𝒟ℴ𝓂𝒶𝓇 𝒶 𝓁𝒶 𝕱𝖎𝖊𝖗𝖆

By Ladys0Eye

6.1K 639 317

︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵ ᴛʳᵃˢ ˡᵃ ᵛⁱᶜᵗᵒʳⁱᵃ ᵈᵉ ˡᵒˢ ʰᵘᵐᵃⁿᵒˢ, ʙʳᵘⁿʰⁱˡᵈᵉ ᵈᵉᶜⁱᵈᵉ ʰᵃᶜᵉʳˡᵉ ᵘⁿ ʳᵉᵍᵃˡᵒ ᵃ ᵘⁿᵒ ᵈᵉ ˢᵘˢ ᵉˣᵗʳᵃᵛᵃᵍ... More

υи ∂єѕєο ραяα єℓ α∂οℓєѕϲєиτє
ρяιмєяα (∂єѕαѕτяοѕα) ιиτєяαϲϲιόи
ƒℓσɾεcεɾ ✿
•.¸♡ ϐαи̃οѕ ∂є єѕρυмα ♡¸.•
✧ ᶜⁱⁿᵉ ✦
ѕιℓυєταѕ єи ℓα иοϲнє

║ R̷e̷c̷u̷e̷r̷d̷║o̷s̷ b̷o̷r̷r̷o̷s̷o̷s̷ ▌

785 74 73
By Ladys0Eye

Zerofuku miraba embelesado al dios dormido a su lado, sonriendo sin poder contener la calidez que ahora inundaba su pecho.

Los besos de la noche anterior seguían haciendo cosquillas sobre sus labios. Jamás había sentido algo así en toda su existencia. Sabía lo que era estar en pareja, habia observado muchos humanos jurar amor eterno, algunos lo cumplían, otros no, pero todos coincidían en algo: la explosión de emociones que eso traía.

Mariposas en el estómago, querer estar siempre con esa persona, que su sonrisa ilumine el día, alguien con quien caminar.

Su corazón se aceleró ante el pensamiento. Ya no estaba solo, de hecho, nunca lo estuvo. Pero ahora lo estaba menos.

Se acurrucó contra el pecho del dios. La camisa estaba media corrida de un lado, cubierta de caramelo y algún que otro trozo de palomita.

Tras su sesión de besos, terminaron dormidos en el sofá del salón, abrazados, sin prestar la más mínima atención al desastre de palomitas que era la manta con la que se cubrieron.

Como consecuencia, ambos tenían el maíz dulce pegado por toda la extensión de su cabello, ropa y cuerpo. Además, su extravagante peinado -cortesía de los humanos- estaba hecho un desastre.

Costaría un poco lavar todo y que el dulce se saliera, pero valió la pena con tal de no despegarse del dios.

Todo estaba bien mientras fuera al lado de ese encantador ser de luz que lo abrazaba con fuerza, como si tuviera miedo de que desapareciera.

Beso su frente y repaso su rostro. Sus facciones varoniles, preciosas, marcaban líneas perfectas en el contorno de su piel. El mechón de pelo rebelde que siempre caía por su frente ahora reposaba detrás de su oreja, dejando ver la pequeña marca en su frente. Tan lindo.

Se acercó esta vez a su cuello, aspirando el suave aroma de las flores de loto. El cuerpo contrario se estremeció.

—Zero...— murmuró entre sueños, apegándose aún más a él.

Era extraño. Nunca lo había mencionado, pero las dos veces que durmieron juntos,  escuchó al dios murmurar su nombre.

Más como una súplica para que se quedará que un simple llamado. Sabía que algo muy malo le paso como para desatar ese pánico en el siempre sereno Buda; algo relacionado con una criatura mucho más grande de lo que se imaginaba y que hasta ahora lo seguía atormentando.

Y el dios tenía miedo de que ese algo lo dañará.

