El atardecer que nunca vimos...

By Uvita_412

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Una bailarina muy despistada, Un autor muy pervertido, Un choque muy repentino, Que una historia de amor emp... More

Dedicatoria
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1: Un desconocido muy conocido
Capítulo 3: Peleas y avances.
Capítulo 4: Mi Casa, Tu Casa.
Capítulo 5: Despistada
Capítulo 6: La Librería
Capítulo 7: Dos Cervezas Y Un Pervertido
Capítulo 8: Problemas
Capítulo 9: Un Beso En El Baño
Capítulo 10: Un Secreto Descubierto
Capítulo 11: Reconciliación
Capítulo 12: Peleas De Familia
Capítulo 13: Bajo La Lluvia
Capítulo 14: Solo Una
Capítulo 15: Cena De Familia
Capítulo 16: Conociendo A Los Suegros
Capítulo 17: Mejores Amigos

Capítulo 2: El Festival

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By Uvita_412

Esta noche apenas he podido dormir, me la he pasado pensando que consecuencias traería perder la entrada... y ninguna de ellas me gusta mucho.

La primera era quedarme sin actuar en el festival y teniendo tantas ganas como tenía... no, no me gusta esa opción. El resto son más de lo mismo y todas ellas llevan delante la bronca de mi profesora de ballet, la señora Denis, una mujer de unos treinta años que tiene cara de no querer vivir más, pero que realmente parecer disfrutar cuando baila, y la verdad es que no puedo decirle nada porque a mí me pasa lo mismo.

Cuando por fin estoy mentalmente preparada para salir de mi habitación, cojo aire y me dispongo a hacerlo, pero lo que no esperaba era encontrarme con la cara de mi compañero de piso -y mejor amigo- delante de mi puerta con toda la intención de llamar a esta.

Erik da tal respingo que poco más y se cae de culo, pero milagrosamente se mantiene de pie.

Es un chico de mediana altura, -es más alto que yo, aunque eso no es muy difícil, -delgado, tiene el pelo rubio y mechones sueltos, unos ojos verdes y siempre tiene una sonrisa en la cara.

Es una persona que siempre te hace reír y te apoya cuando las cosas no van bien del todo, pero tiende a ser un poco pesado de vez en cuando.

-¿Qué tal has dormido, Bella Durmiente? -me pregunta cuando consigue recuperar la postura.

-Ojalá hubiera podido dormir -empiezo con cara de querer morirme -¿Y tú?, ayer encontré tu puerta cerrada y supuse que estabas con Katie.

-Supones bien, Einstein -me dice con una sonrisa que indica que se lo pasaron muy bien.

-Oye, tengo que hablar contigo de una cosa que me pasó anoche -digo con la voz un poco preocupada.

-No me digas que el señor raro ese te dejo sin paga otra vez.

Me apresuró a negar con la cabeza porque veo que va a seguir y no me apetece comerme el discurso de que él puede mandarlo a la mierda y todo ese tipo de cosas, así que cuando me ve negarlo la cara se le cambia enseguida a una un poco más relajada.

-Menos mal, ya iba yo a decirle unas cuantas cosas a ese señor - dice igualmente -. Bueno, entonces si no es eso, ¿qué ha pasado? ¿has echado un polvo?

Suelto una risita divertida y le respondo:

-No es eso, es que ayer puede ser que me chocará por la calle con mi autor favorito, y me llevará en coche a casa del señor Gómez, y que luego cuando llegué a casa no encontrará las entradas del festival que me había guardado en el bolsillo de la chaqueta. Y ahora, resulta, que no sé dónde están y como no las tenga para el sábado que viene me quedo sin festival, y, además, estoy con la regla, pero nada más ¿eh? ¡Todo muy normal!

Erik se me queda mirando con una cara que la verdad no sé cómo distinguir, me da a mí, que se puede llegar a interpretar como una mezcla entre sorpresa y perplejidad, pero que no sé yo.

