somebody to love ♡ hyunin

By hyuninclub

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Enamorarse de un hombre durante la década de los 50 nunca fue algo que Hyunjin y Jeongin hubieran imaginado... More

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Final
Epílogo

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By hyuninclub

La oscura puerta de madera se cerró detrás de Hyunjin, haciendo que resonara en todo el piso. Hyunjin entró, las suelas de sus zapatos aún con unos cuantos copos de nieve.

—¿Ésta es... tu casa? —preguntó, y Jeongin miró a su alrededor para asegurarse de que Lia no estuviera allí, corriendo hacia su habitación, estudio, cocina, baño, y encontrándolo todo vacío.

—Sí —dijo Jeongin, quitándose el abrigo y tirándolo al sofá descuidadamente, mirando al mayor—. Lia no está aquí.

—Una pena —dijo Hyunjin, mirando alrededor curiosamente—. ¿Por qué?

—Está en la escuela de enfermería o algo así —Jeongin respondió sin aliento, y antes de que Hyunjin pudiera moverse una pulgada, Jeongin se apresuró hacia él y rodeó su cuello con fuerza, presionando sus labios juntos.

Hyunjin le devolvió el beso y luego se apartó, aparentemente absteniéndose.

—¿Tienes algo de té?

Jeongin miró a Hyunjin.

—¿Hm? ¿Té? Sí, sí, puedo hacer un poco de té —susurró y comenzó a besarlo nuevamente.

Hyunjin movió sus labios juntos por unos segundos y luego se apartó. Jeongin se separó y Hyunjin se dio la vuelta.

—Entonces, Lia entró a la escuela de enfer-

—¿Qué pasa? —preguntó Jeongin, sintiendo su interior vacilar—. ¿Por qué no me besas? ¿H-hice algo mal?

—¿Hm? —Preguntó Hyunjin de vuelta, mirándolo por unos segundos y sacudiendo la cabeza—. Es solo eso —comenzó a decir con calma, mirando a Jeongin casi de forma distante—. No disfruto mucho tu comportamiento tan...pegajoso.

Jeongin se quedó quieto, con los ojos muy abiertos. Hyunjin fue tan directo que sintió que le temblaban las entrañas.

—¿Comportamiento pegajoso? —dijo confundido y luego miró hacia abajo—. Estoy siendo bastante... — Jeongin comenzó y luego jugueteó con sus dedos, siendo repentinamente consciente de sus acciones—. D-desesperado, ¿no? Actuando todo frenético —dijo tragando saliva, y luego miró a Hyunjin, quien solo tarareó.

—No esperaba que fueras así —se rio Hyunjin, y Jeongin se sonrojó, sintiéndose ansioso de repente.

—L-lo siento... No quise incomodarte —Jeongin dijo suavemente, sin dejar de mirar hacia abajo—. Y-yo solo... me gustó cuando tuviste sexo conmigo. Es muy diferente a todo lo que he experimentado, o imaginado —continuó y luego se detuvo.

Hyunjin se rio entre dientes.

—Está bien, amor —dijo Hyunjin y luego miró a Jeongin—. Escucho eso de todas las mujeres con las que me acuesto.

Jeongin se congeló.

—¿T-todas las mujeres? —le preguntó, desconcertado por sus palabras.

—Por supuesto —respondió, sacando un cigarrillo de su bolsillo, junto con un encendedor—. No pensaste que me acostaba solo con unas cuantas, ¿verdad? —Preguntó, poniendo el cigarrillo entre sus labios y encendiendo el fuego, presionándolo suavemente contra la punta.

Jeongin abrió la boca, pero no salieron palabras—. N-no pensé que te acostaras con ninguna.

—Que gracioso eres, Jeongin —Hyunjin se rió entre dientes, volviendo a guardar el encendedor en su bolsillo y dándole una calada al cigarrillo—. Bueno, no. El sexo es una de las cosas más placenteras de la vida. ¿Por qué solo hacerlo con una?

Jeongin miró hacia abajo.

—C-cierto —dijo riendo suavemente, sintiéndose un poco mareado.

—Espero que eso no te moleste, Jeongin, porque es bastante divertido, en verdad —dijo entre risas.

—¿Lo sabe Ryujin?

—Ella sabe suficiente —respondió el castaño y Jeongin apretó su puño contra sí mismo, sin poder mirar al hombre.

—E-eres un mujeriego, ¿verdad? —el chico preguntó en voz baja, viendo pasos acercándose a él, y sintiendo que levantaban su barbilla, Hyunjin haciendo que lo mirara directo a sus ojos oscuros.

