OtherLife [Rubegetta]

By _TaeKashi_

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By _TaeKashi_

Sus huesos sonaban como ramas secas partiéndose con cada movimiento que realizaba, sujetó una compresa fría contra su nuca esperando aliviar el dolor al menos de su cuello. De haber sabido el infierno que sería dormir con Rubén y Cristina en la misma cama habría escogido el suelo, habría despertado con menos malestar y de eso estaba seguro. Hasta agacharse para saludar y alimentar a Kira fue agotador, una experiencia que no pensaba volver a repetir.

— ¿Mala noche, Sammy?

Levantó la cabeza al escuchar a Fargan, para nada sorprendido de verlo despierto tan temprano. Muy a diferencia de lo que parecía, el castaño tenía un horario de sueño muy parecido al de Samuel, a menos que se hubiera madrugado, aunque le encantaba quejarse cuando tenía que levantarse temprano solo por hacer drama.

— ¿Solo mala? — Murmuró irónico, dejando la compresa fría sobre su hombro.

Giró para apagar la tetera, alzandando un par de tazas dónde serviría el té.

— Si exageras, dormiste con los más pequeños del grupo — Puntualizó refiriéndose a la delgadez de los mismos. Yendo a sacar el pan de la tostadora en cuanto la alarma sonó, colocando un par más para su propio desayuno.

Samuel entrecerró los ojos recordando a la perfección los acontecimientos de la noche anterior. Comencemos con decir que su conversación de temas sin sentido continuó hasta pasadas las horas permitidas y en cuanto Samuel pensó tendría paz, descubrió la gran similitud que los dos rubios compartían al dormir. Primero fue una mano, luego una pierna y para cuando se dio cuenta ya se encontraba encerrado con llaves de lucha libre entre los dos, sin poder liberarse gracias al pesado sueño que manejaban. Apenas podría decir que durmió un par de horas, cuando sus ojos se abrieron no podía sentir sus brazos, una de sus piernas y tenía cabellos de todos los tonos de rubio sobre su rostro.

— Me alegra saber que eres voluntario a dormir con ellos una próxima vez — Respondió con todo el sarcasmo, usando una chucharita para diluir la miel en su té.

Fargan esbozó una media sonrisa divertido, asintiendo de acuerdo con su proposición. Aceptó esa otra taza de té, disfrutando de su aroma unos momentos previos a darle un sorbo. La calidez relajó sus recién levantados músculos, terminando de despertar su cerebro y haciéndolo conciente de su tiempo, lugar y espacio. Las memorias tardías de la velada nocturna le hicieron sonreír, alzando la cejas en cuanto tuvo la epifanía de lo realmente importante a conversar ahora que se encontraba a solas con Samuel.

— Hay algo de lo que debemos hablar — Inició, posando la taza sobre la isla y yendo a por su pan recién tostado.

Samuel se vio intrigado por la seriedad atípica en su frase, tomando asiento en el puesto justo frente al castaño, ya con su plato y té en mano.

— ¿Sobre..?

— Sobre ya sabes — Fargan miró hacia la entrada de la cocina antes de murmurar — El imbécil del acosador.

La intriga en Samuel creció aún más, dejando de lado la tostada para prestar toda atención a lo que fuera a decir Fargan. El castaño tomó una pausa desesperante para su amigo de infancia, relajando su garganta con otro sorbo de té.

— Ayer en la mañana recibí un mensaje de Alexby, solicitando que nos encontramos en un mercado. Me pidió que fuera solo y así lo hice — Alzó su dedo frente a Samuel. — Lo primero, no te vayas a molestar. Planeaba contarte todo lo que habláramos, si te aparecías conmigo allá solo hubiéramos conseguido que se cabreara y nos quedaríamos sin información.

— ¿Qué te dijo? — Cortó Samuel ansioso.

