Nuestro único verano

By nira__16

4.1K 205 42

Lizzy esta en su ultimo verano antes de ir a la universidad. Su grupo de amigos tiene una magnifica idea para... More

Prólogo
1. La fiesta
2. ¿La cita?
3. Mudanza
4. Yo nunca...
5. Granizo
6. Dia de playa
7. La compra
8. Los Gutiérrez
9. El adios
10. Confesión
11. ¿Judo?
12. Un mosca muy pesada
13. Tres deseos
14. Harina
15. Treinta de julio
16. Always
17. La matanza de Texas
19. Sorpresa
20. El fin de todo
Epílogo

18. Patines

87 5 2
By nira__16

La semana está siendo tranquila, Lidia preparo una excursión por la inolvidable montaña, hicimos noche de cine en el jardín con una pantalla inmensa y Alan y yo hemos ido a correr algún que otro día. Y ahora nos encontramos en nuestro descanso de unos minutos para recobrar el aliento.

Me apoyo en su hombro con la respiración entrecortada. Estamos sentados en el banco del parque de al lado de casa de Lucas. Hablamos de los viejos tiempos riéndonos a carcajadas cuando vemos pasar a unos padres con sus hijos en dirección al parque.

—¿Quieres ir a otro lado o...?—me pregunta al ver que los miro de reojo.

Están a metros de distancia.

—No sé...—digo insegura.

Me vuelvo a girar hacia él y de repente se abalanza a mí uniendo nuestros labios. Le correspondo el beso tan fácil y rápido que me sorprendo. Nos seguimos besando cuando lleva una mano a mi cadera y yo le agarro de la nuca para atraerlo más hacia mí. Unos minutos después ya no me acuerdo de quién había detrás en el parque y entrelazamos las lenguas.

Me siento con ganas de más, así que me subo encima de él lentamente, sin separar nuestras bocas. Nos quedamos así unos ¿quince? ¿Veinte? Minutos besándonos, dándonos igual quién tenemos detrás, porque cuando somos él y yo el resto desaparece.

Cuando nos separamos inspeccionó el parque y ya está vacío. Nos miramos unos segundos antes de estallar de risa. Me tumbo con la cabeza en su regazo y siento a los pájaros voleteando, al sol dándome en la cara y que soy muy feliz en este punto de mi vida.

—¿Cuál es tu mayor miedo?—me pregunta sin más.

¿Por qué me pregunta eso? Debato en mi mente unos segundos hasta recordarme de la mayor fobia de mi vida, la muerte.

—Sin duda es la muerte, desde pequeña.

Lo miró un momento y él arruga la nariz. Apartó la mirada incómoda, no me gusta hablar sobre estos temas. Pensar en la muerte me da mucha ansiedad.

—¿La muerte? —me devuelve a la realidad— ¿Y eso porque?

Meditó durante unos segundos mi respuesta. Creo que me asusta el hecho de dejar de existir, me asusta no, me acojona completamente.

—Me asusta el hecho de que después de la muerte no exista nada más. Me da miedo dejar de existir para siempre, pero sobre todo que cuando llegue el momento me arrepienta de mi vida.

Él se me queda mirando, probablemente analizando todo lo que acabo de decir. Estoy segura de que muchas personas compartirán la misma opinión, pero si había alguien que no lo haría, ese sería Alan.

—Yo no le tengo miedo a la muerte, de hecho creo que le da sentido a la vida. Que pasara después probablemente no lo sepas hasta que te mueras. Por eso tienes que disfrutar de la vida lo mejor que puedas. Obviamente, van a haber cosas de las que te arrepentirás de no haberlas hecho, pero tienes que intentar hacer todo lo que quieras.

Nos miramos el uno al otro y sonreímos. Todavía tumbada le cojo del brazo y empiezo a acariciarlo. Creo que me podría pasar así toda la vida, disfrutando de estar con él. Me coge la cara y me besa lentamente, casi saboreando mis labios como si fuera la última vez que lo hace. Y me encanta eso de Alan. Le da valor a las cosas menos insignificantes, como cada beso que me da.

