto saco más fotos. Quiero tener este momento no solo en mi mente y corazón, quiero guardar evidencia de ello. Cenamos, reímos, charlamos y todo estuvo delicioso.
Cuando llega la media noche regresamos a la sala y hacemos algunos malvaviscos en la chimenea mientras nos acomodamos todos en el piso alrededor como una gran familia. Llega la hora de los regalos, Álex y yo cruzamos miradas de complicidad, Florencia ya está lista para grabar todo. Muero por ver la expresión de mi niño.
Empezamos a intercambiar regalos. Todos están felices. El más consentido es mini Álex por el montón de regalos que le trajo Sergio, según él por todas las navidades que no pudo pasar con él, es un consentidor. Luego Mateo pide la palabra y se dirige a mí.
—Este regalo es con mucho cariño para ti, sabemos que lo vas a amar, es para que nunca olvides ese día.
Álex lo mira fijamente como si tratara de adivinar algo, Mateo sonríe con malicia al igual que Katia.
Empiezo a romper el envoltorio, parece un cuadro. Suelto una carcajada cuando veo el cuadro; es la foto de la expresión de Álex el día que llegué a la reunión, su cara es todo un poema. Álex le lanza un cojín y gruñe.
—¡Que regalo más estúpido!
Lo mejor es que el cuadro tiene un letrero en letras doradas;
Yo cada que veo a mi mocosa…
Todos empiezan a ver el cuadro y sonríen. A mí me encanta el regalo.
—Eso es para que ella nunca olvide el efecto tan grande que tiene en ti.
Mateo suelta una carcajada mientras Álex frunce más el ceño.
»Había que retractarse, eso fue épico.
Álex rueda los ojos y Katia agrega.
—Este es el segundo. ¿Recuerdan el primero? Mateo lo tiene en el estudio de la casa.
Todos comentan con curiosidad, nosotros nos quedamos pensando hasta que recordamos. Álex lo vuelve a fusilar con la mirada.
—¡Eres un cabrón! —suelta una risita—, voy a cobrarte por derechos.
Todos preguntan con curiosidad, entonces recordamos el día que esos dos tontos nos hicieron la broma del dichoso cuarteto. De tanto reírnos nos sostenemos el abdomen mientras mi gruñón hace caras.
—Síguete burlando —me mira y se cruza de brazos.
Acaricio sus mejillas y dejo un pequeño beso en su nariz.
—Pero si te ves divino.
Continuamos con la entrega de los regalos. Sergio pide ser el último. Álex se incorpora y tiende su mano para que yo la tome. Aspiro nerviosa, Álex se aleja y luego regresa con una pequeña caja. Todos ya saben de qué se trata, mini Álex está sentado en la mitad de todos, nos mira con curiosidad.
Ambos tomamos la pequeña caja envuelta en papel de regalo color rojo.
—Este regalo es muy especial —habla Álex —, es para nuestro pequeño gran amor.
—Cariño, espero que este regalo se convierta en tu favorito — sonrío.
Mini Álex sonríe con curiosidad mientras se levanta. Da unos pasos posicionándose frente a nosotros.
—Otro regalo para mí, ¿qué es?
Nos regala una gran sonrisa. Le entregamos la caja, él la recibe con ilusión y yo siento que mi corazón se saldrá de mi pecho. Mini Álex empieza a romper el papel, mientras él lo hace nosotros nos quitamos el suéter dejando ver una camiseta negra con una estampado de dos huellitas de bebé. La de Álex dice; papá, ahora cargando, por favor espere. En la parte de abajo trae una barra de batería a medio cargar. La mía es igual y el letrero dice; mami cargando solo hay que esperar.
Mini Álex levanta la tapa y la expresión de su rostro cambia, una gran O de sorpresa se dibuja en sus labios. Levanta la mirada y nos mira, luego vuelve a mirar la caja. En la caja hay una camiseta negra con un letrero grande en color blanco y azul que dice; voy a ser hermano mayor. Tiene dibujado dos controles de consola P1 listo. P2 cargando y sus respectivas barras de carga. Un body de bebé y unos zapatitos.
