Rᴇᴢᴀ ᴛᴏᴅᴏ ʟᴏ ϙᴜᴇ ϙᴜɪᴇʀᴀs; Tᴏᴅ...

By char_ischan

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❝Sι tᥙ dιos ᥱs tᥲᥒ ρodᥱroso ¿Por qᥙᥱ́ ᥒo vιᥱᥒᥱ ᥲ sᥲᥣvᥲrtᥱ dᥱ mιs gᥲrrᥲs?❞ Incubus Todoroki x lector femenino. More

𝐈𝐧𝐭𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐈𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐗
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐈𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐕
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕𝐈𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗

𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐗

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By char_ischan

"Maldito hijo de perra. Ojalá se te queme el miembro en el infierno" pensaste mientras lavabas la ropa. Habías equipado el patio trasero de tu hogar para ser un centro de lavado cómodo y cercano, ya que era muy cansado ir hasta el río.

Además, no existía mucha privacidad en los alrededores. Las mujeres del pueblo iban a hacer lo mismo y en muchas ocasiones, era el lugar clave para intercambiar chismes u otro tipo de información.

No tenías ánimos de imvolucrarte con la gente, más con la reciente noticia de tu segundo embarazo.

Pensar en aquello te hacía enojar; querías ir a patear un árbol hasta que tu rabia estuviera extinta, aunque por otro lado, te encontrabas demasiado deprimida. Aún no podías percibir que te vieron la cara de idiota, de nuevo y ahora traerías a otro de sus engendros al mundo.

Tenias muchas dudas acerca de Shoto y su extraña y bizarra naturaleza ¿Es que acaso tendría otros más hijos por el mundo? Y si era así, ¿qué es lo que te hacía especial? ¿Si quiera eras especial para él?

— Tonta, tonta — murmuraste para ti misma al mismo tiempo que tallabas más fuerte la tela de tu vestido.

Subaru estaba gateando por ahí. Habías visto de reojo que perseguía a una mariposa. Aún así sabías que debías de estar atenta a cualquier cosa que le sucediera, pero la molestia seguía dándote vueltas una y otra vez dentro de tu cabeza. Volviste a soltar un quejido antes de enjuagar la prenda en agua limpia. 

La dejaste dentro del agua junto con las otras prendas tuyas y de tu bebé. Luego, te levantaste del suelo para posteriormente tomar el bote con la ropa mojada. Ibas ir a tenderla al otro extremo, aún seguías molesta y de vez en cuando, dejabas salir algunos resoplidos.

Presa de tu molestia, te dejaste guiar por tu cabeza enojada y caminaste sin fijarte por dónde ibas o quien cruzaba delante de ti. Subaru seguía gateando con intenciones de atrapar a la mariposa para cuando pasaste frente a él y pisaste al insecto.

Tu hijo dejó salir un jadeo de consternación a ver la escena y luego, se dejó caer sobre su trasero. Miró tu pie unos momentos antes de que empezará a llorar. 

Te llamó la atención aquel acto, por lo que te giraste rápidamente a verlo. Pensaste que lo habías pisado, incluso te regañaste a ti misma por estar maldiciendo a Shoto dentro de tu cabeza y dejaste salir un ligero "ah" cuando te diste cuenta que habías pisado a la mariposa. 

— ¡Ay! Lo siento — murmuraste mientras levantabas el pie y retrocedías unos cuantos pasos más.

Ambos observaron la forma de tu zapato sobre la hierba y en el centro, yacía la mariposa aplastada. Sentías pena tanto por la pobrecita como por tu pequeño bebé, que no paraba de llorar amargamente.

— Lo siento, Subaru...no era mi intención — le dijiste, pero eso no lo calmó —. No me fije. Debí de haberme fijado.

Aún no cumplía ni un año de nacido, por lo que tus palabras realmente no tenían ningún tipo de entendimiento sobre él. No pretendías que lo hiciera; solo para mantener tu conciencia limpia. Subaru no paró de llorar y decidiste continuar con tu rutina. 

