La obsesión del CEO

By LunaSerena85

385K 16.4K 494

Un millonario CEO se obsesiona con la bella hija de uno de sus empleados. Historia +21. Leer con discreción. More

1.- El CEO lujurioso e implacable
2.- La inocente hija del exempleado
3.- Pensando en ella
4.- Segundo encuentro
5.- Trato con una virgen
6.- Una probadita de ti
7.- Llamada caliente
8.- Castigo en el cuarto
9.- Gemidos en el coche
10.- Beso negro
11.- Sola en casa
12.- Oral
13.- Mujer
14.- Secuestrada en casa del CEO
15.- En el sofá
16.- Dolor y placer
17.- ¿Celos?
18.- Celos
19.- Conociéndose
20.- Hembra
21.- Posesivo
22.- Más celos
23.- Orgullo
25.- La invitación
26.- Cumpleaños ardiente
27.- Acoso
28.- Chantaje
29.- Fin del trato
30.- Tragedia
31.- La verdad
32.- Confesión
33.- ¡Eres mía!
34.- Propuesta
35.- Final

24.- Mentira

8K 388 6
By LunaSerena85

Esa tarde, Alejandro en vez de llevar a Alicia a su casa la llevó a la suya propia.

La rubia observa la mansión del CEO y se excita de manera inmediata, puesto que sabe lo que iban hacer en esa residencia. Era algo inevitable no encenderse cuando se trataba de ese hombre.

- Pensé que me llevarías a casa -le dice mirándolo de reojo.

- ¡Por supuesto que no! -responde con una sonrisa maliciosa, lo cual produce un hormigueo intenso en el coño de Alicia.

Ambos se bajan del coche y mientras que Alicia camina hasta la casa, Alejandro la toma de la mano para apresurar sus pasos.

- No contamos con mucho tiempo.

Nomás al cerrar la puerta, él la ciñe con sus brazos para apoderarse de sus labios en un beso arisco y caliente.

Alejandro estaba tan caliente y excitado que su boca se hacía agua, y mientras besaba a Alicia su saliva se mezclaba con la de ella.

El beso era muy jugoso y hambriento, tanto que ambos comenzaron a despojarse de la ropa allí mismo en el recibidor. Mientras tanto que Alejandro empuja el cuerpo de Alicia hacia las escaleras.

Cuando la despoja por completo de las prendas de la parte de abajo, él ya estaba con su verga erecta y dispuesta para entrar en ella.

Siguen con aquel beso lujurioso, y al llegar al pie de la escalera la hace darse la vuelta.

- Sostente de la base -susurra contra su oído.

- ¿No vamos a subir?

- No, quiero hacértelo ahora mismo. ¡Te deseo, Alicia! Quiero cogerte en este preciso instante.

Alicia muerde sus labios al escuchar esas palabras, él sabía perfectamente qué frases utilizar para hacerla calentar y erizar todo el cuerpo... Alejandro era como un pecado personificado, un demonio encarnado.

Era de mente peligrosa, sagaz y muy audaz... ese pelinegro tenía todo lo que le podría gustar a cualquier mujer, lo que encendía a una muier con tan solo verlo. Y eso le pasaba a ella cuando lo veía, enardecía todo su cuerpo nomás de saber que se come a ese hombre hasta el cansancio.

Pasa saliva cuando siente la punta de la cabeza de su pene presionar contra su coño, lo que la lleva a cerrar los ojos y por instinto abre un poco más sus piernas v alza el culo que era sostenido por las manos de Alejandro.

Él le mete muy lentamente la verga en el interior de su coño, torturándola hasta que llega al final, cuando está por completo en su interior y lo logra sentir hasta su ombligo la rubia gime con fuerza.

- ¡AHHH! -Gime con pujanza al sentir ese pequeño dolor, pero placentero.

- ¿Te gusta que te lo meta todo?¿Hasta que te duela? -clama contra su nuca mientras la chupaba.

Luego de eso, Alejandro enrolla su cabello en su mano y la hace inclinarse un poco hacia atrás. Sigue sujetando su culo y continúa penetrando su coño con fuerza, muerde sus labios al ver esas gotas de sudor bastante seductoras recorrer la espalda
blanquecina de Alicia.

EI CEO baja la mirada para observar cómo su hombría entra y sale del cuerpo de la rubia.

- Alicia, mierda, que bueno está tu coño. Que apretado es, eres deliciosa, no se afloja a pesar del uso que le doy -jadea con fuerza al acelerar las embestidas.

- ¡Alejandro ! ¡Alejandro! -la escucha gimotear su nombre débilmente.

Se afana un poco más a penetrarla con rapidez puesto que sabe que se iba a correr, suelta su cabello y la sujeta de ambas caderas y embiste ferozmente estremeciendo todo el cuerpo de la rubia.

El golpear de sus cuerpos junto con el sudor de ambos causaba un sonido delicioso, morboso y tan adictivo.

Saber que mancillaba ese cuerpo tan inocente, al que él mismo le robó la pureza, y que solo le pertenecía a él lo prendía tanto que tenía que aguantase para no correrse.

