Era el día de la misión, no había dormido demasiado bien por culpa de eso, los chicos nos dijeron que no era nada súper difícil ni algo que iba a requerir mucho esfuerzo. Lograron calmarme con eso, no teníamos que buscar si iban a haber muchas personas en ese lugar porque confirmaron que sólo habían dos.
Eran las doce de la mañana, pensamos que era buen momento para ir a la casa de los padres del chico del maniquí, así que con nuestra mejor expresión de preocupación, tocamos la puerta y el hombre abrió asomándose. Menudas ojeras que tenia.
— Hola, ¿quienes sois?
— Somos amigos de su hijo.
Mencionar que éramos amigos de su hijo hizo que rápidamente nos dejara pasar, reconoció a Hanne ya que ella fue la que vino diciendo que su hijo se había escapado en la fiesta, así que eso fue un punto extra para el paso a esa casa. La que siguió hablando fue ella.
— ¿Tenéis noticias de él?
— No directamente, pero pensamos que puede ir de camino a Madagascar.
— ¿Madagascar?
— Si señor, pensamos eso porque muchas veces cuando estábamos juntos todos en grupo sobretodo su hijo y unos cuantos más hablaban mucho de Madagascar o Paris, pero sobre todo del primer lugar.
— No sé de donde han podido sacar el dinero para irse.
— Puede que todos ellos hayan estado trabajando y no lo supieran, ¿su hijo estaba mucho por casa?
La teoría que hizo Luke junto a la pregunta hizo que el hombre se quedara pensando, la mujer no estaba en la casa por lo visto ya que no había aparecido en ningún momento, decidí intervenir esta vez en la conversación después de que el hombre respondiera.
—- La verdad no, si venía era para comer y dormir, a veces ni siquiera eso pero teníamos buena relación, tanto con su madre como conmigo.
— ¿Su mujer como está llevando todo esto? No tiene que ser fácil que un hijo se vaya así de la nada — escupí, sabiendo cómo se siente que alguien se fuera de la nada.
— Pues ella parece ser más fuerte que yo, ahora mismo está trabajando y yo ni eso puedo, me quedo aquí llorando y pensando en donde podría estar mi hijo, en vez de pararme a pensar en algo coherente.
— Lo siento mucho, está bien llorar y preocuparse, cualquiera lo haría incluidos nosotros.
El hombre pareció despreocuparse por llorar en frente de personas ya que lagrimas brotaron de sus ojos, intentó no llorar mucho pero Luke se adelantó y preguntó si podía ir al baño, este señor asintió con su cabeza permitiéndole entrar y el rubio se fue corriendo por patas. Hanne y yo nos dimos una mirada bastante significativa, no sabíamos que hacer. Por suerte el hombre volvió a hablar.
— Siento mucho llorar en frente de vosotros, es que es mi único hijo y después no pudimos tener más, entonces perderlo es algo duro para nosotros.
Siendo sincera me daba bastante pena este hombre, me daba lástima que viera a su hijo como un ángel, cuando en realidad era un violador y que seguramente acabe muerto. Era cierto que en el grupo yo era la más sensible, a mi si me dieran a elegir les daría una segunda oportunidad como me habría gustado que me la dieran a mi si yo hubiera estado en esa situación. Pero no era posible ya que esos chicos no habían violado solo a Hanne, sino a más chicas anteriormente y desgraciadamente tenían su final planeado.
De una manera u otra teníamos que hacer que los padres dejaran de sufrir, a Adler y a Luke les daría igual pero a Hanne y a mi no, sus padres no son violadores ni nada por el estilo, no merecen este sufrimiento. Mi mejor amiga continuó hablando haciendo que el señor se calmara un poco, si seguía llorando iba a hacer que yo también lo hiciera.
— Ustedes criaron bien a su hijo, si él quiso tomar otro rumbo tal vez es porque aquí no se sentía bien, es decir, en este ambiente donde han habido asesinatos, tal vez quiso ser independiente por el mismo.
