—¡Minho!— Soohyun saludó animadamente al pelinaraja, quien se sorprendió a primeras de ser saludado y no quien salude.
—Hyunie.— Cariñosamente la llamó por un apodo improvisado, dándole el espacio cuando llegó a su lado y tuvo que inclinarse un poco para recuperar el aire. De sus ojos no pasó desapercibida la bolsa que cargaba en una de sus manos.—¿Por qué tan acelerada?
—Lo siento, tengo solo una hora.— Soohyun sonrió luego de recuperarse.—¿Cómo has estado, sunbae?— Preguntó por educación.
—Algo cansado por los exámenes, pero todo bien ¿y tú?— Con cariño palmeó su cabeza mientras le sonreía.
—Pienso lo mismo.— Suspiró, no sabiendo cómo iniciar el tema.—¿Y tu amigo?—Preguntó directo—¿Channie se llamaba?— Dudosa continuó hablando.—¿el rubio?
—Mhm, Channie.—Extendió su sonrisa.—¿Eso es para él?
—Si.— Carraspeó, sintiéndose avergonzada por un momento.
—Oh ¿Por eso lo buscas? ¿Acaso te gusta?— Intentó molestarla.
—¡Claro que no!— Sin querer exclamó muy fuerte y de inmediato sintió pena.— Disculpa, claro que no.— Habló moderadamente esta vez.—Necesito devolverle algo ¿Sabes si tiene clase en ese preciso momento o...?
—Creo que tiene clase.— La cortó, sacando su teléfono.— ¿Quieres su número?— Propuso pero antes de que si quiera se negara, Minho por si solo afirmó.— Toma su número.
Se encogió de hombros y extendió el teléfono hacia ella quien aún negó.
—Sunbae no es necesario.— Respetuosamente se negó, pero Minho chasqueó la lengua negando.
—Claro que sí. Te daría su Instagram pero los mensajes allí nunca los contesta. Es un engreído.— Explicó soltando un bufido.— Apúntate el número y escríbele, te haría el favor pero estoy algo corto de tiempo.
A Soohyun se le cayó la cara de la vergüenza.
Había estado tan enfrascada en encontrarse al mayor antes de su siguiente clase que no pensó que él también necesitaba el tiempo. Algo un poco desconsiderado.
—¡Lo siento!— Reverenció varias veces, escuchando la risa de su mayor.— ¡De verdad lo siento, puede irse si necesita el tiempo!
—Bueno, pero apúntate el número.— Sin más remedio y sintiéndose culpable recibió el teléfono y sacó el propio suyo, escribiendo el número de contacto e ignorando que su mayor lo tenía agendado de una forma tan cursi. Vaya que deben ser muy buenos amigos.— De paso, apunta tu número en mi teléfono, me rehúso a creer que Channie tiene tu número antes que yo.
No rechistó ni puso peros, tal cual de obediente escribió su número y se agendó con su nombre completo. Luego de hacerlo, le devolvió su teléfono, recibiendo una sonrisa y unas cuantas palmaditas en su cabeza.
—Qué linda.— El mayor comentó.— Te acompañaría con Channie, pero de verdad necesito el tiempo, lo siento.
Soohyun negó de inmediato, completamente apenada. Minho parecía ser muy amable con ella, no podía molestarlo más.
Además, ella era toda una mujer adulta —joven, un poco muy joven— que podría valerse por sí misma, su abuela había criado a una mujer independiente y honesta, misma razón por la cual al pasar el fin de semana luego de su incidente, cargaba consigo una bolsa con la chaqueta negra del rubio limpia y doblada, era lo menos que podía hacer tras su amabilidad.
Durante la mañana cuando doblaba la chaqueta, pensó que tal vez habían empezado con el pie izquierdo. El rubio no parecía mala persona y luego de lo que había hecho por ella, podría asegurar que era lo suficientemente decente. Estaba decidida a devolverle el favor y tal vez, podría entablar una amistad.
Si entrecerraba un poco los ojos, podía imaginárselo, muy a duras penas pero lo hacía. Minho, el rubio, ella y por supuesto Serim saliendo en una juntada de amigos en el parque de atracciones, el chico ayudándola a quedar sola con Serim llevándose a Minho, pareciendo más una cita.
¡Oh, lo que sería poder manifestarlo!
Y hablando del susodicho...