—La tentación nos transforma a muchos. Resulta que sí, soy uno —susurró Hyunjin, y Jeongin tragó saliva, asintiendo con la cabeza.

Hyunjin se inclinó y presionó sus labios con cautela contra los de Jeongin, sin presionarlos completamente, pero lo suficiente como para que Jeongin olvidara cada una de sus palabras y solo quisiera más.

Hyunjin se apartó y Jeongin gimió.

—Debo irme ahora, ángel — susurró—. Pero pensaré en ti.

Jeongin asintió suavemente, agarrando a Hyunjin de su abrigo, esperando que se quedara, pero se dio la vuelta para alejarse, y Jeongin simplemente lo vio irse.

Se sentó en el sofá y se llevó las rodillas al pecho. Hyunjin era guapo, muy guapo. Jeongin desearía que no fuera tan guapo. Ojalá no fuera tan apuesto, tan encantador, tan perfecto.

Hyunjin parecía tan jodidamente perfecto.

Se rió de sí mismo. Por supuesto que se acostaba con otras mujeres. Tiene una esposa hermosa y la cara más bella. Las mujeres se desmayan sobre él por simplemente entrar en una habitación. Jeongin no era nada.

El aura de Hyunjin sacudía a Jeongin hasta la médula. Era tan intimidante: su mirada, sus palabras...Todo sobre él era intimidante, y Jeongin se sintió más pequeño que nunca.

Lia llegó a casa más tarde, pero parecía cansada. Besó a Jeongin en la frente e inclinó la cabeza al ver cómo estaba arrinconado en la esquina del sofá, sus rodillas contra su pecho, escuchando la radio.

—¿Qué pasa? —Lia preguntó, y Jeongin apoyó la cabeza contra el sofá.

—No quiero hablar de eso —le respondió sin dejar de mirar hacia abajo, con los pies fríos.

Lia tarareó.

—Oh, bueno. Vi un anuncio en esta tienda que vende teles. Quizás deberíamos comprar una, podríamos ponerla en la sala de estar. Realmente animaría el lugar.

Jeongin se quejó, presionando su cara contra el sofá.

—No tenemos dinero para una tele, Lia —murmuró enojado mientras miraba fijamente la pared.

Ella lo miró por unos segundos—. A veces actúas como una doncella —dijo ella entre risas y Jeongin la miró. Lia vio la mirada en el rostro de Jeongin y luego tragó saliva—. Solo estoy bromeando. Lo siento. Haré la cena.

Jeongin la observó alejarse y luego suspiró, levantándose y caminando hacia su estudio. No podía soportar seguir pensando en Hyunjin y lo absolutamente perfecto que era.

(...)

—¿Dónde estabas? —Ryujin preguntó mientras Hyunjin entraba a su casa. "

—Estaba con Jeongin. ¿Sabes lo pequeño que es su apartamento? ¿Recuerdas cuando vivíamos en uno de esos? Dios, ahora se siente tan abismal —Le dijo, quitándose el abrigo y colgándolo en el perchero.

—¿Por qué siempre estás con Jeongin? —Ryujin preguntó, vestida con una falda lápiz y un top marrón, con el pelo recogido mientras miraba a Hyunjin con una ceja levantada.

Hyunjin pasó junto a ella y encontró una botella de vino en la mesa junto con un vaso.

—Es bastante simpático.

—Todo el mundo es simpático —Ryujin escupió. Hyunjin se rió entre dientes.

—No conoces ni la mitad del mundo, cariño.

—Cállate, Hyunjin —dijo Ryujin y Hyunjin la miró.

—¿Estás molesta conmigo otra vez? ¿Ahora por qué?

Ryujin caminó hacia él— Si crees que no sé lo que pretendes al hacerte tan amigo de Jeongin, entonces te equivocas.

Hyunjin se congeló. La miró por unos segundos y luego sonrió.

—Estás delirando.

Ryujin lo miró de cerca.

—Crees que soy estúpida —sonrió—. Crees que no lo sé, Hyunjin. Lo sé, sé demasiado, lo sé-

—Silencio, cariño —susurró Hyunjin, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura—. Estar tan enojada todo el tiempo puede causar ansiedad.

—Hyunjin —comenzó a decir, pero él se inclinó hacia adelante, respirando sobre sus labios rojos.

—Suenas tan segura y fuerte, Ryujin. Sé que no te gusta cuando me burlo de ti —susurró Hyunjin.

