Por el bien de los mundos! Me...

By jancaflow

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[Fanfic Crossover] Los humanos del planeta tierra habían llegado muy lejos con la ciencia y su curiosidad por... More

Aclaraciones
Prólogo
Capitulo [1]
Capitulo [2]
Capitulo [3]
Capitulo [4]
Capitulo [5]
Capitulo [6]
Especial de Navidad.
Capitulo [7]
Capitulo [8]
Feliz año nuevo
Capitulo [9]
Capitulo [10]
Capitulo [11] (+18)
Capitulo [12]
Capitulo [13]
Capitulo [14]
Capitulo [15]
Capitulo [16]
Capitulo [17]
Capitulo [18]
Especial Navidad 2022
Capitulo [19]
Capitulo [20]
Capitulo [21]
Capitulo [22]
Capítulo [23]
Capítulo [24]
Capitulo [25]
Capitulo [26]
Capitulo [27]
Capitulo [29]
Capitulo [30]
Especial 40k
Capitulo [31]
Capitulo [32]
Capitulo [33]
Especial 50k
Especial 50k [2] Final
Capitulo [34]

Capitulo [28]

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By jancaflow

Nota del autor: Desafortunadamente, a partir de la próxima semana tendré otra pausa debido a que estoy en la recta final del semestre. Regresaré, espero hasta el 27 de mayo o posterior. Si puedo regresar antes antes, lo haré.

Muchas gracias por su comprensión.

(...)

Arthur Meyer ha sido el chofer de la familia Midoriya desde que abandonó el ejército checheno hace décadas. Había tenido el honor de transportar a la exlíder, Inko Midoriya, desde su temprana infancia, así como a su hijo Izuku Midoriya, quien actualmente es su jefe y el líder de esta extravagante familia.

Los había llegado a conocer de diversas maneras, como en las conversaciones que se daban en los viajes más tediosos. Debido a eso, llegó a respetarlos por cómo lo trataban de manera amable. Por otro lado, hubo ocasiones en las que él llegó a conocer a las personas con quienes se casaron, y tenía sus propias opiniones acerca de ellos.

Comenzando por el esposo de la señorita Inko, Hisashi, quien se mostraba como una persona alegre y bromista cuando tomaba su vino vespertino, pero algo serio cuando estaba sobrio. Era común que hiciera comentarios fuera de lugar en las pláticas que tenía con Arthur, en los cuales hacía claras referencias a otras mujeres y sus atributos. Afortunadamente, Inko siempre estaba presente en esas ocasiones y lo ponía en su lugar inmediatamente cada vez que sacaba el tema a colación. Aunque Arthur no podía decir que Hisashi era un esposo ejemplar para su señora, podía afirmar que el amor que sentía por ella era real y se reflejaba en pequeños detalles, como en la forma en que la miraba. Incluso cuando no discutían, Arthur podía ver en el espejo retrovisor a Inko sonriendo, enamorada y riendo por las ocurrencias de su esposo. Todo esto, a pesar de que en el pasado llegaron a divorciarse.

Desafortunadamente, para el antiguo chofer, no podía decir lo mismo de la pareja actual del joven señor Midoriya. Su nombre es Ruby Rose y para su sorpresa, ella no era de la Tierra sino de otro mundo llamado "Remnant". Actualmente, sabía poco sobre ese lugar, solo que había paz con la Tierra.

Él no estaba familiarizado con la idiosincrasia de la gente en Remnant en cuestiones románticas o matrimoniales. Aun así, podía afirmar con toda seguridad que el estado del matrimonio de la pareja no era normal ni saludable. Estaba muy lejos de la pareja feliz y llena de vida que se mostraba en las cámaras de la farándula, y la imagen que mostraban al resto de la familia, incluida la madre de su señor, era falsa. La realidad era que el matrimonio que él veía a través del retrovisor era uno sin vida y aburrido.

La mayoría de las veces que la pareja solicitaba sus servicios de transporte, veía como se sentaban en diferentes lados del vehículo. Su señor solía mirar el paisaje con una expresión bastante triste y ocasionalmente volteaba para mirar a Ruby. Era más que evidente que quería su atención y poder hablar de lo que les pasaba.