— Comenzó diciéndome algo que ya me había estado teorizando de antes, este "acosador" se ha estado contactando con él desde hace un tiempo para extorsionarlo con información que tiene de OtherLife y que a él, como creador, lo perjudicarían. Le pidió que hiciera cosas o cambios en OtherLife, le sacó información y demás. No habló en su momento de eso porque anda súper paranoico con el tema y piensa que esta persona es un súper hacker salido de la CIA con ojos en todos lados — Chasqueó su lengua — Claro, Alexby no se quiere quedar con eso y quiere ya saber de quién se trata para librarse de su molestia. Pero no puede hacerlo por sí mismo, la información que tiene de OtherLife puede hacer que Alexby tenga algunos problemitas legales así que solo ha estado buscando alguna que otra información bajo la mesa y sin cantar demasiado.

— Si es un tipo de Hacker entonces ¿No? ¿O todo lo sabe lo hace por tener la información directamente de Alexby? — Cuestionó Samuel, acunando la taza de té entre sus manos.

— Él cree que si lo es, y uno tan bueno como para burlar la seguridad que él mismo colocó en los servidores — Informó Fargan. Con cuidado sopló aire frío sobre su taza de té — Me compartió un poco de la información que por su cuenta había conseguido.

Samuel bufó, ansioso por las pausas teatrales innecesarios que estaba haciendo su amigo.

— Solo dilo todo.

— No sabe nada de la identidad del Hacker pero si sobre quién se encuentra interesado dentro de OtherLife — Encogió las comisuras de sus labios desinteresado — Un avatar de una bailarina conocida en el servidor. Su nombre, en OtherLife, es Rubius.

Fargan observó de reojo hacia el moreno, quien apretaba entre sus dedos la taza de porcelana al punto que aprecia querer hacerla estallar. Su expresión se mantenía seria, serena y concentrada en la conversación. Deseó poder saber lo que estaba pasando por su mente, creyendo por un segundo que la información que Alexby le había dado era falsa e infundada por este "hacker" para joder a Samuel, el único quien hasta ese momento se había librado de sus ataques.

— ¿Cómo está tan seguro que es así? — Cuestionó Samuel, mordiendo su tostada — Y si fuera cierto ¿Qué tiene que ver con nosotros?

— También me lo cuestioné cuando me lo dijo, una bailarina en un juego de VR es más común que el agua en el mar ¿Qué nos importaría esa información? A menos que pudiéramos usar a dicha bailarina para averiguar su identidad, después de todo parece no perderse ni uno solo de sus shows, todo un fan —Alzó sus cejas — Pero parece que esta Rubius ha tenido muy poca interacción con el avatar de este sujeto, en cambio había estado manteniendo conversaciones muy seguidas con otro sujeto — Fargan bebió más té, observando por sobre la taza a su mejor amigo — Un tal Vegetta777.

Samuel regresó la mirada de Fargan y por primera vez en toda la conversación este vio su expresión temblar. Ya no cabía duda alguna, Alexby le había dicho la verdad en todo momento y aún ahora teniendo la confirmación frente a su rostro no cabía de la impresión ¡¿Cómo pasó algo como eso?! Tenía tantas preguntas y acusaciones atoradas en su garganta que no podría continuar comiendo.

— ¿Y eso qué? — Respondió entonces Samuel.

— ¡Ay Samuel De Luque! No te hagas el tonto conmigo — Fargan calló sus palabras al ser reprendido por el moreno a causa de su alto tono de voz, obligándose a susurrar — Eres tú, es tu avatar de OtherLife. La chica misteriosa de la que nos habías hablado, la que conociste en internet y que tiene a un acosador tras de ellas es Rubius.

Los labios de Samuel se cerraron, quedando sin palabras para responder o defenderse. Su mente había quedado en blanco tras la afirmación de Fargan, sintiendo como un golpe en su estómago el descubrimiento de su secreto. Y su silencio fue suficiente confirmación para cualquier mínima duda que pudiera tener el catálogo aún, haciendo que abriera la boca de forma exagerada.

— No me jodas, tío ¿No estás de coña? — Jadeó Fargan, cubriendo su boca para no alzar la voz — ¿Cómo pasó? ¡¿Por qué no me dijiste?! Que surreal es todo, tú — Señaló — Has estado flirteando con una bailarina de un juego VR ¡Tú! Cuando los chicos se enteren se van a desmayar...

— No pueden saberlo.

Fargan cerró la boca por la interrupción, borrando su burlona sonrisa ante la genuina expresión de pánico que el moreno tenía en su rostro. Una expresión que a decir verdad nunca antes había visto en el rostro serio y sereno de Samuel, comenzando a preocuparse en serio de que esta información llevara a un lugar más profundo del que pensaba ¿Sino porque estaría actuando de esa forma?