***

—¿Sabéis qué podemos hacer hoy?—pregunta Lidia emocionada— Podríamos ir a una pista de hielo que hay en un pueblo un poco lejos de aquí.

Todos en el sofá ponen cara de desconcierto. Cuando era pequeña solíamos ir con mis padres y mis hermanos, lo pasaba genial. Normalmente Lucia se caía bastante y acabamos en casa teniendo que curar sus rodillas rojas y moradas de tantos golpes. Pero que yo recordara, era solo en invierno.

—¿Hay una pista de hielo y no es invierno? —pregunta Clay, lo que todos pensamos.

—Se ve que es un deporte del pueblo y que cuando no entrenan se puede ir.

—Pues me encanta la idea—le apoya Rebeca.

Clay y yo asentimos con emoción estando con ella. Los chicos se miran entre sí y se encogen de hombros poco emocionados, supongo que lo harán por nosotras.

Después de comer empezamos a preparar las cosas necesarias para patinar, como: un par guantes, unos buenos calcetines por si hace frío, etc. Lo metemos todo en dos coches y nos repartimos en ellos.

De camino no puedo parar de juguetear con mis manos, estoy muy nerviosa por patinar. Alan me pone una mano en el muslo —supongo para calmarme— mientras con la otra conduce. Miro atrás por si Alex o Cassie se dan cuenta del roce, pero parece que no se fijan mucho.

Con Alan la cosa está muy complicada, no sé qué hacer. Me gustaría poder formalizar la relación, pero la propuesta —o más bien obligación— de Eric, me lo impide. Tengo miedo de formalizarla y hacerle daño cuando tenga que dejarle. Aunque también me asusta que se canse de este tira y afloja. No quiero que piense que lo utilizó, él es muy bueno y de momento se conforma con estar a escondidas, pero es cuestión de tiempo que me mande a la mierda.

Al llegar nos bajamos del coche y todos corretean felices hasta la entrada. Cada uno paga su parte, cogemos las botas y nos vamos a sentar a los bancos cerca de la pista que nos han indicado. Alan se comienza a pelear con la bota para poder ponérsela mientras Cassie lo graba todo.

—Para idiota. —Se tapa con la mano en dirección al móvil— ¿Por qué me grabas?

Nos empezamos a reír como locas y unos niños aparentemente más pequeños que nosotras unos cuatro o cinco años nos miran con cara de asco.

La juventud no entiende.

Antes de entrar a la pista todos se quejan porque les obligó a hacer una foto, pero gracias a mis encantos todos salen en ella. Mientras caminamos para pasar a patinar veo a Alan tambaleándose porque no puede coger el equilibrio.

—Putos patines. —Me mira fastidiado y yo contengo una risotada—. Ey ¿Tú sabes patinar?

Asiento y le tiendo mi mano para ayudarle. Él parece que me lo agradece con una sonrisa. Detrás de él captó a Lidia haciéndonos un corazón con las manos. Alan las separa rápido y yo pongo los brazos en jarra fingiendo fastidio. De golpe pasan muy pegados a nosotros Clay y detrás persiguiendo Alex.

—Tortolitos. —Me guiña un ojo Alex.

Que le rozaran hace que Alan pierda el equilibrio y se agarra a mí rápidamente para no caerse. Levanta la cabeza hacia ellos para quejarse, pero no puede evitar sonreír. Me giro para ver qué es tan gracioso y veo a los dos tontos en el suelo porque se han caído de culo.

Pasamos media hora tranquilos —Alan sin quitar el agarre de nuestras manos para no caerse claro— hasta que Lucas nos empieza a tirar bolas de nieve que se crean con el hielo de la pista.

—¡Tú! —Alan levanta los brazos para quejarse.

