Peligro Y Tentación [+21 Comp...

By Romy_DA29

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Ella, desde pequeña, sueña con ser la mejor bailarina de ballet clásico del mundo. Su vida es tranquila, hast... More

Nota
El Recital
El Prometido de mi madre
La Boda
¿Quién es él?
Lealtad
Lealtad o Muerte
Lo que mejor se hacer
Prefiero Morir
Dazhbog
El Pacto
Mi día con Britt
Regalo de Bienvenida
Súplicas
Jadeos
Pasado, Presente y Futuro
Despierta
Si te pierdo, yo pierdo
Complicidad
El Cisne Negro
Ojo por Ojo
Saludos Cordiales
Juramento Cumplido
Acontecimientos
La Alianza
Rusia
En la mira
Fui Yo
Boda Sangrienta
Nota De Autor

Improvisación

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By Romy_DA29


Giro y giro con mis pies en punta mirándome cada que puedo frente al espejo. No me detengo, salvo para hacer un relevé y volver a girar, ignorando a las voces en mi cabeza, la rabia, la decepción conmigo misma, por sentir lo que no debería, por querer pecar.

Oigo las exigencias de Aleskei, pero no hago caso, estoy en modo automático dándole una presentación impecable en técnica. Simplemente perfecta, pero carente de sutileza.

Muerdo mis mejillas, endurezco mis facciones y aunque me grita que no lo haga, hago lo contrario a lo ordenado en medio de un grito histérico. Aleskei puede ser un ángel conmigo, puede acariciarme con una pluma con sus enseñanzas, pero cuando las cosas no salen como él quiere, cuando las clases que él mismo organiza y nosotros hacemos todo lo contrario, se altera.

Justo ahora lo está, justo ahora me grita. Intento acatar, pero simplemente no puedo. Siento un cúmulo de emociones extrañas que no deseo sentir, por eso, me dejo llevar. Rompo con la misma pieza, con la obra de arte hecha coreografía y cierro mis ojos, dejando que sean las notas del piano las que me guíen en cada movimiento.

Siento cómo mis lágrimas ruedan por mis mejillas, me veo en un gran escenario bailando con mi traje de cisne blanco, y de repente, está totalmente manchado de sangre. Esto es lo que me sucede cuando me entrego de lleno sin dejarme direccionar, es lo que me hace buena, pero también es un error que debo de modificar. Es imperdonable improvisar en estos casos, al menos que la música se detenga, u ocurra un accidente en plena presentación. Ninguna de las dos situaciones se ha presentado.

—¡Estás rígida, Malika! —me grita en tono cansado—. ¡Si vas a improvisar, más te vale hacerlo bien!

Lo oigo fuerte y claro.

Sé que lo estoy, y es que mi propia mente está totalmente alterada por lo que sucedió al salir de esa casa. Lo que me dijo, la manera en que lo dijo. Se burló de mí, por haberme hecho sangrar en aquella habitación, creyendo que, por eso, yo le debo de rendir culto. Estoy llena de ira con ella, por haberme metido en esto, por haberme ocultado algo así.

«¿Por qué simplemente no me dejó fuera de todo?»

Mi vida dio un cambio drástico como el que estoy dando yo justo ahora en mi baile. No permitiré que me roben lo que es mío, lo que me costó por tantos años lograr con sudor y lágrimas. Mi adorado ballet, eso "único que sé hacer bien", ellos y su podrido mundo no me lo arrebatarán.

Yo no me rindo, así sea con mis pies ensangrentados, yo seguiré bailando sobre el charco de sangre en el cual está fundado y fortificado su reino.

Punta, giro, arabasque y grand jeté de seguido. Giro y giro sobre mi propio eje, olvidándome de todos ellos por completo. Dejo que mis lágrimas mojen mis mejillas. Me suelto. Soy una hoja movida por el viento que es las notas del violín que ha hecho su entrada, mientras que yo, simplemente lo hago perfecto hasta la última nota.

La música se detiene y yo también.

Todo queda en silencio, con mi respiración acelerada me atrevo a abrir mis ojos y todos mis compañeros están sentados cerca de la barra mirándome con gestos que no logro descifrar. Veo a Aleskei desde el reflejo del espejo y tiene sus brazos cruzados sobre su pecho, analizándome a detalle, haciéndome sentir sumamente avergonzada. Busco a Britt, ella tiene una leve sonrisa y sus ojos cristalizados.

