Mephisto Pheles
El demonio qué se hacía llamar Samael observó como el menor de los Okumura caminaba apresuradamente por los pasillos de la Academia de la Verdadera Cruz yendo directamente a su oficina.
Mephisto rió ligeramente y esperó a que el chico llegara mientras se servía un poco de té, siempre se divertía observando a esos hermanos, aunque ahora solo podía ver a uno.
Toc Toc Toc
El sonido de la puerta siendo golpeada por pausas pero aún así tan desesperadamente hizo sonreír al demonio.
"Pase" habló
Al otro lado de la puerta estaba un pelinegro con su uniforme de exorcista lleno de lodo y ramas por todo el cabello y cuerpo.
"¡Maldito Mephisto!" exclamó Yukio acercándosele "¡Dijiste que si tomaba esta misión podría encontrar pistas de como localizar a Rin!"
"¿No lo hiciste?" preguntó el de cabellera púrpura sabiendo la respuesta
Yukio gruñó y se tragó sus palabras, hablar con ese demonio nunca era de provecho.
"Adiós" dijo el director al ver al chico darse la vuelta e irse muy probablemente a tomar un baño y luego dijo para si mismo "Ya casi ha pasado en año"
Los recuerdos del día en que dejó al Okumura mayor inundaron su mente.
Había regresado después de dejar a Rin en aquel solitario pueblo, no se esperó que tan pronto como volviera Yukio lo llenaría de preguntas.
"¿A dónde se fue mi hermano?" había preguntado
Mephisto simplemente alzó los hombros "Él se ha quedado con la llave, yo nunca he ido a ese lugar por mi propia cuenta"
Yukio abrió los ojos, parecía negarse a creer aquello "¿Cómo era?, si me lo dices tal vez yo pueda encontrarlo"
Mephisto lo pensó un momento antes de hablar "Es un pueblo que está rodeado de montañas, no aparece en los mapas y ni siquiera yo estoy seguro de su ubicación exacta, está bastante atrasado en cuestión de tecnología y muy rara vez sus habitantes salen de el, pero cuando lo hacen definitavemente no hablan de ese lugar"
El ánimo de Yukio decayó al oír esto, tal vez nunca encontraría a su hermano. Mephisto en cambio sonrió, estos hermanos siempre eran muy interesantes.
"Pero puedo decirte algo, hace mucho tiempo una familia de demonios de alto rango se mudo para allá con el propósito de deshacerse de sus conexiones con Gehenna, con el tiempo su sangre se fue diluyendo, pero te aseguro que puedes encontrar sobre eso en los archivos" dijo el demonio
"¿Me dejaras entrar a los archivos?" preguntó sorprendido el pelinegro
"Supongo que la ocasión lo amerita" concedió el director
Los ojos de Yukio se iluminaron y una pequeña sonrisa surcó su rostro.
Mephisto sonrió al recordar ese momento, Yukio nunca encontró los archivos, tal vez porque en realidad nunca se documentaron, si el pelinegro lograba hacerlo era por pura voluntad e intuición, de otra manera no podría conseguirlo.
En ese momento Suguro se negó rotundamente a ayudar diciendo que irse había sido su decisión, Shima, Izumo y Shiemi en cambio ayudaron desde el principio a buscar a Rin.
No lo encontraron, pero aún no se rendían, Mephisto rió al pensar en lo curiosos qué eran los humanos al aferrarse a una sola persona con tanta fuerza.
Yukio
El pelinegro había salido de la habitación hecho una furia, odiaba qué Mephisto lo utilizara para hacer misiones qué nadie mas quería diciendo que encontraría pistas sobre Rin, y odiaba siempre caer en ello.
El día que su hermano se fue estaba enojado, con los altos mandos, con él, con el mundo, incluso consigo mismo. No había podido protegerlo y se sentía tan culpable.
Recordó la sonrisa de Rin y se preguntó ¿Cómo estaría su hermano, aún podía sonreir así?, y ¿Qué hay del niño que se llevó, lo estaba cuidando bien?
Miles de preguntas pasaron por su cabeza, ninguna tenía respuesta, su hermano era la única familia que le quedaba y no sabía dónde o como estaría.