-¿Me vas a decir algo o te vas a quedar esperando a que se te caiga la boca al suelo por el asombro? -le digo yo intentando calmarme un poco porque, aunque lo haya dicho en tono de broma estoy demasiado preocupada.

-A ver, recapitulemos, ¿me estás diciendo que ayer te encontraste con tu autor favorito, estuviste hablando con él, te llevo en su coche y has perdido las entradas de tu festival?

-Sí, exacto, lo has entendido muy bien te doy una estrellita, aunque se te haya olvidado lo de la regla.

-¡¿Me estás diciendo que conociste a tu autor favorito y te llevo al trabajo?!

-Que sí pesado, que eso ya lo has dicho.

-Pero...-empieza dudando -Y... ¿qué pasó? ¿Qué hicisteis? -me pregunta todavía asimilándolo.

-Ya te lo he dicho, me choqué con él y me llevó con su coche al trabajo.

-Pe-pero...-empieza tartamudeando-¿Cómo te va a llevar en su coche si ni os conocéis?

-Bueno eso es muy fácil. Él me preguntó si quería que me llevara y yo le dije que sí. Sin más.

-Bueno supongo que fue así.

-Te estoy diciendo que sí -. Le miro desafiante - ¿O es que no me crees?

-No, digo... claro, claro que te creo -me dice con miedo.

-Muy bien-le digo con una sonrisita, y luego me apresuro a cambiar la cara a una mucho más preocupada-pero eso no es lo que más me preocupa.

-¿Y qué se supone que es lo que más te preocupa? -me pregunta, todavía con la cara de asombro. Aunque ya no es tan exagerada.

-Pues que he perdido las entradas del festival y sin ellas no puedo actuar -digo con una mueca de tristeza.

-Pídele otra a tu profesora -me contesta como si fuera obvio, aunque, claro no es tan sencillo.

-No es así de fácil -le digo con una sonrisita -primero me tendré que comer la bronca de la profesora, y si ahí suerte, que no lo creo, me las dará.

-Tú siempre tan positiva -dice con ironía y cuando ve mi cara de enfado se apresura a añadir algo más -pero tampoco pierdes nada por intentarlo ¿no?

-No, solo ganó cien abdominales.

-A ver, tú inténtalo y si no funciona, nada. Pero si funciona habrás recuperado las entradas. -me dice.

-Bueno supongo que tienes razón.

-Yo siempre tengo razón.

-Ja, ja.

-Bueno ahora que ya hemos resuelto esto, ¿podemos desayunar, por favor? Me muero de hambre.

Le sonrío, y como yo también tengo hambre me dirijo a la cocina.

Mientras desayunamos no hablamos de gran cosa. Él me cuenta cosas sobre su vida amorosa y yo pongo caras de asco, porque desgraciadamente mi vida amorosa es una mierda. Desde que lo dejé con mi novio hace ya un mes no he vuelto a conocer a un chico que me guste. Así que aquí sigo más sola que la una.

***


Es lunes por la mañana, y como siempre ya voy tarde a clase. Hoy le voy a pedir a mi profesora si me puede dar otras entradas para el festival, a ver si con algo de suerte consigo que me las dé.

Para seros sincera estoy mucho más nerviosa que de costumbre, porque sí, voy nerviosa a clase todos los días, pero como ya he dicho hoy, lo estoy mucho más porque incluso me tiembla todo el cuerpo, aunque puede que solo sea por el frío.

Es que a quien se le ocurre salir en pleno noviembre solo con un jersey y unos vaqueros.


Bueno también puede que se me haya olvidado el abrigo porque iba con prisa. ¡Pero ha sido culpa del despertador que no sonaba!

O porque ayer te quedaste leyendo "Etéreo" hasta las tantas de la madrugada.


Es que Caleb está muy bueno, no me juzgues.

Si bueno está, pero...

¡ya! Se acabó. ¿En qué momento he empezado a hablar sola? Creo que me estoy volviendo loca.

