Oscuridad entre las nubes Xix...

By -SilentPaw

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Lan xichen estaba seguro de algo, ir a una guerra no era la opción que planteó cuando la secta del sol se rev... More

prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capìtulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Extra I
Extra II

Capítulo 23

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By -SilentPaw

Lan Xichen se despertó antes de que lograr amanecer como de costumbre, el suave resplandor del sol filtrándose por las cortinas de la habitación. La sensación de calidez a su lado lo hizo girar suavemente la cabeza. Allí, dormida a su lado, estaba Wei Ying, con la respiración pausada y aferrada a su brazo como si temiera que él pudiera desaparecer en cualquier momento.

Una suave sonrisa se curvó en los labios de Xichen mientras observaba a la mujer que tenía a su lado. El cabello oscuro de Wei Ying caía en cascada sobre la almohada, y su rostro estaba sereno en el sueño. La ternura llenó el corazón de Xichen mientras la miraba, sintiéndose afortunado de tenerla a su lado.

Con cuidado, Xichen se movió ligeramente para cubrir un poco más a Wei Ying con las sábanas. El aire matutino era fresco, y no quería que ella sintiera frío. Mientras lo hacía, notó las marcas que habían quedado en su piel, señales de su pasión compartida durante la noche anterior. Se sonrojó al recordar los momentos íntimos que habían compartido, pero no podía evitar sentirse feliz por ello.

Xichen tomó su muñeca con dos dedos, sintiendo el latido de su pulso bajo su piel. Cerró los ojos por un momento, concentrándose en la energía que fluía a través de ella. Podía sentir la calidez característica de un núcleo dorado sano, pero también percibía una ligera irregularidad, como si hubiera sido afectado por la energía resentida en el pasado.

La preocupación se apoderó de él mientras evaluaba el estado de su núcleo dorado. Sabía que Wei Ying había usado la energía resentida en varias ocasiones para proteger a quienes amaba, y eso no era algo sin consecuencias. Aunque su núcleo dorado parecía estable en ese momento, Xichen sabía que debían ser cautelosos en el futuro.

Después de unos momentos, soltó su muñeca con cuidado y con cuidado, Lan Xichen apartó un mechón de cabello del rostro de Wei Ying.

Mientras observaba a Wei Ying dormir, una determinación silenciosa se apoderó de él. Haría todo lo posible para protegerla, para ayudarla a sanar y para asegurarse de que nunca tuviera que enfrentar sola los peligros de la energía resentida nuevamente. Sabía que el camino sería difícil, pero estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío con tal de mantenerla a su lado, donde pertenecía.

Wei Ying comenzó a despertar lentamente, sintiendo cada músculo de su cuerpo protestar con dolor. Se quejó suavemente, sin abrir los ojos, mientras se aferraba aún más a Lan Xichen, como si temiera que él pudiera desaparecer si lo soltaba.

—Oh, Huan-ge, me duele todo el cuerpo —murmuró con voz adormilada, sus palabras entrecortadas por pequeños gemidos de incomodidad—. Lan Huan~ —antes de volver a acomodarse y apretarse más contra él—. No te vayas, duele menos cuando estás cerca.

Xichen sonrió al escucharla, observándola con cariño. Sus ojos estaban aún cerrados, y la forma en que se aferraba a él lo llenaba de una ternura indescriptible. No pudo resistirse a la tentación y bajó la cabeza para besarla profundamente.

El beso la tomó por sorpresa, y Wei Ying emitió un pequeño sonido de sorpresa antes de rendirse completamente al beso. Sus labios se movieron juntos en un baile suave y apasionado, y se separaron solo cuando la falta de aliento se hizo evidente. Wei Ying respondió con entusiasmo, sus labios curvándose en una sonrisa contra los de Xichen.

—¡Te amo, te amo, te amo! —susurró Wei Ying entre besos.

Xichen rió con suavidad antes de responder: —También te amo, mi querida a-ying.

Wei Ying se quejó de nuevo, esta vez con un tono juguetón—. Debiste ser más cuidadoso, Lan Huan. Me siento como si hubiera sido arrojada desde una montaña.

Aún con los ojos cerrados, sonriendo perezosamente. Xichen acarició suavemente su cabello desordenado y luego se inclinó para darle un beso en la frente.

—Prometí que haría lo que tú pidieras, y lo cumplí —dijo con un tono suave.

Las mejillas de Wei Ying se colorearon levemente, y Xichen no pudo resistirse a la tentación de besar su rostro en múltiples lugares, dejando pequeños besos por todas partes.

—Ah, Lan Huan, eres un consentidor —susurró Wei Ying, disfrutando de las atenciones de su amado.

