𝐈𝐍 π˜πŽπ”π‘ π„π˜π„π’ β”‡γ€Œπ’π€...

By _Bread_Jinnie_

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AsΓ­ como a algunos les gusta, a algunos no. Otros solamente tienen que convivir con ella. Minatozaki Sana va... More

Oscuridad
Linda y Tentadora
Hoy Quiero Regresar Sola
Y Eso Me Hace Sentir IncreΓ­ble... Y Asustada
Buenas Noches, Sanashine
Hacemos Una Hermosa Pareja
Necesito Pensar
No Se Bailar
Que Locura La Fiesta En Casa De Jin-young, ΒΏNo?
Se Termino Mi Bebida, Sana
No Quiero Arruinarlo Todo
Estoy Enamorada De Una Chica
TΓΊ Me Tienes, Sanashine
Voy A Amarte Por Toda Mi Vida
ΒΏCuΓ‘ndo comenzΓ³ esto?
Bienvenida a la familia, Sana
Only Look At Tzuyu
Only Look At Tzuyu. FINAL
"Solamente la muerte acaba con una verdadera historia de amor" Pt. 1
"Solamente la muerte acaba con una verdadera historia de amor" Pt. 2

Vas A Ser La MΓ‘s Hermosa De La Fiesta

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By _Bread_Jinnie_

Vas a ser la mas hermosa de la fiesta
El papá de Sana limpió un poco de salsa que quedó en su boca. La chica se acogió en la palma de la mano de su papá, aceptando el cariño que vino después. Había un titilar de cubiertos constantes, el silencio pareció haberse acomodado en una de las sillas para cenar con ellos. Sana había hablado poco con su mamá desde lo acontecido en el almuerzo con Tzuyu. La chica pasaba toda la tarde intentando hablar con Chris, siendo ignorada con éxito.

—Estaba pensando en hacer un intercambio – Dijo Sana terminando con la inquietud.

Desde que incluyó esa idea en su cabeza venía pensando en la forma correcta para anunciarlo a sus padres. La conclusión fue que no había forma correcta para hacerlo. Tendría que ser directa.

— ¿Qué piensan? – Preguntó.

Hayami la miró como si fuera un monstruo de siete cabezas, después intercambió una mirada cómplice con Hiro.

— ¿Hacer qué, Sana? – Preguntó su padre, como si no hubiese escuchado.

—Intercambio – Afirmó ella — El otro día un profesor de la escuela comentó sobre eso y me interesé – Mintió.

—Espera – Comenzó Hayami, su voz en tono de burla — ¿Estás hablando de vivir fuera del país? ¿Es eso? – Preguntó, haciéndose la desentendida.

—Sí.

Hayami soltó una carcajada.

—Debes estar jugando.

—Ya vas a comenzar...— Dijo Sana rodando los ojos, demostrando cansancio.

— ¿Voy a comenzar qué? Esta discusión ni debería estar ocurriendo – Dijo Hayami.

Hiro detuvo a su esposa con una señal y sostuvo el brazo de Sana que estaba sobre la mesa, haciéndole un cariño delicado.

—Explícanos exactamente, hija – Pidió él.

— ¿Explicarnos qué? – Protestó Hayami — ¿Ustedes están locos? No existe la menor posibilidad de que Sana se vaya a vivir sola fuera del país y punto final.

— ¿Pero por qué? – Preguntó Sana, el tono aún más suave.

Ella necesitaba más que un "No" para quitar la idea de su cabeza.

— ¿En serio, Sana? ¿Me estás preguntando por qué? – Preguntó su madre, como si no fuera obvio ya.

—Mamá, muchas personas hacen intercambios. ¿Cuál es el problema? – Preguntó la chica exasperada.

Hayami se quedó en silencio por algunos segundos.

—Aunque te dejáramos... ¿Quién va aceptar una chica ciega en su casa? – Argumentó la mujer sin ningún tipo de cautela en la voz.