Loca de amor por personajes ficticios.

Cuando por fin llego a clase tengo suerte y resulta que no han cerrado todavía, por lo que me apresuro a entrar y dirigirme hacia la sala donde tengo clase con la señorita Denis-a la que le tengo que pedir las entradas.

Cuando llego a la clase la señora Denis todavía no ha llegado, por lo que me dirijo a los vestuarios y me cambio tan rápido como puedo. Menos mal que aquí dentro hay calefacción porque si no seguiría congelada.

Cuando salgo -ya cambiada -la profesora ya había llegado, aunque no ha empezado con la clase. Al verme salir de los vestuarios su cara cambia radicalmente a una que parece mucho más enfada.

-Señorita Baikal -empieza en tono de reprimenda -¿se puede saber de dónde viene?

Trago saliva y me apresuro a contestarla:

-Yo... de los vestuarios. -digo muerta de vergüenza porque todas mis compañeras me están mirando.

-¿Y por qué llegas tarde? -me pregunta ya cabreada.

Supongo que no será un buen día para pedir las entradas, pero que remedio.

-Yo...-empiezo como puedo, intentando buscar una excusa, pero no encuentro ninguna.

-Bueno, déjalo estoy cansada de excusas, hoy te quedas treinta minutos más -. Me dice con una mezcla de enfado y cansancio.

Asiento con la cabeza porque no voy a ponerme a discutir con ella. Y después de esta pequeña bronca se aclara la garganta y empieza con la clase.

La clase transcurre sin más incidentes, bueno no más de los normales, porque claro que alguna chica se lleva algún grito por un pie torcido o los brazos flojos, y yo soy la que se lleva la mayoría.

Me da a mí que está mujer me tiene manía.

Ya lo creo que sí.

Al terminar la clase la señora Denis me llama para que me quede con ella los treinta minutos extras. Y es aquí donde decido que voy a ir a pedirle las entradas.

Aquí vamos.

-¿A que esperas para empezar? -me pregunta con cara de no querer vivir más.

-¿Puedo hablar con usted? -pregunto con un poco de miedo en la voz.

-No -responde muy digna.

-Por favor es importante -empiezo rogándole, y al ver que va a negar con la cabeza me apresuro a añadir algo más -es sobre el festival.

Eso último parece convencerla. Me dedica una mirada significativa indicándome que siga hablando, así que no me lo pienso dos veces, y sigo hablando:

-Necesito que vuelva a darme las entradas -. Cuando lo oye la cara le cambia radicalmente a una de enfado total.

-¿Qué necesita qué? -empieza y parece que en cualquier momento va a explotar -No, no y no ya se las di cuando se las tenía que dar así que puedes ir olvidándote.

-Por favor -insisto -las tenía guardadas lo juro, pero desaparecieron y no sé dónde están y sin ellas no puedo ir al festival, por favor.

Por un momento pienso que me va a mandar a la mierda, pero resulta que se da media vuelta y se dirige a su despacho. Cuando vuelve tiene un papelito en la mano que resulta ser la entrada, me quedo sorprendida cuando me la tiende y, todavía, medio atónita la recojo.

-Que sepas que solo te la doy porque eres la protagonista y este festival es el más importante de toda la temporada -cuando ve que sigo asombrada añade -pero no te acostumbres.

-Gracias, gracias, gracias de verdad -. Le digo intentando recuperarme del shock que llevo encima.


Me apostaría lo que quieras a que tiene fiebre.

Cuando veo que pone los ojos en blanco y se va me dirijo al vestuario a cambiarme de ropa ya que parece que se le han olvidado los treinta minutos y prefiero irme antes de que se acuerde.

Al llegar a los vestuarios prácticamente ya no quedan mochilas y supongo que las que quedan son de las que se están duchando. Yo nunca me ducho aquí, entre el agua fría y que las cortinas de ducha que te pueden abrir en cualquier momento, no, no me parece buena idea ducharme aquí.