Separa nuestras manos bruscamente y va corriendo a por él. Abro los ojos sorprendida al ver que sabe patinar a la perfección, ¿Acaso era una excusa para estar todo el rato pegado a mí?

Posiblemente chica.

Justo cuando Lucas y Alan se han acabado de pelear, nos llaman para que nos vayamos. El último y yo somos los primeros en coger nuestras cosas y dejar los patines, así que vamos al coche a esperar a los demás.

—Oye —le preguntó una vez sentada— ¿Tú me habías dicho que no sabías patinar, no?

Él, al saber por dónde iban los tiros, empieza a repiquetear con los dedos en el volante y va apartando la mirada hacia la izquierda. Todo su lenguaje corporal demuestra que me va a mentir. Respira hondo unos segundos antes de responder.

—No —dice muy digno riendo.

—Eres un capullo eh. —Le propinó un golpe en el hombro.

—Cualquier excusa para el contacto físico es buena. —me guiña el ojo—. Y más me vas provocando con ese escote, ¿es que querías que me resbalara con mi propia baba por la pista?

Me fijo en mi top por primera vez y me sonrojo al instante, me tapo la cara por la vergüenza y él se ríe de mí. Cuando escuchamos que Cassie y Alex suben al coche, miro a Alan intentando contener una risa nerviosa, pero él lo empeora guiñándome un ojo.

***

Vale, estoy muy nerviosa. Mañana tenemos una fiesta con los alumnos del curso pasado para celebrar que entraremos a la universidad. Estoy histérica porque no tengo nada que ponerme y al parecer Alan no entiende la situación.

Mientras yo doy vueltas de aquí para allá, revuelvo el armario o me pruebo algo que acabó rechazando, él se ríe de mí.

—Si lo acabas rechazando todo al final irás desnuda. —Se ríe, yo le pongo mala cara y le tiró el último vestido que me he probado—. Que oye, para mí no sería ningún problema, ojalá fueras desnuda. ¿Te imaginas? —dice con una sonrisa malvada intentando esquivar la prenda de ropa que le he tirado.

—No es broma Alan, no encuentro nada. —Me cruzo de brazos haciendo pucheros.

Al ver mi drama se levanta del suelo y se acerca a mí para consolarme. Me acaricia la espalda con una mano suavemente.

—Ea, ea, ea —va diciendo mientras me acaricia.

Le miro con mala cara y le apartó de un empujón.

Nos quedamos mirándonos fijamente por unos segundos y después nos empezamos a reír a carcajadas. De repente se agacha, me rodea los brazos y me alza cogiéndome como un saco de patatas. Me quedo desconcertada unos segundos en el aire, pero recuperó la conciencia.

—¡¿QUÉ COÑO HACES?! ¡Que me voy a caer! ¡Alaaaaan!

Él comienza a reírse y a caminar por el pasillo. Intento pegarle puños en la espalda, pero es inútil.

—¿A dónde vamos pesado?

—Calla un rato hombre —me espeta.

—¡Me callaré cuando me dejes en el suelo!

Por el camino nos encontramos a la sobrinita de Clay que nos mira con estupefacción.

—Alaaa, que te vas a caer —me dice preocupada.

—¡Sí, hija, sí, me quiere matar! —chillo irritada.

Alan se vuelve a reír y entra en la cocina. Me sienta en la encimera y se queda justo delante de mí. Me cruzo de brazos fingiendo indignación, pero él no me deja de mirar con una sonrisa.

—Te encanta molestarme, eh —replicó.

—Sí, pero más tu culo que acabo de tocar —me guiña un ojo.

Se acerca un poco más a mí y yo hago lo mismo. Abro un poco mis piernas por inercia para dejarle paso. Me muerdo los labios para evitar besarlo, no podré disimular mucho más tiempo, que esto me está afectando bastante.

—Eres un tonto.

—Soy el mejor.

Le miro retando con la mirada.

—Sí, ya te gustaría ser el mejor —le vacilo.