— Puede ser pero somos una familia, si nos hubiera dicho algo habríamos aceptado sin pensarlo porque tampoco nos gustan los incidentes que están pasando.
Luke apareció y asintiendo nos afirmó que había conseguido entrar en el ordenador y conseguir la dirección, como buen hacker lo hizo en tres minutos. Se unió a la conversación mientras hablaba con el señor y nosotras de vez en cuando hablábamos, tenía un nudo en la garganta al ver lo sensible que se había puesto el padre, pero esperaba que se me fuera cuanto antes.
El teléfono de Luke sonó y el fingiendo que se sorprendía se levantó disculpándose cogiendo el teléfono, converso con Adler a través del teléfono mientras en su cara se mostraban muecas de preocupación y de enfado a la vez. Al volver le soltó al hombre que nos teníamos que ir porque su hermano había pegado a nuestra hermana, ya que Hanne y yo hicimos el rol de hermanas, y que teníamos que ir para ayudar.
Como era de esperar el hombre se lo creyó todito y dijo que no pasaba nada, también soltó que lo alegramos un poco con esas teorías y que le gustaba saber que su hijo tenía amigos tan buenos como nosotros.
Salimos y en el camino logré quitarme el nudo de la garganta sobre el hombre pero consiguiendo una fuerte punzada en mi pecho al caer en la realidad. Luke había conseguido la dirección de las dos personas a las que teníamos que ir, no sabía que hacer, ¿que tenemos que sacarle a esas personas? ¿Que información o que objeto tenemos que encontrar?
Llegamos y con Adler nos sentamos en la mesa del comedor para hablar, había mirado los archivos que Luke le había mandado y había encontrado algo interesante.
— ¿El que?
— Que tenéis que coger un papel donde está lo importante, podéis buscar un diario, una mini libreta, no se, todas esas cosas donde se guardan las cosas importantes.
Asentí más calmada, saber que ya tenía algún objetivo esta noche hacia la misión más fácil, logre respirar profundamente y tranquila.
— Solo que hay un problema.
Eso ya no me gustaba escucharlo.
— La dirección es lejos, así que tenemos que llevaros, no podéis ir por vuestra cuenta porque no sabéis conducir.
Si para ellos era malo, para mi era todo lo contrario a malo. Saber que Luke y Adler iban a estar con nosotras me calmaba, si hubieran estado en la casa y nos hubiera pasado algo, probablemente habríamos acabado muertas. No sabía a quien me tenía que enfrentar, ni de qué manera, ¿teníamos que usar armas? ¿Llevar navajas? Adler como si me hubiera leído la mente respondió.
— Supongo que no tendréis que llevar nada muy wow ni un arma, pero por si acaso yo me llevaré la mía y vosotras llevar una navaja.
Sabía usar una navaja, cogerla y moverla bien, pero me daba miedo que mis nervios me hicieran una mala jugada. Luke y Adler se fueron así que mi mejor amiga y yo comenzamos a planear la salida.
El plan A era entrar sin que nos escucharan, buscar esa libreta donde estuviera la cosa importante, que Luke y Adler confirmaran que era importante y que servía, salir de nuevo y todo genial.
El plan B era que si nos pillaban, teníamos que amarrarlos con cuerdas que llevaremos, para ello teníamos que escondernos y como vendrían juntos a por nosotras, salir detrás de ellos y atarlos, yo la parte del torso y Hanne las piernas. Buscar tranquilas el papel, pasarle foto a los chicos para confirmar y salir de ahí.
— ¿Que podía salir mal?
— Pues, que sean más rápidos que nosotras y no nos de tiempo a escondernos, que tengan más fuerza, que hagamos ruido por el plan A, muchas cosas Hanne.
— No seas negativa, no todo es malo, estamos preparadas cosa que los mejores del mundo lo han confirmado, así que no te preocupes.
— Bueno teniendo en cuenta fuerza no puedes decir que estamos preparadas.
— Bueno pero recemos simplemente porque no tengamos que usarla.