Me cambio de ropa lo más rápido que puedo, ya que quiero llegar a casa y enseñarle la entrada a Erik, que me lleva deseando suerte todo el fin de semana.

Erik es mi mejor amigo y con la persona que más hablo de toda la ciudad. No llevamos siendo amigos más de un año, pero ya siento que es una de las personas más importantes de mi vida.

Yo me quedaba en la residencia del conservatorio y mis padres no tenían dinero para pagármela.

O no querían.

Bueno, es verdad, nunca les he importado lo suficiente, solo me pagaron el conservatorio para que me pudiera ir de casa lo antes posible.

Pero el caso es que como no podía quedarme en la residencia y ya había conocido a Erik, así que éste me ofreció vivir con él, ya que le salía muy caro pagar el apartamento a él solo. Así fue como termine viviendo con él y no me arrepiento en absoluto.

Por fin llego a casa y lo que me encuentro es con Erik sentado en el sofá poniéndole mala cara al móvil, pero en cuanto me escucha entrar levanta la vista al instante.

Me mira con cara de pregunta a lo que yo respondo enseñándole la entrada. Y no tarda más de un segundo en levantarse del sofá y venir abrazarme en un abrazo de oso. Se lo devuelvo encantada y cuando se separa me pregunta:

-¿Te ha costado mucho?

-No, la verdad es que no. De hecho, prácticamente me la ha dado sin más.

-Bueno da igual, ¿qué hacemos para celebrarlo?

-¿Pizza y peli?

-Gracias por recordarme porque eres mi amiga -. Me dice con una enorme sonrisa.

Y con eso se dirige al teléfono y llama sin más. La verdad es que es el mejor amigo que se puede tener.

***


Bueno, es el día del festival.

Estoy nerviosa, MUY nerviosa.

Llegué al teatro hace dos horas, para ensayar, pero ahora que quedan apenas treinta minutos para que empiece, estoy comenzando a temblar.

No es el primer festival que hago, pero, sí es el primero en el que soy protagonista. Lo que quiere decir que salgo más veces que las demás y tengo el centro en prácticamente todas las posiciones. Antes me parecía una buena idea, aunque ahora...

Ahora también deja de decir tonterías y preocuparte, que por algo te habrán elegido a ti y no a otra persona.

Es verdad. Se acabó preocuparse.

Ahora estoy terminando de maquillarme mientras que mis compañeras siguen vistiéndose.

Mi vestuario consiste en un mallot azul con piedrecitas plateadas formando un triángulo en la parte del cuello, junto con una falda del mismo color del mallot, con algo de vuelo, pero no mucho, unas medias de red y por último las zapatillas de puntas. Llevo el pelo recogido en un moño alto con un adorno, del mismo color azul, y voy maquillada una sombra rosa clarito y un pintalabios rojo, pero no muy potente.

Me estoy mirando en el espejo del camerino enorme -que tengo para mí sola -. Nunca había tenido uno entero para mí, pero a verdad es que podría acostumbrarme.

Yo también podría.

De repente abren la puerta con un portazo, poco más y rompen la pared.

-¿Daira estás lista? -pregunta, una muy estresada, señora Denis.

-Sí -dijo convencida.

-Genial, empezamos en cinco minutos.

¿¡CINCO MINUTOS!?

Vale Daira, tú puedes, va a salir genial. No entres en crisis.

¡Mierda! Ya he entrado en crisis.

Nuevo récord.

Bueno voy a calmarme.

Sí, la verdad, sería mejor.

Cuando ya llevo un par de minutos respirando profundamente consigo relajarme.

Me toca salir ya, así que me dirijo a las cajas para salir al escenario en cuanto la señora Denis termine de presentar.

No le presto mucha atención a lo que dice porque me he quedado de piedra al ver que el teatro está lleno de gente, y que todos están pendientes del escenario.

