Angela
El tratamiento no funcionaba. Sam estaba cada día más demacrado y una parte de mi se estaba muriendo lentamente con él.
No podía dejar de pensar en esto mientras Zale dibujada círculos con su pulgar en mi mano entrelazada con la suya. Estábamos en el claro del bosque donde me había llevado a una cita bajo las estrellas, el claro donde me enteré que mi hermano estaba ingresado en el hospital sin saber por qué.
-¿Todo bien, Angela?- me preguntó preocupado, no me había dado de cuenta de que había parado de hacer círculos con el pulgar.
-Sí...No, por más tratamientos que le hacen a Sam, ninguno funciona. Es horrible y lo peor de todo es ver como insiste en que paren de hacerle tratamientos cada vez que nos informan de que han vuelto a fallar. No sé como tiene toda la situación tan asumida.
-Ha tenido más tiempo para procesarlo todo.
-Eso no hace que la situación deje de ser más difícil, al menos para el resto de nosotros.
-Ey venga, no te pongas así, seguro que todo sale bien ya verás. ¿Qué te parece si vamos al cine? Hace mucho que no voy y la verdad que tengo ganas de ver una película en la gran pantalla.- dijo mientras extendía sus brazos imitando "la gran pantalla".
No pude evitar reírme, desde lo de Sam, Zale ha estado siempre ahí para mí y me ha apoyado en todo, incluso cuando fui egoísta con él.
Así que ahora me encuentro en mi habitación decidiendo que ponerme. Después de mucho combinar y aún más preguntas a mi madre, me puse unos vaqueros anchos negros y una camiseta blanca sencilla. A pesar de haber quedado otras veces, no puedo evitar ponerme nerviosa cuando pican al timbre. Inconscientemente se que es él, mis padres se ríen cuando literalmente salto de la silla para ir a abrir la puerta.
Zale lleva puestos unos vaqueros evidentemente negros y una camiseta de una banda.
-Esa camiseta es de los Arctic Monkeys- le dije nada más reconocerla.
-¿Álbum?
-Ey, no te pases abusón, no llego a tanto.
-Bueno, te lo pasaré por ser tú, pero el álbum es AM, esta era fácil Angela, medio mundo conoce este álbum.
-No te lo voy a negar, pero yo formo parte de esa mitad que no lo conoce.
Hace un par de semanas que Zale se inventó el juego de adivinar a que banda pertenece sus camisetas, puede parecer una tontería pero al final acabó resultando divertido, al menos para él, cuando yo no se de que banda es la camiseta o para mí, cuando me pilla usando Google para adivinarlo y no perder.
De camino al cine vamos hablando sobre que tipo de película nos gustaría ver, no podemos tener gustos más distintos. Zale quiere una de música o misterio, mientras que yo quiero una de acción o aventuras.
Así que cuando llegamos al cine, seguíamos debatiendo sobre la película que ver. Al llegar allí, nos dirigimos a donde estaba expuesta la cartelera de ese día. Nada más verla, supe cual quería, Scream VI, era una de las sagas favoritas de mi hermano y me había obligado a verme todas las películas unas cuantas veces.
-Esa, quiero ver esa- le dije mientras señalaba el cartel. Zale se giró para mirarme y debió de ver algo en mi expresión que no puso ninguna objeción.
Estuve muy atenta durante toda la película para poder comentarla luego con Sam. Zale no me soltó la mano durante la película, aunque en los momentos de susto o de suspense, apretaba con más fuerza nuestras manos por más que intentara disimularlo. Cuando se lo comenté a la salida del cine, se hizo el digno y negó haber hecho eso, pero era muy malo fingiendo, no puede evitar reírme de sus intentos cada vez más malos de negar que había pasado miedo.
Al dejarme en casa, se despidió dándome un beso casto en los labios y prometiendo llevarme otro día al cine a ver una película de terror de verdad para demostrar quien de los dos es el que tenía realmente miedo.
A la mañana siguiente, aprovechando que era sábado, fui a visitar a Sam al hospital para hablarle sobre la película que había visto ayer.
-Adivina que fui ayer a ver al cine con Zale.
-No sé si quiero saberlo, la verdad.
-No seas estúpido-dije pegándole un puñetazo suave en el hombro- fui a ver la de Scream VI.
-¿Quién eres y qué has hecho con mi hermana? Por fin has madurado, quien diría que tuve que obligarte a ver el resto.
-Sí, lo se, no vengo para que te burles de mí, de verdad, ni que estuvieras en la edad del pavo.
-Bueno, ¿me vas a contar que tal la película o vas a seguir quejándote?
