¿Debía aceptar? Desvié la mirada del techo al darme vuelta en la cama, no tendría contacto directo con él, sería tal vez muy de vez en cuando, aunque el problema también era el vernos era inútil negar que mi pulso se aceleraba con su presencia. También estaba todo lo que le dije, me desahogue por completo, el enojo ante su indiferencia pudo más ¿se habrá molestado? Antes de irme percibí que tenía una facción desalentadora, el ambiente jamás cambió, cosa que se notaría por ser un alfa dominante. Suspire exhausto, no tenía caso mortificarme, me cubrí con la sabana y busque dormir.
》♪《
—Es un gusto tenerte de regreso— rodeó mis hombros estrechándome contra él.
—También estoy feliz de estar de nuevo aquí— sonreí con timidez.
—Bueno, a trabajar— dio una palmaditas en mi espalda y se fue con los chicos. Suspire animado yendo a dejar mis cosas, al salir me encontré con Jaekyung quien apenas venía llegando, la sorpresa fue lo primero que noté en su rostro. —Buenos días— hice una reverencia y pasé a su lado, mi pecho dolía ante la fuerza de mis latidos, caminé presuroso antes de permitirle decir algo e hice bien, apenas un balbuceo fue lo que escuche. Caminé hacia los chicos y abrí plática, todos lucían tan contentos de mi regreso, me sentí feliz.
—¿Cómo sigue su hombro?— por más que quisiera evitarlo en algún momento nos teníamos que encontrar.
—Bien, está mejor— movió de atrás hacia delante su extremidad.
—Ya veo, me alegra que así sea, no olvide sacar su cita médica— sonreí con suavidad antes de retirarme.
—¿Y ese cambio de actitud tan repentina?— sonrió curioso, extrañé ver su sonrisa realzaba cada rasgo de su rostro.
—¿Qué cambio?
—Estás cortante todo lo contrario a ayer que soltaste todo— se acercó cuidando cada paso que daba, me mantuve en mi lugar.
—Ayer dije todo lo que tenía que decir, me desahogue con la persona correcta y ahora me siento bien conmigo mismo— era cierto, era como si me hubiese quitado una piedra de encima —¿Le molesta mi indiferencia?
Alzó una ceja incrédulo poco después río pegándose a mi —Para nada, tal vez sea lo mejor, así se te olvidan tus sentimientos y podríamos volver a como estábamos antes— rodeó mi cintura.
Reí alejándome —Aunque se vayan mis sentimientos jamás regresaría con usted, no es lo que busco, ahora si me permite tengo trabajo que hacer— ni siquiera respondió, su cara de indignación habló por él, sonreí yendo con los chicos.
—¿Cómo estuvo tu trabajo?, ¿no te molestó aquella persona?
—Todo estuvo muy bien abuela, me la paso tanto con los demás que ni siquiera volteo a verlo.
—Me alegra, a veces es tedioso tratar con gente con la que ya hemos tenido roces.
—Lo sé, aún me cuesta separar los sentimientos de todo, pero lo lograré poco a poco.
—Ahí estaré para apoyarte— sonrió sujetando mi mano.
—Gracias.
—Disculpen...— la voz de la enfermera nos hizo desviar la atención —Siento interrumpir, pero me mandaron a que entregara esto— ingresó dejando un arreglo floral, mi abuela y yo exclamamos sorpresa.
—¿Mi abuela tiene un admirador?— reí mirándola.
—Ah, no de hecho son para usted...— comentó avergonzada, mi sonrisa sé esfumó y fue sustituida por confusión.
—¿Para mi?— me alcé yendo hacia el arreglo —¿No traía tarjeta?
—Me parece que no, vino un joven y solo dijo que eran para usted— miro el arreglo con un suave rubor —Lo que daría porque me regalaran algo así— sonrió —Debe de quererlo mucho.
—Bueno... No sé ni siquiera quien me las envió— reí nervioso —Pero toma— sustraje una de las flores y sé la entregué —Es poco, pero espero te guste.
—Ah... Muchas gracias— sonrió, un aroma dulce invadió el ambiente —Me retiro, ¡gracias por la flor!
La despedí con un ademán regresando la vista al arreglo, era tan lindo y agradable a la vista tantos colores en armonía, me acerqué y tomé un jazmín, era vano olerla, era el aroma que desprendía, la regresé a su sitio y tome una gerbera de un rosa brillante, acaricie uno de los muchos pétalos.
—¿Quién pudo haberlas enviado?
Su interrogante me sacó de mi trance, negué —No lo sé, pero es un detalle muy lindo— tomé el arreglo y lo llevé con ella, al igual que yo acarició y olió los pétalos, sonrió ante la dicha.
—Es difícil que en estos tiempos envíen este tipo de detalles, ya nadie se fija en ello.
—Si, es difícil encontrar a alguien que sea detallista— volví a dejar el arreglo en su sitio —Iré a dejarlo, vuelvo en un rato.