El rostro de Sana se puso rojo de la rabia, Hiro le dirigió una mirada de enojo a la mujer.

Sana se levantó abruptamente de la silla y salió de la cocina. Su papá hizo lo mismo para acompañarla, pero Hayami lo sujetó del brazo y murmuró su nombre.

Una Sana apresurada pasó por la puerta de la cocina con un boletín de colores en sus manos, el ceño fruncido, la mirada seria y desafiante, direccionada al lugar de su mamá en la mesa.

Ella le entregó el objeto que fue tratado con desprecio y desdén en las manos de Hayami.

— ¿De dónde tomaste esto? – Preguntó la mujer.

—De una agencia de intercambios. Hay una en Madrid especializada en ciegos. – Explicó Sana en un tono seco.

—Dámelo – Pidió Hiro, cuando vio que Hayami despreció el papel.

—Ahí viene el número de ellos por si quieren llamar para ver quién va a cuidar de mí. ¿Cómo está su español? – Preguntó la menor sarcástica.

—No hay discusión, Sana. No vas hacer ningún intercambio. – Dijo su madre, las palabras firmes y serias.

Sana suspiró en derrota. Su papá tomó el boletín y lo guardó para verlo más tarde. Él tenía derecho a una segunda opinión, y si iba a usarla, quería estar bien informado.

—El viernes hay una fiesta y voy a ir – Anunció Sana decidida mientras volvía a acomodarse en su lugar.

Hayami suspiró y tocó su sien.

— ¿A qué hora será, hija? – Preguntó su padre suavemente volviendo a comer.

—A las nueve de la noche, papá – Respondió la menor como si solamente estuvieran los dos presentes.

— ¿Chris irá a la tal fiesta? – Se pronunció su madre rápidamente.

Sana pensó en Chris. Él la venía evitando hace dos días, si le contaba que no se estaban hablando su mamá cancelaría el campamento del lunes.

—No lo sé. Me voy a ver con Tzuyu allá. ¿Tú me puedes llevar, papá? – Respondió la chica. Sin dirigir su mirada a su madre.

Hiro miró a Hayami. Oh, sí, la mujer estaba a punto de explotar, pero ella no tenía el derecho de controlar todo alrededor de Sana. La chica tenía 18 años y nunca estuvo o pidió permiso para ir a una fiesta.

—Claro que puedo – Respondió él — Pero tienes que darme detalles de ella. Quiero saber quiénes van, a qué hora termina, cosas similares – Completó en su tono calmo y rutinero.

Sana asintió.

—Está bien – Respondió antes de retirarse.

Sana fue a tomar un baño para ir a la fiesta, teniendo como sinfonía la discusión que acontecía en la habitación de sus padres. Ella temía que para cuando saliera su papá estuviera tan cansado de la voz estresante de su mamá, que desistiría de los argumentos: "Ella tiene que vivir", "Es su primera fiesta", "Sí, ella es ciega, pero también es una adolescente", "Ella es una buena chica, Hayami, pero los adolescentes acostumbran hacer lo que quieren al fin de cuentas. Entonces que sea con nuestro consentimiento."

Sana tomó un baño demorado. No quería comparecer en un lugar lleno de personas, que pasaban sus días escolares dedicándose a burlarse de ella, con un gesto cansado. Ella pasó una maña más siendo evitada por Chris en la escuela, y una tarde de correos electrónicos y llamadas, ignoradas.

Se puso un vestido rojo sin mangas que su abuela le había regalado en su cumpleaños número 15. "Es simple, pero hermoso. Como tú." Le dijo ella cuando le entregó el regalo, que, hasta hoy, Sana nunca había usado. Se puso feliz cuando vio que aún entraba en él, ya que ahora tenía más atributos. Secó su cabello con un secador, y cuando el silencio tomó su casa, decidió llamar a su papá.

— ¡Papá! – Exclamó, asomando tan solo la cabeza por su puerta.

Sana escuchó los pasos apresurados en el pasillo.

— ¿Qué pasó, hija? ¿Estás lista? – Preguntó él suavemente.