Intentando retar a mi cuerpo, me acerco un poco más mientras él va replicando, intento bajarme, pero se ha quedado delante de mí cortándome el paso. Solo hay una mínima separación entre nosotros y él no parece nada afectado, parece no percatarse de la tensión que hay en el ambiente.

Él está tan tranquilo y tú así.

Sigue sin moverse a cada acercamiento que doy y parece que tampoco se percata que intento bajarme. ¿A sí que no le importa estar tan pegados, no? Interesante...

Le pongo un brazo en el hombro para apartarle un poco, pero como me he quedado paralizada, ya que sigo con mis caderas muy cerca de él, a punto de que nuestras partes rocen. Tardo en moverme para bajar avanzando de lado en la encimera para que él ya no me corte el paso.

Cuando lo consigo, él se va a hablar —tan tranquilo, como si nada hubiera pasado— con Clay que acaba de entrar en la cocina sin que me hubiera dado cuenta.

Normal, con la distracción que tenías delante.

Camino hacia el comedor a ver si me enfrió un poco, porque esa escena ha tenido bastante tensión sexual. Cuando me siento en el sofá —un poco empanada— no puedo evitar pensar en que habrá sentido él. ¿Ha sido para tanto? ¿Le ha afectado?

Lucas se tira dramáticamente cansado en el sofá.

—Que, ¿Ya has encontrado algo que ponerte? —me devuelve a la realidad.

Niego con la cabeza.

—Es un asco todo lo que tengo en el armario. —Hago pucheros.

—Podríamos ir esta tarde al centro comercial —se nos une Rebeca.

—Qué agobio, os vais vosotros.

Todos nos giramos hacia la quejica de Cassie que acaba de entrar al salón.

—Pues no vengas. —le responde Rebeca.

Probablemente, discutimos durante una hora hasta que por fin nos montamos en el coche Alex, Rebeca, Clay, Alan y yo. Obviamente, obligamos a Alan que nos lleve él. A pesar de sus reproches, Lidia y yo nos miramos unos segundos y salimos corriendo en dirección al vehículo.

Me siento en el copiloto al lado de Alan y los otros tres se aprietan como sardinas detrás. Nos abrochamos el cinturón, pero antes de comenzar a arrancar el señorito se me queda mirando unos segundos.

—Me estoy acostumbrando a esto de tenerte como copiloto, eh— me dice Alan posando una mano en mi muslo y apretando levemente.

Intento disimular el efecto que ha tenido eso en mí dándole una sonrisa pícara y asegurándome que los demás no nos hayan visto. Están peleándose entre ellos, así que bien, no nos han pillado.

De camino al centro comercial pienso en que nuestros amigos —excepto Cassie— no saben nada de lo nuestro. Bueno, de momento no hay nada nuestro en sí, nunca hemos profundizado mucho el tema y cuando Alan lo saca a solas, yo trato de evitarlo desviando la conversación a otra cosa.

Llegamos a las tiendas y los chicos nos siguen detrás como guardaespaldas mientras Rebeca y yo vamos cogidas del brazo buscando alguna prenda a la que acechar. La verdad es que había mejorado mucho mi relación con ella y ambas nos hemos dado cuenta de que estar juntas es muy divertido.

—Ese vestido te quedaría precioso —Señala un escaparate en el que se ve un vestido de fiesta con bastante escote y de color lila.

Estoy a punto de decirle que entremos a mirar cuando Alex se acerca a nosotras con cara de muerto.

—¿Podemos hacer una pausa para comer? Llevamos una hora y media caminando y me muero de hambre —se queja como un niño pequeño.

Miro en mi móvil la hora y es verdad que se ha hecho un poco tarde. Nos dirigimos al primer sitio de comida rápida que encontramos y nos sentamos ahí. Los chicos nos reprochan que tardamos mucho para encontrar la ropa que ponernos.

—Callaros. Sois hombres, no entendéis —les regaña Rebeca.

—Eso, eso —le apoyo comiendo una patata— pero no os quejéis tanto que creo que ya he encontrado mi vestido.