Parpadeo varias veces para darme cuenta de que realmente sí lloré y no fue un producto de mi imaginación. Reacciono corriendo hacia mi bolso tirado en el suelo en la esquina del salón, y lo tomo bajo la atenta mirada de todos.

—Lo lamento —digo en medio del estudio sosteniendo con fuerza contra mi pecho y veo a mi profesor—. Lamento dañar la clase, en serio...

Me mira confundido, pero no espero a que me llame la atención frente a todos mis compañeros. Con mi pecho ardiendo abro la puerta y salgo del estudio sintiendo las miradas de todos sobre mi espalda. Avanzo rápido por el pasillo limpiando mis mejillas con la manga de mi bodi blanco hasta que siento cómo me toman por el brazo y volteo.

—¡Detente, Bebé! —me gira de forma brusca y la veo—. ¿Por qué lloras, Mali? Eso de allá...

—Estuvo mal, lo sé.

—Estuvo hermosamente perfecto —me sonríe con dulzura—. Nos has hecho llorar a todos... nos transmitiste agonía, desespero, tristeza y luego tú... ¡Wow! Simplemente, resurgiste a último minuto como... como el cisne negro dispuesto a comerte al mundo. Simbolizaste a ambos a la perfección, Malika, por eso todos nos quemados atónitos con lo que nos diste...

—¿No están molestos conmigo por improvisar un solo, cuando no debí de hacerlo?

—¡No! ¡Por supuesto que no! Tú solo hiciste... Arte —afirma.

Me aviento a ella y la abrazo con fuerza, dejando salir mis lágrimas con ganas y sin restricciones.

—Necesito aire fresco.

—Salgamos entonces. Te invito un café en la cafetería de la esquina...

Asiento y sosteniendo mi bolso, ambas avanzamos directo hacia el improvisado destino. Desconozco si Arkadi está afuera esperado por mí, aunque no debería, ya que aún faltan horas para mi salida de clases, pero puede que igual esté como una sombra por órdenes de su retorcido jefe.

Rayos.

No es una sombra, es un faro de luz pintado de negro que me está mirando fijamente, recostado levemente en la camioneta negra sin quitarme su intensa mirada de encima. Lo ignoro por completo y sigo avanzando con Britt por la acera hacia la esquina.

Antes de entrar al interior del lugar, volteo mi cabeza para verlo y él sigue ahí, encendiéndose un cigarrillo sin dejar de mirarme.

«Está tan demente como su jefe»

—¿Qué sucede? —es lo primero que me pregunta Britt al tomar asiento con ambos cafés en mano—. Desde que llegaste a clases, has estado muy... alterada.

Acepto el café y lo sostengo con ambas manos pensando en una respuesta que darle. ¿Qué se supone que debería de decirle? No necesito que venga el mismísimo diablo vestido de forma distinguida bajo un costoso traje negro, a decirme que, si llego a mencionar algo sobre la Bratva –el mundo cuál reina– me matará.

Es lealtad o muerte, eso lo entendí a la perfección, y yo no tengo tendencias suicidas como para desencadenar tal acto en mí, al hablarle a ella de esto.

Ella es mi mejor amiga, de hecho, la única que he tenido. Soy pésima para socializar, hermética para mostrarme a los demás como realmente soy. Aprecio demasiado a la única persona fuera de mi abuela que realmente me ha amado y se ha preocupado por mí. A estás alturas, no dudo del amor de mi mamá, pero sí del hecho que de verdad haya considerado mi bienestar al estar con ese hombre.

Tomo aire, Britt respeta mi silencio mientras soplo la caliente bebida para llevarla a mi boca. Siempre ha sido paciente conmigo, no es de las que me obliga a soltar todo de una vez. Así sea un chisme de pasillo, ella espera.

Le doy un sorbo al vaso desechable y trago sintiendo lo caliente en mi garganta. Suspiro y la miro al fin a los ojos.

—¿Te he dicho que eres la italiana que más quiero?

—Desde que comenzamos el año escolar, y a solas... Tranquila, nadie se enterará de tu secreto.

Se ríe y toma mi mano.

—Tonta... —le digo. Tomo aire y decido decirle lo que le conviene saber por su propia seguridad—. Bueno... digamos que el esposo de mi madre y yo no nos llevamos tan bien como deberíamos.

—¿Problemas de opiniones con el sexy empresario hotelero?

Asiento.

—No es correcto que me digas que el esposo de mi mamá es sexy, Britt —suelto su mano y manoteo su brazo oyendo su risa—. La cuestión es, que el hombre es demasiado... ¿Retorcido?