Suspire asintiendo, Hanne fue a contarle los planes a su hermano mientras Luke y yo íbamos a hacer la comida, paella como la vez del refugio. Nos divertía cocinar juntos, hacíamos chistes y además con nuestro toque quedaba perfecta la comida.
Una vez terminamos de hacer la comida, que los hermanos hablaran, les dieran de comer a los violadores y pusieran la mesa, comenzamos a comer. Hanne y yo hablábamos de practicar por la tarde el circuito del refugio una vez para asegurarnos de estar bien preparadas, pero los chicos aseguraron que si hacíamos eso íbamos a perder fuerzas por el cansancio y la misión iba a salir mal.
Tenían razón en que primero se practica antes de una misión, y el día de está reunir todas las fuerzas posibles para que todo saliera genial. Como no sabíamos que hacer bien para reunir fuerzas, comenzamos a pintar mandalas para matar el aburrimiento mientras los chicos pensaban una merienda sana para más tarde.
(...)
Ya era de noche y eso significaba que teníamos que salir, estábamos montados en el auto con todas las cosas bien preparadas en el maletero, lo que Hanne y yo teníamos al alcance y bien escondido eran unas navajas, una para cada una. Las manos me temblaban, era la primera vez que iba a estar al mando en una misión, si Adler y Luke confirmaban que estábamos más que preparadas, ¿por que estaba así de nerviosa?
Durante el camino me lograron calmar con sus palabras, me dijeron que lo peor que podría pasar era que esas personas nos secuestraran porque estaban seguros cien por cien de que un arma no sabían usar, ni siquiera un cuchillo. Llevábamos veinte minutos en coche y faltaban cinco para llegar, aumentando de nuevo mis nervios.
Tengo un mal presentimiento.
Era cierto, tenía un mal presentimiento y eso nadie me lo iba a quitar de encima. Llegamos al lugar correspondiente y al aparcar vimos una casita, no tenia dos plantas y dudaba mucho que fuera una casa muy espaciosa donde hubieran muchas cosas. Una luz estaba encendida que era la del salón, así que decidimos entrar por la puerta trasera que daba al pequeño jardín.
Ya dentro las dos sigilosamente caminamos por la cocina hasta llegar al pasillo, desde donde estábamos se veían las dos personas de espaldas viendo la tele así que con cuidado caminamos por el pasillo hasta llegar a la habitación donde estaba la puerta abierta. El plan A estaba yendo perfectamente, no nos habían escuchado al entrar y no me latía el corazón hasta que se me saliera por lo que era buena señal, por más que siguiera con un revuelco en mi estómago que significaba un mal presentimiento en estos momentos.
Registramos los cajones, leímos algunos papeles que eran facturas simples, cartas, cheques, libretas vacías, otras con cuentas, listas de la compra, hasta que en una libreta vi el nombre de alguien que conocía muy bien.
— ¡Quietas!
No puede ser.
Mi corazón comenzó a latir más rápido que nunca, mis nervios estaban apunto de explotar, mis piernas pedían una silla rápidamente para no caerme al suelo, mis manos pedían cortarlas para no sufrir este temblor y mi consciencia pedia simplemente volver atrás y no estar aquí nunca más.
Hanne se dio la vuelta la primera pero yo era incapaz de hacerlo, reuniendo fuerzas logré darme la vuelta y mirar a las dos personas que tenía en frente mío. Estos me miraron como si hubieran visto a un fantasma, sus miradas recorrían mi cuerpo y mi rostro; también mi pelo, no pude evitar tensarme por la manera de juzgarme con la mirada, ellos no habían cambiado para nada, en cambio yo si.
La manera tan despreciable en la que me miraban me enfadaba, como si ellos no hubieran creado esto, como si no me hubieran tirado a la calle, como si no me hubieran maltratado desde que tenía doce años, como si no fueran mis padres.
— Hola señores.