—Voy a traerte el desayuno —le susurró Xichen, resistiendo el impulso de quedarse en la cama con ella. —Puedes seguir durmiendo un poco más si lo deseas.

Wei Ying se acercó con los ojos todavía cerrados, sonriendo.

—Está bien, pero solo si prometes volver pronto, Huan-ge.

Xichen le dio otro beso suave en los labios y luego se levantó de la cama con una sonrisa.

—Te prometo que volveré muy pronto, mi querida a-ying.

Con esas palabras, se dirigió hacia la puerta, decidido a preparar el desayuno para la mujer que había conquistado su corazón de una manera tan completa y hermosa.

Después de disfrutar del desayuno que Lan Xichen le había traído con tanto cuidado, Wei Ying sugirió que sería una buena idea bañarse para sentirse aún mejor. Lan Xichen asintió y la ayudó a levantarse con gentileza. Ambos entraron en el cuarto de baño, y Wei Ying comenzó a desvestirse con una sonrisa traviesa.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó Xichen, aunque su voz revelaba una pizca de nerviosismo.

Wei Ying se volvió hacia él, mirándolo de manera coqueta.

—Oh, Lan Huan, ¿estás ofreciendo ayudarme a desvestirme? —dijo, sus ojos brillando con malicia.

Xichen sintió cómo su rostro se calentaba ante el tono sugestivo de Wei Ying. Sabía que ella estaba bromeando, pero su cercanía y sus insinuaciones no hacían más que avivar el fuego de su deseo. Sin embargo, se obligó a mantener la compostura y respondió con una sonrisa.

—Si necesitas ayuda, estaré aquí en lo que sea necesario.

Wei Ying rió y comenzó a desvestirse por sí misma, aunque sus comentarios picantes continuaron durante todo el proceso de bañarse. Xichen se esforzó por mantener la calma, sabiendo que debía cuidarla y evitar cualquier actividad que pudiera causarle dolor.

Una vez que Wei Ying estuvo lista para entrar en la bañera, Lan Xichen la ayudó a entrar con cuidado. Ella se acomodó en el agua caliente y suspiró de alivio.

Después de que Wei Ying terminó su baño, ambos salieron del baño y se vistieron para la reunión que tenían programada. Wei Ying parecía revitalizada y de buen humor, y su coqueteo ocasional seguía provocando sonrojos en el rostro de Xichen.

Cuando estuvieron listos para salir, Wei Ying se acercó a Lan Xichen y lo miró profundamente a los ojos. Sin decir una palabra, se sentó en su regazo y lo besó con suavidad y pasión. El beso fue lento y amoroso, con pequeños toques y caricias que transmitían su afecto mutuo. Fue un momento íntimo y profundo que los dejó a ambos sin aliento.

—Vamos, quiero ver la cara de los idiotas lideres.

—A-ying.

—¿Qué? —se encogió de hombros ante la sonrisa que le dirigió Xichen—. Solo soy realista.

...

Entraron juntos en la sala de reuniones, donde los demás líderes y discípulos los esperaban. No pasó desapercibida la mirada de sorpresa y los murmullos que se desataron cuando la pareja hizo su entrada. Algunos de los presentes intercambiaron miradas de asombro y curiosidad, mientras que otros solo observaron en silencio.

Wei Ying, sin embargo, parecía completamente indiferente a las miradas y los comentarios. Ella se agarró del brazo de Lan Xichen y le susurró al oído con una sonrisa traviesa: "No les hagas caso, son unos idiotas".

Lan Xichen asintió con una sonrisa y la condujo hacia donde se encontraban Qiren y Lan Wangji. El líder de la secta asintió en respuesta al saludo de ambos y luego dirigió su atención a Wei Ying.

—Joven maestro Wei, me alegra verla de nuevo —dijo Qiren con una expresión seria.

Wei Ying le devolvió una sonrisa encantadora.

—Gracias, maestro Lan. Tuve los mejores cuidados aquí. Estoy completamente recuperada.

Sin embargo, cuando Qiren tosió ligeramente, Wei Ying inclinó la cabeza con curiosidad.

—Maestro Lan, ¿se encuentra bien? —preguntó con genuina preocupación.

Qiren la miró por un momento, como si estuviera considerando algo más. Luego, simplemente asintió con seriedad, para después mirar a Xichen—. Veo... que debo dirigirme hacia usted como... joven maestra Wei.

Wei Ying rió suavemente—. Un malentendido que no logre aclarar, una disculpa. Además, a menudo soy un enigma para las personas, ¿verdad?