—¡Hyunie!— Escuchó aquel dulce timbre llamándola. Bajó de su ensoñación y sonrió con creces al castaño plantado frente a ella. Hoy llevaba su cabello de lado dejando ver la línea de sus cejas, luciendo más atractivo de lo normal.
—Rim, hola.— Saludó con una reverencia a él y su amigo. Serim con total confianza la tomó de la mano.
—Estaba a punto de llamarte.—Jugueteó con sus manos, balanceando de un lado a otro la unión, emocionado.— Logré que la profesora de inglés nos diera más tiempo para entregar el proyecto ¿No te parece estupendo?
Sonrió, contenta con el hecho y sintiéndose un poco aliviada. Pese a que ya había hecho su parte del trabajo, aparentemente Serim estaba teniendo complicaciones con su parte y no mentiría diciendo que no le preocupa, porque al final del día también es su trabajo.
—¡Qué buena noticia!— Comentó con sinceridad—¿va todo bien con el proyecto? ¿Necesitas ayuda con algo?
Serim negó con su mano libre:— Tengo todo bajo control, no te preocupes que ya hiciste tu parte ¿si?— Palmeó con cariño su cabeza con cuidado de no desordenar el peinado que su amiga llevaba ese día. No lo había notado.—¿Hm? ¿Te peinaste?— Soohyun pudo sentir como soltaba su mano y jugueteó con las trenzas que llevaba.—Te queda lindo, de hecho, hoy estás particularmente linda.
Soohyun no pudo no sonrojarse; la simple cercanía, el cumplido y la hermosa sonrisa que se le era entregada le daban suficiente potencia para imaginar miles de escenarios románticos junto a su amigo.
Todo el mundo había desaparecido en ese instante donde conectaba miradas con Serim y escuchaba su risa mientras el contrario recorría su cabello con sus manos con ternura. Solo faltaría la unión de sus labios para mejorar el momento, ni más ni menos.
Oh bueno, si Serim después quería tomarla de la mano no le importaría en lo absoluto.
—Oh ¿qué es eso?— La misma voz de su enamorado la sacó de su ensoñación. El castaño señalaba la bolsa que olvidaba estaba en sus manos. Sin intenciones de ignorarlo y con inmensa curiosidad, Serim tomó una de las orejas de la bolsa para fisgonear qué había dentro.—¿Compraste ropa de camino?
–No es para mi.— Negó en respuesta, recordando que por más que querría quedarse con el castaño todo el tiempo que pudiera, estaba apurada.—Rim, quisiera quedarme a conversar, pero realimente estoy ocupada ahora...— Miró a su amigo, realmente no queriendo irse. Sin embargo el chico pareció comprender, lo supo cuando lo vió tomando su mano y volviendo a afirmar las dos orejas de la bolsa.
—Bien, nos vemos cuando termine tu clase ¿no hay problema si te paso a buscar?— Soohyun negó, muy de acuerdo a la petición.
Sin darle la importancia que quería, Soohyun empezó a caminar enviando un mensaje de texto al número del rubio, intentando acabar todo para ir a su clase.
Hola
Soy Soohyun, amiga de Minho y
a la que le prestaste la chaqueta la última vez
No esperaba recibir una respuesta inmediata —En realidad, lo deseaba con todas sus fuerzas— sin embargo le sorprendió el contenido del mensaje.
Ah.
Ya.
¿Solo eso iba a enviar? Soohyun chasqueó la lengua mientras suspiraba y enviaba otro mensaje un poco más directo.
Si, traje tu chaqueta
¿Estás en la universidad?
Si ese es el caso podrías
decirme en qué parte
para llevártela?
Estoy en el bloque de
diseño, cuarto piso
Laboratorio #3
no estoy en clase así
que puedes entrar
Okey, estoy en camino
Soohyun guardó su teléfono en su pantalón y caminó, ignorando las veces que este vibró en su bolsillo y encaminándose a paso rápido al edificio de diseño y urbanismo, asombrada por su estructura y los distintos colores que resaltaban en las paredes y puertas. El edifico contaba con un ascensor que únicamente conectaba el primer piso y el cuarto, obligando a los estudiantes a tomar las escaleras, lo que a Soohyun pareció una idea innovadora pero era demasiado floja para si quiera pensar en subir en algún punto de su vida al tercer piso de ese edificio en escalera.
