—¿Él sabe mi existencia?
—Pero claro que sí— reí—Él sabe que estoy casada con el rey de Castellis
—Ya veo— dije acomodando su camisa gris de tela gruesa.
El viaje al palacio de Lalitia fue tranquilo y sin demoras, sorprendentemente Alastair se encontraba emocionado de conocer a Plutarch y curiosamente yo de que lo conociera.
Cuando llegamos al palacio los sirvientes saludaron a Alastair y casi que al instante se disculparon por no decirle nada, pero la excusa de ellos fue que solo querían ayudarme y yo sabía que no mentían. Alastair les perdonó con la siguiente frase ''es difícil negarse a los encanto de la reina''
Yo reí un tanto avergonzada y mientras todos rieron asintiendo; nos adentramos al palacio, allí en la entrada Rose nos recibió
—Altezas, les esperan en la sala de dibujo
—Gracias dama Rose— dijo Alastair mientras cada vez se ponía más nervioso.
—Adelante — le dije a Alastair
Los dos caminamos uno al costado del otro, hasta que las puertas se abrieron y ahí estaba Plutarch sentado, él se dio la vuelta y nos vio
—Oksana
—Plutarch — camine hasta él y lo abrace, el me sostuvo en sus brazos y me dijo al oído
—Se le ve contento al hombre
—Lo se— dije sonriéndole mientras me alejaba de él, entonces Alastair se acercó y le dio la mano
—Alteza real— dijo Plutarch aceptandole el saludo
—Alastair el es Plutarch, de quien tanto te hable
—Es un gusto conocerle
—Pues tomemos asiento— dije también nerviosa.
Los tres nos sentamos y los sirvientes nos trajeron bocadillos
—El gusto el mío, he escuchado mucho de ti—Alastair sonrió y me vio para después regresar con Plutarch— Pero creo que de quién debes escuchar mucho es sobre Oksana
— Deseo saberlo todo, pero ella no me platica mucho
—Así es esta pequeña al principio, creeme ya se conocerán, pero podemos empezar con sus grandes hazaña y sus planes a futuro
—No creo que se momento— dije mirando a Plutarch
—Pero querida en algún momento se enterara
—Si, pero este no es el momento— Plutarch me miro a los ojos y entendió, entonces rió y se dirigió a Alastair
—Bueno pues entonces hablemos de la niñez y de como a toda la corte de Andune nos traía locos
—Eso me parece mucho mejor— reí un tanto nerviosa sin saber bien por que me sentí así frente a Alastair.
Miraba el océano por el balcón del comedor, mientras la brisa inundaba mi nariz con aquel olor a arena y agua
—¿Cuando piensas decirle?— era Plutarch caminando hasta mi.
—Aún no
El se puso a un lado mio y me comenzó a ver el rostro— ¿Piensas en tu cumpleaños?
—En lo absoluto— reí
—¿Qué piensas hacer para celebrar?
—No lo se, pero si pienso tener una pequeña celebración
—¿Y por qué tomaste esa decisión ?
—Tal vez sea el último cumpleaños normal antes de que me vaya a la guerra
—¿A la guerra? ¿Es decir que si tienes planeado una guerra?
—Si, pero iré paso a paso como lo planeamos
—Entonces lo necesitas a él— dijo Plutarch refiriéndose a Alastair.
—No aun no, haré un viaje al continente del Este
—¿Irás a Nordulask?
—No, iré a Zans, Fornax y Lísmak-Baru para visitar cada uno de sus reinos, pediré ayuda, armas y visitaré a los exiliados
—¿Por qué no irse directo con las armas que te da Alastair?
—Alastair no me dará nada hasta que compruebe que si soy la esposa perfecta, una mujer que lo ama, con eso el me dará lo que quiera, el problema es que hay un océano entre Norduslak y Castellis, por lo que si la ayuda es la flotilla de Alastair, estar tardará en llegar— Voltee mi rostro hacia Plutarch quien me veía— La flotilla de Alastair me sirve para ganar la guerra contra Octavius, pero para ganarle a Aleksi, necesito aliados en el mismo continente, además que antes de dar mi primer golpe quiero hacer ruido, mucho ruido... hacerles saber que estoy viva.
Alastair y yo pasamos las noches en el palacio de Lalitia en habitaciones separadas, pero pasabamos mucho ratos juntos ya que Plutarch nos hacía hacerlo, pues él tenía muchas actividades que hacer a lo que Alastair y yo le acompañabamos.
Con la presencia de Plutarch entre los dos nuestra relación se volvió más a mena y aunque nuestras pláticas eran superficiales como temas de juegos o incluso el clima en el reino, me sentía más a gusto ante su presencia; sin embargo durante aquellas noches y días planeaba como es que iniciaría mi plan y mientras más observaba la relación entre Plutarch y Alastair sabía que aquello podía ser la respuesta a mi pregunta.
La última noche antes de irnos de regreso a la capital quise iniciar el plan, después de cenar los tres nos dirigimos a la fogata que estaba a fuera del palacio, ahí hablé.
— Quisiera hablar contigo— le dije a Alastair mientras me sentaba junto a él
—¿Sucede algo?¿De que se trata?
— Quiero visitar a Octavius
Alastair me miró sorprendido y después de unos momento en silencio hablo
—¿No entiendo por qué querrías hacer eso? ¿Que no fue él quien te ha hecho tanto daño? dijiste que secuestró a Plutarch
—Quiero enfrentarlo
—¿Por qué? No necesitas hacer tal cosa— el tono de voz de Alastair se levantó y también el mío, por lo que Plutarch guardó silencio de aquello que contaba y se acomodo en su asiento un tanto a la esper de que algo pasara.
—Quiero hablar unas cosas con el y quiero que Plutarch me acompañe — Alastair rápido miró a Plutarch y este negó con la cabeza sin saber bien que este era el inicio de mi plan
—No puedo dejarte ir
— No te lo estoy pidiendo, te estoy notificando, esto es una cosa familiar entre Octavius, Plutarch y yo
Alastair se quedó pensativo mientras se ponía en pie y me daba la espalda.
— Déjame acompañarte
—No, esta no es una visita de Estado, es un tema familiar
— ¿Y si me dejas? ¿Como me puedo asegurar de que estando allá no me enviaras el divorcio?
Con aquellas palabras supe que el mayor temor de Alastair era que lo dejara, lo que me hizo pensar que si al final de año no resolvíamos nuestras diferencias el probablemente no se divorciaría de mi.
—No lo haré, por una vez en tu vida tienes que confiar mi— dije poniéndome en pie
Alastair me miro nervioso, solo podía ver ese naranja de la Luz emitida por el fuego reflejarse en su rostro.
—Mañana te daré una respuesta, por ahora necesito pensar