Por otro lado, la señorita Ruby muchas veces evitaba hacer contacto visual. De hecho, en ocasiones, ella incluso le lanzaba miradas de repulsión a su señor cada vez que su mal humor se hacía notar.

Cuando los viajes no eran tan silenciosos, había discusiones entre ellos. En muchas de estas discusiones, Ruby lanzaba comentarios poco alentadores, como:

"¿Qué quieres? ¿No puedo disfrutar mi último día de libertad antes de volver a mi verdadero hogar?"

Por su parte, su señor decía:

"Lo hago por nuestro bien. ¡Entiéndelo!"

No podía culpar completamente a su señor por su infelicidad matrimonial. Era más que evidente que la que menos cooperaba en cuanto a la comunicación era Ruby y sus constantes reclamos sobre la poca comunicación que había entre ella y sus familiares y amigos en el otro mundo.

Desafortunadamente, la infelicidad en el matrimonio de su señor no parecía terminar. Las cosas empeoraban cuando solicitaban viajes individuales y sus situaciones eran dignas de un drama.

Su señor era más comunicativo con él cuando estaba solo. En esos momentos, le contaba que se sentía culpable porque estaba tentado a engañar a Ruby y arriesgarse a un escándalo de relaciones públicas, siendo el líder de su organización de paz. Además, también le confesó que había recibido varias ofertas de ese tipo, incluso confesiones de amor por parte de heroínas como Mt. Lady y aun así, las rechazó. Aún si llego a tener sentimientos con alguna de ellas.

Izuku, incluso sabía de antemano que su esposa no pensaba de la misma manera, y se había atrevido a tener una aventura con un hombre con quien había tenido un pasado romántico. A pesar de esto, su señor decidió ignorar el hecho y hacer todo lo posible para que la familia no se enterara. Hasta el día de hoy, Arthur no podía concebir la razón exacta del por qué su señor perdonaba a su esposa por estas faltas tan graves a su matrimonio. Incluso llegó a hablar con los sirvientes, empleados y testigos para que guardaran silencio sobre este tema, incluyéndolo a él. A pesar de todo, respetaba las razones por las cuales su señor dejaba pasar esta situación.

Por otro lado, la señorita Ruby era menos comunicativa cuando estaban a solas en un viaje, a diferencia de su esposo. Además, era bastante grosera y despótica hacia la persona de Arthur, e incluso hablaba blasfemias hacia su señor y su familia. Un ejemplo de ese comportamiento recordado con desagrado por Arthur fue la Navidad del año pasado, donde ella se dirigió a él con insultos y le exigió guardar silencio sobre su aventura y sus encuentros extramatrimoniales.

"Oye, idiota. Veo que eres leal a mi marido y a esta estúpida familia. Así que te diré esto, ya que eres uno de los que contribuyen a que esté atrapada en esta maldita jaula de oro... Como sea, cómo ya sabrás, estaré cogiendo a Jaune por horas en el motel donde me llevarás, y supongo que Izuku ya te habrá informado de que guardarás silencio. Pero últimamente, esa perra de Inko está sospechando y cuando te pregunte personalmente, ya sabes qué decir. Sé un buen sirviente y no arruines lo único que me hace sentir viva".

Desafortunadamente, la mayor parte de los encuentros extramatrimoniales de la señorita Ruby seguían la misma conversación con insultos agregados como una nueva normalidad. Durante un tiempo, el mismo Arthur creyó que esta rutina seguiría siempre igual, hasta que algo cambió inesperadamente.

El cambio se notaba desde antes de que la señorita solicitara los servicios usuales del chófer. El mismo había oído de antemano de algunas sirvientas y trabajadores de la familia que la señorita Ruby había estado actuando extraño desde el día anterior, despertando más temprano de lo habitual con un terrible pánico que ellos al final no pudieron explicar. Además, fue sorprendente que ella fuera bastante independiente y no quisiera usar los servicios de los sirvientes, lo que era inusual. Sumado a que su trato era más amable de lo normal, desconcertó a todos.

