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By Ammyt_livstid

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Evangelyn Minerva, a pesar de su aspecto ordinario, no es una chica comรบn. Haber sobrevivido dos aรฑos al De... More

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By Ammyt_livstid

𝕯𝖊𝖘𝖆𝖑𝖔𝖏𝖔𝖘 𝖙𝖊𝖒𝖕𝖔𝖗𝖆𝖑𝖊𝖘 𝖞 𝖗𝖔𝖔𝖒𝖎𝖊𝖘 𝖒𝖆𝖑𝖆 𝖔𝖓𝖉𝖆

EL RELOJ MARCABA LAS 12 cuando tocaron la puerta de Ramshackle.

Evangelyn y Grim dejaron Savanaclaw una hora antes de eso por pedido de la chica, que quería recoger sus pertenencias, así que estaban en su cuarto al momento de la llegada de los Leech.

── Hola, Frontosa-chan~

── Buenas noches, Evey-san.

Los gemelos se apresuraron a pasar apenas la chica abrió la puerta, sin esperar siquiera a ella se moviera.

── Buenas serán para ustedes. ──suspiró siguiéndolos hasta el salón.

── Ah. Así que este es el dormitorio destartalado. ──observó Jade mirando su alrededor con interés. ── Esta es mi primera vez dentro, y ya estoy enamorado de su encanto.

── Y eso que no lo viste cuando era una casa en ruinas.

── Está cerca de la escuela también. Sería un sitio perfecto para una sucursal de Mostro Lounge.

── Por favor, no me recuerdes eso. ──rechinó los dientes.

Arrastró los pies hasta el sillón más cercano al hogar, donde reposaba un pequeño bolso con ropa y se lo colgó del hombro.

── ¡Grim! ¡Ya baja! ── gritó en dirección a las escaleras.

── ¡Voy!

── ¡Y trae mi mochila, por favor!

Los gemelos se miraron divertidos.

── Oye, Frontosa-chan, hay fantasmas aquí, ¿Cierto? ──Floyd se tiró sobre la espalda de la rubia. ── ¿Me muestras? ¡Quiero ver! ¡Déjame ver!

── ¡Ack-! ¡Floyd, me caigo! ──chilló al sentir todo el peso del gran chico encima.

── ¡Quiero veer! ──repitió risueño.

── Vamos, Floyd. No querrás romper la espalda de nuestra preciada clienta. ──sonrió su hermano sin molestarse en ayudarla.

── Y-ya voy, ya voy. ── gimoteó Evey intentando quitárselo. ── ¡Chris, Mike, Henry!

En pocos segundos, los tres espíritus atravesaron el suelo y rodearon a los tres estudiantes.

── Evangelyn~

── Hihihi, ¿Nos trajiste personas para jugar?

── Woah~ ──eso bastó para que el de dientes puntiagudos la soltara. ── ¡Que genial!

Corrió hasta los seres no vivos, mirándolos como un niño que acaba de encontrar un balde lleno de dulces gratis.

── ¿Puedo apretarlos?

── ¡Claro que no! ── se apresuró a negar Evangelyn.

── ¡Esto está muy pesado, ¿Sabes?! ──se quejó Grim desde arriba llevando a rastras la mochila.

── No te costaría tanto si no la hubieras llenado de latas. ── esquivó con destreza a Floyd y subió las escaleras, levantando la mochila y dejando que su familiar saltara a su hombro. ── Ya es hora de irnos, demonio, ¿Juntaste todo?

── Todos los cuadernos y apuntes que estaban arriba de la cama. ──asintió.

── Bien. Solo me falta el cargador y listo. ──les avisó a los Leech.

Fue hasta la cocina, donde el cargador de su celular reposaba en la mesada. Cuando se dió vuelta para volver, los rostros de sus amigos intangibles estaban a pocos centímetros del de ella.

── ¡Madre! ──exclamó del susto.

── ¿Podemos divertirnos con ellos si te vas? ── murmuró Christopher Peugeot.

── ¡Si! ¡Nunca nos dejas divertirnos! ── agregó Michael.

── Oigan, oigan. Bajen la voz. ──los silenció la chica. ── Recuerden lo que hablamos ayer. Les dejé estar aquí por tres días, así que no deberían meterse en su camino. Aunque... ──sonrió con malicia. ── Si intentan romper algo, o meterse en nuestras habitaciones... Pueden jugar con ellos todo lo que quieran. Pero son duros de roer, así que tendrán que usar todas sus cartas.

── Por favor, molestamos gente desde antes de que Mozus Trein dejara de usar pañales. ──afirmó Henry.

── Cuidaremos bien Ramshackle, querida.

── Tu encárgate del resto.

── Chicos... ── sonrió. ── Si pudiera, los abrazaría. De veras. Los quiero mucho.

── Frontosa-chan~ ──Floyd pasó por el hueco de entrada. ── ¿Que haces~?

── Lo siento, me despedía de los chicos. ── se separó con rapidez de ellos. ── Se que es mucho pedir, pero no seas malo con ellos, ¿Si? ──suplicó guardando su cargador.

── ¿Eh~? Si lo pides con una cara tan linda, tal vez lo intente. ──sonrió achinando los ojos.

── No me molestes. ──bufó. ──Y no te mataría dejar de llamarse así, ¿Sabes?

  ──¿Así como? ──se hizo el desentendido con una sonrisa pícara.