Cuando pronuncie esa palabra mi madre se echó a reír haciendo que mi cuerpo se tensara más, Hanne le mando un mensaje rápido a su hermano provocando que mi padre le gritara diciéndole que soltara ese móvil, harta me acerque con pasos seguros pero dejando una buena distancia entre nosotros y lo miré fijamente.
— ¡Te callas la puta boca o te la callo yo!
Eso los tomo por sorpresa porque nunca me habían escuchado decir un insulto, sus miradas se enfurecieron y me insultaron, dándose cuenta de que no era la niña de mamá y papa perfecta que ellos pensaban. Ahora era una Shirley enfadada y con ganas de venganza, ni siquiera se inmutaron cuando nos vieron revisar las cosas, no nos preguntaron nada, solo se dedicaron a mirarme mal, a mirarme como si fuera lo peor que les pasó. Aunque teniendo algo en común con ellos a mi me pasaba lo mismo, porque han sido y son lo peor que me ha pasado en la vida. La siguiente en hablar fue mi madre, que dio un paso al frente quedando más cerca de mi, solo que yo no moví ni un solo músculo como habría hecho antes.
— ¿Puta?
— ¿Quieres que te diga más insultos? Porque tengo una buena lista de lo que te quiero decir mismo, y a ti también inútil.
Mi mirada cayó en el señor que hacía de mi padre, de reflejo vi como mi madre levantaba su mano para pegarme pero antes de que pudiera hacerlo por acto de reflejo cogí su muñeca impidiendo que llegara a darme una bofetada en la cara, esta vez el tono de mi voz fue más firme y tenso.
— Ni se te ocurra Alexa Wilson.
Solté su muñeca bruscamente cuando aparecieron Adler y Luke a mi lado pasando por los costados de mis padres, se pararon a mi lado como dos guardaespaldas y me preguntaron si estaba bien.
— Atarlos.
La firmeza en mi voz les sorprendió tanto que tardaron un poco en hacerlo, mis padres se negaban rotundamente pero la puerta ya estaba cerrada con llave gracias a que Adler la cerró con una horquilla. Al atarlos los sentaron en la cama, ambos me estaban insultando diciéndome que era una mierda de persona, miserable, fea, que el color me quedaba mal, el maquillaje también y que nunca iba a ser perfecta.
— ¿Quien quiere ser perfecto? Es aburrido, es mejor ser una persona con defectos o tener metas propias, carácter propio, porque eso es lo que hace a una persona interesante, vosotros solo sabéis juzgar y juzgar pero, ¿que persona perfecta pega a una niña de doce años hasta prácticamente toda su adolescencia? Lo que no he aprendido con vosotros lo he aprendido con mis amigos, si os creéis que pegándome me hacíais perfecta, solo lograbais que mi rabia hacía vosotros creciera y que llegara el día en el que ocurriera esto. No sabéis cuánto os agradezco que me hayáis dejado en la calle el dieciséis de junio, porque me liberasteis de la mierda que era vivir con vosotros, como lo que sois, porque sois las personas más mierderas que he podido conocer en mi vida y Jash, mi hermano, el chico que pensaba que era bueno y que estaba en peligro estando en vuestras manos, es otro hijo de puta que solo sabe asesinar a gente inocente, pero no sabéis qué rabia me dio que no os matara a vosotros, porque es lo que os merecéis, merecéis morir y os juro por mi alma y mi libertad, que hoy acabareis muertos.
Las palabras salieron de mi boca como un volcán en erupción, no paré de hablar en ningún momento, tenía una rabia dentro de mi inexplicable, me enfadaba que aun sabiendo en la situación que estaban no me dejaran de mirar mal, ni aun atados en la cama dejaban de querer pegarme y pegarme hasta morirme, se les notaba en la mirada. Para calmar el ambiente Luke soltó una frase que me hizo gracia pero no quitó mi enfado, aunque sí calmó mi cuerpo tenso un poco.
— Joder princesita, si que estás enfadada, me das miedo.