Ella lo miró. Había sido su esposa por más de ocho años, y aun así Hyunjin seguía siendo tan atractivo como cuando se conocieron. Ryujin presionó sus labios juntos.

Hyunjin le devolvió el beso ligeramente, y antes de que pudiera apartarse, Ryujin lo besó con más fuerza. Hyunjin se rió entre dientes sobre su boca, alejándose de ella.

—Sabes que no me gusta cuando te comportas tan pegajosa, amor.

—No me hables así. No soy una de tus putas a las que les metes la polla —le dijo en voz baja, reafirmando su dominancia.

Hyunjin se rio entre dientes—. Por supuesto que no —susurró, bajando sus brazos para cargarla. Ella lo besó con firmeza mientras él la llevaba escaleras arriba.

Continuaron besándose cuando entraron en la habitación. Hyunjin dejó a Ryujin en la cama y se subió encima de ella, besando su cuello. En el momento en que lo hizo, Ryujin les dio la vuelta y se sentó a horcajadas sobre él.

Hyunjin permaneció callado y observó a Ryujin apretar sus dedos en su cabello castaño, levantando su cabeza.

—¿Crees que eres inteligente, verdad? Follando todas esas zorras a mis espaldas-

—No creo que a tu tía le guste que le digas zorra —susurró Hyunjin y luego sintió un tirón en su cabello.

—Te detesto —susurró Ryujin, ahuecando sus mejillas y comenzando a besarlo firmemente de nuevo—. ¿Quién fue la última persona en esta cama antes que yo?

—Nadie —dijo Hyunjin y fue empujado hacia abajo, Ryujin encima de él, frotándose suavemente contra su pene.

—No me mientas, vi el condón.

—Verónica —dijo mordiéndose el labio inferior mientras sentía sus afiladas uñas clavarse en su cuello y estiró la cabeza hacia atrás. Hyunjin se rió entre dientes, mirando hacia arriba con sus ojos oscurecidos—. Te dije que no me gusta esto.

—Y yo te dije que no me importa —Hyunjin le dio una mirada penetrante y ella sonrió—. Sabes que no tienes opinión aquí, cariño.

—Cállate —Hyunjin gruñó, y comenzaron a besarse de nuevo.

Minutos más tarde, Ryujin montó su pene y Hyunjin gruñó, rodando sus caderas y se vino dentro de ella. Ella se alejó y caminó hacia el baño. Hyunjin vio el semen resbalando por su pierna y respiró hondo, cubriéndose con las sábanas.

—Que estás-

—Me aseguro de no quedar embarazada —espetó Ryujin, y Hyunjin inhaló bruscamente, cerrando los ojos.

Más tarde, cuando estaba casi dormido, sintió cosquillas en el hombro.

—Si lo que creo que está sucediendo realmente está sucediendo, Hyunjin —Ryujin le susurró al oído—. No lo tomaré a la ligera en absoluto. Conoce tus límites.

Hyunjin guardó silencio, con los ojos abiertos. Ryujin se metió a la cama, ambos recostados mirando hacia lados diferentes.

(...)

Jeongin vio a Lia entrar en su departamento.

—¡No te preocupes por la cena esta noche, cariño! ¡Ryujin nos invitó a cenar!

—¿En serio? —Jeongin preguntó, y Lia asintió.

—Bueno, en realidad solo me invitó a mí, pero estoy segura de que tú también puedes venir —Lia sonrió y Jeongin gruñó.

—Creo que es mejor que no vaya —dijo Jeongin, y Lia sacudió la cabeza.

—¡No! ¡Debes venir! Hyunjin estará allí. Ryujin me dijo que ustedes dos se han vuelto realmente cercanos últimamente —dijo emocionada, y Jeongin se congeló.

—Supongo que está bien —le dijo suavemente.

Jeongin se vistió con una bonita camisa amarilla y un par de pantalones. Lia fue al baño a cambiarse. Mientras lo hacía, Jeongin miró el tocador.

Caminó hacia él con cuidado. Vacilante, tomó un lápiz labial, uno rosado. La puerta del baño estaba cerrada. Lia no lo vería.

Deslizó la punta del lápiz labial rosa contra su dedo y luego se puso un poco en los labios. Lo extendió uniformemente, viendo como sus labios parecían más gruesos y brillantes. Sonrió.

Lia salió vestida con un vestido rosa. Vio a Jeongin y le dirigió una cálida mirada. Ambos tomaron sus abrigos y se dirigieron hacia la mansión.