  ──Frontosa. ──siseó. ──Lo dices como si fuera un apodo bonito, pero no hay nada lindo en una frontosa.

  ──¿Ah~? ──caminó hacia ella ladeando la cabeza. ──¡Si te pareces, te pareces! ¡No es culpa mía!

  ──De acuerdo, estoy en mi límite. ──se calzó la mochila al hombro y pasó a su lado. Le dedicó una mirada fulminante a Jade al llegar al pasillo. ── Me voy.

── ¿Ya? ── los hermanos la siguieron de cerca y Floyd hizo un puchero cuando la rubia se detuvo frente a la puerta abierta. ── Entonces nos vemos pronto, Frontosa-chan, Azarashi-chan.

── ¡No soy una foca! ──gruñó Grim erizandose.

── Descansen. Y por favor, recuerden que si necesitan alojamiento, no duden en venir y hablar con nosotros. ──ofreció Jade con descaro. ── Las reservas de habitaciones en Octavinelle comienzan en 100 madols por noche.

La de ojos celestes hizo una mueca disgustada.

── ¿Sinceramente? Púdrete.

Y procedió a cerrarles las puerta en la cara, exiliandose a si misma del único lugar que había considerado hogar desde que llegó a Twisted Wonderland.

── HASTA QUE LLEGAS, EVEY-SAN

Los orbes opacos de Ruggie brillaban en la oscuridad del salón de Savanaclaw.

Era el único allí, puesto que se había ofrecido a esperarlos para guiarlos a la habitación de Leona. Jack también quiso quedarse, pero llevaba su rutina tan adquirida que luego de las diez y media ya se quedaba dormido de pie, y los más grandes se vieron en la obligación de mandarlo a acostarse.

── Lo lamento, los Leech nos mantuvieron más de lo que esperaba. ──confesó Evey con un nudo en la garganta.

Estaba intentando no pensar en Ramshackle, o se pondría a llorar allí mismo.

── ¡Esos hermanos sombríos me las pagarán, ¿Sabes?!

── No hables tan alto, Grim. ──chistó la hiena en voz baja. ── Están todos durmiendo ya.

── Perdona por hacerte quedar, Ruggie. ──se disculpó avergonzada. ── De verdad te agradezco lo que haces por nosotros.

── Vamos, no es nada. ──pero sus orejas cayeron y se rascó la mejilla con nerviosismo. ── Vayamos de una vez.

── Si, te seguimos.

El cuarto de Leona era el más alejado de todos. Tuvieron que subir las escaleras y zigzaguear por pasillos hasta encontrarse con el final del camino. Quedaban muy pocas puertas por esa zona, y la última de todas ellas era la del prefecto.

── ¿De verdad está bien que entremos así como así? ──susurró Minnie cuando Ruggie le hizo un gesto para que entraran.

── Creeme cuando te digo que no hay nada en este mundo que despierte a Leona-san a menos que él quiera ser despertado.

Evey se guió por la linterna de su celular para entrar al cuarto oscuro. Lo poco que se veía era a través de las cortinas que cubrían un gran ventanal junto a la cama de dos plazas en la que roncaba suavemente el líder de dormitorio.

  ──Típico. ──bufó la rubia.

── Te trajimos el colchón aquí. ──susurró Ruggie señalando la esquina más alejada de la cama grande. Había allí un colchón con ropa de cama, almohada y una frazada, detalle bastante innecesario con lo calurosa que era la noche en el dormitorio.

── Oh, son muy dulces. ──sonrió agradecida, dejando que Grim saltara y se acomodara entre las sábanas.

── Waah, esto es muy cómodo, ¿Sabes? ──suspiró el monstruito.

── Bien, eso es todo. ──aplaudió en silencio. ── Me voy a acostar. Mañana nos levantamos temprano, y como ahora son de Savanaclaw, tendrán que sumarse a las actividades.

──Mientras siga haciendo el calor que hace ahora, me levantaré de mil amores. ──murmuró la chica── Descansa, Ruggie. Y de nuevo, gracias.

CUANDO EVANGELYN ABRIÓ LOS ojos y se encontró con un cielo estrellado extrañamente familiar, solo pudo pensar en una cosa.

Se había olvidado del hechizo para no soñar.

Era de noche, pero aún así la luz que irradiaba el Devildom a lo lejos brillaba lo suficiente para permitirle ver qué se encontraba en una de las colinas de las afueras de la ciudad, dónde solía ir con-

── ¿Despertaste, Lyn?

El corazón de Evey se detuvo.

Esa voz...

Aquella voz estaba demasiado cerca, y luego de hacer un sondeo rápido del lugar en el que estaba, se percató que su cabeza reposaba sobre el hombro el alguien, ambos sentados en una manta sobre el césped.

Con el miedo y la ansiedad latiendo en su pecho, la chica se erigió, solo para encontrarse con el cielo azul reflejado en los ojos de Simeon.

Sintió las lágrimas acumulándose, y un nudo en su garganta crecer hasta impedirle formular palabras.

El moreno se sorprendió, mirándola preocupado.

──¿Lyn? ¿Qué pasa?

──S-si... ──sollozó, sin perder tiempo en abrazarlo. ──Diavolo, te extraño tanto...

──¿Eh? ──aceptó el gesto incrédulo. ──Cielo, ¿Necesitas algo?