- Alicia, vamos, quiero que te corras para mí.

- Sí, sí, me voy a correr ahora mismo -grita suietándose con más fuerza de la base de la escalera.

El pelinegro hace que ella abriera un poco más las piernas y con eso consigue entrar y salir de su coño con mayor facilidad.... y es cuando siente que un líquido caliente envuelve su virilidad, eso lo hace cerrar los ojos y soltar el aliento.

Se deja llevar para liberar su verga de la presión que lo estaba atormentando, Alejandro empieza a gemir con fuerza sujetando el cuerpo de Alicia hasta vaciarse por completo dentro de su vagina.

Baja la vista y varias gotas de sudor caen de su frente sobre la espalda de la rubia, ella aún se sostenía de la base de las escaleras y respiraba con fuerza.

- Alicia, ¿Estás bien? - le pregunta después de ver su espalda erizada.

- Eso creo.-responde a duras penas.

- Lo siento, si te lastime.

- No, estoy bien, no te preocupes.

Alejandro la hace dar la vuelta para elevarla del suelo y sujetándola por las nalgas. Inmediatamente, la rubia enrolla sus piernas alrededor de su cintura y lleva ambos brazos en torno a su cuello.

- Deseo volver a follarte, pero debo regresarte a casa -ella asiente tragando saliva.

- No hay problema, yo entiendo.

- Alicia, tengo que hacer un viaje de algunos días. No estaré en la ciudad -aquella mención la alteró un poco- Trataré de regresar antes para estar contigo, intenté posponer este viaje, pero no puedo.

- Muy bien -responde asintiendo.

El ojiazul relame sus labios al ver esos ojos marrones brillar más de la cuenta.

- Me voy mañana por la mañana -ahora ella comprendía por qué se la había llevado para su casa-Pero tienes que prometer algo.

- ¿Prometer?

- Sí, durante mi ausencia no veras a ese chico ¿de acuerdo?

Alicia aplana los labios, de verdad le daba muchos celos su vecino. No le gustaba para nada, y ese maldito hecho la emocionaba cuando jodidamente no debía.

- Promételo Alicia, lo evitarás... -ella lo ve fruncir el ceño, la rubia baja la mirada y siente como él aprieta su culo esperando una respuesta- ¿Alicia?

- De acuerdo, intentaré evitarlo.

No lo tranquilizaba, pero al menos ella se lo estaba prometiendo. Ese chico le producía tantos celos, es que si fuera por él se la llevaría consigo de viaje solo para mantenerla vigilada. Pero no podía.

- Bien, es hora de llevarte a casa.

[...]

Dos días después, Alicia abandona la universidad como de costumbre cuando observa a Marcos sentado sobre su moto como si estuviera esperándola.

Ella aplana los labios y recuerda la promesa que le había hecho a Alejandro.

Sigue avanzando hasta que ve al chico ponerse en pie.

- Llevo días sin verte, ¿Qué ha pasado contigo?

- Lo siento mucho, he tenido muchas clases.

- ¿Vas a casa?

- Sí, pero no puedo subirme a tu motocicleta. Le comenté a papá sobre aceptarte el aventón y me ha dicho que es muy peligroso. Lo siento mucho.

- Entiendo. -el chico medio frunce el ceño y empieza a buscar por todos lados- No veo el coche que siempre viene por ti.

- No creo que lo veas más, ya debo irme. Gracias por el aventón, de verdad.

Alicia le sonríe para despedirse de su vecino. Era la peor excusa que le había puesto a ese chico, pero no encontraba otra razón para darle y evitar esa vuelta.

[...]

Su padre llegó a casa esa noche como siempre, y mientras que cenaban, Alicia pensaba en Alejandro y en su extraña desaparición. No la había llamado, ni escrito, aunque no debía hacerlo, puesto que ellos no eran nada.

Pero muy en el fondo lo deseaba, era una tonta.

- ¿Alicia? ¿Está todo bien? -la voz de su padre la sacó de sus pensamientos.

- Sí, claro.

- Te veo algo distraída. ¿Todo está bien en la universidad? Me he enterado que Marcos, nuestro vecino, estudia allí mismo, al menos tienes un amigo ¿eh?

- Sí, claro... -sonríe a medias.

Jaime asiente, pero intuye que a su hija le pasaba algo más. En eso se imaginó que quizás su problema era amoroso; pero no pensaba presionarla, deseaba que ella misma le contara. Sin embargo, intentaría tocar el tema.

- Alicia, ¿acaso estás pensando en alguien? -aquella pregunta la hizo tensarse- Yo entiendo si has conocido a alguien en la universidad y te agrada, es normal que te llame la atención un chico de tu edad. Y lo entiendo, por eso me gustaría...

- ¡Papá! -lo detiene en seco-. No, ¿de qué hablas?, no pasa nada de eso.

Jaime la observa fijamente y de inmediato notó como sus mejillas se ruborizaron. Bueno, quizás no estaba tan errado en el asunto.

- No quiero hablar de esas cosas, ¿está bien? -añade ella poniéndose en pie y empieza a recoger los platos.