Sana negó con la cabeza y levantó el cepillo de cabello que sujetaba, apuntando en dirección a él.

— ¿Será que el señor puede peinarme? – Preguntó inocente.

Una pequeña y triste sonrisa nació en los labios de Hiro. Sana nunca pedía ayuda, y estaba haciendo eso, no era porque lo necesitaba en realidad, sino porque quería distraer la mente de su padre.

—Claro, hija – Respondió siguiendo a Sana dentro de la habitación — Te ves hermosa en ese vestido, tu abuela estaría feliz si pudiera verte.

Sana suspiró, no quería parecer irónica en lo que estaba a punto de decir.

—También estaría feliz si hubiera podido verla a ella – Comentó sentándose en la cama, siendo acompañada por su papá.

Hiro acarició los hombros de la hija para relajarla, después tomó una mecha de cabello y comenzó a cepillarlo delicadamente, y así fue siguiendo hasta que todo el cabello estuviera suave y brilloso.

—Sana...Sin bebidas hoy, ¿Está bien? Y cuidado con los chicos – Advirtió cepillando una última vez y volviendo a Sana hacia él.

—Todo bien, papá – Respondió ella.

Sana se levantó y abrió una gaveta de su cómoda. Hiro frunció el ceño cuando vio los artículos que la chica cargaba.

— ¿Puedes pasarlos por mí? – Preguntó la menor, entregándole un lápiz de ojos y rímel.

—Sana, creo que sería mejor que se lo pidieras a tu madre.

—No – Lo interrumpió — Tú eres arquitecto papá. Estás con lápices y dibujos todo el tiempo. No creo que sea tan difícil intentar dejarme menos fea.

Hiro rio.

—Tú eres linda, hija.

—Tú eres demasiado amable, hasta yo le diría eso a mi hija, y mira que nunca voy a poder verla – Dijo irónica.

Su papá rio de nuevo.

—Okay... — Dijo Hiro analizando los objetos en su mano — ¿Cuál se usa primero?

Sana se encogió de hombros y le lanzó una mirada de burla.

—Está bien, ya he visto a tu mamá hacer esto algunas veces, puedo intentarlo – Dijo él, tomando la barbilla de Sana y fijándola en el lugar.

Sana asintió y esperó.

—Mantén los ojos abiertos que voy a usar toda la concentración y mi diosa interior para hacer esto – Comentó él.

Sana carcajeó y llevó su cabeza hacia atrás, los hombros vibrando conforme su risa inundaba la habitación.

—Bien, terminemos pronto con esto – Dijo ella cuando se recuperó del ataque de risa.

Su papá volvió a sujetar su mentón. Quitó la tapilla del lápiz y se direccionó hacia el ojo de Sana que lo miraba fijamente. La chica no parecía hacer ningún esfuerzo para mantenerse así.

—Hija – Comenzó él suavemente — estaba pensando en esa historia del intercambio.

Sana parpadeo cuando él terminó de poner el lápiz, dejando una línea negra bien marcada.

— ¿En serio? – Preguntó la menor emocionada.

—En serio, pero quédate muy quieta mientras hago esto en el otro ojo.

Sana asintió y volvió a ver el vacío, manteniendo los ojos bien abiertos.

—Estoy intentando entender esas ganas tuyas de irte tan lejos – Continuó él terminando de marcar el otro ojo — Encuentro muy natural a tu edad querer conocer otros lugares, personas diferentes, hacer nuevos amigos – Se detuvo para ver si no había conseguido el efecto que él creía que Sana deseaba. Después tomó el rímel y quitó el exceso, imitando a Hayami, y lo pasó lentamente en las pestañas de la chica — Pero encuentro muy natural también que discutas con tus padres todo el tiempo – Sana sonrió y él adhirió un tono más serio — Yo también fui así. Pero salir del país para huir de tus problemas...lo encuentro muy radical – Él terminó y acarició el rostro de su hija — ¿Entiendes? – Preguntó.