Alza su ceja y se cruza de brazos recostando su espalda de la silla, mirándome confundida.

—¿Qué quieres decir?

«Bueno, que tiene sexo con mi madre y también quiere tenerlo conmigo, porque resulta querida amiga, que a él fue a quien le entregué mi virginidad hace un año en nuestra alocada salida»

—Quiere controlarme a mí también —no miento, pero evado la verdad—. Sé que ahora vivo bajo su techo y sé perfectamente que debo de acatar las reglas del nuevo hogar para una sana convivencia, pero eso no le da derecho a actuar de cierta... manera tan controladora y dominante conmigo, ¡yo no soy su esposa, no debería querer dominarme como lo está haciendo!

Mi amiga abre los ojos bien grandes con sus labios en una delgada línea, mirando cómo la rabia se hace presente en mí al pronunciar esas últimas palabras.

—Padrastro, hijo de puta al ataque... —silva pensativa y la mirada que le doy es mordaz—. ¡Lo siento! Tienes razón, él no es tu padrastro, ni nada por el estilo.

—Eso es lo más retorcido, que yo estoy lejos de considerarlo como un posible "padrastro"

—¿Y cómo lo consideras, Mali?

Trago grueso, me tenso por completo sin saber qué responder a eso. En realidad, sí sé cómo responder a eso, pero me da vergüenza de solo pensarlo y decirlo en voz alta.

Soy la peor hija del mundo. Codiciar un hombre prohibido es un acto ruin y lo empeora mucho más, el hecho de que ese hombre, sea el esposo de mi madre.

—No me debes dar una respuesta, tu silencio ya lo hizo.

—¿Soy una mala hija? —pregunto con el nudo en mi garganta.

—Eres humana... —vuelve a tomar mi mano sobre la mesa y le da un apretón—. Eres la hija dedicada, bondadosa, responsable y con emociones normales. Nadie está exento de eso, Bebé. Ni siquiera tú, y eso es lo que te vuelve una humana.

—Pero Britt, cuando lo veo yo me siento...

—¿Tentada? —inquiere y yo asiento con mis labios fruncidos y ella chasquea la lengua—. Hasta yo pienso cosas que no debería, Malika ¡El hombre está jodidamente sexy! ¿Acaso no lo has visto cuando va a la inauguración de un nuevo hotel?

—No, ¿tú sí?

—Lo lamento, a veces se me olvida que somos de diferentes clases sociales, Bebé —hace un ademán con su mano—. Para responderte, pues sí. Cada vez que inaugura un nuevo hotel, mi familia recibe una invitación a esa gala y siempre vamos. Desde que tengo memoria hemos sido invitados, aunque él únicamente está para el brindis y luego desaparece...

«No me extraña que lo haga. ¿Cómo es que ha mantenido una vida perfecta fuera de la mafia y nadie lo ha notado?»

—Un hombre ocupado, supongo... —murmuro.

—Los hombres como Pavel Romanov, únicamente tienen tiempo para los negocios, no para socializar. El que se haya casado con tu madre, solo demuestra lo enamorado que está de ella, y como tu mejor amiga, debo de aconsejarte que no te vayas por ese peligroso camino, Mali. No sucumbas a esa tentación hecha hombre.

Trago grueso, asiento en silencio porque ella tiene razón. Aun cuando sabe lo que básicamente todo el mundo sabe, Britt tiene razón. No debo de caer en esa tentación llamada Pavel.

Ambas volvemos a la academia más animadas, Arkadi sigue en el mismo lugar de hace un momento y para ser sincera, me incomoda un poco que me mire como su jefe lo hace. Yo no soy su enemigo, ni siquiera represento una potencial amenaza para él, para ninguno de ellos. Soy la primera que lloraría de solo ver un arma, así que, el que me mire así, me estresa bastante.

A pesar de sentirme un poco mejor, me debato en sí volver a clases o irme a casa. Britt me aseguró que Aleskei no estaba molesto por mi momento de locura improvisada, pero igual rompí normas no escritas en plena clase. Yo no soy más que ellos, yo no debería de hacer estas cosas que generen en mis compañeros algún pensamiento erróneo. No quiero que consideren que hay favoritismo y que, por eso, nuestro profesor me permite estas cosas.

Suficiente con que murmuren de que entre ambos hay una relación sentimental oculta y poco ética.