Evey comenzó a llorar, abrazándolo con más fuerza. Sabía que nada de eso era real, que el verdadero Simeon estaba muy lejos de allí, en el Reino Celestial, o con suerte, visitando a sus hermanos en el Devildom, pero lo echaba tanto de menos... Solo la idea de pensar en él había resultado tan dolorosa que había decidido bloquearlo de su mente. Pero parecía tan real...

──N-no m-me sueltes.. por favor.

──Oye, me estás asustando, ¿Quieres que llame a Lucifer?

──¡No! N-no. ──chilló apretándolo con más fuerza. ──No te v-vayas.

── ¡Oye, Simeon! ¡No es justo que acapares a Lyn todo el tiempo! ──oyeron detrás suyo.

Evangelyn levantó la cabeza, viendo a un pequeño ángel rubio llegar con una canasta y haciendo puchero, como si encontrarlos abrazándose mientras ella lloraba fuera lo más normal del mundo.

──L-Luke, y-yo-

──Haha. Lo siento, lo siento. ──se disculpó riendo el mayor. ──Queriamos pasar un rato a solas antes de que llegaran los demás.

──¿Q-qué? ──la rubia se giró a mirarlo asombrada por el cambio de tono en el muchacho, pero éste sonreía hacia el más pequeño con ternura.

Evey volvió a mirar a su alrededor.

Esa colina era muy frecuentada por ella y su familia. Al menos una vez cada dos semanas iban a hacer un picnic para quitarse los problemas de encima. Amaba esos momentos con ellos.

Fue entonces que lo notó. No solo se sentía extrañamente familiar el lugar. Todo el momento se sentía como re-ver una película.

No estaba solo soñando el deseo de su corazón, estaba recordando sucesos de su pasado.

¿Cuándo había sido? ¿Dos años atrás? Se sentía tan segura con Simeon cerca...

──Moh~ Lyn, prometiste que probarías las galletas que hice. ──reprochó el angelito mirando al interior de su canasta. ──Hice esa receta de ají molido para que estén bien picantes...

──Estoy seguro que solo Lyn será capaz de comerlas, por más ricas que sean. ──observó divertido Simeon. ──La última vez, incluso Beel sufrió una indigestión.

──¿Qué dices? ¿Las probarás?

──Y-yo...

──Lyn. ──la llamó una cuarta voz.

Evey se giró.

──¡S-solomon! ──frente a ella, su viejo amigo mago la miraba con seriedad.

Estaba igual que la última vez que lo había visto. Ojos grises y tormentosos, una sonrisa fácil pero que ocultaba siglos de soledad, y su uniforme de RAD, pulcro como siempre.

La rubia se paró de golpe. Simeon ni se mosqueó, y siguió hablando con el más joven.

──Tu no deberías estar aquí.

──¿Ah, no? ──sonrió cansado, acercandose. ──¿Por qué no?

──En mis memorias, tu llegabas con Asmo media hora después de lo que está pasando ahora. ──apretó los labios, mirando sobre su hombro a los ángeles y sintiendo nuevamente ganas de llorar. ──Y estás hablando conmigo, así que...

──Bien... ──asintió conforme.

──Aún en una situación así, ¿Me estás tomando una prueba? ──preguntó incrédula.

El albino la miró en silencio por unos segundos, luego suspiró, y con dos largas zancadas llegó hasta ella y la abrazó.

El gesto la tomó por sorpresa. Solomon no era de las personas más expresivas que conocía; muy pocas veces había recibido esa clase de afecto de su parte.

Pero sentir el calor de su amigo y maestro fue suficiente para quebrar su control.

Comenzó a temblar por los sollozos que regresaban a apoderarse de ella. Se aferró de la chaqueta del chico como si su vida dependiera de ello y se dejó caer con él al césped.

──Ya... Ya... ──acarició su espalda con cariño. ──Yo también te he extrañado, Lyn.

──¿C-cómo? ──balbuceó. ──¿Q-qué h-h-haces aquí?

──Me llevó mucho tiempo, pero gracias a tu vínculo con los pactos y el anillo de la luz, logré abrirme paso en tus sueños. ──susurró con aquel tono tan tranquilizador que siempre conseguía serenarla. ── Lucifer consiguió hablarte cuando dormía, así que era obvio que el camino era por aquí, pero desde aquella vez, es como si se hubiera cerrado una puerta.

──Y-yo... H-h-hice un h-hechiz-zo p-para dormir sin s-soñar... Era... E-era demasiado doloroso... ──hipó.

──Oh, Lyn... ──le dió un beso en el cabello sin apartarse. ──Lo entiendo, está bien.

──L-los veía t-todas las noches, Sol.

──Sh, no sigas. Lo entiendo. ──repitió.

Siguieron así, abrazados y esperando a que la chica pudiera regularizar su respiración.

A medida que Evey se calmaba, el mundo a su alrededor desaparecía. Primero se desvanecieron Luke y Simeon, y luego el paisaje se desmoronó en silencio, quedando ambos en la más profunda oscuridad.

Con un gesto, el mago obligó a la colina mantenerse, que obedeció y quedó flotando en el vacío.

Finalmente, la de ojos celestes se sorbió la nariz y se separó de su amigo, mirándolo con los ojos hinchados del llanto.

──S-si estás aquí, ¿Eso significa-?

