Durante un largo rato mi amiga y yo bailamos al ritmo de la música, moviendo nuestras caderas y riendo al cantar algunas letras.
Con solo ver el rostro de Becca supe que la estaba pasando bien, y eso me tranquilizó.
Bastante había tenido la pobre con que la arrastrara a este bar solo para acompañarme.
Luego de que sonaran varios temas, Nick se acercó a nosotras.
-¿Te la puedo robar?- le preguntó a Becca, mientras me sonreía.
Dios mío.
No pude evitar que mi corazón se acelerara.
-Toda tuya- bromeó y se alejó.
Bendita seas, Becca.
Nick se acercó a mí y colocó sus manos en mi cintura.
Sentí como mis pulsaciones se aceleraban y sonreí.
Bailamos durante un largo rato. A veces él me hacía girar sobre el eje, otras bromeaba con las letras de las canciones.
Estar a su lado era mucho más divertido de lo que imaginaba.
De pronto sentí como me dolía la panza de tanto reír.
-Joder, no doy más- dije tomándome el vientre mientras soltaba carcajadas.
-No puedo evitarlo, te ves hermosa cuando ríes-
Uf.
¿De qué novela romántica había salido este chico?
Como acto reflejo, continué sonriendo.
-¿Te gustaría ir a caminar?- dijo de pronto y lo miré confundida.
-¿Ahora?-
Definitivamente Nick era un chico extraño
-Si, ¿Por qué no?-
No supe qué responderle.
-A dos cuadras de aquí hay un paseo que rodea el río- agregó.
Y joder ese plan sí que sonaba bien.
Era cerca, el clima ameritaba para caminar y me gustaba la idea de que pudiéramos estar tranquilos.
Y entonces una alerta cruzó por mi mente.
¿Debería que asustarme? ¿Pensaría Nick que pasaría algo más entre nosotros?
Si ibamos a irnos juntos de aquí, lo dejaría bien en claro.
-Nick, yo no quiero…- Comencé con seguridad, borrando toda sonrisa de mi rostro.
Pero su voz me detuvo.
-Chiara, no lo malinterpretes. No va a suceder nada entre nosotros, ese no es mi plan-
Inevitablemente me sonrojé.
-De acuerdo- respondí elevando la voz. Y es que la música estaba ahora en su máximo volumen.
Quería irme ya.
-Genial- sonrió y mi pulso se aceleró -Vamos-
-Espera- lo detuve antes de que pudiera voltearse. Nick me miró confundido -Debo llamar a Becca, vinimos juntas-
Tomé el celular y marqué su número.
Sin poder controlarlo, comencé a mordisquear mis labios. Me iba a matar. La iba a dejar sola.
Joder era la peor amiga.
Y antes de que pudiera arrepentirme, escuché su voz del otro lado.
-¿Hola?-
-¿Te fuiste?- pregunté arrastrando un poco las palabras, temerosa de su reacción. No la había visto desde hacía largo rato.
-No, estoy en el baño-
-Oh…- balbuceé- Oye... -Aquí vamos - Del uno al diez ¿Cuánto me odiarías si me voy ahora con Nick?-
Nick soltó una carcajada a mi lado.
Mierda olvidaba que estaba aquí.
Lo fulminé con la mirada aguantando una sonrisa.
-Mil- respondió y supe por el tono de su voz que se estaba burlando.
-¡Becca!- me quejé.
-Tranquila, ya me voy a casa también. Vé y disfruta-
-¿Cómo volverás?- cuestioné preocupada
-En taxi- dijo como si fuera obvio.
Y antes de que pudiera ofrecerle al menos pagarlo, la voz de Nick se escuchó.
-Dile que Salvador va a llevarla-
Lo miré confundida por décima vez en la noche.
-¿Salvador?-
-Aquí estoy-
Oh mierda, el de la cafetería.
Becca me mataría.
El susodicho estaba ahora a nuestro lado y nos observaba con curiosidad.
-No creo que sea buena idea…- murmuré intimidada bajo las dos miradas masculinas.
De pronto la voz de mi amiga se oyó del otro lado.
-¿Chiara?-
-Espera- dije rápidamente.
-¿Puedes llevar a su amiga a su casa?- preguntó Nick como si nada.