Agradezco que mis compañeros hayan seguido actuando con normalidad, o fingido tenerla. De igual forma, de alguno tocarme el tema, me disculparé frente a todos como lo hice antes de salir llorando de aquí. En cuanto a nuestro maestro, él ha actuado un poco más dócil conmigo esta vez. Eso también lo agradezco.

—Muy bien, chicos. Excelente como siempre. Nos vemos la semana que viene a la misma hora. Feliz fin de semana —dice y todos comienzan a salir del estudio—. Malika, hablemos un momento, por favor.

Me detengo al oír su petición con mi bolso en mis manos. Me despido de Britt con un abrazo prometiendo vernos mañana sábado en su casa para la celebración íntima por mi pasado cumpleaños.

Aleskei está de brazos cruzados mirándome mientras me acerco a él, sintiéndome apenada.

—Lo lamento... sé que no debo de improvisar cuando no lo pides, pero...

—Estuviste perfecta, Malika —interrumpe mis palabras con una gran sonrisa—. Has sido la única estudiante de primer año que me ha hecho sentir lo que sentí al verte.

—Arkadi yo... solo me dejé llevar.

—Y eso es lo que marcó la diferencia, Malika. Estabas rígida, tensa, pero luego algo pasó que tu cuerpo se volvió uno solo con la melodía, y pasaste de la agonía al dolor, y del dolor, a una convicción voraz... estoy impresionado como pasaste de un sentimiento a otro y eso me hace sentir orgulloso de ti, Mali.

Oír las palabras de mi profesor de ballet clásico, es algo que, sinceramente, me hace alucinar. Pese a los sentimientos y emociones que me llevaron a eso, las cuales él desconoce, se siente bien que me diga estas palabras.

—Yo solo necesitaba drenar un poco... —murmuro, con una leve sonrisa.

—Por eso también te he pedido que te quedes.

—¿Para...? —indago.

—Para invitarte a dar una vuelta. Sé que soy tu profesor de ballet, pero también somos amigos, ¿no? Creo que necesitas un descanso, y creo que un paseo por el parque y respirar un poco, te sentaría bien.

Asiento, creo que tiene razón en eso.

—¿Justo ahora?

—Justo ahora —responde—. Prometo, llévate a casa temprano, tengo una cita con mi prometida a la cual, si falto, me matará. Es la cena de cumpleaños de sus padres. Además, tengo una noticia importante que decirte que te ayudará en tu carrera.

Sonrío al verlo tan enamorado, pero más, al oírlo decirme que debe de declararme algo importante en cuanto a mi carrera como bailarina.

—Está bien, vamos.

Acepto animada porque el parque nos queda cerca de la academia y está en lo cierto de que necesito un respiro. Aleskei siempre ha sido conmigo comprensivo, siempre me ha aconsejado y a pesar de que es diez años mayor que yo, ambos hemos forjado una amistad desde hace un año cuando ingresé en la academia. Por esa misma amistad, es que accedo caminar un par de horas con él. Creo que necesito de sus sabios consejos, además, tiene algo importante que decirme.

Ambos salimos y lo primero que mis ojos ven, es a Arkadi mirándome cómo siempre lo hace, pero lo que me causa un poco de nervios, es la forma en que mira a mi acompañante. Está del otro lado de la calle, no se mueve, no me dice nada. Sus ojos grises están fijamente en Aleskei que camina con esa elegancia distintiva mientras habla conmigo sobre unas presentaciones que tiene pronto fuera de la ciudad en representación de la academia. Cuando eso sucede, es la señorita Blake quien lo suplanta.

Volteo mi cabeza y no me sorprende ver a Arkadi subiendo a la camioneta para seguirme. La orden fue directa, él trabaja para su jefe y si el retorcido de su jefe le pide que sea mi sombra, él lo hará.

«En serio deseo odiar a Pavel»

—¿Me dirás ya esa noticia? —pregunto conteniendo la risa mientras seguimos caminando. Hemos llegado casi que al final del parque, los minutos se volvieron horas entre tanto que hablamos, pero aún no me ha dicho esa importante noticia y estoy bastante impaciente—. Ya no nos quedará parque que recorrer...

El sol ya se ha ocultado por completo y prácticamente ya no queda nadie por los alrededores.

—Tienes razón —se ríe bajo y toma mi mano—. Has sido seleccionada para representar al primer año en la gira de la academia. No viajarás con la compañía, ya que no eres parte de ella como profesional, pero sí tendrás una única presentación aquí como bailarina en ascenso, Malika.