Cuando la señora Denis termina de dar su discurso de profesora orgullosa, el telón se baja. Lo que significa que me toca salir. Cojo aire y salgo al escenario, me preparo y la música empieza a sonar, mientras el telón va subiendo.

Y cuando empiezo a bailar me olvido absolutamente de todo: de todo el mundo que tengo delante observándome, de mis padres, de mis hermanos, de que conocí a Aike Lenbo, de los problemas financieros que tengo...y solamente disfruto.

Cuando el festival llega a su fin, vuelvo al camerino para cambiarme de ropa y poder irme a casa. Lo único que me apetece es descansar, ya que después de todo un año de clases en el conservatorio me espera todo un mes de vacaciones.

Estoy saliendo del teatro por la puerta de atrás, para dirigirme a la parada de autobús, pero nada más girarme choco con alguien.

-¿Siempre que nos veamos te vas a chocar? -me pregunta la persona con la que me he chocado, y cuando levanto la mirada para ver quién es resulta que es Aike. Está delante de mí.

-Bueno, es que si te pones en medio...-le digo intentando seguirle la broma. Y aunque mi tono parece muy normal por dentro estoy chillando. -¿Qué haces aquí?

-He venido a verte -y cuando se da cuenta de lo que ha dicho rectifica rápidamente -. Es decir, a ver el festival.

-¿Y de dónde has sacado las entradas? -pregunto curiosa.

-Te las dejaste el otro día en mi coche -. Contesta como si lo que hubiera dicho no tuviera importancia.


Con que ahí estaban las entradas que había perdido. ¿Cómo no se me podía haber ocurrido antes?

-¿Y por qué no me las devolviste? -pregunto.

-Porque cuando me di cuenta de que estaban ahí ya te habías ido-me dice como si fuera obvio.

Después de esta mini conversación nos quedamos mirándonos el uno al otro esperando que alguien rompa el silencio.

Y cuando parece que él va a hablar, lo corto:

-¿Y por qué has venido? -. Es una pregunta de la que no me había percatado, pero ahora que lo pienso no tiene sentido que haya venido si solo nos chocamos por la calle.

-Bueno, digamos que tenía curiosidad -me contesta un poco nervioso.

-Ah

Después de esa maravillosa respuesta que le he dado me empiezo a dar cuenta del frío que hace y de que solo llevo una camiseta de manga corta y unos pantalones de chándal.

Porque la chaqueta se te ha olvidado. Otra vez.

¡cállate!

-¿Quieres que vayamos a algún sitio? -me pregunta Aike, de repente.

-¿A dónde? -le respondo.

-A un bar que conozco, está cerca.

-Vale, no tenía nada mejor que hacer.

Bueno dormir era una opción, pero creo que me quedo con la del bar.

Empezamos a andar y siento como se me calan los huesos del frío que tengo. De hecho, creo que estoy empezando a temblar.

Aike se da cuenta y se quita la chaqueta:

-Toma, póntela. Estás tiritando-Me la ofrece con una pequeña sonrisa.

-Gra-gracias-digo tartamudeando tanto por el frío como por la sorpresa.

Cuando me la pongo siento como el calor llega a todo mi cuerpo y como su olor se impregna en mí, y la verdad es que estoy muy a gusto.

El paseo se me pasa rápido, ya que el bar no está muy lejos, y cuando llegamos a la puerta me quedo observando el cartel. Tiene demasiadas luces neón, pero por lo demás no tiene nada de especial. No me da tiempo a leer el nombre porque cuando me doy cuenta Aike ya ha entrado y me tengo que dar prisa para no quedarme atrás.

Al entrar, él está hablando con una chica que tiene el pelo castaño largo. No puedo verla muy bien porque Aike está delante.

Cuando vuelvo a mirar ella está señalando una mesa del fondo del local.

-Gracias -le dice Aike y luego me hace un gesto para que lo siga.

