Esa noche Luo Binghe tuvo un sueño increíble.
Soñó con un hombre que extendía las manos hacia él y cuyos largos cabellos negros ondeaban con el viento.
También le sonreía con afecto y lo abrazaba de manera aún más cálida.
El florista se despertó al darse cuenta que respiraba de forma irregular.
Las almohadas a su alrededor estaban completamente húmedas a causa de sus lágrimas.
Sin embargo, la sensación de calidez que sentía en su corazón no se desvaneció en ningún momento.