Un suspiro salió de su boca, lo único que podía hacer ahora era buscarlo y pedirle perdón por la manera en que lo había tratado, no creyó en él cuando le dijo que no había matado a los aldeanos, nadie lo hizo.
Hace unos días se había confirmado que Rin no fue el asesino, la evidencia fue un brazo encontrado dentro de la fuente qué no se quemó con el fuego.
El brazo mostraba marcas de garras y quemaduras diferentes a las que dejaba el fuego azul, fue Yukio quien descubrió aquello cuando investigó el caso.
Cuando el pelinegro se metió a bañar dejó qué el agua se llevara todas las preocupaciones aunque fuera por solo un segundo. Recordó los buenos tiempos cuando Rin y él vivían con su padre en la iglesia, esos eran buenos momentos.
Esos días cuando sonreían por cosas simples como que prepararan su comida favorita o cuando jugaban a ser guerreros qué luchaban contra el mal, ahora pelear contra el mal ya no era tan fácil, menos cuando su hermano no estaba con él.
Salió de la ducha y se vistió con ropa normal, todavía pensaba hacer el informe de la misión qué le habían encomendado.
Se sentó frente a su escritorio y después de darle una mirada a la cama tendida que Rin no volvió a tocar después del día que se levantó para ir a la misión en la montaña comenzó a escribir en una computadora.
Llevaba alrededor de veinte minutos escribiendo cuando alguien llamó a su puerta. Antes de siquiera decir algo la puerta se abrió dejando ver a una mujer joven de cabello rosa y amarillo.
"¿Shura?, ¿Qué haces aquí?" preguntó el pelinegro desconcertado
"Corre, ven conmigo" dijo Shura arrastrándolo del brazo
"¡Espera!" exclamó el pelinegro tratando de resistirse
Shura lo ignoró y abrió la puerta con una llave qué tenía en la mano, al otro lado podían verse paredes adornadas, nada parecido al edificio en el que Yukio vivía.
"¡Shura detente!" gritó el de ojos verdes
"No hay tiempo, es sobre Rin" declaró Shura y con eso el pelinegro dejó de poner resistencia
Al otro lado de la puerta las paredes tenían un color dorado con blanco, Shura abrió una puerta enorme y al entrar en ella Yukio se dio cuenta de que era la misma sala donde habían enjuiciado a su hermano meses atrás.
"...por lo tanto hemos declarado al hijo de satán como fallecido" esas fueron las únicas palabras que el cerebro de Yukio habían logrado captar y no entendía a que se referían
"¡Objeción!" el grito de Shura resonó en la sala "He traído aquí a Yukio Okumura para que como su hermano pueda reconocer el cadáver"
"¿Qué?" esa fue la única palabra que salió de la garganta del pelinegro
Shura solo lo empujó hacia adelante donde una manta cubría el cuerpo de una persona, volteó momentáneamente hacia atrás y vio a Shura asentir con la cabeza.
Yukio tuvo miedo de levantar la sábana, tenía miedo de reconocer a la persona debajo y odiaba pensar que tal vez era su hermano, que no lo encontró a tiempo y que no pudo despedirse correctamente de él.
Cuando la punta de sus dedos toco la sábana sintió como un escalofrío recorrió su columna vertebral, tal vez no quería saber lo que había debajo de ella.
"Apresurese joven Okumura" dijo el juez con voz grave
Las manos del pelinegro temblaban mientras él esperaba que algo, cualquier cosa lo detuviera, pero nada lo hizo, cuando alzó la sábana blanca que cubría al cuerpo sus ojos se abrieron de golpe.
"¿Qué ve joven Okumura?" preguntó el juez
Yukio tardó unos segundos en responder, no podía apartar sus ojos del cuerpo calcinado frente a él y no estaba seguro de que decir.
"Creo... que podría ser él" su voz se oía insegura, titubeante
El sonido del golpe de un martillo de la madera contra la mesa delante del juez indicó que el juicio había acabado.
Shura se llevó a Yukio por el mismo lugar por el que habían llegado.
