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—¿Dónde demonios está metido ahora...?
Eran eso de las cuatro de la madrugada cuando el castaño se dio cuenta de que su pareja no estaba acostado a su lado, cualquier persona pensaría que se escapó o fue a ver a alguien mas o miles de opciones típicas, pero cuando de trataba de Jouno el castaño siempre debía correr y actuar con rapidez para evitar el peor de los casos, lo único difícil en todo esto era encontrarlo, podía tardar horas en hacerlo si se ponía creativo
Se había vestido rápidamente con su uniforme militar y tomado su identificación en caso de que fuera necesario, primero dio vueltas por el vecindario, después trató de buscar algo que le diera una pista de su paradero o recordar algo que le hubiera dicho antes de dormir, fue ahí cuando recordó sus palabras
—Sabes...hacer una masacre frente a Dios no suena tan mal, pero una unión y una masacre juntas podrían condenarme eternamente
Una masacre frente a Dios... ¡La iglesia! Corrió lo mas rápido que pudo hasta llegar al lugar, realmente no podía permitir que hiciera algo así, no el, le estaba ayudando a mejorar como persona, si lo dejaba cometer tal crimen todo lo que habían avanzado sobre ello sería en vano. Dejó de pensar en ello y de una patada abrió las puertas de aquel lugar solo para quedarse congelado mirando lo que ocurría
Incluso encontrar a su novio bañado en sangre y con treinta cadáveres a su al rededor le parecía mejor opción que lo que estaba viendo, la iglesia estaba llena de hombres armados y encapuchados, la única luz que iluminaba era la de las velas esparcidas por todos lados y...en el medio, de manera casi surrealista como si lo fueran a sacrificar, estaba Jouno inconsciente sentado en una silla, tenía puesto un vestido de novia y estaba peinado como si realmente se fuera a casar ahí mismo, no sabía como, por que o en que momento pasó todo eso, solo sabía que su sangre comenzaba a hervir y sus dientes rechinaban de la furia, por nada del mundo iba a permitir que tocaran a su pareja, y estos desgraciados se habían atrevido a ponerlo como una ofrenda delante de Dios ¿Querían una ofrenda para su Dios? Pues se las iba a dar
...
¿Cuánto tardó? ¿Media hora? ¿Quince minutos? ¿Diez? Eso daba igual...había acabado con cada uno de los presentes en ese lugar, ni siquiera podía recordar con claridad cada corte y cuantas extremidades mutiló, su cuerpo parecía haber entrado en una especie de Frenesí, solo recuperó la cordura cuando nadie más parecía ir para atacarlo, recordando su objetivo principal se acercó a paso lento hasta donde estaba el albino, por cada lugar que miraba habían manchas de sangre y en su espada apenas se podía ver el color gris del metal, el vestido que traía puesto el albino también estaba cubierto en la parte inferior de rojo carmesí dando la misma sensación de su cabello, una lastima sinceramente, era bastante precioso
Cuando estuvo enfrente de su novio tomó sus mejillas soltando su espada en algún lugar cerca comprobando su pulso, debía que estar vivo, tenía que estarlo, sintió una débil pulsación en su cuello haciéndolo alegrarse un poco, bien, podrían curarlo si recibía atención medica de inmediato, iba a cargarlo cuando Jouno lo detuvo con un pequeño tirón en su manga, le sonreía de manera suave, como si no tuviera fuerzas para hablar siquiera
—Tetchou...si viniste... Ha...que digo, siempre lo haces —Soltó una risa que mas bien parecía un suspiro seguido de una tos que parecía del demonio
—¡Jouno tenemos que llevarte a un hospital ahora mismo! No podemos seguir habland-
—Shhh~ —Unos dedos en sus labios lo hicieron callarse, mordió su labio aguantándose las ganas de hecharce a llorar, estaba dando su último aliento...no llegaría a tiempo al hospital...si tan solo hubiera sido mas rápido... —Tetchou...tengo algo que preguntarte...