Incluso los guardias de seguridad sintieron el cambio al ser saludados cordialmente durante varias partes del día. Lo habitual era que ignorara cualquier saludo o gesto amable como si no existieran.

La cereza del pastel fue que se atrevió a hacer algo que no había hecho en mucho tiempo, acercarse a hablar con Izuku. Fue un evento tan extraordinario que gran parte del personal de la mansión se mantuvo al margen de las ventanas del edificio para ver lo que estaba sucediendo. Al final, la pareja tuvo una conversación amena y tuvo una comunicación de pareja que hacía mucho no tenían.

Ver al gran maestro sonreír fue algo sin precedentes.

Al día siguiente, la señorita Ruby siguió haciendo cosas extrañas, como cocinar su propia comida en la cocina. Antes, sólo utilizaba la cocina para calentar sus galletas precocidas en el microondas, y solía rechazar con insultos el cocinar con Izuku o insultar al personal de la cocina si un plato no era como lo esperaba, ya que muchas de esas recetas eran de su mundo original. Desafortunadamente, llegó a despedir a varios chefs si la receta no era exactamente lo que ella especificaba.

Al final, esto pareció haber cambiado. A pesar de que ella incendió la cocina varias veces por intentarlo, nunca se rindió ante los ojos de los empleados extrañados.

Más tarde ese día, cuando se dirigía a su próximo encuentro extramatrimonial, se notó un cambio en su mirada. La expresión de travesura y amor que solía tener para ese hombre ya no estaba, y parecía que se acercaba a un inminente desastre en su próxima reunión.

Sus sospechas se confirmaron cuando vio al amante y ella discutiendo fuertemente en el lugar donde se encontraban. Finalizando la conversación con una fuerte cachetada al hombre, y ella con un visible llanto. Poco después, ella pidió regresar a la Villa Midoriya.

A la mitad del camino, Arthur estaba muy curioso sobre este suceso. Durante mucho tiempo, la señorita Ruby no había negado su infidelidad y parecía no tener intención de detenerse en un futuro cercano. Sin embargo, lo que Arthur había visto indicaba que había terminado con ese hombre. Saber la razón detrás de esto era lo que despertó su curiosidad, al punto de tentarse a hablar con ella sin que ella lo haya pedido. Sabía que se arriesgaba a recibir insultos o ser despedido inmediatamente dada su personalidad.

Lo que el mismo no se esperaba, es que la misma señorita se había dirigido a el con una pregunta.

A simple vista, parecía que ella había superado su llanto y recobrado un poco la compostura. Pero aún se veía afligida.

—Oye, ¿crees que con cocinar se puede arreglar un matrimonio?

Oír eso desconcertó al chófer.

—Se que es una mierda de pregunta, suponiendo que usted probablemente ya sabe lo he hecho. Pero, realmente no se quién más recurrir y estoy muy desesperada. No puedo pedir consejos a mi suegra, obviamente. Aún así, mi propia idiotez me hace querer conejos de algún extraño. Yo pensaba que podría saber algo....

—No se preocupe señorita, puedo responder su pregunta—dijo Arthur, viéndola desde el retrovisor.

Después de eso, Ruby parecía agarrar más valor al preguntarle.

—Entonces, ¿Se puede resolver un matrimonio si alguien como yo haga una cena para su esposo? Por qué he pensado hacer esto, como una forma de acercarme más a el.

Oír eso le trajo muchos recuerdos gratos de una vida la cual quedó en el pasado.

—Le diré algo sobre mí, señorita. Cuando era joven, fui un idiota. Me fui de la universidad en mi país natal, Polonia, para seguir a mis amigos e unirme a la rebelión de Chechenia contra el Gobierno Mundial. Mis razones eran claramente producto del lavado de cerebro que me habían hecho mis profesores radicales. Pasé 5 años en un infierno y hice cosas de las que ahora me arrepiento. Supongo que usted sabe a lo que me refiero, dada su historia.