- De acuerdo.

Alicia piensa que si su padre se llegase a enterar de lo que estaba haciendo con su jefe sufriría mucho, y más aún si supiera que los chicos jóvenes no le atraían y que el único que llamaba toda su atención era Alejandro Sangenis.

Muerde sus labios mientras empieza a fregar los trastes, sin embargo, a veces pensaba en mandar todo a la mierda y dejar que sus sentimientos por Alejandro avanzaran. Pero estaba clara que él no la veía más que como una amante.

Aunque ella deseara tener algo serio y sincero con él, Alejandro no la tomaría para tener una relación formal... y la confirmación de aquello era que él ni siquiera se había tomado la molestia en llamarla.

No le importaba, aunque demostrara otra cosa cuando estaban juntos. Pero solo lo hacía cuando follaban.

Alicia intenta reprimir las lágrimas para que su padre no se diera cuenta por lo que estaba pasando.

[...]

La semana pasó, y Alicia seguía sin saber de Alejandro. Pero creía que estaba bien, puesto que la ayudaba a no pensarlo tanto.

Al salir de la universidad debía ir a la oficina de su padre, así que se encaminó hasta allá.

Al adentrarse en el edificio, la joven iba muy tranquila, sabía que Alejandro no estaba en la ciudad así que no lo vería por los corredores, y eso la tranquilizaba un poco. No estaba tan nerviosa mientras subía por las escaleras hasta llegar al piso de su papá.

Se dirige hasta su oficina y al entrar se fija que no estaba en su escritorio.

Alicia frunce el ceño, pero decide quedarse dentro a esperarlo. Aún no sabía para qué su padre le pidió que fuera a verlo.

Mira la hora en el reloj de pared para luego husmear en las cosas de su papá, cuando de la nada la puerta de la oficina se abre.

- Jaime, necesito los balances de...

Alejandro se detiene al ver a Alicia parada en medio de la oficina.

La rubia pestañea al darse cuenta de que Alejandro sí estaba en la ciudad, lo que la llevó a preguntarse, ¿desde cuándo?

La joven le mantiene la mirada y no argumenta palabra.

- Alicia, ¿Qué haces aquí? -dice el CEO cerrando la puerta.

- He venido a ver a mi padre.

- ¿Hace cuánto que llegaste?

- ¿Y eso qué importa? Ya me voy, mi papá no está aquí -responde molesta.

Alicia intenta pasar a un lado de él, pero Alejandro la sujeta de la mano impidiéndole que se vaya.

- Espera...

- Tengo que irme -le dice sin darse la vuelta.

- ¿Estas enojada?

De pronto la puerta se abre y Alejandro suelta a Alicia antes de que Jaime se percatara de lo que acontecía.

- ¿Alicia? ¿Señor Sangenis? -dice el padre sorprendido.

- Papá, tengo que irme a casa. ¿Para qué querías que viniera?

- ¡Ah sí! señor Sangenis, ¿se le ofrece algo? -pregunta el padre al ver a su jefe allí parado sin decir nada.

- Necesito los balances del mes pasado.

- Los he dejado en su escritorio hace dos días, como me pidió.

¿Dos días? Eso quiere decir que lleva más de dos días en la ciudad. ¿Y no he sabido nada de él durante una semana?, piensa la rubia.

En eso se preguntó por qué no quería verla, y el pensar en esa respuesta le hizo doler mucho el corazón. La estaba evitando, ahora comprendía por qué su esposa lo había dejado.

- Bien -Alejandro avanza hasta la salida y sale para luego cerrar la puerta, pero se queda allí detrás de la misma.

- Papá, ¿Qué es lo que pasa? 
-
- Es que quise que vinieras aquí porque quiero que vayamos a cenar a un buen restaurante, ¿te parece?

- No creo que estemos para eso, padre.

- Claro que sí...

Alejandro escuchó la conversación de padre e hija para luego mirar el suelo.

Seguidamente avanza dirigiéndose hasta su piso... Al sentarse en su escritorio, se recuesta en el mismo y piensa en lo que estaba haciendo, era un idiota y de los buenos.

Es que ni siquiera tenía lógica de lo que había hecho con Alicia; frota su rostro con impaciencia.

Había pasado una semana sin verla y ahora que volvía a verla todas sus emociones se alteraron como antes... O mejor dicho nada había cambiado en su interior, ahora parecía que estaba peor que antes.

Continuará...

Continue Reading

You'll Also Like

40.7K 2.8K 26
Irene Muñoz era una niña cuando conoció a Lucas Castro, el hermano mayor de su mejor amiga, y se quedó impresionada con él, con su carisma y decisión...
89.1K 4.5K 19
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...
374K 4K 4
Kalessia es una mortal que vive una vida plena y feliz junto a su familia pero todo cambiará cuando conozco a Ayrton un alfa de los alfas su mundo da...
790K 63.4K 48
Esta es la historia de Aisha O'Connor, quien huye de México a Suecia por problemas familiares, donde conoce a los hermanos Cox, los protagonistas de...