–¿Por qué? Se que no soy bonita como las modelos con las que has salido pero no estoy tan mal.– dije apenada viendo al piso.
–Eres perfecta, y muero por besarte...pero no de esta manera, acabas de terminar una relación y estás borracha.– dijo Pato alzando mi cara.
No supe que decir solo me quedé perdida en sus ojos cafés, había un nudo en mi garganta atormentandome pero sabía que nada de lo que dijera cambiaría la situación.
–Esta bien.– dije asintiendo mientras me alejaba, debía de conservar la poca dignidad que me quedaba.
Pato me intento sacar plática en el camino a mi casa pero yo no tenía mucho que decir, mi mente se había apagado por completo y no podía pensar en nada. Llegamos a mi casa u me despedí de el con un simple adiós antes de entrar, no quería despertar a nadie así que intentaba ser lo más cautelosa posible.
–Que seas adulta ni significa que puedes llegar cuando quieras.– dijo mi mamá prendiendo la luz, pegué un brinco del susto y voltee a verla.
–Wow, tu aparición de villano de James Bond.– dije cuando me calmé.
–Amelia, se que ya eres mayor y supuestamente puedes llegar a la hora que quieras, pero sigues viviendo en mi casa, a si que tú hora límite son la una.– dijo mi mamá cruzando los brazos.
–Pero a esa hora apenas está empezando, antes solo están los adolescentes.– dije con una mueca.
–Pues cuando vivas en tu propia casa puedes decir que hora es adecuada para llegar.– dijo enojada.
–¿Cómo voy a tener mi propio casa si cada vez que saco el tema enloqueces y no me dejas hablar? Siempre cambias el tema y ahora me dices que solo puedo llegar tarde cuando tenga mi propia casa.– dije empezando a enojarme, mi mamá se quedó callada viéndome, sabía que le costaba el "dejarme ir" pero era absurdo lo que estaba diciendo.
–Bien, a partir de mañana te cobraré renta en lo que encuentras una nueva casa.– dijo mientras regresaba a su cuarto.
–¿Es enserio? Mamá te amo mucho, de verdad que si, pero esto se siente más como un berrinche.– dije intentando no reírme, mi mamá era muy madura por lo general, no se que le pasaba en ese momento.
–¿Berrinche? Ahora crees que puedes juzgar mis decisiones, Amelia, entiendo que apenas eres adulta y sientes que te puedes comer el mundo, pero no es así y cuando te des cuenta vas a desear haberme tratado mejor.– dijo antes de azotar la puerta.
Negué con la cabeza antes de subir a mi habitación, hasta se me había pasado la peda, la verdad sabía el porque mi mamá era así conmigo, cuando mi hermano se mudo no hubo tanta batalla, pero el se mudo a unos veinte minutos de dónde vivimos, mi mamá sabe que yo me mudaría más lejos, claro que ya tenía una casa en Londres y a veces me iba a vivir ahí pero siempre que regresaba me regañaban. Me pase toda la noche buscando un apartamento, no dormí hasta encontrar algunos que me gustarán.