One-Shot (RinSagiRin)

By Ian-Sugoi

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Dueño y su híbrido cachondo O Un demonio y un Ángel viviendo su amor prohibido Dos One-Shot para agradecerl... More

Mascota [RinSagi]

Esperándote al Anochecer [IsaRin]

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By Ian-Sugoi

En Wattpad hay mucho RinSagi y me gusta... PERO EN TWITTER TENGO MUCHO MATERIAL ISARIN y también me encanta jsjaksjaksj así que no me quedé con las ganas xd...

Por cierto esto lo ví en Youtube,.en un vídeo de demonios y así... No recuerdo el nombre del vídeo :'b lo ví hace unos meses

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Hace un tiempo en el reino de los cielos vivió un hermoso ángel de piel blanca, cabello azul oscuro, orejas puntiagudas y una mirada encantadora azul que junto a su brillante sonrisa y alas blancas como la nieve lo hacían ver tan encantador.

Su nombre: Yoichi

Uno de los angeles más alegres y curiosos del cielo, él amaba a los humanos, amaba cuando ellos le cantaban a Dios y en sus oraciones pedían de sus ayuda.

Muy pocas veces fue mandado a la tierra a cumplir alguna misión y de esas veces quedó maravillado del mundo humano, sus costumbres y tradiciones.

Desde entonces empezó a escaparse en las noches para investigar sobre aquellos seres tan curiosos, 4 noches a la semana baja al mundo para escuchar la música, ver a los humanos bailar, comer, reír y jugar.

Pues en el reino de Dios todo eso estaba prohibido, su no eran canticos adorando a su padre, todo lo demás era inaceptable en el cielo y solo en la tierra podía bajar y disfrutar de la música humana.

Lastimosamente, Yoichi no podía esconder sus alas, haciendole imposible su deseo de ir hacia los humanos y unirse a su danza y festejo, por eso el ángel se tenía que  conformar con bailar solo, bajo la luz de la luna en ese bosque oscuro que estaba al lado del pueblo al que el ángel iba.

Pero una noche, se encontró con un demonio que también visitaba el mundo humano en busca de diversión.

Por mucho tiempo, estuvo observando al curiosos ángel que bajaba para ver a los humanos, se le hacía gracioso y hasta algo tierno al ver cómo el hermoso ser bailaba solo al compás de la música, imitando pasos que de seguro vio hacer a los mortales.

Él al ser un demonio, era todo un experto en el engaño y desde que vio al ángel, se acercaba a este en forma de diferentes animales, para no asustar al ángel y poder apreciarlo de más cerca.

Así fue, hasta que una noche, se presentó tal y como era al ángel Yoichi. Como todas las veces, el ángel había llegó al mismo bosque esperando el momento en que la música empiece y los humanos lleguen a bailar.

La emoción pintaba en esos enormes ojos azules y su sonrisa solo demostraba más su emoción, o eso fue antes de escuchar una voz detrás suyo.

— ¿Que hace un hermoso ángel en el tierra? — una voz grave, joven y encantadora le hizo tensar en su lugar — se sabe que las reglas del cielo son más rigurosas y fuertes, recuerdo también que el contacto con los humanos estaba prohibido a menos que sea una misión que el ángel deba cumplir — Yoichi se armó de valor y con firmeza volteo para enfrentarse a quien sea que esté detras, pero al hacerlo, sus ojos simplemente pudieron abrirse de sorpresa — Nosotros, podemos romper nuestras reglas al antojo, al fin y al cabo, hacer el mal, es nuestro trabajo — se plantó frente al ángel quien lo veía atentamente.