                               ▓▓ ꀍ▓▓ꋊ́ ▓▓

Un nuevo recuerdo rasgo su mente de un extremo a otro. El dolor del impacto mando su vista a negro y el rostro de un hombro desconocido se iluminó entre la gruesa capa de lágrimas que ahora llenaba sus ojos. Se retorció, agarrando su cabeza en un intento por estabilizarse, parar el palpitar que ahora lo golpeaba sin parar.

Su espiración se aceleró, apenas lograba retener algo aire antes de que este saliera despedido. Un horrible sentimiento de peligro le heló la sangre.

Algo estaba mal, había algo muy mal en él.

Se escurrió de entre los brazos del iluminado, dejándose caer al suelo sin importar el golpe contra este. Todo el cuerpo le ardía. Cubrió su boca con ambas manos para detener los alaridos y sollozos que querían salir de lo profundo de su garganta.

El dolor, ahora situado en el estómago, lo obligó a encogerse sobre si mismo. Jadeando, intentaba con todas sus fuerzas estabilizar su agitado corazón.

                   ▓           ꀍ▓ꂖꌈ̂ꋊ́ ▓▓▓▓▓▓

Lo primero que volvió fue la vista. No sabría decir cuánto rato estuvo tirado allí, temblando y lloriqueando.

Poco a poco se obligó a calmarse. El dolor se redujo, pero el rostro del hombre seguía plasmado en su mente y sus extremidades seguian entumecidas por el fuerte ardor.

Estaba asustado

El dolor era igual a cuando...cuando...

  ▓ l๏ร ђย๓คภ๏ร l๏ гєςђคzคг๏ภ

Su cabeza retumbó en un interminable chillido interno. Todos sus huesos tronaron ante su vago intento por levantarse.

Fue inútil, todo su ser había perdido fuerza; nada le respondía. Sollozo ante el dolor arrollador.

—Buda...— llamo con un hilo de voz, apenas audible —Por favor...despierta...

Cerro los ojos, abrazándose a si mismo con fuerza.

Solo deseaba sentirse feliz

El calor de un cuerpo ajeno lo inundó. Los fuertes brazos lo abrazaban sin querer soltarlo, acunando su rostro y limpiando sus lágrimas a base de caricias.

—Tranquilo, tranquilo— la voz dulce lo devolvió a sus sentidos, levantando la cabeza como podía.

Los ojos preocupados del dios le dieron ganas de llorar.

—Lo siento, lo siento, no quería despertarte— se ocultó en su pecho, hipidos lastimeros inundaban la sala.

Buda se sentía sumamente cohibido. Había despertado ante un mal presentimiento y al buscar al pequeño dios de la fortuna, se lo encontró tirado en el suelo, retorciéndose.

Se apresuró a consolarlo. No tenía idea de que fue lo que ocasionó su ataque, pero no era momento para hacerle preguntas. Lo único que importaba ahora era estabilizarlo.

—Tranquilo Zero-Chan, tranquilo— acarició su cabeza por sobre el desordenado peinado, besando su frente y sus pómulos en el proceso —Zero-Chan está seguro aquí.

Los llantos se calmaron, dejando solo una estela de sollozos silenciosos. El cuerpo de Zerofuku no paraba de temblar.

Esta frío

—Mi Zero-Chan— susurró, pasando las manos ahora por su espalda —Mirame, Zero-Chan... Zero-Chan ~

El rostro enrojecido de la deidad se asomó, levantando lentamente la mirada de entre sus pectorales. Los ojitos cristalizados y las marcas de lágrimas en su piel le rompieron el corazón.

—No tienes que contarme lo que pasó si no quieres— beso su frente —Tomate tu tiempo para calmarte, Zero-Chan— beso sus párpados —Todo estará bien— levantó suavemente el rostro del dios y depósito un casto beso en sus labios antes de separarse.

Quería seguir besándolo hasta que se le acabará el aire, pero no era el momento. La idea era calmarlo, no alterarlo. Estúpidos pensamientos deseosos.

—Buda... ¿Quien es Ħ₳Ɉ ▓ Ʉ₦  ▓ ?

Los orbes del iluminado se abrieron exageradamente. Su respiración se cortó de golpe, asustando a la deidad en su regazo.