Abro mi boca, mis ojos y hasta dejo caer el algodón de azúcar de mis manos y grito.

—¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios, Aleskei! —me aviento en sus brazos sin poder contener la felicidad—. ¡Esto es la mejor noticia que me han dado desde hace mucho tiempo!

La felicidad que siento, esfuma por completo toda la rabia y tristeza que tenía desde esta mañana cuando salí de casa. Aleskei no deja de gozarse conmigo, cargándome en medio de un abrazo bastante eufórico. Esto en parte también es su logro, porque él ha sido quien me ha enseñado todo lo que sé.

«¡Representaré a mi academia en la compañía!»

—Como bailarín profesional, yo supongo que sus manos son importantes para ejercer tal carrera, señor Fillol —dice detrás de mí—. No creo que quiera perderlas por estar abrazando de manera muy íntima a la hija de mi esposa, que además es su estudiante, ¿o sí?

Me tenso. Dejo de reír en cuanto reconozco su voz, su acento. Su sola presencia causa que los vellos de mi nuca se ericen y mi corazón comience a latir con fuerza.

—¿Disculpe? —pregunta Aleskei confundido, lo que creo, es peor—. ¿Usted es...? No oí muy bien lo que dijo.

Su risa siniestra, sin un ápice de diversión, me asusta.

—No soy el que repite las cosas dos veces, señor Aleskei. Pero comprendo por qué no escuchó mis palabras. Sus sentidos estaban enfocados en otros asuntos —fija sus ojos en mí—. ¿Nos vamos?

Lo miro con mi ceño fruncido, molesta y confundida. En primer lugar, ¿qué está haciendo aquí? ¿Cómo es que apareció de la nada sin yo darme cuenta?

—Estoy ocupada en una reunión con mi profesor.

Alza su ceja tupida mirándome fijamente. Trago grueso, mis sentidos se alarman, pero intento no demostrar el terror que él me ocasiona. Así, vestido con su traje negro y los guantes de cuero en sus manos, luce como el jodido mafioso que es. Sin mencionar a Arkadi detrás de él, más tres hombres que parecen asesinos seriales.

—Muy bien. Quédate en tu reunión extracurricular, pero recuerda esto, Malika. El bienestar de tu profesor, dependerá del tiempo en que oses de quedarte aquí a solas con él. Tú decides cuanto —sentencia.

Se da la vuelta dejándome fría, petrificada ante sus palabras. Aleskei intenta ir a hacerle frente, pero lo detengo por el brazo susurrándole un no. Está confundido, ofendido también, lo que causa que quiera ser un caballero justo ahora. Eso es buscarse la muerte segura.

—Lo lamento —musito, soltándole el brazo, forzando una sonrisa—. Estoy feliz por la noticia, el lunes comenzamos a ensayar para esa presentación.

Le doy un abrazo fugaz y me alejo de él dejándolo ahí solo. En contra de mi voluntad, camino para alcanzar a sus hombres y a él. Ellos, al notar mi presencia, me permiten avanzar hacia adelante, quedando así, al lado de mi verdugo, el cual no disimula para nada la satisfacción de tenerme a su lado.

—Sabia elección.

—No es como si me hubieras dejado muchas —espeto molesta sin importarme ser oída por sus hombres—. Estás demente, pero no soy tan estúpida como dejar que atentes en contra de un inocente.

—Si eres estúpida.

—Al menos no soy un maldito mafioso que cree tener el control de todos—bramo.

Se detiene, todos lo hacen también y yo incluso. Su mirada cambia por completo, está oscura, sombría y llena de peligro. Mira detrás de mí y siento la presencia de uno de sus hombres a mi espalda, me volteo y es Arkadi quien está, pero no hago nada porque relativamente lo conozco a él.

—Al parecer, alguien aquí necesita un escarmiento.

—¿Qué? —pregunto llena de terror.

Él no dice nada, solo me mira y luego asiente a Arkadi. Volteo cuando siento el pinchazo en mi hombro y luego vuelvo a verlo a él.

—¿Qué me has hecho? —mi voz se oye quebrada—. Pavel... ¿Qué me inyectaron?

—Llévenla a la casona.

Ordena tajante y lo veo darse la vuelta.

Mi vista se nubla, se vuelve borrosa. Intento hablar, pero no puedo, me siento pesada, sin fuerzas y con la sanción de ser movida como marioneta sin yo permitirlo. Lo último que oigo en mi cabeza, son los latidos de mi corazón retumbar. 

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