──Es más complicado de lo que esperaba. ──confesó él antes de que la chica pudiera hacer conjeturas. ──Desde que desapareciste, no hemos dejado de buscarte. Pero lo que te llevó allá no es de nuestro mundo, y nos ha dificultado las cosas.

──¿Los chicos están bien? ──preguntó con tristeza.

──Sanos, si, pero obsesionados con hallarte. ──suspiró. ──Todos lo estamos, en realidad. Diavolo y Barbatos nos han ayudado también, pero tienen sus propios problemas. Parece que un demonio se escapó del calabozo, y como príncipe, encontrarlo debe tener mayor prioridad para Diavolo.

──E-entiendo...

── Lyn, yo esperaba... ──vaciló. ──Esperaba que pudieras contarme un poco de ese lugar. Saber si estás bien, y si sabes algo que nos ayude a ir contigo.

Evangelyn desvió la mirada.

──...Twisted Wonderland. Ese es el nombre del mundo en el que estoy. Aquí también existe la magia, pero no es la misma que la que conocemos. Puedo usar mis poderes, pero no de la misma manera que en casa.

──¿Tienes tu anillo? ──cuestionó.

──Si. Estoy bien. Estoy en una escuela de magia llamada Night Raven College. Encontré buenas personas aquí. ──para su pesar, sonrió. ──Hice buenos amigos. Y también... ──frunció el ceño. ──Sé qué me trajo aquí.

Eso llamó la atención de Solomon, que esperó en silencio.

──Se llama Espejo de la Oscuridad. ──informó. ──Y... Es un espejo. Pero tiene vida propia. Dice que necesita que me quede aquí por un tiempo, pero no quiere decirme por qué.

──Nunca he oído de algo así. ──se llevó la mano al mentón, pensativo. ──Tal vez tendría que ir a hacerle una visita a Thirteen a ver si encuentro algo en los libros.

──¿Crees que...? ──Evey se mordió el labio inferior nerviosa. ──¿C-crees que podrán encontrar este lugar?

Solomon hizo una mueca triste.

──Por supuesto que sí. Pero no puedo prometerte que será pronto.

Ella pasó saliva, sintiendo como volvían a arderle los ojos.

──D-de acuerdo.

──Vamos, ¿Qué sucede? La Lyn que conozco me golpearía en el brazo por no haber ido a buscarla. ──intentó levantarle el ánimo, revolviendo su cabello. ──Te prometo que te encontraremos, ¿Si?

Evey asintió, limpiando sus lágrimas.

──Pero... Tal vez tendrías que permitirte soñar, Lyn.

──¡¿Q-qué?!

──Mira, se que duele, pero éste es el único lugar donde podremos encontrarnos. ──razonó. ──Claro que no puedo venir siempre; estar hablando aquí equivale a no descansar nada, cuando te despiertes será como si hubieras pasado la noche en vela. Pero aún así-

──No entiendes, Sol. ¡Tampoco podía dormir cuando soñaba con ustedes! ──gimió. ──Me levantaba más de cinco veces a la noche, no podía volver a dormir; Me deprimía y no conseguía salir.

──Podríamos ponernos de acuerdo para solo tuvieras que soñar una vez cada tanto. ──la tomó de las manos. ──Dos veces por mes; menos, si quieres.

Ella miró sus manos unidas y dejó que unas cuantas lágrimas cayeran por sus mejillas.

──Sería tan genial si pudieras estar aquí conmigo, maestro. ──intentó bromear, pero su voz se quebró al final.

Solomon sonrió con ternura.

──No importa que tan lejos estemos, siempre estoy con mi aprendiz. ──aseguró solemne. ──Y sus hermanos también lo están. No sabes el alivio que siento al verte bien.

Evangelyn empezó a sentir que algo tiraba de ella, nublado su vista.

──Ya es tiempo de despertar. ──susurró el mago con pena.

──Ojalá pudiera quedarme para siempre aquí. ──gimió. ──Por favor, diles que los amo. Diles que pienso todos los días en ellos.

──Por supuesto que sí. ──volvió a tirar de ella, y en el momento en el que se abrazaron, la presencia de Solomon desapareció.

SOLOMON ESTABA EN LO correcto, como de costumbre.

Al despertar, Evey sintió el cuerpo tan pesado que se le escapó un quejido ahogado al más mínimo intento de moverse.

Aún no había salido el sol, pero el calor entraba por cada hueco de la habitación, para placer de la chica.

Ni Grim ni Leona parecían dispuestos a despertarse hasta varias horas después, así que Evangelyn aprovechó para vestirse y arropar a su familiar.

Se restregó los ojos, sintiendo los párpados pesarles como si fueran de plomo, y la hinchazón del llanto, que aparentemente también había pasado en el mundo real.

Intentando no hacer ruido, se deslizó hasta el balcón, y apoyando los codos sobre el barandal, se dedicó a observar lo poco que se podía ver del paisaje de Savanaclaw a la madrugada.

Se llevó una mano a la cabeza, sintiendo la hebilla de estrella sosteniendo su flequillo. Su mundo se sentía cada vez más lejano, y de vez en cuando necesitaba sentir que aún pertenecía a él.

Sus sueños eran demasiado crueles, pero la presencia de su amigo había conseguido aliviar el dolor en su pecho.

¿Cuánto estuvo ahí? ¿Una hora? ¿Quizá dos?