—¿De donde sacaste ese nombre?— su voz, antes dulce, paso a ser tosca.

Todo su cuerpo se crispo en alerta.

—Ah...yo...— sus ojos se llenaron de nuevas lágrimas y el ex-humano relajo de inmediato su semblante, dándose cuenta del miedo que causó en el dios.

—Zero-Chan, calma— acarició su cabeza, volviendo a envolverlo en un abrazo protector —¿Quieres una paleta? Puede que suba un poco tu ánimo, solo no la muerdas está vez— bromeó, sacándole una pequeña risa a la deidad.

—Está bien— se acomodó mejor, envolviendo las piernas en la cintura del más alto, frotando se cabeza contra el cuerpo contrario.

Un gatito.

Se quedaron en silencio un momento. El corazón de Zerofuku había cobrado estabilidad, mientras la cabeza de Buda era un lío.

Recordó la razón de su muerte. Sabía lo persistente que podía llegar a ser la deidad, lo comprobó con el berrinche del primer día, si lo que quería era averiguar quién era Hajun, lo haría.

Por cualquier medio.

Si él se rehusaba a decírselo, buscaría la manera de llegar a la información por otra parte.

—Buda— sintió un golpecito en su mejilla, llamando su atención —Lo vi.

—¿A quien?

—A H ▓ ajun  ▓— su mueca volvió a cambiar, pánico ¿Quien es? ¿Es el responsable de mi muerte, verdad? ¿Él me mato?

—Zero-Chan— la voz se le cortó.

Casi le da un ataque cuando vio los ojos llenos de lágrimas del dios budista.

—¡Lo siento! ¡¿Estas bien?! ¡Por favor, dime cómo puedo ayudarte!— sus manos se movían desesperadas en un intento por detener las lágrimas del dios, quien simplemente lo abrazo con fuerza.

—Deja de decir eso— susurró, apretándolo aún más —No estás muerto, estás aquí, eso es lo que importa, te responderé lo que quieras cuando sea el momento, por favor déjame estar así un poco más.

La deidad se quedó quieta, dejándose abrazar y acariciar por el contrario. Poco a poco su cuerpo se aligero. Habían pasado demasiadas cosas y recién el reloj marcaba las cuatro de la tarde.

Sí, eran pésimos madrugadores.

Con cuidado, separo el rostro un poco al dios de su cuerpo, atrapando si rostro entre las manos y robándole un beso.

Sus labios se movían, primero lento, sobre los del contrario. Era casi irreal lo mucho que disfrutaba aquel contacto.

Rompiendo un poco la atmósfera densa de tristeza, mordió coquetamente el labio inferior del dios, atrapando la carne entre sus dientes y luego soltando no sin antes pasar ligeramente su lengua.

El agarre bajo hasta su cintura, presionando con firmeza su pelvis sobre la contraria, dándole una corriente de calor a todo su cuerpo.

Jadeo al sentir la erección cubierta del más alto, al mismo tiempo que este le morso.

Bien, momento de detenerse.

Se separo, agarrando aire solo para ser nuevamente besado Buda. Más exigente que antes, el beso lo hacía sentir dormido y al mismo tiempo despierto.

Un movimiento brusco y su espalda choco contra el suelo, obligándolo a sujetarse de los hombros contrarios. Ahora el dios estaba entre sus piernas, acariciando todo la extensión de estas.

Todo lugar que el joven repasaba quedaba ardiendo de una forma exquisita. Pequeños espasmos musculares le recorrieron, mandando choques de placer por su cuerpo.

¿Como habían llegado a esto?

Tuvo un ataque de pánico en un recuerdo horroroso, fue consolado por su amado, consoló a su amado y ahora estaba siendo pasionalmente besado por su amado.

Las vueltas de la vida, ¿No?

Se separo del beso, dirigiendo su boca al cuello del contrario, mordiendo hasta dejar marca por toda la piel. Un sutil jadeo se le escapó en una de las mordidas, lo suficientemente fuerte para que la deidad de la fortuna lo escuchará.

Volvió a sus labios, devorando sin control su boca, succionando sus labios y haciéndole perder poco a poco el control.