Mini Álex sigue sosteniendo la caja, no se mueve, no dice nada, solo la mira, parece procesando la información. En ese momento Álex descubre mi vientre que tiene dibujado una batería con un pequeño letrero que dice: cargando.
Mini Álex vuelve la mirada hacia mí, la fija en mi vientre, siento un nudo en la garganta, el silencio que hay es tan grande que puedo escuchar latir el corazón de Álex.
Entonces mi niño deja caer la caja al suelo, se cubre el rostro con las manos y empieza a llorar, el gesto de todos se descompone, siento que todo se mueve a mi alrededor, pero Álex me sostiene. Mini Álex llora con más fuerza y yo no puedo controlar las lágrimas, estoy entrando en pánico.
Se deja caer al suelo, recoge la camiseta y los zapatitos, los lleva hasta su pecho y grita llorando, entonces vuelvo a respirar cuando corre hacia mí y me rodea con sus pequeños brazos temblorosos, pega su cabeza a su abdomen y susurra.
—Voy a tener un hermanito —pega su oreja y grita más fuerte—, tendré un hermanito. Bebé, ¿estás ahí? Me llamo Álex y seré tu hermanito.
La reacción de mini Álex nos hace llorar, me pongo de rodillas y lo abrazo, tomo su rostro en mis manos y dejo un beso en su frente. Él pone sus manitos a ambos lados de mi cabeza y me mira a los ojos.
—Mamá, ¿de verdad tendré un hermanito?
Asiento porque las palabras no me salen. Álex se hinca de rodillas y lo abraza.
—Campeón, vas a tener un hermanito, es real.
Mini Álex se aferra a su cuello y lo abraza. Es imposible no contagiarse de su alegría, se aleja y me mira, me acaricia el vientre, se frota el pelo, da vueltas, sonreímos al verlo. Luego corre en dirección a Sergio y lo abraza.
—Santa cumplió mis deseos. El año pasado pedí un tío y un hermanito, ahora los tengo. Se demoró, pero si cumplió.
Todos soltamos una risita. Sergio lo abraza y deja un beso en su cabeza.
—Ves campeón, los deseos sí se cumplen.
Sergio le ayuda a poner la camiseta. Entonces Mateo comenta.
—Awww, que lindo. Hasta me dan ganas de tener otro bebé.
Katia le da un codazo.
—Tranquilo, bájale dos rayitas a tu emoción.
Suelta una carcajada y todos la seguimos. Mateo se sacude y agrega.
»Tienes razón, espíritu embarazador aléjate de nosotros.
Todos volvemos a reír. De la nada todos se quedan en silencio, yo los miro con cara de; qué les pasa, mini Álex me señala con la mirada. Giro la cabeza y Álex está sosteniendo una pequeña caja con un hermoso anillo de tres piedras. Me cubro la boca con mi mano…
—Nena, tú me pediste que nos volviéramos a casar y ahora yo te quiero regalar el anillo de presente, pasado y futuro. Simboliza los momentos que hemos pasado juntos. Todos los momentos que hemos atravesado en pareja buenos y malos. Todos los momentos que pudimos afrontar para seguir aquí.
Álex me pone el anillo. Es una banda de metales preciosos creada con una línea continua de gemas idénticas para simbolizar el amor sin fin. Mis lágrimas caen al suelo, no puedo evitarlo.
»También es una forma de recordar y renovar nuestro amor, un amor eviterno; tiene principio, pero jamás tendrá un final. Te amo mi mocosa.
Lo rodeo con mis brazos y dejo un beso en sus labios, con ese beso sellamos una vez más el compromiso que acabamos de adquirir. Uno más, falta nuestra boda simbólica y cuando sepa de qué se trata sé que le va a encantar.
—Te amo mi gruñón. Este amor seguirá aquí —señalo mi pecho—, cada vez más presente y se hace mucho más fuerte con el paso del tiempo.
Todos empiezan a aplaudir. Por un momento miro a Sergio, me siento mal, pero lo veo aplaudir con esa hermosa sonrisa. De hecho él es el primero en proponer un brindis por nosotros y nuestra felicidad. Se acerca y nos da un abrazo. Con esa bella sonrisa me dice;
—Falta mi regalo.