Una vez llegó, no fue difícil descubrir los laboratorios, los cuales tenían en letra grande por encima del marco "LAB" y el número de cada uno. Encontró el tercero con la puerta entreabierta y con la menor de las preocupaciones entró, cerrando la puerta tras ella.
Nunca había estado en uno de esos laboratorios, era notoriamente diferente a los de biología que estaba acostumbrada a ver. Sin embargo la peculiaridad de este en específico era el tenue nivel de luz que manejaba y el gran mesón que se extendía casi de punta a punta.
Observó en un extremo el cuerpo del rubio cubierto por aquel uniforme blanco con el que lo había visto con anterioridad, solo que esta vez portaba el enterizo en todo el cuerpo junto a unos guantes del mismo color. Cortando algunas cosas con un cutter de manera concentrada y una computadora a un lado.
Sin querer ser tan imprudente, Soohyun tocó el mesón con sus nudillos suavemente.
No tuvo resultado.
Volvió a tocarlo repetidas veces, más fuerte y nada sucedió.
No tuvo de otra más que tocar desesperadamente y cerca del muchacho, por fin captando su atención.
El rubio, quien la miraba algo asustado, acercó su mano a su oreja y dejó ver un audífono. Soohyun quiso golpearse por no pensar en la posibilidad.
—Lo siento, no te escuché llegar.— Extrañamente sonó amable y no tan arisco como las últimas veces que se habían encontrado.
Soohyun sonrió y posó la bolsa con la chaqueta dentro sobre el mesón, cerca de la computadora.
—No te preocupes.—Le restó importancia.— Y muchas gracias por ayudarme la última vez.— Señaló la chaqueta.
—No deberías agradecer.—Y soohyun sonrió, pensando que a fin de cuentas era un buen tipo, empático que se preocupaba por el resto.—Son literalmente modales básicos ¿sabes? Es lo mínimo que alguien podría haber hecho— Soltó toscamente, volviendo a ponerse el audífono y retomando la tarea.
Bueno, había salido medianamente bien, si lo pensaba. En su cabeza, el tener el número del chico y haber tenido una conversación ligeramente buena ya lo convertía en potencial amigo.
Sin querer tardar más o involucrarse en otra situación incómoda con el chico que dañara la posible amistad futura, se dio la vuelta dispuesta a salir de aquel frío laboratorio, empujando la puerta para abrirla y confundiéndose cuando eso no pasó.
Haló la puerta de regreso, pensando que se abriría así pero nuevamente, nada pasó.
Confundida y sin más remedio, regresó sus pasos y volvió a tocar el mesón esta vez más cerca del rubio, quien si quitar sus audífonos tomó su teléfono pareciendo pausar la música.
—¿Se te quedó algo dentro de la bolsa?— Señaló, pasándosela pero Soohyun negó.
—No sé cómo abrir la puerta.— El rubio frunció el entrecejo y Soohyun pensó qué tal vez no se explicó bien. Su abuela siempre la regañaba por aquello.— La puerta no se abre.
—¿Qué carajos?—Lo escuchó decir.—¿La cerraste?
Soohyun no supo qué significaba todo eso, pero por la expresión en el rostro del rubio algo le decía que las había cagado a lo grande.
—¿Si?— Dudosa respondió.—Creo...
Quiso esconderse de por vida cuando lo vio llevarse las manos al rostro y restregar varias veces. Efectivamente, parece que las había cagado.
—La puerta no funciona desde adentro sin llave.— Explicó.— Literalmente te escribí que tuvieras cuidado al entrar porque estaba entreabierta con un trozo de papel ¿no leíste acaso?
Entonces era él quien había estado enviando mensajes.
Soohyun un poco apenada negó.
Y por si fuera poco, casi queriendo llorar de la pena y con la poca dignidad que le quedaba habló:— Bueno pero ¿tienes las llaves? Puedes abrir y ya.
Y cuando el rubio la volteó a mirar, supo que aquella frase que decía su abuela de "no aclares que oscureces" tal vez podría ajustarse a otro contexto, traducido a que saliendo de aquel lugar se cosería los labios o haría un voto de silencio de por vida.
—Ah, si. Mira, porque a un estudiante cualquiera le dan las llaves. Es lo normal ¿no?— Comentó con sarcasmo, sentándose en la única silla acolchonada que había.
Soohyun quería llorar.
—¿Y qué haremos...?— Preguntó preocupada, apoyándose en el mesón para luchar contra la pequeña intimidación que estaba sintiendo en ese momento. Se sentía estupida y probablemente lo reflejaba.