Parpadeó, y al abrir los ojos, se encontró con Ruggie mirándola desde arriba con una ceja encarnada.

──¿No te gustó el colchón?

──¿...Eh?

Pestañeó con fuerza, intentando enfocar la mirada. ¿Que había pasado?

Entonces analizó su alrededor, y descubrio que estaba sentada en el suelo, con la espalda apoyada en el barandal. En algún momento debió quedarse dormida.

──Uff... ──se quejó cuando quiso mover el cuello. Tenía una contractura tamaño familiar. ──¿En qué momento me dormí?

──Oye, ¿Estas bien? ──se puso en cuclillas mientras rascaba detrás de su oreja. ──No quiero sonar cruel, pero... Te ves muy mal.

──No debe ser peor a cómo me siento. ── bufó intentando erigirse.

──Al menos te trajiste una manta. ──intentó ver el lado positivo. ── A pesar de lo que cree la mayoría, las noches a veces son frías. No es raro que uno de nuestros chicos se enfermen por dormir destapados.

──¿Una manta? ──Evey echó un vistazo sobre ella, descubriendo que efectivamente estaba tapada por una manta que jamás en su vida había visto. Frunció el ceño. ──¿Qué demo-?

──Bueno, ya son las seis. Aprovechemos que estás despierta y ayúdame a levantar a esos dos gatos, ¿Quieres? ──le ofreció la mano y la ayudó a levantarse.

── ¿Alguien más está levantado?

── Aún no. ¡Buenos días, Leona! ──exclamó acercándose a la cama principal, no sin antes prender la luz. ──Hora de levantarse.

Por primera vez, Evangelyn miró la habitación.

Era muy amplia y, contra todo pronóstico, bastante cálida. Las paredes de piedra, un gran tapiz a la altura de la cama. El piso de madera y varias alfombras repartidas por ahí. Una que otra planta y adornos repartidos por todo el lugar, seguramente del país de Leona. Había una pila de ropa tirada sin cuidado sobre la mesa de noche, como si la hubieran juntado a las apuradas y no les hubiera dado tiempo de doblarla y guardarla en el ropero.

No cabían dudas sobre a quien le pertenecía ese cuarto. A la altura de un príncipe, pero manteniendo la escencia de Leona.

El pensamiento le sacó una sonrisa burlona.

Fue hasta su colchón y empezó a sacudir a Grim con delicadeza.

──Oye, demanio. Ya es hora de levantarse.

──¿...Mygha? ──balbuceó adormilado.

Cada vez le resultaba más facil a su familiar levantarse temprano gracias a la rutina matutina de la rubia, ya que a medida que se volvían más cercanos, el monstruito elegía levantarse y acompañarla a hacer el desayuno y preparar las cosas para el día.

──Es hora. ──repitió ella, viendo con ternura como la criatura se estiraba para desperezarse.

──¡Oi, Leona-san! ¡No me ignores! ──por su parte, Ruggie parecía tener contratiempos con su prefecto.

El león gruñó entre sueños.

──Déjamezzzz....

──¡Leona-san! ¡No te des la vuelta y vuelvas a dormir! ──se quejó sacudiendolo sin piedad.

Al no conseguir ningún resultado, la hiena entrecerró los ojos y agarró de los pies al más grande, comenzando a arrastrarlo fuera de la cama.

──¡Cuidado con la cabeza! ──advirtió Evey al ver como el moreno estaba a punto de caer al suelo. Levantó la mano y, luego de un gracil movimiento, hizo flotar al hombre-bestia.

El moreno debió sentir la magia sobre él, ya que abrió los ojos de golpe y le dedicó una mirada perezosa.

──Buenos días, Leona. ──sonrió conforme.

──...Huh. ──los ojos verdes del de la cicatriz se posaron en sus ojeras, pero no dijo nada más.

Entre burlas de Ruggie y quejidos de Grim, la chica levitó al líder de dormitorio hasta el Lounge, y apesar de vestir solo unos pantalones sueltos y una remera roída, Leona se dejó llevar y solo se movió cuando lo dejó sobre una reposera.

──Je, no me molestaría tener un servicio de transporte así de vez en cuando. ──se acomodó, listo para volver a dormir.

──¡Ni se te ocurra! ──chilló Ruggie salpicandolo en el rostro con agua de la piscina.

──Bien, ¿Ahora qué?

──El desayuno casi está listo. ──dijo el rubio. ──Pero primero, entrenamos.

CUANDO LOS ESTUDIANTES DE Savanaclaw se reunieron en la cancha de Magift, el primero en acercarse a los extranjeros fue el lobo blanco.

  ──¡Hola! ¿Se unirán a nosotros para la práctica de la mañana? ──sonrió mostrando los dientes.

  ──Solo tu podrías emocionarte tanto por entrenar tan temprano, Jade. ──suspiró.

Los chicos se le quedaron mirando.

  ──...¿Qué?

  ──Dijiste "Jade", Minnie. ──murmuró Grim desde el suelo.

  ──¿Eh? No, no lo hice. ──negó sintiendo que sus mejillas empezaban a teñirse de rojo.

  ──Si lo hiciste. ──dijeron al unísono.

  ──¡Que no!

Jack bajó las orejas. Y viendo esto, la chica se rindió.

  ──Lo siento, Jack. ──se disculpó estirándose para acariciarle la cabeza, para mortificación del menor de edad. ──Tengo mucho sueño, ni siquiera sé lo que digo.

