EMERY SE SENTÓ EN LA cama con la cabeza palpitante. Su corazón latía tan rápido que prácticamente podía escucharlo, al igual que Klaus.
Se quedó allí y la miró fijamente durante unos segundos antes de salir a toda velocidad de la habitación.
Emery se quedó mirando la puerta por la que él acababa de desaparecer con el ceño fruncido en los labios. Sin embargo, antes de que pudiera pensar mucho en ello, él regresó con algo en sus manos.
Un cuaderno de bocetos.
Se acercó lentamente a ella con una mirada insegura en su rostro. Emery pensó que parecía bastante nervioso y que era la primera vez que lo veía así. Fue casi divertido. Se habría reído si las circunstancias fueran diferentes. Le extendió el cuaderno de bocetos. —Toma, te compré esto antes.
—¿Cuando?" Ella lo tomó de él y lo colocó en su regazo con sus dedos aun sosteniéndolo. —Llegamos aquí hace como una hora.
—Ocho, en realidad —Informó, manteniéndose de pie mientras la miraba fijamente. —Estabas durmiendo. Ya es de noche.
—Oh —murmuró, pasando sus dedos sin pensar sobre la superficie plana de cuero marrón. Era casi similar a la anterior excepto que esta tenía una especie de cadena colgando de ella.
—Es bonito, gracias por- —fue interrumpida por una sensación familiar en la parte posterior de su garganta. Se apresuró a dejar el cuaderno de bocetos a un lado y ponerse de pie antes de correr hacia el baño, cerrando la puerta detrás de ella.
Klaus se quedó mirando la puerta cerrada con el ceño fruncido, confundido mientras se quedaba allí esperando a que ella saliera.
En el interior, Emery comenzó a toser, la sangre salió a borbotones de su boca, manchándose los dientes, los labios y la barbilla al hacerlo. Su garganta se sentía seca y comenzaba a doler mientras seguía tosiendo, sus manos agarrando los bordes del fregadero a ambos lados con fuerza.
Klaus podía escuchar todos los ruidos detrás de la puerta y decir que se estaba preocupando sería quedarse corto. No sabía por qué, pero lo estaba. Eso lo llevó a caminar hacia la puerta y levantó su mano en un puño. Luego tocó. —¿Emery? ¿Estás bien ahí dentro?
—E-Estoy bien —respondió ella, su voz áspera que no pasó desapercibida para él. —Saldré en un segundo.
El híbrido no dijo nada mientras esperaba que ella saliera, lo cual hizo después de uno o dos minutos. Entrecerró los ojos hacia su rostro, que se había vuelto visiblemente más pálido.
—¿Qué ocurre? —la pregunta salió volando de su boca antes de que pudiera detenerla. Era una pregunta estúpida, lo sabía.
Emery suspiró mientras respondía. —Nada.
Ambos sabían que era mentira pero no dijeron nada al respecto.
Caminó hacia la cama y se volvió a sentar, levantando la cabeza para mirarlo, —¿No te vas a ir a dormir? Quiero decir, son como las cuatro de la mañana.
—No —negó con la cabeza. —Tenemos que irnos de todos modos.
—¿Ya?
—Sí —murmuró, su mano yendo a su sucio cabello rubio antes de pasar sus dedos por ellos. —Estaba esperando a que despertaras. Fuimos a ese bar a buscar a nuestro hombre lobo, él está en el auto ahora mismo. Ya nos dijo dónde está su manada y todo. Tenemos que irnos.
La bruja asintió, —Solo dame como diez minutos. Me ducharé muy rápido". Sin molestarse en esperar una respuesta, entró al baño.
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TUVIERON QUE ABANDONAR el coche ya que la manada estaba en las montañas, Klaus dijo que no podían conducir hasta allí. Emery caminaba junto a Klaus con un paquete de papas fritas en las manos. Miró a Stefan que tenía a Ray inconsciente arrojado sobre su hombro, —¿Quieres un poco?
—No —gruñó en respuesta. Ella frunció el ceño ante su tono, —Está bien, relájate. Solo estaba preguntando.
—¿Estás bien? —preguntó Klaus, su voz burlona, —¿Ray se está poniendo pesado?
—Estoy bien.
—¿Estás seguro de eso? Ya sabes, hemos estado caminando durante bastante tiempo. Si necesitas un poco de agua o sentarte un poco —Klaus fue interrumpido por Stefan.
—Sabes, entiendo que nosotros, uh... estamos atrapados juntos, pero si tal vez pudiéramos saltarnos la charla, sería genial.
—Tanta melancolia —Klaus chasqueó la lengua —Tu autodesprecio te está sofocando, amigo mío.
—Tal vez es porque estoy un poco cansado de cazar hombres lobo —respondió Stefan con un toque de sarcasmo en su tono. —Hemos estado en eso todo el verano.
—Gracias a nuestro amigo Ray, encontramos una manada —los pasos de Klaus se entrecortaron al igual que los demás. Señaló un área en particular, —Allí.
Stefan entró en su campamento haciendo que todos lo miraran. Colocó a Ray en el suelo y una mujer corrió hacia él, —¡Ray! Oh, Dios mío.
Su rostro estaba lleno de horror, —¿Qué está pasando? ¿Quién eres?
Emery siguió a Klaus, quien decidió mostrarse ante ellos con una sonrisa de suficiencia en su rostro, —La pregunta importante es quién soy yo. Por favor, perdonen la intrusión. Mi nombre es Klaus.
—Tú eres el híbrido —murmuró la mujer, con los ojos muy abiertos al darse cuenta.
Klaus sonrió, su ego definitivamente impulsado, —Has oído hablar de mí. Fantástico —se volvió hacia la bruja, señalando un tronco, —Ve a sentarte.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Esto va a llevar un tiempo —respondió él, mirándola fijamente, —Parece que estás a punto de caer inconsciente. Así que ve a sentarte, Emery.
—Ve a sentarte, Emery —puso los ojos en blanco e hizo una mímica áspera en voz baja mientras caminaba hacia el tronco, —El hijo de puta me está hablando como si fuera una niñ... —se interrumpió cuando notó que él la miraba fijamente. Frunciendo los labios, decidió fijar la mirada en la mochila que tenía delante.