Acabamos de comer y después de recoger todo vamos a buscar la tienda en la que había visto ese magnífico vestido. Preguntó por él a una empleada y me trae mi talla para que pueda ir probando.

Rebeca también encuentra un conjunto muy mono, así que nos dirigimos a los probadores juntas. Miro atrás al ver que Clay y Alan nos siguen, pero no veo ni un rastro de Alex.

—¿Dónde está Alex?—pregunto confusa.

—Se ha ido por allí a ligar con una chica guapa que ha visto —me responde Alan.

Todos nos reímos y seguimos el camino a los probadores. Rebeca y Clay entran a uno —ya han formalizado su relación— y cuando veo que Alan hace un ademán de entrar en el mío, le pongo una mano en el pecho.

—Quieto ahí soldado. —Le echo para atrás.

Hace pucheros y se sienta en la silla que hay delante de mi probador. Con el vestido ya puesto no dejo de mirarme al espejo para ver si me convence. Es muy ceñido a la cintura, cinco dedos por debajo del culo y con mucho escote. No estoy acostumbrada a llevar estos vestidos pero podía probar. Salgo del vestidor con una sonrisa nerviosa.

—¿Qué te parece? —le pregunto a Alan.

Se levanta al instante que me ve y me inspecciona de arriba abajo. Va acercándose lentamente mirándome embobado.

—Pues que como lleves ese vestido te lo voy a quitar antes de llegar a la fiesta.

Sonrió rodeando su cuello con mis brazos, pone sus manos en mis caderas y me acaricia suavemente por debajo del culo.

—¿Y eso porque?

—Porque es irresistible.

Antes de que pueda apartarme me empuja de la cintura hacia adentro mientras me besa. Entrelaza su lengua con la mía y me besa de una manera más salvaje de lo normal. Me agarra de los muslos y me coge para abrazarle con mis piernas.

—Oye.—Separo mi boca unos centímetros—. Nos van a pillar—digo mirándolo a los ojos.

Se encoge de hombros con una sonrisa pícara. Vuelve a besar y aprieta su erección en mi intimidad. Suelto un gruñido de placer y justo en ese momento escuchó que Rebeca y Clay van a salir del probador. Empujó a Alan rápidamente hacia afuera y él casi se cae, pero le salva la silla.

—Uy te has despeinado un poco cambiándote, eh —me avisa Clay.

Me sonrojo un poco, pero trato de disimular asintiendo.

Si supieras que acaba de pasar.

—Te queda precioso ese vestido—dice Rebeca, y me alegro de que por fin alguien diga algo.

Asiento y me vuelvo a meter al vestidor para cambiarme. Mientras me miro al espejo ya cambiada, pienso en Eric, no puedo evitar sentirme culpable cada vez que pasa algo con Alan gracias a él. Me da pena que no podamos tener nada bonito por culpa de lo que me voy a ver obligada a hacer.

El idiota de Eric ha estado escribiéndome durante toda la semana para asegurarse que a final de verano este todo en orden para empezar su plan.

Ni siquiera le he respondido ni a un mensaje. Odio a ese chico con todo mi ser, pero, por otra parte, sé que no es del todo su culpa. Él es solo un pobre niño que busca cariño de su padre haciendo lo que sea que él le pida, aunque ya podría tener un poco de valores propios y dignidad como para plantarse y no hacerle caso a su maldito padre.

***

Con música de fondo y moviéndonos de un lado para otro de la habitación, estamos todas las chicas reunidas en el cuarto de Cassie y mío, ya que es el más grande. Rebeca y Lidia se maquillan en el tocador mientras yo me encuentro ya vestida, haciéndome una foto para enviársela a mis padres.

—¿Seguro que el conjunto que me he comprado me queda bien? —nos pregunta Rebeca.

—Te queda estupendo. —Todas asentimos corroborando la opinión de Lidia.