—Originalmente estaba acá con un profesor, él tiene las llaves pero ahora mismo está dictando una clase.— Tomó su teléfono y empezó a teclear en este.—Le comentaré sobre la situación.
Soohyun murmuró un "perdón" en su lugar, notando la irritación con la que el rubio tecleaba. Se sentó a esperar en una de las bancas frente al mesón y arrugó los labios. Eran malditamente incómodas. Más incómodas que manejar una bicicleta por más de dos horas. Probablemente si se quedaba sentada lo mismo que en su bicicleta cuando recorría el pueblo, terminaría con un dolor de culo insoportable.
Y eso era mucho, todavía recordaba el intenso dolor cuando su abuelo la envió a hacer entrega de los cartones de huevo a cada maldita persona del pueblo durante un día entero en las vacaciones del año pasado, cuando a sus dos hermanos la varicela los atacó sin aviso.
¡Todo le tocó a ella...!
—Carajo.— Escuchó al rubio maldecir y parpadeó, saliendo de su ensoñación cuando este se dirigió a ella.—¿Tienes clases ahora?
—Si ¿por qué?—Inocente preguntó.
—El profesor dijo que está en pleno quiz y no puede salirse.— Suspiró.— Parece un poco enojado por un asunto del grupo y una cosa con el uso de inteligencia artificial y cosas así, no sé.— Chasqueó la lengua, volviendo a mirar la pantalla de su teléfono.— Dice que espere una hora hasta que termine la clase y los sermonee ¿no tienes problema?— Volvió a preguntar pero antes de que respondiera habló.—Honestamente y sin ser grosero, no me importa, no deseo que se desquite conmigo después por algo que ni siquiera hice yo.
Soohyun torció los labios.
"Sin ser grosero" Si, claro. Estaba siendo el rey de la amabilidad.
Resignada se descolgó el bolso antes de encogerse de hombros.
—Supongo que puedo faltar a clases.— En realidad, no estaba taaaan descontenta con aquello, odiaba la clase. Tomó su teléfono y escribió en el chat grupal con sus amigas indicando que iba a faltar.
—¿Qué clase era?— Encontró sorpresa en ella cuando escuchó al rubio preguntar.
—Modelos de investigación en ciencias sociales.— Levantó el rostro de su pantalla para responder, viendo cómo el chico arrugaba su rostro y encontrándolo gracioso.
—¿Nos encerraste aquí a propósito?— Soltó en lo que Soohyun pensó que era broma.
—Te juro que no leí ningún mensaje.— Se defendió por sí acaso.
—Quieras o no te hiciste un favor.— Habló, retomando la tarea que estaba haciendo.— Minho siempre se quejaba de esa materia.
Soohyun se echó a reír. Todo el mundo la odiaba.
—Puedo imaginarlo.— Comentó— Su contenido es tedioso y aburrido, lo único que te mantiene despierto son los gritos del profesor.
Vio la cara de espanto en el contrario y solo volvió a carcajearse.
—¿Y a esta hora? No gracias— El rubio negó, cortando cuidadosamente un poco del cartón que tenía sobre el mesón.
Soohyun quiso probar suerte, ignorando que la había cagado encerrándolos a ambos, claro está.
—¿En qué trabajas?— Preguntó, intentando buscarle forma a las distintas partes cortadas, pero para ella eran simples pedazos de cartón que ni forma tenían.
—Construcción de modelos abstractos.— Respondió, aún concentrado en terminar una pieza. Soohyun asintió como si entendiera (lo cual era totalmente lo contrario) y pareció verse muy estúpida, pues el rubio se irguió en su lugar y volteó la pantalla de la computadora hacia su dirección.
Soohyun pudo ver algo, no sabía qué era pero supuso que era algo abstracto porque no entendía un carajo qué era.
—¿Qué ves?— El rubio preguntó y ella simplemente se convenció de que aquel voto de silencio debió haber comenzado mucho antes.— ¿Realmente no ves nada?
Soohyun se mordió los labios, poniendo toda su concentración en buscar algo en la pieza diseñada y no quedar como estúpida...otra vez.
—¿Es algo alusivo al mar?— Preguntó, tentando la poca suerte que tenía.
—¿Qué sientes cuando lo vez?— Preguntó el chico.