Zero sabía cómo sacarlo de sus casillas, de todas las formas posibles.

—¿Hola? ¿Siddhartha?

¡Auch!— de un empujón tiro al dios nuevamente al suelo.

Esa era la voz de Jataka.

—¡Vo-voy!

Se levantó apresurado, acomodando su ropa y sacudiendo como podía las palomitas de su cabello. Seco bien su rostro -ya sin lágrimas, los besos habían funcionado demasiado bien, lo usaría más seguido- y se apresuró a la puerta.

Antes de seguir, volteo a ver a la deidad, que ahora hacia un puchero con los brazos cruzados.

Lindo, lindo, lindo ♡

—Zero-Chan, ven a saludar— le extendió la mano, rápidamente la deidad se levantó y la tomo, abrazando todo su brazo en el proceso —Uh, Zero-Chan, ¿Ya no te duele cuerpo?— se avergonzó al recordar su poco tacto al lanzarlo al suelo...y al apretar sus piernas.

—No, ya no duele.

—Bien— beso su frente con cariño, para luego tomar el pomo y abrir la puerta.

Detrás de la puerta, un joven alto de piel morena y largos cabellos blancos les sonrió con dulzura. Los ojos del joven eran muy parecidos a los de Buda.

—Buenos días Siddhartha— Zero lo miro confundido, ¿Quien era Siddhartha?

El dios se soltó de su agarre y abrazo al extraño de bonitos ojos, parecían muy cercanos.

—Buenos días Jataka-nisan

Oh

Espera

¡¿Tiene hermano?!

No, no, espera

¡¿SE LLAMA SIDDHARTHA?! ¡¿COMO QUE BUDA NO ERA SU NOMBRE DE NACIMIENTO?!

Zero comenzo a sacar cálculos en su cabeza, llamando la atención del moreno en el proceso.

—Hola, ¿Como te llamas?— la deidad se sintió confundido, ¿Le hablaba a él?

Miró rápidamente a Buda, en una silenciosa interrogación de cómo proceder. Con los humanos no tuvo que presentarse, ellos se encargaron de todo lo que era socializar.

Pero Jataka era un humano distinto, un extraño que ahora le estaba preguntando el nombre.

El adolescente se carcajeo internamente. Su hermano estaba esperando, parado sin saber si decir algo más o darle su tiempo al chico que le miraba perdido. Era cómico ver como ninguno de los dos sabía que hacer.

—Zerofuku— hablo, viendo como el humano suspiraba de alivió ante el silencio roto.

—Jataka Gautama, es un placer— la deidad sonrió, era muy elegante —¿Les molesta si entro?

—¡No, pasa! Tienes que conocer a Zero-Chan, una vez se dividió en siete personas diferentes, ¿Puedes creerlo?— Buda hablaba sin parar, avergonzado en el proceso al dios.

—Ya veo, me gustaría saber más.

—¡Zero-Chan te va a contar!

—Ah...

Lejos, en un gran laboratorio sumido en tinieblas, Belcebú, señor de las moscas, movía de un lado a otro un montón de frascos de viscoso contenido.

Su sujeto de prueba había vuelto a la vida, y no totalmente solo. La esencia oscura de Hajun, el rey demonio del sexto cielo, se albergaba en lo profundo de su ser.

Si lograba sacar ese brote, podría utilizarlo para crear un bloqueo mucho más funcional al poder tan peculiar de Buda.

Y claro, podría cobrar un favor por eso a un dios nórdico muy molesto que de hace rato lo rondaba.

Solo debía buscar la manera de llegar a Zerofuku.

Y ya la había encontrado

—¡Y tiro mi comida!

—¡Ya me disculpé!

—Por favor, no peleen-

—Mentira, solo dijiste que no te acordabas de eso!

—¡¿Importa tanto?!

—¡Era mi comida!

Jataka miraba entretenido y algo preocupado la discusión de sus dos acompañantes.

En medio de la historia de cómo se conocieron, su hermano comenzó a relatar como es que el dios más pequeño le había tirado su tazón de las manos.