Algo en el rostro de su mejor amigo cambió.
-No quiero molestarte…- le repliqué buscando excusas.
Rogué en mis adentros que se negara.
-Claro que sí, con gusto la llevaré-
Mierda.
Observé a Nick con inquietud.
-Es mi mejor amigo, te puedo asegurar que es la persona con la que más segura puede estar en el mundo-
Me mantuve dubitativa por un instante.
-¿Estás seguro?- Salvador asintió y volví a hablar al telefóno -De acuerdo. Becca-
-¿Qué pasa?- preguntó ansiosa. La pobre no entendía nada.
-Salvador va a llevarte- solté y las palabras parecieron flotar en el aire.
Pagaría un millón de dólares por ver su cara.
Joder que no me iba a negar que ese hombre le encantaba.
-No- dijo rápidamente -Voy sola. No necesito que me lleve-
Uf.
-Mira, está a mi lado y no tiene pinta de ceder.- respondí con sinceridad. Salvador estaba cruzado de brazos, con una postura envidiablemente relajada. Su rostro mostraba una gran sonrisa triunfal y me pregunté por qué era. -Deja que te lleve y así me quedo tranquila que llegaste bien- agregué con sinceridad.
-El taxi me llev...-
-Becca- la interrumpí-Por favor-
Ya no soportaba la presión masculina que me rodeaba.
-Ok- respondió de mala gana.
Oficialmente me odiaba. Estaba segura de que mañana iba a matarme.
-Dile que me espere en la puerta del bar- indicó Salvador todavía sonriendo.
Nick lo acompañaba.
Maldita complicidad de amigos.
-Dice que lo esperes en la puerta del bar-
-Ok- repitió.
Mierda Becca, lo siento.
-No me odies- supliqué -Yo te quiero, prometo recompensarte-
-No sabes lo mucho que me debes. Me estás entregando a un desconocido- dramatizó y solté una carcajada.
-No seas exagerada. Es el mejor amigo de Nick -
Por fortuna, Salvador ya se había ido.
-¿Y?-
-Ya basta, te quiero, mañana te llamo- dije y colgué. A continuación me dirigí a Nick - Debes saber que mi mejor amiga me detesta-
Él sonrió.
-No te preocupes, prometo que estará bien. ¿Vamos?- estiró su mano.
Sonreí y la tomé. Estaba fría, pero no me importó.
Atravesó la multitud mientras me agarraba con fuerza.
Una vez que la música cesó y el suave viento golpeó nuestro rostro, suspiré. Al fin, solos.
-Es por aquí- señaló y aún con nuestras manos tomadas, caminamos hacia el río.
Conocía el camino a la perfección, pero me gustaba ser guiada por su seguridad.
Me sentía cómoda a su lado.
-Qué bueno que hayas aceptado venir- dijo rompiendo el silencio.
-Claro que sí, además no conocía el bar. Es muy difícil conseguir una entrada, ¿Cómo hiciste?- pregunté con curiosidad.
-Tengo contactos- bromeó pero algo en su voz era sincera.
-Eres muy reservado con tus cosas-
Él me observó borrando su sonrisa.
Joder mi boca. Siempre hablaba sin pensar.
-Lo siento, no quise que suene mal…-
-Tranquila- volvió a sonreír - Es que mi vida no es tan interesante, no hay mucho que contar- dijo encogiéndose de hombros.
Desvié mi vista cuando llegamos al hermoso camino de madera. Era un sitio que solía estar explotado de gente, pero por ser un día de semana y en este horario, éramos las únicas personas.
Una suave brisa acarició mi rostro y suspiré.
Todo estaba en calma y silencio.
La luna en su cuarto menguante formaba un reflejo difuso en el río, que parecía una obra de arte.
-Es precioso…- murmuré.
-Lo es- respondió Nick y cuando volteé a verlo, me observaba con intensidad.
Mi corazón se aceleró y todo en mi vientre comenzó a girar.
Volví a mirar al agua y fui consciente de nuestros dedos entrelazados. Se sentía tan bien estar con él…
-¿Qué quieres saber?- preguntó sorprendiéndome.
-¿De qué hablas?-
-De mí. ¿Qué quieres saber?-
La oportunidad se presentó frente a mí y no iba a desperdiciarla.