Se aleja un poco, lo sigo con la mirada y luego lo veo regresar con una pequeña caja plana, tiene un moño rosa y su envoltura es color dorado.
»Este es mi regalo para ti zibá. Con todo el amor del mundo.
Rompo el envoltorio, abro la caja, hay una carpeta azul y dos pequeñas cajas hermosas con bordes brillantes. Álex me ayuda a sostener la caja de regalo mientras yo tomo las pequeñas cajitas y las abro, me cubro el rostro con mi mano izquierda, esto es demasiado para un día, intento contener las lágrimas, pero no puedo.
Unos brazos me rodean, acaricia mi cabello.
—No llores zibá.
—¿Se vale…llorar de felicidad verdad?
Él se aleja y limpia mis lágrimas.
—Si es así, lo dejo pasar.
Me regala una hermosa sonrisa.
»¿Me permites?
Recojo mi cabello y me doy la vuelta. Él saca el hermoso dije, es el significado que tiene el que me pone así. Es una cadenita con el dije de Evangeline alumbra en la noche, en la parte de atrás trae grabado en letras pequeñas;
Para la persona que ilumina mi vida, mi zibá.
Me doy la vuelta la sostengo con mi mano ya en mi cuello, no puedo hablar, solo lloro. En la otra cajita hay otro dije igual, ese trae grabado.
Para mi pequeña zibá, la otra luz que llegará a iluminar mi vida.
—Ese es mi regalo para mi pequeña zibá, tendré que esperar que nazca para ponérsela a ella.
Intento no llorar. Susurro con la voz entrecortada.
—Tú se la vas a poner, apenas llegue a este mundo tú se la pondrás.
Sergio se agacha para quedar cerca de mi vientre.
»¿Escuchaste? Tu tío fue el primero en regalarte algo.
Todos soltamos una carcajada y por supuesto ese momento también queda capturado en una foto. Álex me entrega la caja
—Nena, te falta un regalo.
Mira a Sergio, es como si Álex supiera lo que hay ahí. Saco la carpeta y empiezo a mirar su contenido. Arqueo una ceja.
—¿Qué es esto? —miro a Sergio.
—Lo justo.
Niego y le entrego la carpeta.
—Yo no pienso recibirlo, no lo quiero ni lo necesito.
Niego con el ceño arrugado.
—Sé que no lo necesitas, pero es lo correcto. Es lo que te corresponde.
Dejo la carpeta sobre la mesa que hay en el centro.
—No quiero nada.
Sergio suspira.
—Aunque te parezca horrible tú también eres hija de Aníbal, así que tienes tanto derecho como yo. Al igual que mis dos sobrinos.
Me pellizco el puente de la nariz. En esos documentos dice que tengo derecho a una parte de la empresa y a sus propiedades. Pero yo no necesito nada de ese tipo.
—¿Él sabe esto? —pregunto.
Sergio responde tranquilo.
—Sí, fue una de las condiciones que le puse para volver a la empresa.
—Pues perdiste tu tiempo porque yo no lo quiero. Puedes dejarlo para ti.
Sergio me regala una pequeña sonrisa de boca cerrada.
—Está bien, respeto tu decisión. Sé que no lo necesitas, pero no me gustan las injusticias y desde que llegaste a este mundo eso también te correspondía. Si no lo quieres puedes donarlo a una fundación o regálalo, al fin es tuyo y puedes hacer lo que mejor te parezca. Yo tengo mi parte, más que suficiente.
Sergio regresa a su lugar, yo voy a responder, pero Álex me toma del brazo y con la mirada me dice que no es el momento. Respiro profundo, es verdad yo no quiero arruinar este momento. Avanzo y me siento junto a Sergio, recargo mi cabeza en su hombro y susurro solo para los dos.
—Lo siento… sé que no lo haces con mala intención, es solo…
Toma mi mano y me interrumpe.
—No pasa nada. La decisión que tomes la apoyo y respeto.
Me regala una hermosa sonrisa. Seguimos disfrutando del resto de la noche, entre risas y charlas. Mini Álex está feliz por la llegada de su hermanito o hermanita.