Soohyun volvió a ver la pieza. Distintas tonalidades de azul, levantándose en forma circular y enrollándose casi creando olas entre sí y mostrándose como un trofeo. Casi podía oler el característico aroma del mar, incluso sentía que podía respirar mejor, como si se tratara de aire puro y no el condenado aire acondicionado que tenía aquel laboratorio.
—Me siento libre, sin prisa.— Expresó.— Despreocupada, casi con calma.— Habló.— Me recuerda al lugar donde crecí.— Sonrió, finalizando mientras el recuerdo de su llegada al país cobraba vida en su mente. Mostrando las imágenes que tenía de la primera vez que estuvo con sus abuelos y sus padres en la playa cercana a su pueblo natal. Sus pies chapoteaban buscando molestar a su hermano mientras su mamá les regañaba por irse lejos y su papá sostenía en sus brazos a su hermano menor siendo un bebé tan risueño que podía recordar el sonido de sus pequeñas risas.
Ah, la vida era tan simple.
—Gracias.— Se confundió cuando lo escuchó.— Es precisamente de eso el trabajo.— Señaló— Necesito que los diseños guíen a emociones y sensaciones específicas.— Habló.— El de esta emoción es calma. Lo de la playa es un plus porque también crecí en un sitio así.— Soohyun lo vio con media sonrisa y se contagió.
—¿De dónde eres?— Se animó a preguntar, más confiada en vista de que el rubio parecía querer conversar.
—Nací en Corea, pero viví toda mi vida en Australia.— Respondió con simpleza.
Soohyun asintió, atenta a lo que decía.
—¿Australia es linda?— Preguntó genuinamente interesada. Soohyun estaba interesada en viajar por todo el mundo, no de la manera en que lo hacían sus padres pero si como una mujer completamente exitosa.
—Claro que lo es.— Respondió con una felicidad que terminó por contagiarla.— Es encantadora, no creas mucho eso de las arañas gigantes y esas cosas.
Soohyun asintió, terminando por incomodarse de aquella banca y levantándose para rebuscar en su bolso.
—¿Quieres?— Posó frente al rubio un recipiente con brownies que había hecho, se supone que los compartiría con sus amigas pero en vista de que no saldrían de aquel laboratorio ni para el almuerzo prefirió compartirlos con el rubio.
El contrario la miró dudando, sin embargo sonrió meneando el recipiente. Soohyun sabía que se hacía el indiferente pero nadie, nadie en su sano juicio le haría la cara a un lado a unos buenos brownies.
¡Y si que eran buenos! Soohyun confiaba en su buena sazón.
—Gracias.— Terminó por aceptar Bangchan.
De la misma forma ella tomó uno y con la suficiente confianza se lanzó sobre el mesón, sentándose sobre él en lugar de las incómodas bancas. Sacó su teléfono para tomar una foto de los brownies y mostrarlos a sus hermanos, sin embargo, desistió al ver que se estaba descargando.
Rebuscó entre sus cosas por su cargador, no encontrándolo.
—¿Tienes cargador?— Despreocupadamente y en total confianza preguntó, mostrando el tipo de entrada en su teléfono y el rubio asintió.
—Toma, es carga rápida.— Soohyun sonrió. Mucho mejor.
—¡Muchas gracias! ¿Donde puedo ponerlo?— El chico extendió una de sus manos y Soohyun entendió el mensaje, pasándole su teléfono y viendo como el rubio lo conectaba tras de él.
Quería preguntar.
¿Estaría mal preguntar?
—¿Eres rubio natural?
—¿Te parece que lo soy?— contestó con otra pregunta. Soohyun se guardó sus tontos pensamientos y negó.
—No, pero no quería ofender.— Se encogió de hombros, meciendo sus piernas al borde del mesón.
Tal vez se trataba de su imaginación, pero Soohyun pudo vislumbrar el inicio de una sonrisa en el rostro ajeno.
¡Bien, estaba a solo un paso de ganárselo!
—¿Quieres un poco de té?— Ofreció el rubio, sacando un termo metálico y Soohyun sonrió a lo grande.
¡Todo era pan comido!
Solo se le olvidaba un pequeño detalle que su inconsciente le permitió no recordar en aquella hora donde conversó sin medir tiempo con Chan, frenándose solamente cuando el profesor del contrario llegó y apenada bajó del mesón, huyendo con la excusa de que iría a su siguiente clase.
Oh, pobre tonta.