"¿Estás seguro de que era él?" preguntó la de cabello rosa, la pregunta quedó flotando en el aire unos segundos antes de que el pelinegro respondiera
"No lo sé" su voz era lenta, como si siguiera en estado de shock "Tal vez lo era, su cabello, sus ojos, pero no puedo asegurarlo..." sus palabras se cortaron a la mitad, no quería recordar la imagen del cuerpo, pero era lo único que estaba dentro de su mente "Hubiera sido más fácil si su rostro no estuviera desfigurado por una espada"
"..." Shura no dijo nada, se sentía culpable por haberlo dejado ver algo así "Escuché que pronto iban a salir las pruebas de ADN"
Yukio volteó a ver a la pelirrosa, la observó con el ceño fruncido y los labios apretados.
"¿Entonces para qué fue ese juicio?" se sentía molesto, habían puesto a su hermano en la mitad de una sala para que todos lo vieran como una clase de espécimen
"Independientemente de lo que se descubra en los laboratorios escuché que iba a ser dado por muerto, no quieren lidiar con él, aunque va a haber un equipo de búsqueda para tratar de encontrarlo" explicó ella
"Espero que no sea él" las palabras del pelinegro apenas fueron un susurro, pero Shura lo alcanzó a escuchar
"Yo también lo espero" la pelirrosa estuvo de acuerdo con él
Los dos siguieron caminado un rato, principalmente para poder despejar su mente un poco, hasta que alguien se les cruzó en el camino.
"Pero que tenemos aquí, son dos de mis exorcistas favoritos" era Mephisto Pheles "Escuché las noticias, lamento su pérdida joven Okumura"
Los ojos del director de la Academia no mostraban ni una pizca de lástima o compasión, todo lo contrario, se mostraba divertido, lo que enojo a Yukio de sobremanera.
"¡¿Qué es tan divertido?!" exclamó con enojo "¡Mi hermano está muerto y tu te ríes!, ¡Dijiste que estaría bien, que nadie lo encontraría!"
Los gritos del pelinegro llamaron la atención de las personas que iban pasando.
"Tranquilo, aquí no es un buen lugar" tras decir eso el demonio realizó su hechizo e hizo qué los tres se teletransportaran a otra habitación
Shiemi
El sonido de unos gritos llamaron la atención de la chica de cabello rubio qué caminaba solitariamente por la Academia, a pesar de que habían pasado nueve meses no podía olvidar a Rin como él pidió.
La voz de la que venían los gritos le sonaba conocida, no estaba segura, decidió acercarse a ver la escena.
"¡Mi hermano está muerto y tu te ríes!, ¡Dijiste que estaría bien, que nadie lo encontraría!"
Era Yukio, tenía los ojos llenos de lágrimas y todo su cuerpo temblaba como conteniendo la tristeza, y estaba gritándole al director de la Academia antes de desaparecer junto con él y con la señorita Shura, las palabras llegaron un poco tarde a su cerebro, ¿A qué se refería?
La realización la golpeó y entendió que era de Rin de quien hablaban, pero él no podía estar muerto, seguramente ella había escuchado mal, Rin era fuerte, siempre logró librarse de las cosas que lo amenazaban, el no estaba muerto, se negaba a creer que lo estaba.
Shiemi se limpió las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos tan solo de pensar que Rin podría estar muerto, una cosa era no verlo en un tiempo, pero ella tenía la esperanza de que si se volvía una gran exorcista en algún momento podría encontrarlo, quería ver su sonrisa otra vez, es que le daba cada que la veía.
No podía rendirse, no iba a hacerlo por nada en el mundo.
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. Espero que les haya gustado
Nota: Imagino que ya se habrán dado cuenta de que esta historia está bien revuelta en cuestión de seguir la cronología del manga, pues verán, eso es porque me gusta cuando Rin "habla" con su demonio, pero me gusta también un estado de paz en cuestión de como se mueve el mundo.
Y probablemente nunca pase lo del regreso de satán y eso, o si se llega a ver será mucho más adelante cuando Rin y Yukio hayan crecido y ya sean un poco más maduros y puedan tomar mejores decisiones.
Hoy me sentí inspirada y logré terminar este capítulo luego de mucho tiempo metida en ello.
Han sido 2030 palabras.