Qiren pareció intrigado por su respuesta, pero no profundizó en el asunto. Simplemente asintió y luego se centró en la reunión que estaba a punto de comenzar.

—Al menos no se enojó porque le mentimos.

—Aun no —continuó Xichen. De lo que estaba seguro, es que sería apartado unos minutos para ser regañado. Había compartido la habitación con una mujer no casada y había mentido sobre su género. Ni siquiera se podía imaginar lo que podía estar pasando por la cabeza de su tío.

—¿Oh? Quiero saber que pasara.

El líder de la secta Jin se puso de pie en su lugar, frente a todos los presentes, y con su típica arrogancia y falta de tacto comenzó la reunión.

—Hermanos y hermanas cultivadores —comenzó con tono autoritario—, como todos saben, nos enfrentamos a tiempos difíciles y desafiantes. La amenaza de las fuerzas oscuras lideradas por Wen Ruohan persiste, y nuestra lucha por la paz y la justicia continúa. Sin embargo, no puedo evitar notar que algunos aquí parecen estar un poco... ansiosos por negociar con los Wen.

Las palabras del líder de la secta Jin fueron acompañadas por miradas despectivas hacia Wei Ying y Lan Xichen, lo que inmediatamente provocó la irritación de Wei Ying. Sus puños se apretaron con furia, y su mirada destelló con desaprobación.

—Perdón, ¿dijo algo, Líder Jin? —intervino Wei Ying con una voz fría y sarcástica—. Me temo que mi capacidad para tolerar la insolencia es un tanto limitada hoy.

Los murmullos se extendieron por la sala mientras otros cultivadores observaban la confrontación con interés.

Wei Ying, con su mirada llena de determinación, habló en voz alta para expresar su punto de vista.

—Comprendo que los Wen hayan sido una amenaza, pero no todos son culpables. Muchos de ellos son inocentes, atrapados en un sistema que no eligieron. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras vemos cómo se les trata como criminales sin distinción. No podemos juzgar a todos por los pecados de unos pocos —enfatizó.

Sus palabras causaron una mezcla de reacciones entre los presentes. Algunos asentían, entendiendo la perspectiva de Wei Ying, mientras que otros parecían enojados, especialmente los miembros de la Secta Jin. Lan Xichen, a su lado, la apoyó con una mirada de respeto y admiración.

—Wei Ying tiene razón. No podemos permitir que la venganza se cierre sobre los inocentes. Imaginen si nuestras familias fueran acusadas injustamente y condenadas por los pecados de otros. No querríamos que nos trataran de esa manera.

Sus palabras resonaron en la sala, y algunos comenzaron a reflexionar sobre la importancia de la justicia y la equidad. Algunos asistentes comenzaron a reflexionar ante las palabras de Xichen, mientras que otros aún mostraban resistencia. Jiang Fengmian asintió lentamente, como si estuviera considerando sus palabras.

—Antes de tomar decisiones apresuradas, debemos recordar nuestros principios y valores. La justicia debe prevalecer, y no debemos caer en la misma oscuridad que condenamos.

Fue entonces cuando Jin Guangshan, tomó la palabra. Se aclaró la garganta con afectada calma y miró a Wei Ying con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

—Joven maestra, tus palabras son nobles, pero no podemos ignorar los crímenes cometidos por los Wen. ¿Olvidas que ellos respaldaron a Wen Ruohan en sus acciones despiadadas? —dijo con una voz suavemente cortante—. Permitirles la oportunidad de demostrar su inocencia podría ser un riesgo que no estamos dispuestos a tomar.

Algunos asintieron en acuerdo con Jin Guangshan, mientras que otros miraban a Wei Ying, esperando su respuesta. Xichen apretó ligeramente la mano de Wei Ying en un gesto de apoyo.

Wei Ying mantuvo la calma, aunque sus ojos ardían por querer tomarlo del cuello y darle una rápida muerte, no lo soportaba.

—Jin-zongzhu, entiendo tus preocupaciones. Pero también debemos recordar que entre los Wen hay personas que fueron forzadas a seguir las órdenes de Wen Ruohan. No todos son culpables de los crímenes cometidos. Negarles la oportunidad de demostrar su inocencia sería cometer la misma injusticia que repudiamos en primer lugar.

Jin Guangshan frunció el ceño, sus dedos tocando el borde de su abanico con impaciencia. Su tono era desafiante, y sus palabras encontraron eco en algunos de los miembros del clan Jin y en aquellos que aún estaban indecisos. La tensión en la sala aumentó, y Wei Ying se mantuvo firme ante la mirada de Jin Guangshan.