El chófer logro ver a través del retrovisor a Ruby, asistiendo con su cabeza. Confirmando lo que Arthur le venía diciendo.

—En mi quinto año de servicio a los rebeldes del gobierno local, las fuerzas del Gobierno Mundial destrozaron al ejército de la rebelión y mataron a todos. Tuve que huir a Japón para salvarme de la ira del Gobierno Mundial. Fue ahí donde tuve que trabajar en empleos mal pagados para sobrevivir. Cuando cumplí los 26 años, conocí a mi futura esposa en un bar de la ciudad de Musufatu. Ella era una sirvienta joven del abuelo de tu esposo, Thomas Midoriya, su nombre era María y también era una inmigrante como yo.

Algo parecía despertar la curiosidad de la propia Ruby.

—Por lo que veo. La gran mayoría de los que trabajan para la familia Midoriya no son japoneses completamente, ¿Me equivoco?

Eso hizo esbozar una sonrisa al chófer.

—Los Midoriyas a diferencia de otras familias, han sido bastante amables con los parias y marginados que el mundo abandono. De hecho, María, antes de conocerme era una chica de una familia marginada que fue vendida por los carteles a los Yakusa de aquí. Thomas la rescató y la llevo a trabajar con el. En mi caso, yo fui recomendado por ella para trabajar como chofer para el. Nunca le importó que en ese tiempo, el GM me quería muerto y a ella tampoco le importó mi pasado. Sabes......ella fue quien me cambio la vida y no tendría todo lo que tengo ahora sí no fuera por su ayuda. Desafortunadamente, al final no lo termine valorando a pesar de todo.

—¿Que fue lo que pasó?

—Cómo dije antes, era un idiota de joven. En nuestros primeros años eramos muy unidos y eventualmente nos terminamos casando. Después, pasó el tiempo y la monotonía invadió nuestra vida. Hubo un momento en qué caí en la adicción a las apuestas y gracias a ello estaba teniendo roces con Thomas. Sabía que en algún momento su paciencia se acabaría y me despedirá. Pero no me importaba por qué el juego me consumía y con arrogancia pensaba que me volviera rico, una estupidez, ¿verdad?

Ruby no pudo contestarle por qué se quedó sin palabras. Simplemente no podía formular alguna respuesta satisfactoria.

—Hasta llegué a tener un cierto placer en acompañar a algunos amigos a centros nocturnos para divertime y despediar dinero en bailes. Llegó un punto en que mi esposa no lo tolero más mi propia arrogancia y estupidez.  Por lo que busco consuelo en los brazos de un banquero y socio de Thomas en ese tiempo. La infielidad la supe meses después, y no la  pude culpar después de eso. El caso es que en algún momento dejo de frecuentar a ese hombre y decidió pensar que podía hacer. Un par de semanas después, llegué a saber la razón por la que dejó de ser infiel y fue cuando se sentó a hablar conmigo. Me contó que lo dejo por qué todavía me amaba, pero ella no sabía cuánto iba a poder aguantar los errores que estaba cometiendo y no sabía si iba a perdonarme por todo lo que la hice pasar.

Desde ahí, parecía que había una barrera entre nosotros que nunca podía superarse. Eventualmente temia que fuera tan fuerte que la perdería para siempre. Debido a ese miedo, deje las apuestas para siempre y afortunadamente repare mi relación laboral con Thomas. También deje de frecuentar a esos centros nocturnos. Aún así, ella parecía dudar si realmente había cambiado y todavía tenía sus reservas conmigo. Cómo si esa herida que le había hecho, todavía no cicatrizaba del todo.

Llegó un momento en qué pensé que no importaba cuanto cambiaba, ella jamás me perdonaría. Hasta que, caminando en una calle de Musufatu, me encontré con un ciudadano Colombiano que traía consigo varios objetos de su tierra natal que iba a llevárselos a su familia aquí, pero como no les gustaron varias cosas, planeaba venderlos en algunos comercios de aquí. Al recordar que mi esposa es Colombiana, supe de antemano que ella extrañaba el café tradicional que se plantaban en su pueblo natal. Entonces, decidi comprarselo a un precio mayor de lo que costaba realmente con tal de que no se fuera rápidamente del lugar.