— Yo... Amo las fiestas — respondió algo tímido, desviando su vista hacia el pueblo, podía sentir su rostro cálido y es que se dió cuenta que vio por mucho tiempo al demonio frente a él, pero se sintió hipnotizado por esos hermosos ojos turquesas, largas pestañas y ese cabello negro con toques verdes, pero tampoco podía ignorar los colmillos que logro ver cuándo el demonio hablo, mucho menos esos cuernos en su cabeza y esas alas igual a las suyas, pero de color negras — Pero, solo puedo disfrutarlos desde lejos — suspiro y su mirada azul tuvo un toque de tristeza al ver el pueblo

El demonio sonrió —Yo puedo venir e ir entre los humanos, con mi magia puedo cambiar mi apariencia — se señalo — y también puedo hacerlo contigo — lo señalo

El ángel lo vio con duda — ¿Por qué me ayudarías? ¿Qué ganas tú con eso? — respondió y retrocedió unos pasos

— Solo te pediré una cosa — el demonio levantó una mano y una luz roja la envolvió - Baila conmigo — la luz roja recorrió el cuerpo del demonio, quien ante la mirada sorpresiva del angel, vio como los cuadernos, los colmillos y las alas desaparecían, dándole al demonio una apariencia más normal, más humana.

Aún así, Yoichi dudaba, desde que fue niño le enseñaron que los demonios eran seres engañosos, tramposos y mentirosos, su vista fue al pueblo en donde la música empezaba a escucharse, entonces agarrando con fuerza su túnica vio al demonio.

— Acepto — dijo firme y el demonio sonrió, levantó la mano y está vez envolvió al ángel, quien también vio como sus alas desparecieron, su túnica cambio a una humana y sus orejas puntiagudas se hicieron pequeñas — Wow — sus orbes azules brillaban al verse como un humano.

Nunca antes vio un poder así y eso solo le hizo pensar, que el demonio, era un ser poderoso.

El demonio de pronto hizo una reverencia y estiró el brazo hacia el ángel — Hermoso ángel, le daría el honor a este simple demonio de acompañarlo a un baile está noche — el angel vio la.mano hacia él y una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro

— Soy Yoichi — agarro la mano y los ojos turquesa lo vieron

— Rin — respondió el demonio y en un silencio cómodo ambos se dirigieron al pueblo.

Cerca de una cantina las personas reían, bailaban y cantaban, el pueblo nunca se negaban a pasarla bien en una fiesta, al llegar Yoichi no pudo evitar mirar todo con emoción, habían tantos colores y deliciosos olores por todo el lugar.

Una nueva canción empezó a reproducir y el demonio tomo en brazos a Yoichi, guiandolo al centro de la pista.

— Espera — El ángel miraba nerviosos a los lados, se acercó al mayor y murmuró — ¿Y si no lo hago bien? —

Rin sonrió y despejando la frente de los cabellos azules, le dió un beso — No te preocupes, te Vi muchas veces bailar en el bosque ¡Solo déjate llevar! — tomo una mano de Yoichi y la otra fue a su cintura, ayudándolo a empezar a moverse

Al principio los movimientos eran lentos y torpes, pero poco a poco Yoichi empezó a seguirle el ritmo, siendo unas cuantas canciones despues que ya se sentía libre y alegre de bailar con aquel demonio, llamaron la atención de algunas personas que pensaban que solo eran una joven pareja de novios.

Nadie sospechaba que en medio de ellos un ángel y un demonio disfrutaban de esa fiesta.

Luego Rin, invito al ángel unas bebidas y comidas humanas, dejando al peliazul maravillado por los sabores que podían crear los mortales.

Yoichi estaba fascinado esa noche, probando cosas nuevas y al fin pudo bailar con alguien de la música humana.

Antes del amanecer ambos seres se dirigieron entre risas al bosque, donde el demonio quito su magia regresando sus verdaderos aspectos.

— Gracias por lo de esta noche, me divertí mucho — sonrió el ángel ya con sus alas — Aunque debo confesar que al principio dude de si seria una buena idea confiar en ti, sabiendo que lo único que quería era bailar conmigo — los ojos azules lo veían con una brillo de emoción

El demonio se acercó — ¿Cuando dije que bailar era lo único que quería? — la sorpresa dibujo el rostro del ángel

— ¿Qué? - murmuró y no supo que hacer cuando Rin se acercó y tomando su mentón, unio sus bocas en un tierno y pequeño beso

— Sería muy estúpido de mi parte, estar a lado de un ser tan bello como tú y conformarme solo con bailar — sonrió con picardía cuando vio el rostro sonrojado del ángel — me has gustado desde la primera vez que te vi en este bosque, y desde entonces no eh podido dejar de pensarte — paso su mano con cariño en la mejilla del peliazul