Me apresuro a seguirlo, temo perderle entre la gente ya que el bar está bastante lleno. Pero por suerte llegamos los dos juntos a la mesa.

Él me retira la silla para que me siente y yo lo hago sin protestar, pero como no me puedo quedar calladita añado:

-Que caballeroso-Ironizo y pongo los ojos en blanco.


Aike me ignora completamente y va a sentarse enfrente.

La mesa es tan pequeña que nuestras rodillas se están rozando, y solo con eso el cuerpo entero se me tensa.

-¿Te gusta leer? -me pregunta de repente.

Por fin una pregunta que me sé.

-Me encanta -respondo con una sonrisa que me llena la cara.

-¿Y te gustan mis libros? -me pregunta curioso.

-Sí, de echo eres mi segundo autor favorito.

-Ah ¿sí?

-Sí

-¿Y quién es el primero?

-Joana Marcus-digo orgullosa de mí misma. Él solamente me mira con cara de que le he defraudado, pero la verdad es que no me importa.

-¿Y cuál es tu libro favorito?

-El día que nos conocimos. ¿Te suena?

-Pues va a ser que sí. De hecho, me suena tanto que creo que lo he escrito yo y todo.

Empiezo a reírme y él me sigue. Pero tenemos que parar porque llega la camarera.

Aike pide una cerveza, mientras que yo solo pido agua. Por lo que me gano una miradita de Aike.

-¿No te gusta la cerveza? -me pregunta curioso.

-No mucho.

No me dice nada más y sinceramente lo agradezco porque la gente suele criticarme o reírse de mí por ello.


Al cabo de unos minutos nos traen la bebida, pero no le hacemos mucho caso.

-¿Me dejas tu móvil? -me pregunta Aike de la nada.

Yo asiento y saco el móvil del bolsillo para dárselo. Él lo coge, pero luego me lo de vuelve y me doy cuenta de que necesito poner la contraseña. Cuando lo hago, se lo devuelvo y Aike me sonríe.

Cuando me lo devuelve me doy cuenta de que ha guardado su número y eso me emociona más de lo que debería porque significa que lo voy a poder volver a ver. Pero no le hago mucho más caso, ya le daré el mío.


La noche transcurre sin más incidentes y Aike se ofrece a llevarme a casa. A lo que acepto porque no tengo dinero para el taxi y andando voy a tardar más de una hora.

Caminamos hasta su coche -el mismo coche de marca desconocida para mí -. Durante el trayecto Aike enciende la radio por lo que no hablamos de nada.

Sí giro la cabeza hacia su dirección puedo observar, perfectamente, su perfil. Tiene los rasgos marcados, mandíbula recta y nariz pequeña pero bonita. Es, sin duda, el chico más guapo y atractivo que he visto en mi vida.

Ya delante del portal de mi casa, me despido:

-Gracias por traerme.

-De nada, estoy empezando a asumir que soy tu chófer.

Le sonrío y me bajo del coche. Cuando entro en el portal me giro y veo que sigue ahí mirándome, y al percatarse de que me he girado se da la vuelta al frente y arranca el coche mientras yo subo al apartamento.

Al llegar y abrir la puerta está todo en silencio lo que significa que Erik ya se habrá dormido. Y lo compruebo cuando paso por delante de su cuarto y lo veo tirado en la cama durmiendo a pierna suelta. Esbozo una pequeña sonrisa y me dirijo al mío.

Cuando llego a mi habitación me encierro y me pongo el pijama para irme a dormir.

Sonrío al darme cuenta de que he cenado con Aike y que me ha dado su número.

Después de esto me meto en la cama, y de lo cansada que estoy, en cuanto apoyo la cabeza en la almohada cierro los ojos y me quedo dormida.


***

Hola amores,
Este es el capítulo 2 espero que os esté gustando como va la historia y que queráis seguir leyendo.
El capítulo 3 todavía no lo he terminado pero en cuanto lo tenga lo subo.
Un besito.

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