Estuvimos toda la mañana discutiendo sobre la película, él la había visto pirata así que podía contársela con spoilers. Cuando vino la enfermera a avisarme de que me tenía que ir, saqué de mi mochila un peluche del asesino que le había comprado a mi hermano, como la película se había estrenado hace poco, todavía quedaba merchandising, aunque me costó un ojo de la cara un peluche más bien pequeño, todo fue recompensado por la cara de ilusión de mi hermano al verlo. Una regañina por su parte al haberle comprado el peluche a pesar de que en el fondo los dos sabemos que le encantó y dos avisos más por parte de la enfermera de que la hora de visitas había acabo, llegué a mi casa justo a tiempo para comer.
La tarde pasó realmente tranquila, después de estar hablando con Zale de mi visita al hospital, ayudé a mi madre a hacer la compra y colocarlo todo en su sitio. Estuve pintando lo que quedó de tarde hasta que llegó la hora de cenar. Nunca se me olvidaría esa cena. La cara de susto de mamá cuando recibió una llamada. Como se quedó muda y mi padre tuvo que coger el teléfono. Los gritos desesperados de mamá. Los vecinos picando a la puerta para saber si todo esta bien. No, nada estaba bien. Sam se estaba muriendo en el hospital.
Al parecer, sus riñones habían fallado. Cuando llegamos, estaba en una sala enchufado a una máquina que limpiaba su sangre. Tenía el rostro demacrado y una ojeras debajo de sus ojos, lo peor es que no entendía como era posible que esa misma mañana estuviera tan bien hablando conmigo. Cuando termino la limpieza de sangre lo llevaron de vuelta a la habitación.
-Me han dejado limpito-dijo Sam cuando se fueron las enfermeras que lo trasladaron- mira que bien me tratan mamá, no tienes nada de que preocuparte.
Pero mi madre no respondió, nadie lo hizo, nos quedamos todos sumidos en un silencio que contenía tantas palabras y tantos reproches que la tensión se podía cortar con un cuchillo. ¿Cómo podía estar tan feliz sabiendo que se estaba muriendo?¿Cómo nos podía hacer esto?¿Cómo iba a vivir sin mi hermano? Eran algunas de las preguntas que rondaban por mi mente mientras lo veía postrado en esa cama con el peor aspecto que le había visto nunca.
No paraba de remover una y otra vez el café que me había pedido. Me encontraba en la cafetería del hospital ya que mi madre había ido a casa con los gemelos y el bebé mientras que mi padre y yo hacíamos turnos para estar con Sam. La pantalla de mi móvil se iluminó mostrándome otro mensaje de los muchos que me había escrito Zale. Bloqueé la pantalla y le di la vuelta, no tenía ánimos de contestar y me sentía fatal por ello ya que él no paraba de mandarme mensajes diciendo que estaba preocupado.
No sabría decir cuanto tiempo estuve sentada en esa cafetería removiendo un café que ya se había quedado frío pero el suficiente para que de repente Zale apareciera por la puerta de esa misma cafetería con el ceño fruncido y cara de que me iba a asesinar en cualquier momento. Me quedé pasmada al verlo y cuando se sentó conmigo en la mesa no puede hacer nada más que abrir la boca sin emitir sonido alguno.
-¿Te parece bonito no responder mis mensajes, Angela?-dijo muy serio, Zale, siendo serio, si que la había liado- Y no lo digo en plan tóxico, pero estaba muy preocupado.
-¿Cómo...Cómo sabías que estaba aquí?- fue lo único que pude decir.
-Fui a tu casa para ver si estabas bien y allí encontré a tu madre fatal y me contó la situación así que vine a verte. Lo siento mucho de verdad, lo de tu hermano y también haberte escrito tantos mensajes, lo último que me imaginé es que se hubiera puesto tan grave pero es que no se, sentía algo en el estómago que me decía que algo iba mal y...
-Zale, está bien, no pasa nada- puse una de mis manos encima de la suya, si es que hasta preocupado estaba tierno- entiendo tu preocupación y siento mucho no haberte respondido es que no tenía el ánimo.
Y por más que le insistí, se quedó conmigo en el hospital y siempre estaré agradecida por toda la ayuda que nos dio a mi familia y a mi en ese momento tan malo.
Pero lo que nunca olvidaré será el momento en que en una de esas guardias a las tantas de la madrugada por más que le insistía a Zale de que podía irse a dormir, por más que insistiera en que estaba bien a la vez que sus ojos se les cerraban solos y ya se le complicaba unir más de dos ideas seguidas. Lo único que me respondió fue:
-Let me be your superhero,Angela, let me be the one that hold you...
Nunca sabré como terminaba porque en ese momento se quedó dormido.