Al caminar a nuestra vivienda de empleados de la villa Midoriya, temia que no fuera suficiente para que pudiera recompensarla. Sabía que no sería una joya estravagante, o un artículo bastante caro, pero esperaba que le gustará. Al final, ella con ojos llorosos me agradeció con todo el alma que le diera eso, pues toda su familia había muerto y eso les recordaba a ellos. Después, el tomar ese café en nuestra cocina fue suficiente para eliminar esa barrera que nos separaba y al fin superar lo que nos dividía.

Lo que siguió después, fueron los mejores años de mi vida y jamás me había sentido solo desde ese entonces. Cómo si nuestra felicidad no pudiera aumentarse más, eventualmente nació nuestra hija y la criamos bien. De hecho, actualmente vive una vida feliz en Canadá, con su propia familia. Mi esposa fue una excelente madre y siempre los dos le agradecemos eso

—yo.....

Ahora Arthur estaba sacando sus emociones al recordarla. Se podía oír su nudo en su garganta y la voz entrecortada. Incluso las lágrimas fluían por su rostro.

—Si te lo preguntas, murió en un atentado contra tu esposo, cuando el apenas era un niño de 2 años. Ella lo andaba cuidado y sacrifico su vida por el en una emboscada cuando andábamos viajando en Alemania, luego de una semana de vacaciones en Ski con la señorita, inko.

Algo que le gusto de la señorita Ruby, es que su expresión genuinamente se veia de empatía y comprensión. Parecía entender su dolor y había humanidad en eso. Por lo que compartir su historia le sintió bastante gratificante.

—Yo.....

—No te preocupes por eso. La señorita Inko siempre fue agradecida con mi esposa e inclusive la misma familia nos pago el funeral y nos dió a mi y a mi hija una pensión vitalicia por el servicio que hizo mi esposa a la familia. Si bien, eso fue un gesto amable y se los agradezco, todavía la extraño y no creo que eso cambie. Pero, el caso es quiero que entienda que un simple gesto puede hacer que el destino de una pareja cambie, aún con errores y estupideces previos.

Al escuchar eso, Ruby todavía tenía dudas en su corazón.

—Pero, yo fui una infiel que lo ha blasfemado por un tiempo. ¿Cómo puedo reparar mi error con algo tan mínimo? No creo que con una cena sea suficiente.

—Señorita Ruby, un gesto de amor no se limita que tanto puedas dar o que tan costoso sea. Debe ser algo significativo para esa persona, y si mi señor la ama, apreciará ese gesto con todo su ser. Puede ser desde un paquete de granos de café que compraste en la calle, hasta una cena hecha con tus propias manos. Lo que sea que decida, queda en usted.

Al escuchar esto, Ruby por primera vez en lo que resta del viaje, ella sonrió.

—Izuku no volverá hasta la semana siguiente. Entonces, necesitaré preparar la mejor cena que se haya visto—dijo Ruby desde su asiento del coche, con un entusiasmo que el propio Arthur no había visto antes.

—¡Así se habla, señorita Ruby! Tal vez hablé con el chef de la familia para.....

—De casualidad, ¿usted sabe cocinar?

—¿eh? Pues si. Mi padre tenia su propio restaurante en Polonia y crecí cocinando comida típica de allá como otras recetas extranjeras. Tuvimos que cerrar por qué falleció cuando tenía 14 años, pero todavía no se me olvida el como cocinar.

Lo que no se esperaba fue que la señorita Ruby ahora tenía ojos brillosos mirándolo por detrás.

—¡Ya se quien será mi nuevo maestro!

—¿¡Que?!?—exclamó Arthur conmocionado.

En este día, las sorpresas no dejaban de llegar.

Continuara......

Espero que les haya gustado, no olviden comentar. Por cierto, espero actualizar lo más posible las otras historias antes de mi pausa.

Gracias por leer.

No pos, como negarlo XD

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