Tendiste dos prendas antes de que lograrás apreciar que el llanto de tu bebé se detuvo de la nada. Te extrañó su repentino comportamiento así que decidiste girar la cabeza hacia él. Lograste ver que Subaru tenía ahora un grillo sobre su mano, lo miraba con curiosidad y algo de asombro. Te sentiste más feliz al ver que pudo distraerse con algo más.

Sin embargo, para asombro y consternación tuya, Subaru agarró el grillo entre sus pequeñas manos. Tuviste la sensación de que iba a aplastarlo, pero no lo hizo. Después, llenó sus pulmones con aire y sopló con fuerza hacia el animal.

Un extraño brillo verde rodeo la silueta del grillo, luego se movió  en línea recta hacia la mariposa aplastada y el brillo, de alguna manera, se metió dentro del cuerpo destruido del lepidóptero. 

— ¿Qué dem...

El grillo entre sus manos, pareció marchitarse, como una planta bajo el intenso sol de verano y se convirtió en polvo. En cambio la mariposa, volvió a la vida y aleteó sus alas hacia la nariz de tu pequeño niño. Subaru sonrió con felicidad y continuó jugando con ella.

Te quedaste algo anonadada ante el suceso, dejándote más preguntas que respuestas. Supusiste que aquella habilidad se atribuía a su parentesco con un demonio. Habías escuchado, cuando aún eras novicia, que los niños engendrados de madres humanas y padres demonios podían tener dos destinos: el primero era crecer siendo un niño con dones extraordinarios y el segundo era que sería igual que su padre, un demonio. 

Para tu suerte, creías que Subaru era el primer tipo. Solo esperabas que tu segundo hijo fuera similar a su hermano mayor. 

Tu embarazo transcurrió con naturalidad, sin ninguna anomalía más allá de estar embarazada por segunda vez por un demonio irresponsable, pero nada más. Tuviste que esconder dentro de las paredes de tu hogar el resto de tu gestación, puesto que la gente empezaría a preguntarse sobre el padre y ciertamente no podías decir la verdad. A menos que quisieras que te quemarán por bruja.

 Las únicas personas que conocían tu estado era Shinso, el señor Aizawa y la pequeña Eri. Ellos te hacían el gran favor de traerte víveres, de cuidar a Subaru y como transporte, ya que aún seguías trabajando para Mina. Tuviste que elaborar una mentira bien hecha para ella, que al final creyó.

Realmente estabas muy agradecida con esa familia. No sabías cómo ibas a devolverles el favor, pero ibas a hacerlo. A veces comían juntos, algo que era hermoso y agradable. 

El día que diste a luz, te encontrabas sola. Ellos no estaban, te dijeron que irían a llegar un poco más tarde por el trabajo, a lo que les dijiste que no habría problema. Habías descubierto fascinación en el bordado, así que los tres últimos meses de tu embarazo te la pasaste haciendo dicha actividad y a parte, estuviste confeccionando diversos trajes para tu segundo bebé. 

Era de mañana; estabas sentada en tu propia cama y Subaru ya habría cumplido trece meses. Era un niño grande que ya podía caminar y ahora, en esa etapa, sus dientes eran una molestia para tu chiquillo. 

Sentiste un calambre en la pierna, que te hizo dejar a un lado tu bordado y te acariciaste la zona, tratando de aliviar el dolor. Cerraste los ojos mientras te adentrabas más y más dentro del espiral del dolor. Eso te aturdió. En menos de lo que esperaste, tu cuerpo se sintió inusualmente caliente, como si estuvieras en el mismo infierno. 

Est tempus¹

Escuchaste un zumbido dentro de tus oídos, seguido por el sonido de unos extraños tambores y la opresión en tu pecho. 