Caminaron quince minutos más o menos y finalmente llegaron. Lia se adelantó y llamó a la puerta alegremente. La puerta se abrió y Jeongin se congeló cuando vio a Hyunjin.

—Ah, Lia —dijo Hyunjin, y Lia pareció un poco sorprendida, pues esperaba ver a Ryujin.

—¡O-oh! ¡Hola! Buenas noches —dijo ella, sonriendo.

—Buenas noches. Te ves tan encantadora —Hyunjin dijo, y Lia le dio una sonrisa suave.

Lia entró en su casa y Jeongin la siguió. Vio a Hyunjin allí sosteniendo un vaso de whisky y solo miró hacia otro lado.

—¿Qué demonios es eso que traes en las piernas? —Hyunjin preguntó burlón.

Jeongin miró hacia abajo, sonrojándose ligeramente.

—¡S-se llaman jeans! —dijo tartamudeando, y Hyunjin levantó la ceja—. Son la última moda. Todos los usan últimamente.

—Hm —dijo Hyunjin, y Jeongin entró detrás de él. Ambos vieron a Ryujin y Lia abrazándose, y Ryujin miró a Jeongin fijamente, dejándolo confundido.

—¿Sabías que Lia irá a la escuela de enfermería? —dijo Ryujin, y Lia se sonrojó ligeramente. Hyunjin se rió entre dientes.

—Por supuesto que sí —dijo Hyunjin, caminando hacia Lia—. Sabes, siempre he pensado que es admirable lo que hacen las enfermeras. Trabajan muy duro y son tan pacientes. Estoy seguro de que serás asombrosa —Hyunjin dijo suavemente, dándole una sonrisa.

Lia se sonrojó furiosamente y se rió un poco.

—¡Q-por qué- gracias! —chilló.

Ryujin los miró a los dos y sonrió.

—Bueno, la cena está lista. Estoy hambrienta —dijo Ryujin y Jeongin asintió.

Lia jadeó.

—¡Oh! ¡Jeongin tiene su primer juicio en la corte la próxima semana!

—Es un juicio simulado, Lia —Jeongin tartamudeó—. E-es solo para un examen.

—Yo podría ayudarte —Dijo Hyunjin y Jeongin lo miró por unos segundos.

Ryujin se aclaró la garganta—. ¿Sabes lo que olvidé traer? El vino —dijo ella entre risas—. ¿Podrías ayudarme con eso, Jeongin?

—¿Y-yo? —preguntó Jeongin, confundido. Ella asintió. Jeongin miró a Lia y Hyunjin y luego a Ryujin—. E- está-bien.

Vio a Ryujin darse la vuelta y caminar hacia el cuarto de vinos, y la siguió. Cuando llegaron a la curva en el pasillo donde estaba el baño y el cuarto de vinos, Jeongin sintió que lo agarraban y lo empujaban hacia el pasillo.

—Sabes lo que está pasando tanto como yo —Ryujin dijo molesta, y Jeongin se congeló.

—¿Q-qué? —le preguntó. Su corazón, comenzando a martillar en su pecho—. Yo- yo no-

—Cállate —Espetó Ryujin—. Has pasado bastante tiempo con Hyunjin durante el último mes, ¿verdad? ¿No lo has conocido lo suficiente?

—Yo- um- lo hago. E-él es un gran amigo. Un buen hombre —comenzó a decir, y Ryujin se rió entre dientes.

—No lo conoces en lo absoluto. Sólo hay una posible razón de su repentino interés hacia ti

—¿Y-y cuál es? —Jeongin preguntó con la boca seca. Ella se giró al menor para que mirara hacia la sala de estar.

—¿No es tan claro como el agua? —Ryujin dijo bruscamente, y Jeongin se congeló.

—Verás, Lia, el alcohol no se trata del sabor. Se trata de la sensación —Hyunjin le dijo lentamente, y Lia lo miró con ojos grandes—. Te emborrachas por el placer, no por el sabor —continuó.

—O-oh, eso es... eso es bastante perspicaz —Lia chilló y Hyunjin tarareó, mirándola de cerca. Jeongin observó mientras él le ponía un mechón de su cabello detrás de la oreja.

—Sabes, Lia, me recuerdas a las actrices del cine —dijo Hyunjin en voz baja, mirándola. Lia tragó saliva, vacilante.

—¿E-enserio? —ella preguntó, sintiendo que le tomaban la mano.

—Por supuesto. Creo que eres tan hermosa como para ser una —dijo Hyunjin con una sonrisa maliciosa, y Lia se sonrojó furiosamente, comenzando a reírse como una niña cuando la besó en la mano.