— Ahora que sé que Jash no vive con vosotros, me doy cuenta de que la dirección que pone aquí es la de el, le pillaremos y le daremos su merecido, sois tan estúpidos que habéis apuntado algo importante en una libreta que cualquier persona puede coger, en vez de memorizarlo, ¿apuntaros vuestra antigua dirección donde ahora viven vuestros hermanos? No sé de donde queríais que sacara perfección si vosotros sois las personas más imperfectas de este mundo.
Mis palabras impedían que esas personas que se encontraban en la cama atadas pudieran hablar, en sus miradas en vez de ver odio hacia mi, ahora estaban sustituidas por temor. Miré el papel que tenía en la mano con el nombre de mi hermano y reí sarcásticamente arrugándolo en un puño, noté como alguien ponía una mano en mi hombro y alcé mi cabeza para mirarle, era Adler.
Asintió con la cabeza y suspire enfadada y decepcionada, esta vez la que asintió con la cabeza fui yo dejándole hacer el trabajo duro, agarro la navaja que tenía en el bolsillo y la abrió ocasionando gritos por parte de mis padres, no querían morir, pero eran malas personas y yo quería que murieran. Agarre una hoja de la libreta vacía que tenían en un cajón y comencé a escribir.
Quien nos encuentre cuando lea esto ya estaremos muertos, queremos despedirnos de mi hijo Jash, un asesino en serie que va matando a gente inocente, pero que aun así lo queremos porque salió de nosotros. Shirley es la hija mas perfecta de todas, pero nos arrepentimos mucho de haberla maltratado hasta el punto de dejarle marcas por semanas, esperemos que con estas muertes ella sea feliz y no tenga más el trauma que le creamos, solo queremos ser perdonados y vemos como mejor perdón matarnos, porque no podemos maltratarnos de otra forma que no sea así. No queremos vivir con el sufrimiento de haber maltratado mitad de la vida que lleva nuestra hija para que fuera perfecta, aun así, lo es y nunca dejó de serlo. Pedimos perdón por todo el daño que hemos ocasionado, por eso decidimos a día de hoy suicidarnos y morir lentamente, para sentir el dolor que le hemos ocasionado a nuestra hija.
Alexa y Jax Wilson.
Mientas escribía dictaba a la vez, mis padres gritaban de dolor negando con todas sus fuerzas que les diéramos una segunda oportunidad, pero ya la tuvieron cuando me dejaron en la calle a mi, así que los estábamos ignorando. Al terminar de escribir deje la libreta abierta para que la persona que viniera lo leyera, cogí unas pastillas para dormir, cosa que no iba a funcionar por el dolor, y obligue a que cada uno se tomara tres, no me dolía matarlos, me dolía que por sus culpas estuvieran así, si tan solo hubieran sido buenos padres nada de esto habría pasado, pero no era hora de arrepentirse de nada.
Como última muestra de amor mi madre me insultó mientras lloraba con todas sus fuerzas de dolor, Adler les había cortado a cada uno en la ingle para que se desangraran y sufrieran poco a poco, como lo pedí. Si yo había sufrido durante años por los maltratos de ellos dos, no iba a darles el lujo de tener una muerte rápida, no iba a ser tan fácil como con un disparo y ya, ellos tenían que sufrir y yo quería que ellos sufrieran.
Cuando terminamos con todo, ordenando las cosas que habíamos desordenado Hanne y yo, dejé las pastillas abiertas y tiradas en la mesilla para que a parte de cortarles, los policías se creyeran que también se murieron por pastillas.
Salimos de la casa escuchando como los gritos pasaban a ser un susurro hasta no ser nada más, lágrimas salieron de mis ojos por la rabia. Tenía enfado de que ellos hayan decidido ese final, de pequeña antes de que empezaran a maltratarme ellos eran mis héroes, siempre los quise de una manera tan especial, los vi como las personas más buenas de este planeta, pero desde que el día que me tocaron para dañarme esa visión sobre ellos desapareció, eran mi pesadilla.
Una pesadilla que había desaparecido para siempre.