  ──¿No dormiste bien anoche? ──cuestionó su familiar. ──Yo toqué la almohada y no sentí nada más.

  ──No me extraña. ──bufó.

  ──¿Estás bien? ──preguntó Jack intentado ocultar su preocupación.

Eso divirtió a los otros hombres-bestia y conmovió a la chica, que le dedicó una sonrisa brillante y agotada.

  ──Si, solo necesito quince horas seguidas de dormir sin sueños. ──bostezó. ──¿Qué es lo que hacen aquí?

Ruggie alzó las cejas.

  ──Bueno, primero calentamos un poco, estiramos bien, y luego hacemos partidos. ──se encogió de hombros. ── Ya que tenemos a estos estudiantes de primer año compitiendo con nosotros, hagamos de hoy un juego ligero.

  ──Oh, no. Haré ejercicio si es necesario, pero no pienso jugar Magift. ──declaró.

  ──¡Pero jugaste conmigo!

  ──Si, tranquilamente, y con los fantras- fantasmas. ──se corrigió fastidiada. ──Odio lo competitivos que se ponen con los deportes. Mis hermanos son iguales. Les entra algo en la cabeza y hasta que no ganan o destruyen un espacio público no se detienen. ──chasqueó la lengua. ──Ojalá hubiera caído en una escuela de chicas.

Media hora después, y luego de incontables tropiezos por parte de la rubia, los preparativos para el juego empezó.

  ──Aún tienes un poco aquí. ──Jack señaló su propia mejilla, mirando con pena el rostro de su amiga, lleno de tierra por la caída que había tenido momentos antes.

  ──Gracias. ──se limpió fastidiada. ──No entiendo cómo pueden entrenar antes de desayunar. El hambre no me deja pensar. ──se quejó, a pesar de saber que lo que la entorpecía era el sueño.

Al final, se cayó de cara al suelo mientras daba vueltas por la cancha, para diversión de Ruggie.

  ──¡Mírame bien, Minnie! ──exclamó Grim emocionado desde la cancha.

  ──¡Tu puedes, damonio! Tu también, Jack. El entrenamiento le hace bien a jóvenes como tú.

  ──No eres tan mayor. ──farfulló avergonzado.

  ──Tienes 16, ¿Verdad? Y recién cumplidos. No falta mucho para que yo cumpla 18.

  ──¡¿Eh?! ──su voz sonó una octava más aguda de lo normal. ──¡¿En serio?!

La reacción exagerada le sacó una carcajada.

  ──Anda, ve a jugar.

Aún sorprendido, el albino le hizo caso, uniéndose al equipo de los primeros años, entre ellos Grim.

Ella se sentó en uno de los escalones que llevaban al dormitorio, apoyando la cabeza en sus manos y tratando de prestar atención al partido.

Era obvio que los más jóvenes no tenían oportunidad contra Leona y su equipo, a pesar de que el líder del dormitorio prefería no actuar a menos que fuera necesario.

Minnie notó que, aunque mostrara indiferencia y ganas de irse, el prefecto prestaba mucha atención a las jugadas de sus estudiantes, atacando en las brechas que creaban para hacerles notar en qué estaban errando.

Se preguntó si alguien veía esas cosas. En las reuniones de líderes de dormitorio, siempre oía a Vil y Riddle quejarse de lo poco profesional que era Leona con respecto a su puesto, pero la realidad era que ejercía de una forma que solo él podría.

Grim erró varias veces el disco, pero por fortuna no golpeó a nadie (otra vez), así que el juego se desarrolló sin contratiempos, y más allá de las veces que Evey se quedó dormida unos minutos, estuvo alentandolo con orgullo.

Una hora y media después, los de primero se rindieron ante la inminente ventaja en puntaje que llevaban los otros, dándole la victoria a los mayores.

  ──¿Quién diría que un entrenamiento matutino podría sentirse tan bien? ──exclamó su familiar al acercarse a ella, igual de sudado que sus acompañantes. ──¡Estoy vivo, te lo digo! ¡Vivo!

La rubia se rió somnolienta.

  ──Bien hecho, demonio. Los hiciste papilla.

  ──¿Cierto? ──Jack se limpió la transpiración de la frente con el antebrazo. ──Por eso me levanto una hora antes para hacer algo de jogging.

Ella lo miró horrorizada. ¡¿Se levantaba a las cinco de la mañana para entrenar?!

  ──Si hacen esto todos los días, les irá bien en los Interescolares. ──observó mirando de reojo cómo el prefecto se sentaba en un escalón más abajo, aburrido. ──Aunque no les vendría mal trabajar un poco más en ecuipo.

  ──Equipo. ──corrigió entre dientes Jack.

Ruggie alzó los brazos al cielo, como diciendo «¡Se los dije!».

  ──Claro que si, pero somos de Night Raven. Y además, no es solo Savanaclaw quien juega.

  ──Ah, no lo había pensado. ¿Entonces los otros dormitorios también participan? ──cuestionó Grim.

  ──Si, cada dormitorio aporta un jugador para el equipo que representa a la escuela. ──informó Leona frunciendo el ceño, como si recordara algo molesto.

  ──Pff, me imagino las agarradas que tendrán. ──se burló la chica.

El león hizo un levísimo esbozo de sonrisa.