— Esto, no puede ser — murmuró y se alejo unos pasos del demonio

— ¿Por qué somos de especies diferentes? — habló y se acercó unos pasos — te recuerdo que las reglas no van conmigo, yo en serio te quiero — colocó una mano sobre su corazón — Así que, mírame a los ojos y dime qué tú no sientes nada por mi —

— No, yo no... — los ojos del ángel no podían apartarse de los turquesa, Yoichi no estaba seguro de amarlo, pero estaba seguro que algo en el demonio llamaba sus atención — Debo irme — no pudiendo afirmar o negar decidió irse

Rin solo sonrió por la actitud tímida del ángel, le pareció tierno que no allá negado que siente algo por él.

— Si deseas vivir algo como lo de esta noche, regresa a este bosque, siempre estaré esperando al anochecer — sonrió cuando los ojos del ángel lo vieron son un brillo de emoción antes de desaparecer por un portal — Yoichi — murmuró y su lengua paso humedeciendo sus labios.

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Toda la mañana la mente de Yoichi fue un caos, no podía dejar de pensar en lo divertido que fue estar con los humanos, mucho menos... De tener la compañía del demonio.

Estando seguro de lo que quería, esa noche, decidió volver a ir, abrió un portal y al pasarlo, se encontraba en medio de aquel bosque de siempre, estuvo unos minutos solo, pensando en si Rin de verdad llegaría.

Hasta que de entre la oscuridad lo vio salir, no pudo evitar que sus ojos brillarán y una sonrisa se formará en su rostro — viniste — su voz se escuchó aliviada y Rin no pudo evitar reír

— En serio pensaste que te dejaría — Yoichi empezó a jugar con su túnica

— Bueno, yo... — no termino de hablar pues el demonio había dejado un dedo sobre sus labios

— Es cierto que al ser demonios tenemos facilidad al engañar — quito su dedo y acaricio el rostro del ángel — y por eso mismo cuando decimos la verdad, tiene más peso que cualquiera otro ser  —

Los ojos azules no se apartaron de los turquesa, Yoichi sentía su corazón latir con fuerza y quería saber que era ya que nunca le pasó algo así.

— Ahora dime, mi hermoso ángel ¿Qué quieres de mi? — Rin se acerca a pasos lentos hacia Yoichi, quien se quedó acorralado al tener un árbol gigante detrás de él — Yo ya te dije que me gustas ¿Y tú? —

El ángel colocó una mano en el pequeño del demonio y lo miro con firmeza — Me gusta estar contigo, me haces feliz — murmuró y la mirada sorprendida de Rin no se hizo esperar

No se esperaba esas palabras del ángel, y ver esos hermosos ojos azules verlo con un brillo de emoción causó algo en su corazón, él que era una persona seria e imperturbable, había tenido un sonrojo y una sonrisa temblorosa al ver el tierno rostro de su ángel.

— Haré todo por ti si sigues viéndome con esos hermosos ojos tuyos — murmuró y para su sorpresa, está vez fue el ángel quien jalo de sus ropas para unir sus labios en un beso.

Yoichi estaba intrigado, una parte suya le divertía la forma tan pícara y coqueta del demonio, pero otra parte suya amaba la forma tan cariñosa y aveces tierna que podía tener Rin.

— ¿Quieres ir de nuevo al pueblo? — pregunto con cariño el demonio

— Me gustaría — asintió feliz el peliazul, haciendo sonreír a Rin.

Quién con su magia volvió a desaparecer sus características como ángel y demonio, siendo capas de ir a convivir con los humanos.

Así pasaron un mes, empezando a vivir un amor prohibido que creció en la tierra de los humanos, Yoichi empezó a escaparse todas las noches y Rin siempre lo esperaba con una sonrisa para ir con los humanos y disfrutar de lo que ellos ofrecían.

Todas las noches antes de separarse, Yoichi agradecía a Rin con un beso, haciendo que el sentimiento de ambos creciera por el otro.

Gracias a al ángel, Rin aprendió lo que era el amor, la ternura de un ser y la belleza de la vida, Yoichi por su parte, aprendió a no dejarse llevar por los comentarios de los demás sin antes conocerlo con sus propios ojos.