Puer alter in mundum veniet²

El vientre se te contrajo, con fuerza. Alguien o algo te estaba presionando el estómago abultado con una intensidad sobrehumana. Estabas segura que si hubieses seguido así, te hubieran sacado el niño de esa forma.

 Scis pretium, iudicium? Shoto³

Tu cuerpo se quedó helado mientras tus piernas se entumían y tus extremidades dolían. Ni siquiera tenías idea de que es lo que estaba sucediendo, por lo que te asustaste bastante.

Vale meae immortalitatis

De la nada, todo volvió a la normalidad. Tu cuerpo se liberó, dejó de sentirse caliente y tus extremidades lograron moverse. Fue al segundo después que las contracciones comenzaron. Con fuerza. Nada comparado con la primera vez que diste a luz. Los dolores eran más intensos y dolorosos que la anterior vez.

Ni siquiera supiste como, pero tomaste a Subaru entre tus brazos y te dirigiste hacia el baño. La tina estaba llena de agua limpia, Shinso había insistido en dejarla así para que pudieras bañarte cuando pudieras y no lo dudaste mucho, te metiste dentro de la tina. Dejaste a Subaru sobre la tasa del baño. Gracias a Dios, se entretuvo con un par de cochecitos de madera que estaban por ahí. 

Te encargaste de dar a luz por tu cuenta. El dolor se volvía más insoportable a medida que las contracciones se volvían más seguidas. Tu cuerpo comenzaba a volverse más fatigado y te dieron algunos calambres en las piernas. Te mordiste el labio, tratando de no gritar puesto que si lo hacías, asustarías a tu otro hijo. La sangre de tu labio brotó eventualmente por la fuerza de tus dientes conta tu labio inferior.

Entonces cuando la situación no podía ponerse peor, los vómitos hicieron su aparición y tuviste que encontrar un lugar en donde verter tus desechos bucales. Las lágrimas aparecieron acompañados por los gritos que ya no pudiste esconder. 

El dolor te adormeció los sentidos, pero al mismo tiempo fue lo que te mantuvo viva. Lo dejaste ser hasta que por muy extraño que sonara, sentiste que algo se desprendió de ti. 

Una gran masa de carne, que flotaba hacia arriba.

Te encontrabas muy débil. No estabas segura si es que tardaste cinco horas pariendo o más, pero daba igual. Tus brazos temblorosos sostuvieron al bebé recién nacido, lo acercaste a tu pecho y le frotaste la espalda con fuerza. Debía de llorar.

O si no...

Ni siquiera te detuviste a pensar en eso más tiempo, porque el llanto apareció con rapidez. Dejaste salir un suspiro mientras mantenías al bebé junto a ti, luego levantaste la cabeza hacia su entrepierna y te alegraste al saber que se trataba de una hermosísima niña. 

"Shoko" pensaste para ti. "Shoko ¡Shoko!" 

El momento fue interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose seguidamente. Tu atención se desvió hacia Subaru, quien ya no estaba sobre la tasa del baño y estaba en medio del pasillo, mirando hacia la puerta.

— ¿Hitoshi? — exclamaste fuerte, pero no recibiste respuesta. 

Subaru sonrió al ver una silueta desconocida y corrió hacia aquel, murmurando algo como "papá". Te quedaste algo confundida, tu corazón dio un brinco y escuchaste el rechinar de la madera. Te aferraste al cuerpo de tu bebé con fuerza, esperando el peor de los escenarios. 

Finalmente, apareció cargando a tu hijo entre sus manos.

— Hola, (Nombre) — te saludó Shoto con una sonrisa y te quedaste en silencio.

Solo que ya no traía ni alas, ni cuerno y mucho menos alas. 

≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪

Traducción: 

[¹]: Es tiempo

[²]: Otro niño vendrá al mundo

[³]: ¿Sabes cuál es el precio, verdad? Shoto

[⁴]: Adios a mi inmortalidad 

MUAKAKAMUAKA 

Les mentí 

Todavía no es el final

KJASNJKSABSAHKKJ

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