—Claro...responderé lo que sea... —Se arrodilló frente a el poniendo su cabeza en su regazo y tomando sus manos mientras las suyas propias temblaban como si sufriera de nervios
—Seré breve...no se cuanto pueda...segurir hablando...así que te preguntaré... ¿Por qué...te enamoraste de mi? Yo...tu contrario...la perso- ¡Cough cough! La...personificación...de lo que más...odias...
Hizo su última pausa, no podía seguir hablando, sin embargo abrió sus ojos para indicarle que al menos podría escucharlo por pocos minutos o tal vez segundos más. El castaño tragó en seco y sin pensar respondió
—No eres la representación de todo lo que odio Jou...eres la representación de lo que quiero cambiar, lo que es ser humano y de lo que alguna vez fui... —Alzó su mirada hasta el chico viendo como uno de sus ojos se cerraba poco a poco, solo podría hablar un poco más —Y sin embargo, fuiste la primera persona que no me traicionó, alguien a quien pude llamar compañero, quien me cuidó en tantos momentos que estuve al borde de la muerte... Prometí hace diez años devolverte todo lo que me diste, amor, protección y mi vida entera...pero —Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos sin poder controlarlas, aun así debía seguir hablando, no podía dejarlo a medias —Yo quería cuidarte como mismo tu lo hiciste conmigo...en la salud y en la enfermedad...en la prosperidad y en la pobreza...y-
—Y hasta que la muerte nos separe
Abrió sus ojos como platos solo por esa simple frase, una mano acarició los mechones de su cabello mientras el rostro del albino ahora reflejaba ternura y una sonrisa sincera, limpió las lágrimas de su novio que aún no sabía que ocurría
—Oh vamos Suehiro... ¿No olvidaste algo en mi pista? Creí haberte dicho que cada detalle era algo que iba a hacer~
—Una masacre y...una unión juntas... pero apenas y tenías pulso y-
—Bueno...estoy algo drogado debido a eso he~ pero debía ser realista cariño~
—¿Y estas personas?
—Son todos presos condenados a muerte pero ninguno podía moverse, aunque claro, aunque pudieran hacerlo dudo que tuvieran oportunidad. Parecías un animal salvaje, incluso a mi me asustaste
—Pero porqué lo- —Un anillo entrando en su dedo lo hizo callarse de golpe, fue entonces que se percató que el albino también tenía un anillo en su dedo, ademásun beso lo tumbó al instante al suelo, el albino se había abalanzado sobre el castaño besándolo con agresividad, pasión y cariño a la vez
—Si quiero Tetchou Suehiro~ —Por fin entendió de que se trataba todo esto así que con una sonrisa le siguió el juego al mas desconsiderado y psicópata novio que pudo haber tenido en esta y en cualquier otra vida
—También quiero ser tu esposo Jouno Saigiku
Se volvieron a besar con desesperación y ansias por parte de ambos por el frenesí del momento, dieron vueltas intentando dominarse y jugando el uno con el otro hasta que el mas alto habló de una forma horriblemente ronca y siniestra que hizo temblar a Jouno con miles de significados diferentes, se habían casado pero ¿A que costo? Se preguntaba el albino en estos momentos
—Estarás en abstinencia por medio año por el maldito susto de infarto que me diste hoy, no luna de miel, no París, no invitados y castigado en la casa sin poder salir ni torturar a nadie más
—¡¿Ha?! ¿¡Quién demonios te cre-
—¡Pues ahora tu maldito esposo!
Tetchou salió de ahí fácilmente soltando humo por las orejas mientras que Jouno temiendo por los castigos mencionados le rogaba que lo perdonara mientras lo seguía, no dudaba que después del susto y del malditamemte exagerado escenario que le había hecho de verdad pasara medio año en abstinencia sexual, que si, era su mayor preocupación de todos los castigos que le había mencionado
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