Nadie podía saber sobre lo suyo, sus encuentros en el mundo humano eran solo romance y pasión, Rin amaba la la alegría y dulzura de su ángel y Yoichi adoraba el descaro y cariño que su demonio le ofrecía.

Vivían como si esa noche fuera sus último día, incluso una noche hicieron el amor en un hotel de aquel pueblo, pues no sabían que sería de ellos al día siguiente, sabían que algún día alguien de sus mundo los descubriría y no estaban de seguros de que sería de ellos.

Por eso, esa noche, siendo la luna testigo de su amor, Rin se entregó a Yoichi, quien con mucho amor y cuidado hizo suyo al demonio de ojos turquesa.

Juntos se sentía plenos, ambos confiarían su vida en las manos del otro sin pensarlo porque sabían cuando se amaban.

Y entonces la mala suerte llegó.

Un día Rin se quedó esperando a su hermoso ángel, como todos los anocheceres en el mismo bosque... Pero Yoichi no llego.

Noche tras noche, con nerviosismo el demonio esperaba la llegada de su amado que no aparecía, empezaba a preocuparse, penado que algo malo pudo haberle pasado en el cielo, necesitaba saber que tenía... Pero tampoco quería iniciar una guerra con los angeles, así que tuvo que mantenerse tranquilo hasta que su amado llegara.

Fueron días difíciles para Rin, hasta que al décimo día Rin fue al bosque como siempre y está vez, vio como un portal se abría y de él, sus amdo angel salía.

— ¡Yoichi! — no pudo evitar gritar emocionado y fue corriendo hacia él para abrazarlo, siendo el ángel quien lo recibió gustos — Joder, no sabes cuan preocupado estaba ¿Que te paso? ¿Te hiciste algo? — se separó del abrazo y empezó a inspeccionar a su pareja, recibiendo una risa calmada de su ángel

— No, no, estoy bien — agarro el rostro de Rin y le dió un beso, solo entonces el demonio se dió cuenta de la mirada triste del ángel

— Amor ¿Que pasa? — está vez él tomo el rostro de Yoichi cuando lo vio suspirar

— Mis superiores me han pillado — Rin sintió su cuerpo tensar — Saben que vengo al mundo humano, y creen que tengo un romance con uno de ellos, por eso me castigaron y me encerraron para reflexionar sobre mis acciones, apenas hoy me liberaron y no dude en venir a verte — sonrió con cariño antes de abrazar por la cintura al pelinegro

Rin solo escucho, sabía que en el cielo se tomaban muy en serio los castigos cuando un ángel rompía una regla, el por su parte no sufriría nada, Rin era un príncipe de las tinieblas, por lo tanto lo que él dijera, era ley y nadie estaría en su contra, pero no era lo mismo para los angeles.

Yoichi sufriría mucho y auwnei Rin quisiera protegerlo no podría hacer nada en el cielo, pues eso empezaría una guerra y conocía tan bien a su amado ángel que sabía que eso no le gustaría nada.

— Está noche solo quédate a mi lado — susurro Yoichi viendolo a los ojos con mucha ternura

— Lo que tú quieras, mi bello ángel — Respondió Rin y ambos se sentaron en medio de ese bosques en donde el demonio rodeo a su amado con sus alas, protegiéndose del frío y se quedaron ahí, solo hablando y dándose besos de vez en cuando.

Antes de que la noche acabará ambos se veían con tristeza, ninguno quería soltar la mano del otro, deseando que ese minuto se hiciera eterno, hasta eu al fin, Yoichi le dió un beso al pelinegro y le sonrió para tranquilizarlo.

— No te vayas, quédate conmigo, vivamos en este mundo sin preocuparnos de nuestros mundos — la voz de Rin salió desesperada, se sentía mal — Siento que no volveré a verte si te dejo ir ahora — dijo y vio a su ángel sonreír con tristeza

— Volveré, no importa si tardo, confían en mi — volvió a unir sus labios en un dulce beso antes de desaparecer en un portal

A Rin no le quedó de otra que regresar al infierno, sintiendo que el día era eterno, solo esperando con ansias cuando la noche llegará.

Cuando el sol empezó a ocultarse, como cada anochecer, Rin fue al bosque esperando encontrar a su amado.

