La música sonaba tan contraste al gusto juvenil. El detonante sonido expresando la alegría junto a gritos, tanto graves y femeninos, resuenan.
Allí en una esquina de piernas cruzadas sobre un fino sillón está Jungkook. Con su mirada ambar, afilada y sigilosa, mirando a cada lado. Esperando a que varios de esos pobres tipejos dejarán de seguirse ilusionando.
No están a su nivel, claramente.
—Oye, bonito.—una voz grave y algo narcisista le habla a sus espaldas, no sabe si a él o a otro, aunque claramente podía sentir el aliento de aquel desconocido al acercarse en su espacio.— ¿Bailas?
Tenía motivos para alejarlo. O mismo tiempo ignorarlo como lo ha hecho en todo aquel rato con los demás.
Lamentablemente al darse la vuelta mira a un gran hombre de porte extravagante y sofisticado. Vistiendo simplemente con una camisa y un pantalón ajustado y suelto por debajo.
Uy.
—¿Te he visto en alguna parte? Tu rostro se me hace conocido...—apretando sus labios entre sí, y su mirada que inspecciona el rostro poco iluminado, trata de recordar.
—No puede ser que no me recuerdes, bonito. —se mofa de lo olvidado que se sintió por el menor.— Fui tu amigo del kinder Modul, allí simplemente iban los de alto rango.
—¿Kinder Modul...?
Sí, recuerda haber asistido a ese prestigioso lugar de educación, pero también, según, recuerda que en su tiempo no hablaba con nadie.
Todo eran chiquillos bien castrosos.
—¡Sí, ese! En ese tiempo era el heredero de Nambul, el reinado compañero de Numzab. —le cuenta, y es que sus futuros suegros le comentaron la desgracia que sucedió con el menor.
Perdió la memoria a su edad de 8 años.
Y todo a causa de la mala modalidad y protección de los menores con las armas que aprendían a manejarla.
Aquello no quedó allí, ese lugar sin seguridad fue denunciada y quitada del cargo mayor.
—Pues ni te conozco. Soy Jeon Jungkook, príncipe y futuro monarca de Numzab. —le sonríe, extendiendo su mano.
Mano que fue agarrada y su dorso siendo besado.
—Lo sé, eres mi prometido. —suelta, la discreción en su expresión no existe, la sancarrona sonrisa desapareciendo por la expresión seria del menor.
El rubio aleja su mano, apoyándose sobre su palma.
—Que yo sepa no me comprometí con nadie, ya si mis padres te ilusionaron conmigo, pues ya no le sigas. —le dice, en su rostro la seriedad predominaba y la sinceridad en su voz demostraba.— No me acuerdo de tí, y no me gustas.
—Oh, así que eso. —asiente algo tenso.— Lamento quitarte la tranquilidad, pero mi deber como Rey Kim Yugyeom de Nambul es desposarte, y así unir ambos reinos.
—Mh, mal. Es TU deber, no el mío. —se levanta, bebiendo lo último de su vaso y alejándose.
Dejando plasmado al peligris en ese sitio, quien gruñe enojado y con brusquedad dejando la copa sobre las mesa para retirarse.
Mientras que Jungkook sebiba despidiendo del pelirosado de su amigo, cediendo en aceptar que a la próxima lo iría a visitar.
Fue entonces que siguiendo el mismo recorrido, hasta llegar abajo, empieza caminando tranquilo por las calles. Notando las llamadas y mensajes del castaño.
Se asusta un poco al ver la hora.
03:43 a.m
Hace varias horas que mayor ya habría llegado a casa, y es momento de fingir cuando a las pocas cuadras ya ve a un hombre afuera de brazos cruzados, justo en la puerta de entrada de la residencia.
La neutralidad y la tensa mandíbula lo hace temblar.
Y esta vez de verdad.
疲ーpastel_tk🍓