Sana asintió.

—Así que, estoy pensando en hablar con tu madre sobre esto – Continuó.

Los labios de Sana subieron en una pequeña sonrisa.

—Pero primero necesito entender si estás queriendo viajar por los motivos correctos. ¿Estás de acuerdo? – Completó, su voz siempre tranquila y reconfortante.

Sana sonrió más ampliamente. Se preguntaba por qué su mamá no tenía la misma capacidad de entenderla, de hacerle comprender los motivos y razones correctos de cuando le decía no.

—Estoy de acuerdo, papá – Respondió ella abrazándolo.

Sintió su perfume de almizcle ya familiar. Ella se separó y se levantó, después dio una vuelta dramática.

— ¿Cómo me veo?

Hiro también se levantó y sonrió.

Vas a ser la más hermosa de la fiesta – Respondió él.

Un sonido vicioso sonaba. No era el tipo de música que Tzuyu escuchaba generalmente, pero ella debía agradarle al público. Vio cuando Sana entró por la puerta con su papá. La chica le robó un suspiro por lo hermosa que estaba. Tzuyu puso una canción aleatoria más, después puso una que realmente deseaba escuchar y bajó del pequeño escenario improvisado en una esquina de la gran sala. Pasó entre las personas que bailaban, dirigiéndose hacia donde estaba Sana e Hiro.

—Mi encomienda llegó – Dijo ella sonriendo — Pero como tuvo un atraso de treinta minutos no voy a pagarle al señor – Completó dirigiendo su mirada hacia Hiro.

El hombre sonrió.

—No voy a protestar – Dijo él levantando las manos — Cuídala, es su primera fiesta y veo depredadores por todas partes – Completó fingiendo analizar el lugar seriamente.

—Puede estar tranquilo. Ella está en buenas manos – Respondió la mayor tomando la mano de Sana después que la chica se despidió de su padre.

Tzuyu caminó por la sala, llevando a Sana con ella y la sentó en un cómodo sofá.

—Mi DJ – Gritó una voz masculina y juvenil.

Sana pudo escuchar a Tzuyu reír.

— ¿Y quién es esta hermosa chica? – Preguntó la voz.

Sana direccionó la mirada con interés hacia dónde provenía el sonido. No quería que el chico animado pensara que ella estaba siendo indiferente.

—Sana – Respondió Tzuyu — Sanashine, él es Jin-young, el amigo de Jackson que entrará a nuestra clase. Y éste en sus brazos es Pudim – Completó ella.

Sana arqueó las cejas en duda. El chico se lanzó al sofá a su lado. Ella sintió su mirada bajar por su cuerpo.

—Ah, sí –Murmuró Tzuyu comprendiendo — Pudim es el cachorro de Jin-young – Le explicó.

Sana asintió.

—Entonces tú eres Sana – Dijo él sin perder la diversión y simpatía en la voz — Eres más bonita de lo que me dijeron.

Sana frunció el ceño. No podía imaginar cómo Jackson la había descrito a ese chico.

—Gracias, creo – Respondió ella aun con el ceño fruncido.

—Hey – Llamó Tzuyu todavía de pie — Voy a buscar algo para que ella tome. ¿Puedes hacerle compañía mientras eso? – Le preguntó a Jin-young.

El chico le sonrió a Tzuyu.

—Será un placer.

Jin-young le presentó a Sana el pequeño cachorro que cargaba en sus brazos mientras Tzuyu se alejaba. La chica se entretuvo con sus cabellos suaves y de buen olor.

Tzuyu pasó apresuradamente por la mesa de entradas y bebidas en busca de alguna bebida que no tuviera alcohol, pero fue en vano. Después intentó en la cocina, verificando las bebidas que estaban sobre la mesa, pero ni esas se habían librado de Mark, Yugyeom y su botella de Whisky barato. Ella terminó encontrando una botella de Coca-Cola en la heladera. La abrió y sirvió con hielo en un vaso de cartón, después volvió hacia donde había dejado a Sana.