Las horas pasaban y Rin estaba nervioso al no ver a su ángel, estaba pensado seriamente en meterse en problemas con los angeles, cuando vio un portal abrirse y de ahí salió el peliazul.

— Yo... — no termino de hablar cuando ya tenía el cuerpo tembloroso de su ángel abrazándolo — Amor ¿Que tienes? — pregunto algo asustado al escucharlo llorar

— Perdón, Rin — escucho apenas, cuando de la oscuridad un otro ángel apareció, era más alto que si amado, de cabello rubio y mechas azules y ojos del mismo color.

— Yoichi, tenemos que regresar al cielo, tienes prohibido regresar al mundo humano o de lo contrario se te arrancarán las alas y serás condenado al destierro — el ángel no lo había visto pues estaba leyendo el pergamino, pero cuando terminó de leer llevando su vista y se sorprendió al ver a Rin — ¿¡Un demonio!? ¿Está es la razón de tus escapadas nocturnas? ¡Has perdido la cabeza! — el enojo se vio en aquel ángel

Rin se enojo por la forma en la que le hablaron a su
Yoichi e iba a defenderlo, pero su amado lo detuvo

— No, Rin, si peleas, ocasionaras una guerra — la voz de Yoichi lo tranquilizó

— ¡Yoichi! ¡Es un demonio! ¿Acaso de hechizo o lavo tu cabeza? — el ángel se acercaba, pero el peliazul deba pasos hacia atrás, alejándose

— Él no me ha echo nada de eso, fue decisión mía venir acá y estar a su lado — habló con firmeza

— Que vengas al mundo humano y espies sus costumbres es una cosa, pero que vengas para verte con un demonio es una vergüenza — escupido con odio

— ¡Está bien! ¡Cortenme las alas si quieren! Pero no volverán a encerrarme, no pienso regresar — su mirada azul tranquila, era una tormenta ahora

— Te arrepentirás — fue lo último que dijo el otro ángel antes de desaparecer, solo entonces Yoichi suspiro

— Amor — llamo el demonio

— Es una bonita noche — susurro el ángel — Vamos al pueblo ¿Si? — el peliazul lo vio y Rin no pudo resistirse

Bajo sus falsas identidades se fueron de nuevo al pueblo para hospedarse en un hotel.

— Cariño ¿Que piensas hacer? — ya estaban en la habitación y Yoichi no había dejado de mirar el cielo — No puedes perder tus alas —

— Por favor — el ojiazul volteo a verlo con una cálida sonrisa — está noche no quiero pensar en eso, hoy solo quiero amarte, demostraré cuando te amo — se acercó a él y empezó a besarlo.

Luego de unos minutos en la habitación Yoichi veía con amor al demonio bajo suyo, sus labios entre abiertos soltando suaves gemidos, sus pestañas mojadas de lágrimas por el placer, su rostro sonrojado y la piel pálida manchada de sus besos y mordidas.

— Te amo, Rin — susurro sobre los labios del pelinegro cuando sintió que este lo apretaba más, dándole señales de que estaba por correrse

— Amado ángel, te amo — dijo Rin antes de unir sus labios con los del peliazul cuando el se corrió y segundos después Yoichi se corrió dentro de él.

Hacia pasaron unos días de tranquilidad, paseando por el pueblo, dándose amor y diciéndose cuánto se querían. Rin estaba seguro que Yoichi no dudaría en dar sus alas si con eso ello dejaría en paz al ángel y estarían unidos, pero esa idea no le gustaba para nada.

Durante esos días, no volvieron a tener vistas del ángel Kaiser, y ellos la pasaban felices disfrutando su compañía, pensando que a los superiores de Yoichi habían olvidado la idea de desterrarlo, pero el castigo estaba por convertirse en algo peor.

Una mañana, una paloma blanca entro a la habitación que compartían, está llevaba una nota del cielo que al leerla, Yoichi no pudo evitar su preocupación.

— ¿Que ocurre, cariño? — habló Rin, pues vio como su amado ángel se tenso al terminar de leer la carta

— Dice que mis superiores me perdonaran y olvidarán el castigo si decido volver ahora — paso saliva con dificultad — o de lo contrario, mis hermanos y yo seremos exiliados del cielo, ya que la unión de un demonio y un Ángel es deshonor de hermandad — dijo, pues los angeles nacen en grupos, y eso significaría que todos los angeles que nacieron cuando Yoichi nació serán exiliados sin tener culpa alguna.