Xichen intervino nuevamente, tratando de mantener la calma en la discusión.

—Entiendo tus preocupaciones, Jin-zongzhu. Pero debemos recordar que no todos los Wen estuvieron involucrados en las acciones de Wen Ruohan. No podemos culpar a todos por los errores de unos pocos.

Jin Guangshan resopló, evidentemente insatisfecho con la respuesta de Xichen.

—Deberíamos erradicar a los Wen de una vez por todas y asegurarnos de que no haya más amenazas. Inocentes o no, son descendientes de aquellos que nos causaron sufrimiento. No merecen nuestra simpatía ni nuestra ayuda.

En ese momento, Lan Qiren interrumpió con su voz autoritaria.

—Jin-zongzhu, no es cuestión de comprometer el honor de ningún clan. Es cuestión de justicia y humanidad. Si bien es cierto que los Wen deben rendir cuentas por sus acciones, también es nuestro deber asegurarnos de que se haga justicia de manera equitativa y sin prejuicios.

La sala quedó en silencio por un momento. Jin Guangshan pareció considerar las palabras de Lan Qiren, aunque su expresión seguía siendo impasible.

—Propongo que se realice una investigación exhaustiva para determinar quiénes son los verdaderos culpables y quiénes fueron obligados a seguir a Wen Ruohan. Solo entonces podremos tomar una decisión informada —sugirió Jiang Cheng, quien había estado escuchando en silencio.

La mirada de Mingjue, líder de la Secta Nie, se endureció mientras observaba a Wei Ying con escepticismo. Se cruzó de brazos y habló con franqueza.

—Si de verdad son inocentes, entonces no deberían tener problemas en ser vigilados. Propongo que los Wens restantes se queden bajo mi supervisión en la Secta Nie. Si alguien intenta algo sospechoso, responderé por ello.

Wei Ying lo miró directamente a los ojos, su expresión decidida.

—Lo demostraré. Puedes estar seguro de eso.

Después de la intensa discusión y la intervención del clan Jin, se produjo una pausa antes de que la reunión continuara con la división de los territorios. Xichen y Wei Ying caminaban tomados de la mano por un hermoso sendero en los jardines de la secta Lan. Habían decidido alejarse un poco del grupo principal para disfrutar de un momento de privacidad.

Wei Ying dejó escapar un suspiro suave mientras observaba el suelo bajo sus pies. Finalmente, reunió el valor para hablar.

Wei Ying dejó escapar un suspiro suave mientras observaba el suelo bajo sus pies. Sabía que debía decirlo, pero no deseaba alejarse de Xichen. Se aferró con fuerza a su mano, tratando de mantener viva la sensación de calor y amor que irradiaba de él.

—Xichen, tengo que marcharme —expresó con sinceridad, su voz mezclando tristeza y determinación. No quería irse, pero sabía que tenía que hacerlo.

Xichen apretó su mano con ternura y la miró con atención.

—¿Marcharte? ¿A dónde? —preguntó, sin poder ocultar la preocupación en su voz.

Wei Ying alzó la vista y se encontró con los ojos preocupados de Xichen. Cada fibra de su ser deseaba quedarse, permanecer a su lado, pero sabía que debía cumplir con su deber hacia su familia.

—Necesito regresar con mi familia a Dafan. No puedo estar lejos de ellos más tiempo —explicó, tratando de ocultar la tristeza en sus palabras. Pero mientras hablaba de partir, su corazón anhelaba quedarse, aferrándose a la idea de que, de alguna manera, todo saldría bien. Se aferró a Xichen con más fuerza, como si su abrazo pudiera detener el paso del tiempo—. Prometo que volveré, siempre volveré a tu lado. Por favor, espera por mí.

Xichen la sostuvo con amor y ternura, sabiendo que tenía que dejarla ir, pero también con la promesa de que su amor los mantendría unidos a pesar de la distancia. Xichen asintió lentamente, comprendiendo sus motivos.

—Entiendo. Quiero que sepas que, cuando regrese, estaré dispuesto a presentarte como mi prometida.

Wei Ying se sorprendió ante las palabras de Xichen, su corazón latiendo más rápido.

—Xichen, yo... —empezó a decir, pero él la interrumpió suavemente.

—Espera, déjame terminar. Sé que hay asuntos que debemos resolver primero, y hablaré con Wen Qing para asegurarme de que estemos en la misma página. Pero te prometo que no permitiré que pasen demasiado tiempo antes de que puedas ser reconocida como lo que eres para mí.

Una sonrisa cálida se formó en los labios de Wei Ying, sintiendo una mezcla de emociones abrumadoras.