—¡Bien, lo siento! ¡¿Feliz?!

—¡Dilo con sentimiento!

—¿Ustedes son pareja?

El salón quedó en silencio. Ambos voltearon a verlo, Jataka se sorprendió de que no se les rompiera el cuello en el proceso.

—Solo pregunto.

El rey vio como el rostro de su hermano y la deidad pasaban de blanco a rojo en menos de un segundo.

—¿Que clase de pregunta es esa?— le reclamo Siddhartha, acomodándose nervioso en el sillón.

—Pues...— su vista se poso en el cuello de hermano y luego en los labios del dios de la fortuna —Tienes una mordida en el cuello y Zero, tienes una marca en el labio...

Silencio sepulcral.

—Ah...

—¡Voy al baño!— Zerofuku se levantó y desapareció por el pasillo dando un portazo.

Jataka miro a su hermano menor alzando una ceja.

—Aún no se lo pido oficialmente...

—¿Pero?

—Pero nos hemos besado...

El rey suspiro, Siddhartha podría haber alcanzado la iluminación, pero seguía siendo un niño inmaduro. Un adolescente.

—No es necesario que le pongan un nombre a lo que tienen, pero si aclararse lo que sienten— Buda bajo la mirada, sabía lo que sentía, solo le estaba dando tiempo a Zerofuku.

Él había tenido mucho tiempo para pensar. Zero apenas había vuelto, y sin recordar nada de lo que vivieron juntos. Quería asegurarse que la deidad entendiera sus emociones antes de formalizar una posible relación.

—Le gustas. Incluso diría que te ama.

Sonrió. Si algo había aprendido es que escuchar a Jataka siempre traía cosas buenas.

—No creo que te besara solo para probar...además, no es la única mordida que tienes— un cojín le impacto en la cara al terminar de hablar, Buda lo miraba con desaprobación.

—¿Donas?— Zero apareció por el pasillo con una bella cajita repleta de donas glaseadas.

—Claro, muchas gracias.

—¡Hey, eso es mío!

—Era.

—¡Primero mi comida y luego mis donas!

—¡Superalo!

—¡Nunca!

—Están deliciosas, gracias Zero.

—¡Jataka-nii traidor!

ᴛᵉⁿᵍᵒ ᵒᵗʳᵃˢ ᵈᵒˢ ʰⁱˢᵗᵒʳⁱᵃˢ ᵉⁿ ᵇᵒʳʳᵃᵈᵒʳᵉˢ ᵈᵉ ᵉˢᵗᵃ ᵖᵃʳᵉʲᵃ ʸ ᵐᵃ́ˢ (⁠´⁠∩⁠。⁠•⁠ ⁠ᵕ⁠ ⁠•⁠。⁠∩⁠'⁠)

¿ᴀˡᵍᵘⁿᵃ ᵒᵗʳᵃ ᵖᵃʳᵉʲᵃ ᵠᵘᵉ ˡᵉˢ ᵍᵘˢᵗᵉ ᵐᵘᶜʰᵒ? ♡

ᴀᵈᵉᵐᵃ́ˢ ᵈᵉ ʙᵘᵈᵃ ˣ ᴢᵉʳᵒ sⁱˢⁱ

(⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)⁠❤



 

Continue Reading

You'll Also Like

128K 22.7K 41
" Me cuesta entender lo mucho que cambió mi vida, me ha vuelto alguien liberal, me ha vuelto un esclavo de su seducción, jamás había visto a un hombr...
61.2K 6.5K 16
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino cha...
109K 1.9K 6
donde 𝗔𝗚𝗨𝗦𝗧𝗜𝗡𝗔 se enamora del piloto chamuyero de fórmula uno; donde 𝗙𝗥𝗔𝗡𝗖𝗢 se enamora de la chica que deseo desde siempre. 𝘿𝙚𝙨𝙙𝙚...
93.3K 5.3K 26
Él lo tiene todo. Ella nunca ha tenido nada. Lo único que tienen en común es una mirada triste que una noche cualquiera se cruzará por causalidad. De...