Jin-young le decía algo al oído. "Demasiado cerca", pensó Tzuyu. Pero lo reprimió, como lo hacía cada vez que pensaba en Sana de una forma posesiva o demasiado afectuosa, desde el día en que la chica durmió en sus brazos.

— ¡Toma! – Exclamó Tzuyu sobre la música alta y demasiado ruidosa, poniendo el vaso en la mano de Sana — No aceptes nada a no ser que yo sea quien te lo ofrezca – Completó la chica.

—Sí, mamá – Dijo Sana en un tono divertido.

—Voy a dar una vuelta para conocer a más gente – Dijo Jin-young — ¿Ese amigo tuyo no va a salir nunca de esa silla, Tzu? – Preguntó él mirando en dirección a Chris, que estaba sentado en una esquina apenas observando el movimiento.

Tzuyu rio.

—Chris está medio enojado y no es mucho de encajarse – Respondió ella encogiéndose de hombros.

Sana bajó la mirada mientras bebía la gaseosa. El pensamiento de que Chris no se estaba divirtiendo porque estaba enojado con ella, la hacía sentir culpable.

—Bueno, un placer conocerte, Sana. Voy a dejar a Pudim a mi habitación, conocer algunas personas y más tarde vuelvo para robarte y bailar un rato.

Sana hizo un gesto que causó risa en Tzuyu y en el chico.

—Inténtalo a la suerte – Dijo Tzuyu.

Una melodía invadió el ambiente y Sana la reconoció rápidamente. Tzuyu sonrió cuando vio que la chica había entendido. Ella le tomó el refresco y lo puso en una mesita cercana y tomó su mano, levantándola mientras ella negaba con la cabeza.

—Yo voy a probar la mía – Completó Tzuyu lanzándole una mirada seductora a Jin-young antes de salir, llevando a Sana con ella.

—Estás loca si crees que voy a bailar, Tzuyu – Gritó Sana, más alto que la contagiosa música que bailaron en su habitación tiempo atrás.

—Tú eres la que sabe – Respondió Tzuyu deteniéndose y comenzando a bailar.

Sana se quedó ahí, de pie, sintiendo el perfume de Tzuyu cerca. Sentía la presencia agitada de la chica, la energía que provenía de ella.

Crawling back to you

Gritó Tzuyu cuando comenzó el refrán.

Sus manos tomaron las de Sana y las colocó en su cadera. Sana sintió el cuerpo de la chica moverse de un lado a otro, sus manos todavía sobre las suyas, guiándola.

Baby, I'm too busy being yours to fall for somebody new.

Cantó Tzuyu, acercándose más a Sana. Su cuerpo caliente no se detenía ni un segundo. Sana fue contagiada por el balanceo de la mayor, así que se movió con ella. Tzuyu se volvió de espaldas a Sana y volvió a capturar sus manos. La chica cruzó los brazos de Sana alrededor de su cuerpo. La chica que estaba rendida a la música, rendida a la presencia quieta de Sana. Ya no era más Tzuyu. Era una parte reprimida y deseada que estaba dormida en su mente. La menor se rozó sensualmente e incesantemente en Sana. Su cabeza fue hacia atrás para apoyarla sobre el hombro de la mayor, sus manos posesivas guiando las manos de la otra chica por su cuerpo en movimiento.

Sana estaba intentando contenerse, pero el cuerpo sudado, oloroso y llamativo bajo sus palmas la estaba volviendo loca. Tzuyu nunca estuvo tan cerca, y eso la entorpecía como si se hubiese drogado mil veces, ella deseaba morir de sobredosis.

Las dos se movieron como si fueran una sola, algunas personas se detuvieron solamente para verlas. La imagen de las dos adolescentes hermosas, moviéndose tan sensualmente en medio de una sala inundada de gente, no pasaría desapercibido.