— ¿Por qué no? — Miró de nuevo hacia la entrada de la cocina, llamando su atención la taza de alimento de Kira que se había movido de su lugar por culpa de la hambrienta minina — ¿por qué tanto misterio, Sam? Ya nos habías hablado de ella antes ¿Qué tiene que se enteren que la conociste en OtherLife?

El Samuel de hace un par de meses le habría podido responder esa pregunta con agilidad, saliendo ileso de la conversación sin necesidad de desvelar datos íntimos que prefería permanecieran en secreto. Pero el Samuel de ahora se quedó en blanco, presa de un pánico que comenzó a subir desde los dedos de sus pies hasta la cabeza con la sola mención de Rubius ¿Qué podía decirle? ¿Cómo podría explicarle que mantuviera el secreto sin tener que contar nada más? Conocía a Fargan muy bien y no se dejaría vacilar por palabras vagas.

Frotó su rostro con ambas manos, dejando salir un fuerte resoplido que elevó aún más las alarmas de Fargan.

— No sé qué decirte, Fargan. Pero necesito que confíes en mí y no hagas más preguntas, que mantengamos esto como un secreto momentáneo nuestro — Rogó, inclinándose hacia el frente.

— Pero ¿Por qué? No entiendo cuál es el misterio, Samuel. Da igual si lo sé yo o lo saben Luzu y Willy, ninguno dirá nada — Aseguró con certeza de la confianza en sus amigos.

— Y eso lo sé — Apresuró a decir, no esperando que sus palabras se fueran a malinterpretar — Esto que está ocurriendo es nuevo para mí, exageradamente nuevo. Y mi intención no es negar nada o mentir al respecto, pero me gustaría poder contarles cuando me sienta listo para hacerlo — Chasqueó la lengua, frotando sus ojos — Te estoy generando más preguntas que respuestas, lo sé y lo siento. Es posible que solo me estoy ahogando en un vaso con agua. Pero confía en mí, apenas me sienta preparado serás el primero en saberlo.

Fargan apretó sus labios, se sentía tan extraño por la actitud rara y muy sospechosa de Samuel que le orillaba a pensar que podría estar actuando bajo la influencia del hacker y sus extorsiones ¿Qué era tan importante como para que tuviera que estar "listo" para decir? Como si él mismo no hubiera presentado antes a conquistas que había conocido de formas completamente inesperadas. Por suerte parecía no saber sobre la verdadera identidad de Rubius o la conversación hubiera comenzado muy diferente, seguramente Alexby mismo desconoce sobre ella o evitó mencionarlo a su amigo.

— Ay, joder ¡Cómo te odio! — Exclamó con angustia, levantado los brazos al techo y dejándolos caer con fuerza a su costado — ¿Por qué tienes que ser tan complicado, tío? Ahora voy a estar con el tema metido en la cabeza todo el tiempo. Pero está bien ¡Está bien! — Cruzó los brazos sobre su pecho fastidiado — No diré nada de ese tema por ahora, pero sabes que debemos contarles sobre el hacker y quieras o no saldrá esta información que puede ser muy importante para saber quién es ese sujeto. Si necesitas tiempo para estar "preparado" o como sea, que sea rápido. Ni siquiera sabemos cuándo o qué será el siguiente movimiento que haga este capullo, y parece que tú no eres de su total agrado ¿O me equivoco?

— No lo soy — Aseguró cansado, dejándose recostar en la silla.

— Si este tipo tiene algo en contra de los jugadores de OtherLife o de los estudiantes de la universidad, tú estás justo ahora bajo su foco de atención por flirtear con su chica. Tienes que estar precavido con cualquier cosa que pueda sacar de ti — Introdujo la mano en su bolsillo, acercando hacia Samuel el pequeño papel que le había dado Alexby — Me dijo que contactamos con él, es un hacker que no tiene nada que ver con la universidad y que según sus palabras "es muy bueno" en lo que hace. Podría sernos de ayuda.

— Buenos días.