—De acuerdo— sonrió recostándose.
Salí del hospital con el arreglo en mano, era bastante pesado así que tomé un taxi, subí con dificultad pero finalmente lo hice. Al llegar a casa lo coloque sobre el comedor, dio un toque más pintoresco a la lúgubre casa, apenas estaba reponiéndome de todo que ni tiempo había tenido de acomodar las cosas en su sitio, y aproveché a hacerlo ahora que mi ánimo había subido por el detalle, tarareando una canción me dispuse a barrer, moviendo unos cuantos muebles de sitio para dejar más espacio, terminé de desempacar y metí la ropa a la cómoda.
Cuando por fin acabe me tumbe en la cama recién tendida, ver la casa escombrada me alivió, la depresión afectaba en todos los aspectos, volví a mirar el arreglo y corrí sentándome a su lado, me sentía como un niño pequeño con su juguete nuevo, acaricie las flores impregnando mis dígitos con su aroma. De nuevo aquel aullido erizo los vellos de mi nuca, mire a mi alrededor en busca de aquel lobo suspire cuando no vi nada, lo escuche tan cerca que jure se encontraba en el mismo sitio que yo.
Me encamine a la ventana aun no era luna llena apenas estaba en cuarto creciente, me centre en su melodía, era tan distinta a la que escuché por primera vez como si estuviera cargada de melancolía, de una profunda pena, me recargue en el marco de la ventana escuchando con detenimiento, como si el alma se le fuera en aquellos aullidos, derrame un par de lágrimas sin darme cuenta, no las seque, deje que siguieran fluyendo, creo que podía entender su dolor.
Marqué al hospital para avisar que ya no iría, se había hecho noche en todo el rato que estuve escombrando la casa, en su lugar volví a tomar asiento a un lado de la ventana, miré la luna como seguramente lo estaría haciendo aquel lobo, ¿seria el mismo de aquella vez? Daría lo que fuera por verlo de nuevo, si es que volvía a mostrarse amigable, cantó y volvió a cantar cada aullido más ronco que el anterior, pobre, ¿qué habrá vivido para estar tan lastimado?
«Regresa conmigo...»
Salté ante la sorpresa, todavía estaba frente a la ventana, la luna a lo alto iluminando las calles más oscuras, los aullidos seguían, recobrando su fuerza uno más alto que el otro, ¿fue mi imaginación? Tal vez había sido un sueño, era obvio que no había nadie conmigo, pero aquello es como si me lo hubiesen dicho a un lado. Restándole importancia me estiré de camino a la cama acostándome, tardé solo unos segundos en conciliar el sueño. Y extrañamente soñe con aquel lobo.
》♪《
La luz bañó mi rostro, alce la mano tratando de cubrir los rayos de sol ayer me había olvidado de cerrar las cortinas, todo por estar viendo la luna, bostece en cuando la alarma sonó, bueno, de algo había servido.
Tras ducharme me dispuse a salir hasta que miré en los escalones lo que era un ¿conejo? Me agache mirándolo de cerca su pelaje blanco estaba manchado de rojo, los ojos desorbitados y parecía rígido, reprimí el asco. Dios, ¿qué gato o animal podría haber traído un conejo desde el bosque? Regresé por una bolsa, justo tenía que dejarlo en mi puerta con cuidado lo metí y cerré la puerta lo dejaría en algún basurero.
Cuando llegué al gimnasio caminé directo al baño lavando con detenimiento mis manos, la mitad del camino lo traje conmigo, pues jamás encontré un bote de basura.
—¿Todo bien, Doc.?— preguntó Daehyun al verme salir.
—Si, todo bien... Un animal dejó un conejo muerto en mi puerta— reí ante su expresión —Me vine todo el camino con el hasta que encontré un basurero.
—Espero se haya lavado bien la manos, Doc.— la voz burlesca de Jaekyung borró mi sonrisa.
—Si lo hice, aunque hay muchas cosas que toqué y que por más que las lave jamás se quitará.
Su sonrisa de igual manera se borró, murmuró un par de maldiciones al alejarse.
—Parecía que se llevaban bien, ¿qué fue lo que pasó?— había olvidado que Daehyun seguía ahí.
—Ah, nada importante, chocábamos mucho en carácter— sonreí —Bueno, vayamos con los demás, Changmin me comentó que tenía dolor.
—Oh, sí, parece que se lastimó la muñeca dice que se le torció en un golpe.
—Debió de ser fuerte para que todavía le duela.
—Dice que se le fue para atrás.
De solo imaginarlo también me dolió, lo seguí hasta que llegamos con Changmin, me contó como estuvo todo y comencé a trabajar. Una mirada cual daga se mantuvo clavada en mi erizando mi piel, venía desde el fondo del gimnasio.
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Una disculpa si el capítulo salió muy soso, la verdad estuve fuera de casa todo el día y ando medio cansada jsjs, mil disculpas.