— No entiendo ¿Por qué tanto interés en ti? No podrían solo dejarte ir — habló algo molesto, había escuchado de otros ángeles que se habían enamorado de demonios y los dejaron seguir, un ejemplo era su hermano Sae, primer principe del infierno y un Ángel que parecía más demonio que él llamado Shidou

— Es porque soy elegido a suceder a Arcángel — suspiro — no es algo que nosotros elijamos, los mismos arcángeles escogen discípulos a los que entrenan para después tomar su lugar —

— Yoichi — susurro con tristeza Rin, comprendiendo ahora

— Algunos sabían sobre mis escapadas al mundo humano, pero al creer que solo era curiosidad me dejaban venir — volteo a verlo y con su mano derecha le acaricio la mejilla a Rin — supongo que nunca pensaron que en la tierra encontraron Ale amor, y mucho menos que sería con un demonio — le pellizco la mejilla

— Yoichi — habló con cariño

— Antes de conocerte mi vida era tranquila — sonrió — pero ahora que se de tu existencia, no puedo imaginarme una vida sin ti — se acercó y le dió un beso — Sabes no me importaría que me corten las alas, que me arranquen una a una las plumas si con eso podría estar contigo — recargo su agenda en el hombro de su amado — pero no puedo permitir que otros sufran por mi culpa, mucho menos sabiendo que mis hermanos sufrirán, ellos que de seguro no saben nada  —

— ¿Por qué lo piensas? —

— porque si están haciéndome volver a la fuerza, es porque quieren que se arregle solo entre los altos mandos, si todos supieran que me un sucesor a Arcángel se enamoro de un demonio, sería todo un escándalo en el cielo — sonrió

— Creo saber cuál es tu respuesta — habló con tristeza

— Lo siento, Rin — unas lágrimas cayeron de sus ojos — este es mi límite — Rin abrazo al peliazul

— No te disculpes, sabe que verte triste, es lo único que puede dañarme — beso la frente del ángel.

Yoichi entonces mando un mensaje con la paloma, en donde avisaba que regresaría al cielo esa misma noche.

Rin entonces decidió pasar sus últimos momentos al lado de su amado ángel, en donde se decían de todo y nada al mismo tiempo, se daban pequeñas caricias y besos tiernos.

El anochecer llegó y ambos se dirigieron al bosque. En medio de la oscuridad Rin dejo el hechizo haciendo que ambos regresarán a su forma original.

— Oh, hermoso ángel — el peliazul vio con una sonrisa a Rin haciendo una reverencia — me consejería un último baile — los ojos de Isagi se cristalizaron y sin responder tomo la mano de Rin

Está vez sus cuerpos bailaban sincronizadamente, sin ningún disfraces, sin sus falsas identidades, está vez siendo tal cual eran, sus alas se movían con ellos, ángel y demonio se sonreían con amor y tristeza en los ojos.

— Recuerda que siempre te amare mi hermoso ángel de ojos azules — Susurro cerca del oído del ángel

— Siempre de amare, mi príncipe demonio de ojos turquesa — una lágrima salió del ángel cuando sonrió con cariño

Su baile termino cuando vieron un portal abrirse frente a ellos, de ahí salió un poderoso ángel, Rin lo conocía como San Miguel.

— Noa —  Yoichi hizo una reverencia

— Es inesperado, pero realmente curioso — habló el arcángel al ver cómo Yoichi y Rin se habían tomado de la mano, los rumores de un ángel y un dominio teniendo un romance eran ciertos, después de todo

El ángel suspiro con tristeza — Adiós, Rin — un tímido beso fue lo último que le dió al demonio antes de caminar hacia el Arcángel.

Rin podía sentir su propia corazón palpitar rápido, no quería que Yoichi se fuera, no quería que lo dejara. Y sabía que su amado ángel pensó lo mismo pues a mitad del camino el peliazul volteo con lágrimas en los ojos y corrió hacia el llorando

— NO PUEDO, NO PUEDO DEJARTE, TE AMO TANTO QUE ME DUELE TENER QUE IRME — Las lágrimas del ángel mojaban el hombro del demonio y Rin se dió cuenta después que el tambin estaba llorando, al ver gotas mojar la ropa de su amado.