—Eres increíble, sabes —dijo con voz suave, acercándose a él.

Xichen la rodeó con sus brazos en un abrazo afectuoso.

—Y tú eres la persona más valiente y decidida que he conocido. Esperaré el tiempo que sea necesario.

Sus labios se encontraron en un beso tierno, un gesto lleno de promesas y cariño. Wei Ying se separó con una sonrisa traviesa en los labios.

—Eso suena bien, Xichen. Pero, te advierto, no prometo mantenerlo en secreto por mucho tiempo. No soy buena guardando secretos, especialmente uno tan emocionante como este.

Xichen rió suavemente, sintiéndose lleno de felicidad y deseo.

—Eres un desastre, Wei Ying.

Ella le guiñó un ojo con picardía.

—Soy tu desastre, ¿no es así?

Xichen rió suavemente, acariciando su mejilla.

—Haré todo lo posible para agilizar las cosas. Pero por ahora, cuídate y asegúrate de que tu familia esté bien.

—¡Quiero quedarmeee~! —hizo un puchero mientras, se aferraba a él, sin dejar de hacer pucheros—. Esperaré hasta que la reunión termine, y todo acabe perfecto. Qing-jie me entenderá.

—Después de que no se enoje.

—No lo creo, sabrá que te amo demasiadooo~

Después de su conversación en los jardines, Xichen y Wei Ying regresaron a la reunión. Los días siguientes estuvieron llenos de decisiones, acuerdos y divisiones de territorios. Aunque había tensión en el aire debido a las diferencias entre los clanes, Xichen y Wei Ying se mantenían cerca el uno del otro, encontrando consuelo en su compañía.

Pasaron tres días juntos después de la reunión. Durante ese tiempo, disfrutaron de paseos por los jardines, compartieron comidas y conversaciones, y se sumergieron en los momentos de tranquilidad que rara vez tenían la oportunidad de experimentar. Cada día fortalecía su conexión, y parecía que el mundo exterior se desvanecía mientras estaban juntos.

Sin embargo, llegó el momento de la despedida. Wei Ying sabía que no podía quedarse más tiempo. Había prometido cuidar de su familia en Dafan, y esa promesa era sagrada para ella. Cuando llegó el momento de partir, se encontraron en el mismo lugar donde habían hablado anteriormente.

Xichen la miró con tristeza en los ojos, pero con una comprensión profunda. Sabía que no podía retenerla, y no quería ser un obstáculo en su camino.

Wei Ying sonrió con ternura y se acercó para abrazarlo con fuerza. Los brazos de Xichen la rodearon, y se aferraron a ese abrazo como si fuera a ser la última vez que se vieran.

Pasaron unos minutos en silencio, simplemente disfrutando de la presencia del otro. Finalmente, Wei Ying se separó y le dio un beso suave en los labios.

—No quiero irme, Xichen —susurró contra su oído, sus palabras llenas de pesar.

Xichen la abrazó con igual intensidad y besó su cabello.

—Lo sé, Wei Ying, pero tienes responsabilidades y una familia que te necesita. Cumple tu promesa y cuida de ellos. Siempre estaré aquí para ti, sin importar la distancia que nos separe.

Wei Ying asintió, aunque las lágrimas llenaron sus ojos. Sabía que tenía que partir, pero también sabía que lo que había compartido con Xichen perduraría en su corazón.

Con un último beso y un abrazo prolongado, se separaron. Wei Ying se alejó, con el corazón lleno de gratitud y tristeza. Xichen la observó hasta que desapareció de su vista, sabiendo que, aunque estuvieran separados físicamente, su conexión perduraría a lo largo del tiempo y las distancias.

Se despidieron con un último beso antes de separarse. Wei Ying se alejó, dejando a Lan Xichen con una sonrisa en el rostro. Sin embargo, su momento de paz fue interrumpido por la figura imponente de Nie Mingjue, que se acercó con una sonrisa burlona.

—Veo que las cosas avanzan rápido entre tú y Wei Wuxian.

Xichen suspiró, sintiendo su rostro arder de vergüenza.

—Parece que el gran Zewu-jun finalmente ha caído ante el encanto de Wei Wuxian.

Xichen suspiró con una sonrisa, sintiendo que no había necesidad de negarlo.

—Supongo que sí. Pero no es algo de lo que me arrepienta en absoluto.

Nie Mingjue asintió con aprobación.

—Al menos has encontrado la felicidad. Eso es lo que realmente importa.

Xichen miró a lo lejos donde Wei Ying había desaparecido, con una expresión de determinación en su rostro.

—Y haré todo lo necesario para proteger esa felicidad.

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