Camino de un lado a otro nerviosa sin saber qué hacer. Miro la hora y todavía nos falta media hora para irnos. Cassie debe verme algo alterada y por eso veo que se acerca a mí y me hace sentarme en la cama a su lado. No he dejado de pensar en si debería de cortar la relación o lo que sea que esté pasando con Alan para no hacerle más daño.

Ahora mismo quiero llorar, gritar, patalear, encerrarme en mí misma y no salir nunca. Pero no puedo hacer nada de eso, porque yo soy la amiga que siempre está bien. Soy la amiga que raras veces llora, la fuerte, la que no tiene problema, y la que ayuda a los demás.

Soy esa tonta a la que necesita un poco de ayuda y cariño que siempre le da a los demás y jamás recibe ella. No culpo a mis amigos de ello, soy yo la que no lo comunicó, pero a veces me gustaría que no hiciera falta hacer ni decir nada para que supieran que estoy mal, para que me cuiden los días de bajones o para llorar en su hombro.

Intento parar de pensar antes de empezar a llorar delante de nadie y vuelvo a la conversación que están teniendo entre ellas. Cuando nos queremos dar cuenta, los chicos pican a la puerta para irnos.

—¡Va a ser una noche increíble!—Chilla Alex por el pasillo.

—Necesito emborracharme por favor —Súplica Cassie.

Antes de subirnos a los coches convenzo a todos de hacernos una foto grupal para tenerla de recuerdo. En el camino obviamente me vuelvo a poner de copiloto de Alan y pese a las súplicas de Cassie y Alex sobre qué paráramos de cantar a todo volumen Paulo Londra, no les hacemos caso. Se ha vuelto en nuestro cantante favorito y una adicción para nosotros.

—Ya hemos llegado. —Sonríe Alan.

—Por fin. —Salgo del coche lo más deprisa posible.

La fiesta es en un local con karaoke solo para nosotros. Al entrar me quedo alucinada con que esté equipado con cocina y todo. Saludo a todo el mundo con ganas y me llenó bastante el primer vaso.

Una hora y media después ya va todo el mundo un poco contento, entrando y saliendo del local a su aire. Yo bailo y canto un rato con todos, me vuelvo a llenar el vaso y salgo para afuera de vez en cuando. Estoy sentada en la acera cuando veo que se me acerca un amigo.

—Ey, hola —me saluda sentándose a mi lado.

—Holaa, la noche está siendo la leche.

Nos empezamos a reír del panorama de la gente borracha haciendo tonterías. No podemos parar de partirnos de risa, cuando un chico con gafas molonas, se quiere sentar en la acera en frente de nosotros, pero no sé puede aguantar sentado y se cae golpe quedando ahí estirado.

—Ey Lizzy. —me señala un amigo a unos metros— ¿Tú quieres con Alan, no? Que te hemos pillado hace tiempo.

Me quedo congelada sin saber qué decir a sique solo niego con la cabeza, aunque no se le ve con pinta de que me ha creído. Me giro a mi amigo y a una chica muy mona que se ha unido a nosotros para seguir hablando con ellos.

—Oye tú. —Señaló a mi amigo—. Siempre me entero de los royos de los demás, pero nunca tuyos.

—Yo tampoco de los tuyos —Me responde guiñándome un ojo.

—Eso es verdad— dice la chica que está a su lado— venga Lizzy sincérate.

—Eso eso, ¿Has sentido algo alguna vez por Alan?

¿Es que todos se la han ingeniado para preguntarme por él cuando estoy borracha y diré la verdad? Suspiró y vuelvo a negar con la cabeza. Me levanto porque ya no quiero estar ahí y tambaleándose un poco empiezo a buscar a los chicos, los he perdido de vista a todos.

—¡Wua Lizzy! —viene hacia mi Alex levantando los brazos— ¡estar borracho es la mejor sensación uuuuh!