Tzuyu se volvió de nuevo hacia Sana. Vio los ojos cerrados de la mayor, su rostro relajado, labios entreabiertos, la respiración pesada golpeando en su cara, llevándole consigo su aliento suave con olor a menta. Cielos, ella quería sentir su sabor. Ella pasó su nariz por el cuello de la chica. Sana se estremeció con el contacto, pero no dejó de acompañarla en la danza. Tzuyu siguió un camino hacia su oreja.

(Do I wanna know?)

If this feeling flows both ways

(Sad to see you go)

Was sort of hopping that you'd stay

(Baby, we both know)

That the nights were mainly made for saying things

That you can't say tomorrow day

Tzuyu susurró partes de la canción en el oído de Sana. Su voz ronca dejándola a la deriva de un precipicio. Ella se preguntó si esas palabras debían significar algo. La canción estaba terminando y su cuerpo se movió más lentamente. Sus manos todavía en Tzuyu. Fue entonces que ella sintió su espalda quemar, un rubor atravesó su cuerpo. Dios, había personas viendo, de eso estaba segura. Mierda, ella estaba tan entretenida que no pensó en las personas. Los sonidos de voces volvieron a su alrededor como si su cerebro la hubiese desconectado mientras ella estaba ocupada acariciando cada pedazo de Tzuyu.

La coreana se separó lentamente y cuando vio por encima de los hombros de Sana, se encontró a un Chris, aparentemente molesto, direccionarse hacia el fondo de la casa a pasos rápidos.

La chica esperó a que sus respiraciones se normalizaran antes de llevar a Sana de regreso al sofá.

—Fue un hermoso baile – Dijo Tzuyu sonriendo.

Sana asintió avergonzada. Aún estaba en la niebla del momento que ellas crearon.

Tzuyu limpió su garganta.

—Voy a agregar algunas canciones más al playlist y te traeré algo para que bebas, tu refresco ya debe estar caliente.

—Eso estaría perfecto – Dijo Sana, solamente ahora notando lo seca que estaba su boca.

Tzuyu dio un apretón en el hombro de Sana.

—Volveré antes de que comience a sonar la música lenta, agregaré una especial para bailar contigo. Te debo un baile más tranquilo.

Sana aún estaba sintiéndose torpe y procesaba el por qué sus manos temblaban, así que solo asintió avergonzada.

Tzuyu se alejó tranquilamente. Capturó una mirada maliciosa por varios lugares mientras caminaba por medio de la multitud en dirección al pequeño escenario. Puso algunas canciones electrónicas, de esas con ritmos repetitivos, después fue más al fondo, detrás de Chris.

Ella no quiso decirle a Sana que había visto al chico salir molesto, la chica ya pasó demasiado tiempo humillándose, intentando llamarlo para disculparse por saber qué.

Ella quería conversar con él. Descubrir por qué estaba siendo un imbécil, cuando Sana solamente quería que él regresara a su vida.

Una mano fuerte la sujetó cuando vio a Chris sentado en la baranda detrás de la casa. Jackson sonrió malicioso y ella le sonrió sin gracia.

—Fue un hermoso show, Tzuyu.

—Gracias.

— ¿Qué tal si volvemos y bailas conmigo esta vez? – Preguntó el chico.

—No puede ser. Tengo que hablar con Chris. ¿Tal vez más tarde?

Jackson dio un paso al frente. Su rostro tan cerca que ella podía sentir el olor fuerte a alcohol que sus poros exhalaban.

—Vamos, ¿Qué quieres con el perro guía de Chris?

Tzuyu negó por Jackson estar siendo tan invasivo

—Mira, más tarde hablamos, ¿Bien? – Dijo ella.

Sobre el hombro de Jackson ella vio a Jin—young pasar sonriendo con dos chicas a su alcance. Él asintió en forma de saludo y ella le regresó el acto.

—Ve a divertirte con tus amigos, después hablamos – Continuó ella claramente expulsando al chico. Su tono serio y desafiador.

Jackson soltó su brazo y dio un paso atrás, levantó las manos en rendición antes de alejarse.

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