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31 de Diciembre…
Salimos a cenar todos en familia. Katia y Mateo se van con sus familias. Nosotros vamos a Times Square para esperar la despedida del año, nos acompañan mis padres, Sergio e Isabella. Pedimos nuestros deseos y propósitos para el año nuevo. Entre ellos está;
Seguir unidos todos en familia. Lograr superar todos mis traumas y de una vez poder dejar el pasado atrás.
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Estamos en la sala de espera del hospital esperando que el doctor nos llame. Mis pies han cobrado vida propia, aprieto mis manos, Álex me mira, pone sus manos sobre las mías.
—Nena. ¿Estás bien?
Un montón de emociones me invaden de repente.
—Estoy un poco nerviosa.
Álex me abraza y me mira.
—Vamos a saber de nuestro bebé, es normal que te sientas así.
Me regala una bella sonrisa. Respiro profundo, es verdad, él tiene razón, es solo que siento miedo de que algo salga mal. Han pasado tantas cosas que… en ese momento mis pensamientos son interrumpidos.
—Paola Román.
Una enfermera nos indica que podemos pasar. Álex me toma de la mano y me mira un poco preocupado.
—¿Estás segura que te sientes preparada?
Sé que lo dice por lo nerviosa que estoy. La psicóloga nos dijo que era algo que yo debía afrontar cuando sintiera que estaba preparada, pues podría tener un shock emocional por los episodios vividos, pero hace mucho que lo estoy. Lo único que yo quiero es que mi bebé esté bien. Aprieto su mano y entramos al consultorio.
El doctor empieza con las preguntas de rutina.
—Paola, ¿recuerdas cuándo fue tu último periodo?
Álex aprieta mi mano. Puedo ver en sus ojos el miedo de que yo vuelva a recaer.
—La verdad no —respondo.
—¿Cuántas semanas crees que tienes?
Álex sostiene mi mano, yo empiezo a sudar. Recuerdo el tiempo transcurrido, respiro muy despacio y saco cuentas.
—Cre-creo que son siete semanas.
Álex me abraza por los hombros, no se imaginan la tranquilidad que él me transmite. El doctor dice que me enviará exámenes de sangre de rutina. Luego me hace pasar a la camilla para hacerme un examen físico.
—Aparentemente todo está bien —nos regala una pequeña sonrisa—, ahora necesito que te cambies, vamos a ver cómo está el bebé.
Mi corazón se acelera, estoy segura que el de Álex igual. Álex me ayuda a poner la bata. Yo solo pienso en todas las estupideces que hice, tengo miedo…
Me tumbo sobre la camilla, Álex se posiciona a mi lado izquierdo, toma mi mano y la acaricia con delicadeza. El doctor empieza a tocar mi vientre, toma medidas y hace pequeñas presiones. Luego esparce un gel frío en la parte baja de abdomen, cierro los ojos cuando nos dice que lo primero que haremos es tratar de escuchar su corazón.
Siento que mueve el ecógrafo de un lado a otro, pero no se escucha nada. Intento respirar mientras siento que las lágrimas rebosan mis ojos.
—¿Pasa algo? —susurro.
—Estoy tratando de escuchar su corazón.
Entonces ahí se siente tan fuerte y claro pum, pum su pequeño corazón, mis lágrimas empiezan a fluir por mis mejillas, miro a Álex y sus ojos se han cristalizado.
El doctor nos muestra en la pantalla sus latidos. Miramos la pantalla atentos, pero el doctor la voltea solo para él.
—¿Pasa algo? —pregunta Álex.
El doctor eleva una ceja sin dejar de mirar la pantalla.
—Un momento por favor…
Empieza hacer gesticulaciones con el rostro, mi corazón se detiene, ahora es Álex quien aprieta mis manos. De repente siento mi garganta tan seca como el desierto del Sahara. Los peores escenarios se pasan por mi cabeza.
Continuará…
Amé este capítulo...♥
Un saludo especial para cada una de mis bellas lectoras, sé que me leen de muchas partes. Desde Colombia les envió un abrazo.🫂♥
Fani feliz cumpleaños hermosa, espero que hayas pasado un gran día.🥳
Dedicado especialmente a Adri que estuvo de cumpleaños un abrazo hasta puebla, hermosa🥳🫂
No olviden votar y comentar♥
Las leo👀