Me río mientras mueve la cabeza de un lado a otro. Entró otra vez al local y me hace gracia ver a todo el mundo más para allí que para aquí. En la pista están cantando y bailando en una redonda grande, me uno a ellos y empezamos a bailar y a chillar a todo pulmón las canciones con sentimiento.

Cuando me canso me separo y voy a la zona de la cocinita para coger algo fresco de nevera.

—Hacía rato que no te veía. —Me sorprende Alan pegando su pecho en mi espalda.

Empieza a acariciarme los muslos y a subir lentamente antes de llegar al culo.

¿Soy yo o lleva unos días bastante salvaje?

Me giro para mirarle y rodeo su cuello con mis brazos. Posa una mano en mi cintura y con la otra aguanta un vaso.

—¿Te lo estás pasando bien? —le pregunto.

Asiente sonriendo.

La noche se hace muy entretenida, bailamos, cantamos, chillamos, nos reímos, hacemos videos borrachos —de los cuales me arrepentiré mañana— y disfrutamos como niños pequeños la última noche que nos queda juntos.

—Búa la noche está pasando muy rápido, ya mismo es hora de tener que cerrar el local —me dice Lidia.

La miro sorprendida y entramos para ayudar a limpiar antes de irnos. La mayoría de la gente se está yendo y están dejando hecho un asco todo. El suelo de la cocina está pegajoso, hay chuches por el suelo, en la zona de juegos los dardos están reventados —porque unos los lanzaron con demasiada fuerza de la necesaria—, y en el karaoke ya solo quedaban cuatro borrachos con su cubata en la mano cantando y unos cuantos por el sofá de delante.

Al acabar de limpiar cierran el local y nos despedimos los que quedamos antes de irnos a casa.

—Cuídate mucho Lizzy —se despide uno mientras me abraza.

—Encantada de conocerte, que te vaya bien en todo —le digo mientras seguimos abrazados.

Me despido de todos con un sentimiento agridulce porque ya nunca los voy a volver a ver. Con una pequeña presión en el pecho me voy a sentarme en el coche, estoy demasiado cansada. Cuando los demás acaban de despedirse vamos directos a casa.

Al llegar Alex tiene la magnífica idea —tal vez es porque está borracho— de sacar colchones y dormir todos en el jardín. En cuanto los ponemos este se tumba y empieza a roncar.

—Vaya noche, me lo he pasado genial —dice en voz baja Lucas.

—Yo también ha sido la bomba —concuerda Clay.

—Chicos callaros la puta boca. —Les pega manotazos Cassie—. Que uno, estoy borracha y no me apetece escucharos. Y dos, quiero dormir.

Todos nos reímos mientras nos tumbamos para quedarnos dormidos. Pero yo no me puedo dormir y parece que Alan tampoco porque me da un golpecito en el brazo llamando mi atención.

—Oye, mañana tenemos que levantarnos pronto, solo te aviso.

Frunzo el ceño sin entenderle.

—¿Y eso?—preguntó intrigada mientras me giro en su dirección.

—No te lo voy a decir. —Se encoge de hombros.

—Bueno, por levantarse temprano ya te digo yo que no pasa nada porque yo cuando voy de fiesta me levanto muy pronto, no me preguntes por qué.

Se ríe y me empieza a acariciar el brazo. Cierra los ojos y sigue haciéndolo hasta que los dos nos quedamos dormidos.

Continue Reading

You'll Also Like

19.9K 1K 20
esta basada en la pelicula de five nights at freddys
487 80 19
Nadie está preparado para enfrentarse a los peligros, menos siendo un profesor ordinario; el cual apenas puede mantenerse después de su divorció. Los...
17K 1K 21
⚠️HISTORIA SONINE⚠️ ¿Que pasaría si.... Sonic ubiera aceptado la propuesta de Nine de formar un nuevo mundo? ⚠️Historia echa por un fan y para fans⚠️...
24.3K 164 4
Ahora con la aparición de Cristobal otra vez en la vida de Zoe, se volverán a abrir aquellas heridas que se habían cerrado. Damián deberá enfrentar s...