—Oh. —Jeongin exclamó sin saber cómo tomar eso, con los ojos muy abiertos.

Ryujin le volvió a dar vuelta.

—Solo se está acercando a ti para poder follarse a tu esposa —gruñó Ryujin y Jeongin frunció el ceño.

—N-no digas eso —dijo Jeongin, tragando saliva—. Lia no-

—Ya sé que Lia no lo haría, idiota —Ryujin se burló—. Pero Hyunjin sí. Conozco a mi esposo.

—Tú... ¿sabes que duerme con otras mujeres? —Jeongin preguntó, y Ryujin se rió por lo bajo.

—Mejor que nadie —murmuró y Jeongin estaba confundido, pero luego se volvió y miró a Hyunjin y Lia—. Verás, Jeongin. Hyunjin tiene este efecto en las personas. En cualquier persona, francamente —Dijo Ryujin—. Mi propia tía parecía dejar caer sus bragas por él —Jeongin tragó saliva secamente—. No lo tendría demasiado cerca si fuera tú — agregó Ryujin y luego caminó hacia Lia y Hyunjin.

—Lia, ven conmigo para traer la comida —dijo Ryujin, y Lia asintió, saliendo de su trance y siguiéndola dentro de la cocina.

—N-no quiero sonar...pretenciosa... —Lia la siguió—. Pero tu esposo es fascinante. No estoy segura de haber entendido una palabra de lo que dijo, pero... no podía dejar de escuchar.

—Hyunjin hace eso —dijo Ryujin rotundamente, y Lia tarareó, sonriendo para sí misma.

Jeongin caminó hacia Hyunjin no sabiendo que decir. El hombre lo miró por unos segundos y luego levantó una ceja.

—Te ves bastante irritado.

—¿Tienes algún tipo de afinidad por la seducción? —Jeongin preguntó, y Hyunjin parecía divertido por la declaración.

—¿Perdón? —Hyunjin preguntó y Jeongin respiró hondo.

—E-eres bastante coqueto con todos. ¿Por qué... por qué? —el menor preguntó y Hyunjin se rió entre dientes.

—Es bastante divertido, ¿no crees Jeongin? Las mujeres se derriten cuando les hablas como-

—N-no soy una mujer —tartamudeó Jeongin, mirándolo—. Y aun así me sigues hablando extrañamente. ¿Por qué?

—Tú —comenzó Hyunjin, y luego suspiró—. Simplemente me gusta ver a la gente retorcerse ante mis palabras. Es como un pasatiempo, si quieres-

—¿Un pasatiempo? —volvió a preguntar Jeongin, frunciendo el ceño—. ¿Coquetear con mi esposa es un pasatiempo? ¿Qué estabas tratando de hacer, dormir con ella? Porque Ryujin seguramente pensó-

Hyunjin se acercó a él.

—Woah, Jeongin. Podría haber estado coqueteando con ella, pero sigue siendo su marido al que me cogí —le dijo en voz baja y Jeongin se congeló.

—H-Hyunjin —comenzó a decir Jeongin, mirándolo—. ¿Por qué? ¿Por qué es que eres tan...tan? —Comenzó a decir, dejando escapar un suspiro—. ¿Tan magnífico?

Hyunjin se quedó quieto.

—¿Por qué no puedes-tú solo —Jeongin intentaba formar oraciones, respirando profundamente—. ¿Ser menos magnifico? ¡Ser menos perfecto!

—¿Qué pasa, Jeongin? —Hyunjin preguntó. Antes de que el chico pudiera hablar, el castaño le tomó la mano y lo arrastró fuera de la sala de estar hacia el cuarto de vinos. Hyunjin abrió la puerta y ambos entraron.

—H-Hyunjin, no sabía que dormías con otras mujeres —soltó Jeongin, con los ojos llenos de lágrimas—. Si lo hubiera sabido, nunca lo habría hecho, nunca te habría dejado hacer lo que me hiciste-

—Hey, hey cariño, no llores —dijo Hyunjin suavemente, poniendo sus manos en su cintura—. Mira...t-tuve sexo contigo porque quería-

—¡No! ¡No, no lo hiciste! ¡Tuviste sexo conmigo porque querías un desafío! Porque puedes conseguir a cualquier mujer en el mundo, pero querías ver si podías conseguir un chico tonto como yo —dijo Jeongin, sintiendo una lágrima rodar por su mejilla. Hyunjin no habló—. ¡Y está mal! ¡Está mal! Lo que estamos haciendo no es solo infidelidad, ¡es pecado e iremos al infierno! —Jeongin maldijo y se cubrió los ojos con la mano, tratando de contener las lágrimas.