Odiaba ver a su amado ángel llorar, Yoichi que era un alma alegre y sonriente, ahora solo sollozaba en sus brazos y no lo quería soltar.

Rin se sentía culpable de causarle dolor a su hermoso ángel de ojos azules, si tan solo no lo hubiera buscado, sin tan solo nunca le habria invitado a bailar, si tan solo no le hubiera robado su primer beso, si tan solo no se hubieran entregado en cuerpo y alma... Yoichi no estaría sufriendo ahora.

Solo entonces, Rin decidió tomar una drástica decisión, tomo a Yoichi del rostro y lo beso con tanta pasión.

— Si algún día, mi recuerdo llega a tu mente, regresa al bosque, estare esperándote al Anochecer — sonrió con cariño, mientras apartaba unos mechones azules de su frente

— ¿A qué te refieres? — pregunto y luego sintió los labios de Rin en su frente.

Ante la mirada atónita del arcángel, vio el cuerpo de yoichi caer inconsciente.

— ¿Que le has hecho? — pregunto preocupado y se acercó, el demonio solo acaricio el rostro del ángel y lo abrazo con fuerza

— Solo quise aliviar su dolor — se acercó al arcángel y le entrego el cuerpo de Yoichi — eh borrado cada recuerdo que ha tenido conmigo, ahora no puede recordarme — su voz estaba apagada, al igual que sus ojos

— ¿Estás diciendo que ha olvidado haberte conocido? — el arcángel vio al ángel desmayado en sus brazos

— exactamente — el demonio empezó a alejarse

— Tú, tu eres Rin Itoshi, segundo principe del infierno — dijo y vio al mencionado asentir — ¿Cómo te atreviste a posar tus ojos sobre un ser tan puro? ¿Te divertiste robándole su corazón? — menciono indignado

— ¿Yo? — sonrió con tristeza — Aquel ser que llevas en tus manos, es quien se a llevado mi corazón para siempre — señalo a Yoichi — lo amo tanto, que si por mi fuera hubiera arrasado con la mitad de ustedes si con eso nos dejarían en paz, pero, a él no le gusta que demás sufran por nuestro amor —

— que arrogante —

— Y lo soy, pero por ahora solo eso puedo ofrecerle, algún día cambiaré las reglas de los reinos, solo para que él pueda estar conmigo — dicho eso último, desapareció en la oscuridad

Noa vio al ángel en sus brazos — Quien diría que un ángel tan joven, lograría domar a una de las peores bestias del infierno — dicho eso volvió al cielo y tal como el demonio dijo, Yoichi despertó sin recordar nada.

Sus superiores nunca le contaron nada y el ángel siguió con sus estudios para ser arcángel, tiempo después su curiosidad por los humanos y su música regreso, volviendo a escapar a la tierra, pero está vez siendo seguida por un guardia para ver que el demonio no aparezca de nuevo.

Pero al ver que no había señal del demonio, el guardia dejaba al ángel seguir su camino.

Yoichi sin embargo sentía que algo en su vida faltaba, como si algo muy importante hubiera olvidado y una sensación de tristeza abrazaba su cuerpo cuando bailaba solo en el bosque.

Son embargo, algo que Yoichi y el guardia no sabían es que Rin si llegaba, pues cumplió su promesa de siempre esperarlo al anochecer, pero está vez venía en forma de un pequeño ave de color negro con manchas turquesas que siempre volaba al rededor de Yoichi e incluso se posaba en sus manos.

Rin se conformaría con ver la sonrisa de su hermoso ángel de ojos azules, su hermosas alas blancas y su blanca piel. Por ahora estaría feliz con eso.

Pero sin duda algún día su hermoso ángel, volvería a estar con él.

(.......…………………………….........)

N/A

FUAAA si está relargo jamjsa con casi 5000 palabras xdxd

:'3 en los fic de angelxdemonio... El ángel siempre es el bottom, kajska así que nooo, yo quería a Rin bottom está vez, quien lo allan leído espero les gustará  :'3

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