  ──El año pasado, el equipo estalló en una pelea antes de que comenzara el juego, solo por discutir sobre quién obtendría qué posición.

  ──Típico. ──negó con la cabeza.

  ──¡Ja! Me gusta su estilo. ──dijo en cambio su familiar. ──¡Si quieres un puesto, tienes que luchar por él! ¡Me aseguraré de que me elijan como representante de la escuela!

  ──Otra vez con lo misimo...

  ──Si quieres pavonearte y hacer un espectáculo para ser elegido, la mejor manera de hacerlo es apegarte a tu práctica diaria. ──aportó Jack con seriedad.

  ──¡Los interescolares obtienen índices de audiencia televisivos más altos que los interdormitorios, por lo que es una excelente oportunidad para que te busquen en las ligas profesionales!

  ──Será mejor que empieces a pensar ahora en lo que vas a hacer para vencer a la competencia y conseguir un lugar en el equipo.

  ──Por favor, dejen de animarlo en esa locura. ──suplicó Evangelyn parándose. ──Supongo que ahora tienen que bañarse. Apúrense o no los esperaré para desayunar. Tengo tanta hambre que me comería un buey entero.


  ──AÚN NO PUEDO CREER lo hermoso que es este lugar. ──murmuró la de ojos celestes mientras devoraba una manzana. ──Grim, no te pases con las galletas.

  ──¡Pero tengo mucha hambre, ¿Sabes?! ¡Quiero proteínas! ¡Carne, carne!

  ──¡Son las ocho de la mañana!

El grupo se había sentado en una de las mesas del Lounge más alejadas para hablar con tranquilidad. Una que otra vez se acercaba un estudiante a consultar algo con Leona, pero éste los ahuyentaba con facilidad.

  ──Entonces ──inició el león jugueteando con taza de café, clavando sus ojos en la chica. ──¿Que tal si nos explicas de qué va este trato que hiciste con el Octopunk?

Evey entrecerró los ojos e hizo una mueca.

  ──Linda forma de arruinar el desayuno. Bien, mira... ──y procedió a contarles una versión apresurada de lo que había estado pasando los días anteriores.

  ──¿Así que tu objetivo es liberar los tontos que firmaron un contrato con él? ──bufó. ──Creí que eras más lista.

  ──No te metas conmigo, Cara de Gato. ──siseó. ──Intenté mantenerme al margen, ¡Fue culpa de estos estrúpidos!

  ──¡Oye! ──chilló indignado Grim.

Leona soltó una carcajada sarcástica.

  ──Humh, sin embargo, se rumorea que la guía de estudio de Azul es auténtica. ──Ruggie se llevó la mano al mentón. ──Entiendo por qué la gente querría tener eso en sus manos.

  ──Así que ustedes se mantuvieron alejados del plan de Azul, ¿Eh? Pensé que irías por la salida más fácil que pudieras conseguir, Leona-senpai... Ah, sin ofender, por supuesto. ──se apresuró a aclarar Jack luego de que su prefecto encarnara una ceja.

  ──¿Estás bromeando? ¿Quién en su sano juicio iría voluntariamente a hacer tratos con ese estafador?

  ──Gracias... ──rechinó los dientes la rubia.

  ──En el pasado hice un trato con él. ──rememoró. ──Pagué el precio por eso. Siempre hay una trampa empinada.

  ──Sí, no es el tipo de persona a la que quieres recurrir como tu primer recurso. Sin embargo, definitivamente es un mago capaz. Él puede dar algunas órdenes difíciles así como así.

  ──El tipo que quiere algo fuera de un trato es siempre el que está en desventaja. Eso es Negociación 101. ──se encogió de hombros el león. ──Cuando los herbívoros tontos firman contratos por capricho, siempre terminan siendo engañados de alguna manera.

  ──Con amigos como ustredes para apoyarme, ¿Para qué querría enemigos? ──suspiró Evey dejando su manzana en la mesa. ──Se me fué el hambre.

  ──¿Sabes qué? Vamos a oírlo. ¿Cuáles fueron sus términos, exactamente?

La chica apretó los labios, mirando con odio la mesa.

  ──Antes de que se ponga el sol al tercer día luego de firmar... Tengo que robar una foto de un museo en la Atlántida y dársela a Azul.

El silencio que siguió fue asfixiante. Levantó la cabeza, encontrandose con la mirada inquisitiva de Leona.

  ──Vaya... Mis condolencias. ──dijo finalmente Ruggie.

  ──¡Oye, aún no hemos empezado! ¡No nos maldigas! ──se quejó Grim.

  ──¿No está bajo el agua el Museo Conmemorativo de Atlántica? ¿Cómo vas a llegar ahí, cerebrito?

  ──Nos dieron pociones para respirar agua.

  ──Sin embargo, no tengo idea de lo bien que funcionan. ──farfulló Jack.

  ──Eh. Si Azul te los dio, probablemente funcionen bien. ──razonó la hiena. ──Tiene su orgullo. Dudo que alguna vez le dé a alguien una poción mal hecha.

  ──Hm... ──Leona por fin desvío la mirada, concentrándose en su desayuno con un nuevo aire de aburrimiento. ──Yo haría rodar la pelota ahora, si fuera tú. El tiempo es dinero, como dicen.

Eso caló en el monstruito, que se levantó exaltado.

  ──¡Miah! ¡Buena idea! Oye, Minnie, ¡Vamos al Museo Conmemorativo de Atlantica ahora mismo!