—Jeongin —dijo Hyunjin suavemente y el chico sacudió la cabeza.

—D-desearía que me hubieras dicho que eres un hombre horrible, horrible, que trata tan mal a su esposa y desea tener sexo con todas las mujeres que se cruzan en su camino —Jeongin espetó—. Y-y desearía que me dijeras que solo me cogiste porque no te pudiste coger a mi esposa — finalizó.

—J-Jeongin —Hyunjin intentó de nuevo, tratando de agarrar su brazo, pero el menor se apartó, secándose las lágrimas y saliendo de la habitación.

Hyunjin vio la puerta cerrarse de golpe, y puso su mano sobre la puerta, su respiración volviéndose pesada. Tragó saliva, tratando de estabilizarse, tratando de recuperar la compostura.

La puerta se volvió a abrir y Hyunjin vio a Ryujin parada allí.

—Siempre haces esto —dijo Ryujin, sonando molesta—. Siempre haces esto. No me importa con quién te acuestes, Hyunjin —dijo ella y luego se acercó—. Pero si estás pensando en tocar a Lia, te lastimaré. ¿Entendido? —Ryujin gruñó y Hyunjin la vio, su corazón latiendo más rápido—. Te pregunté que si entendiste —Ryujin espetó y Hyunjin sintió que su visión se volvía borrosa.

Jeongin caminó hacia ellos y observó con confusión cómo Hyunjin ponía su mano sobre su corazón, agarrándose al marco de la puerta con fuerza, sus dedos volviéndose azules.

—Y-Yo —comenzó a decir Hyunjin, su voz sonando seca.

—¿H-Hyunjin? —Jeongin preguntó, viéndolo dar un paso adelante y caer al suelo.

Los ojos de Jeongin se abrieron y se agachó, agarrándolo por los costados.

—O-oh mi dios, ¿H-Hyun? ¿Qué pasa? —Le preguntó, sintiendo cómo todo su cuerpo temblaba.

Parecía mareado, respirando corto, pesado, su mano continuaba presionando contra su pecho, con los ojos cerrados, sudando, pareciendo como si le doliera profundamente. Hyunjin sintió que estaba perdiendo, perdiendo el control, perdiendo los sentidos, perdiendo...

—Creo que está teniendo un infarto. ¡R-Ryujin llama a la ambulancia! —Lia dijo frenéticamente, y Ryujin parecía realmente asustada. Lia frunció el ceño cuando Ryujin no hizo nada—. ¡Ryujin!

Ella asintió débilmente y luego corrió hacia el teléfono. Jeongin se aferró a Hyunjin, quien ahora estaba agarrando su camisa, con la cabeza presionada contra la curva de su cuello.

—R-respira, respira para mí, Hyun —tartamudeó Jeongin y Hyunjin tocó alrededor de su camisa, respirando inestable y tembloroso.

—N-no... —Hyunjin se ahogó, y Lia le puso la mano en el hombro.

—No te preocupes. Está bien, mantén la calma —Lia dijo suavemente y Hyunjin intentó controlar su respiración, pero sintió que se estaba ahogando, no sintió palabras saliendo de su boca, no pudiendo controlarse.

Lia corrió para agarrar una toalla y Jeongin se aferró a Hyunjin.

—H-Hyun e-estás bien, estás absolutamente bien —susurró y sintió lágrimas caer sobre su cuello.

Jeongin lo sostuvo por un momento más, abrazándolo fuertemente con un miedo cada vez más fuerte en el pecho, mientras el rubio dejaba escapar sonidos de dolor. Finalmente, Ryujin corrió hacia la sala de estar.

—L-la ambulancia está aquí —Jeongin cargó a Hyunjin, el hombre que siempre había sido tan intimidante y amenazante ahora se sentía tan ligero y frágil. Jeongin salió corriendo de la casa y vio la ambulancia.

Los médicos lo tomaron desde allí y el menor los vio subirlo a la ambulancia. Ryujin yendo con ellos. Jeongin y Lia no pudieron porque solo se permitía ir a los miembros de la familia.

—V-vamos al hospital. Creo que deberíamos. Ryujin parecía realmente asustada —Lia dijo suavemente, y Jeongin asintió. Sintió una ansiedad absoluta en su interior porque no quería que algo malo le pasara a Hyunjin.

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