  ──Buena decisión. Con solo tres días, no tenemos ningún margen de maniobra aquí. ──concordó el albino.

Evey suspiró.

  ──Jack, ¿Estás seguro que quieres participar en esto? ──preguntó seria.

  ──¿Eh?

  ──Adoro que quieras ayudarnos, y te lo agradeceré toda la vilda. ──sinceró. ──Pero no sé hasta qué punto llegaremos aquí, y no quiero que salgas mal parado. Eres un buen chico, me sentiré terrib-le si tuvieras problemas con la escuela por mi culpa.

  ──¡E-espera un segundo! ──exclamó a la defensiva y con las mejillas rosadas. ──¡N-no es como si te ayudara porque m-me caigas bien o algo por el estilo! ¡No puedo ver una injusticia y quedarme cruzado de brazos! ¡Eso es todo!

Evey sonrió enternecida.

  ──Ya veo. Discúlpame, entonces.

  ──¡Tenemos que ir por Ace y Deuce! ──dijo Grim una vez el tema quedara zanjado. ──¡Vamos al museo!

  ──Ahem, ¿Les molesta si no los acompaño? ──cuestionó la chica. ──No me estoy sintiendo muy bien hoy.

  ──¡Por supuesto! ──respondió rápido el lobo. ──Quedate y duerme un poco. S-si quieres, claro.

  ──¡Traeré la foto para ti, Minnie! ──declaró su familiar saltando a su regazo para darle un rápido abrazo y bajar al suelo.

  ──Vayan con cuidado. ──aconsejó. ──Y miren bien todo, así después me cuentan.

  ──¡Si! Nos vamos. ──Jack siguió a Grim lejos de allí, rumbo al espejo portal.

  ──Aaa y se han ido. Debo decir, Leona, eres un verdadero trabajo. ──bufó Ruggie.

  ── Jaja No tengo idea de lo que estás hablando. ──se hizo el desentendido. ──A quien deberíamos apuntar es a la que fingió enfermedad para no ir.

Evangelyn frunció el ceño.

  ──Mira, primero que todo, mete tu nariz en tus asuntos. Y tengo tanto sueño que podría dormir aquí mismo y ni con una orquesta podrías desprertarme. Además hace frío para nadar. ──se estremeció. ──Pero la realidad es que ir ahora es absurdo. No tenemos un plan, y el agua es el hábitat natural de Azul y los Leech. A pesar de la creencia popular, no soy suicida.

El prefecto sonrió con suficiencia.

  ──¿Eh? Así que estás más informada de lo que pareces. Y aún así dejaste que la bestia y mi pequeño estudiante se sacrificaran por ti.

  ──No quería involucrar a Jack. ──confesó. ──Pero tanto Grim como Ace y Deuce merecen llevarse un buen susto. Y necesito una imagen clara del panorama par hacer una estrategia. ──resopló con fastidio. ──No pienso caer en el juego de Azul.

  ── Shyehehe, ¿Así que vas a hacerle frente? ──los ojos de Ruggie se iluminaron de ilusión. ──Será divertido de ver.

  ──Tengo que hacerlo. Quisiera que no, pero no puedo perder mi casa. ──masculló. ──Hubiera preferido que fuera cualquier otro fin de semana. De todos los días existentes, justo tenía que ser en esta época... ──volvió a refregarse los ojos. ──Da igual. Tendré que ser más astruta que él, o seré su esclava hasta que encuentre la forma de volver a mi mundo o termine la escuela. Lo que venga primero.

  ──Ya veo. Entonces será todo un espectáculo. ──dijo Leona luego de una larga pausa. ──Si logras impresionante, tal vez hasta podría apostar por tí.

El celular de la chica vibró. Cuando le echó un vistazo, esbozó una sonrisa maliciosa.

  ──Créeme cuando te digo que aunque no gane, si me voy al infierno, me llevaré a Azul conmigo.

Holaaaaaaaa, que tul

Actualización flash🤭

Bueno, empiezan los cambios chéveres

Cada vez que pienso las cosas que hizo Yuu en el Canon, me doy cuenta que Evey jamás haría lo mismo. Así que se está abriendo camino por su cuenta.

Que feo esto de usar a sus amigos de carnada, pero siendo objetivos, ella avisó desde el principio que los iba a usar como castigo 👀

Cada día que pasa me vuelvo más simp de Solomon. Hasta me estoy planteando la idea de hacer un fanfic sobre Obey Me Nightbringer solo por él jsjs

Es que es demasiado hermoso 🤧

Solomon supremacy 🛐🛐🛐

• A pesar de todo, Evey no siente por los Leech el repelús que tiene con Azul. (Está mUy enojada con Azul)

• Los fantasmas van a hacerle las mil y unas a los gemelos.

• Simeon y Evangelyn tienen un pasado. Seguramente lo desarrolle más en el futuro, así que ⛔SPOILER ALERT⛔ jsjs

• En todo el capítulo, Evey estuvo hablando mal, confundiendo nombres y pronunciando mal palabras debido al sueño. Fue divertido agregar letras erróneas en todas las conversaciones.

• Evey no quiere que Jack se involucre porque él no hizo nada malo. Sus otros amigos, en cambio, merecen un buen susto de parte de los merfolk.

• El mensaje que le llegó a Minnie es de Divus. 🧐

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