Fargan tapó con su mano el papel sobre la mesa, girando su torso para saludar al recién llegado Willy, acercando su mano disimuladamente para volver a guardar la nota en su bolsillo. El recién llegado frotó sus somnolientos ojos, tomando asiento junto a Fargan.

— ¿Por qué están despiertos tan temprano? — Preguntó, mirando de uno a otro — ¿Qué es esa expresión, Sam?

— Durmió mal — Explicó Fargan, ofreciendo su taza de té a Willy, continuando él con los pocos pedazos que quedaban de su tostada.

Saberlo no fue de sorpresa para Willy, quien conocía muy bien las formas de dormir que tenía Cristina y lo delicado que era el sueño de Samuel. Quiso intervenir con sugerencias al ser repartidos los grupos, pero prefirió dejar a Samuel sufrir esa noche a que se pudieran tomar sus palabras como un intento fastidioso de él por dormir con Cris.

El rumbo de la antigua conversación pasó a ser el comentar los momentos más memorables de la noche anterior y los cuentos una vez cada quien se fue a su habitación. Desde los malos chistes que Samuel había comenzado a contar que nada más le daban risa a él y a Fargan, hasta la competencia de baile arrítmica que tuvieron Willy y Luzu.

Al poco tiempo se les unió Luzu a la conversación y casi un par de horas después Rubén y Cristina salieron de la habitación luciendo como si los hubieran despertado en la madrugada. Fargan y Samuel no volvieron a tocar el tema de su conversación principal, quedando en un acuerdo implícito de continuar hablando respecto a ello en cuanto volvieran a tener la oportunidad.

Ya que la comida en casa de Samuel era casi incomestible para varios, terminaron desayunando en una panadería a pocas calles de allí. Despidiéndose al cada uno tomar su camino: Willy, Fargan y Rubén a la universidad; Cristina iría hasta los dormitorios de su facultad; Luzu y Samuel regresando a casa del moreno para terminar de acomodar al recién llegado en su habitación.

Pasó un día y casi dos en los que Samuel no logró tranquilizar sus pensamientos, ya no teniendo la excusa de haber dormido con alguien para justificar su falta de sueño. En un primer momento pensó en compartir la información que tenía con Rubén, más pensó que con ello no conseguiría más que preocuparlo con información que ellos ya sabían de antemano (la obsesión que el desconocido tenía con él), información que ahora compartían más personas y que su secreto estaba en la cuerda floja. Rubén apenas estaba retomando, y dificultad, su fluidez para pintar ¿Cómo podría soltarle todo sabiendo que estaba preparándose para presentar sus obras para conseguir su lugar en la galería? En cuanto tuviera más datos correría a decirle, mientras tanto solo uno de los dos cargaría con las preocupaciones.

Le ayudó tener compañía en casa más de lo que pensaba; Luzu apenas salía de la vivienda para presentar pruebas o entregar trabajos, consiguiendo las notas de las clases gracias a sus amigos y compañeros. Esto dio paso a largas jornadas de pláticas y clases improvisadas que lograban mantener su mente ocupada de todos alborotos más allá de la puerta. Aunque Willy podría considerarlo su amigo más cercano, Luzu siempre fue quien compartió más cosas en común con él: Su gusto por la comida sana, temas intelectuales, ideales, el pequeño toc por la organización y la simetría. Incluso llegando a compartir las horas de entrenamiento físico que (ahora que no contaba con el fútbol) Luzu disfrutaba.

Aún con todos los problemas individuales que cada uno tuviera, la vida continuaba a su alrededor con o sin ellos. En ellos quedaba adaptarse a los acontecimientos y seguir, o quedarse estancados en el mismo lugar viendo el tiempo pasar ¿Pero que no de eso se trataba la vida de todos los estudiantes? Continuar madrugando por tareas imposibles, estudiar para materias en sus tiempos libres inexistentes, competir con las expectativas de obtener los mejores números en las notas finales y romperse la cabeza pensando "¿Será que esto vale la pena?". Todo sin importar que tan rotas estuvieran sus vidas personales, sin importar la perdida de seres queridos o las enfermedades o qué tan agotado estuvieras intentando alcanzar tus propias expectativas personales y también las expectativas que otros tuvieran en ti.

Problemas que a nadie más que a uno mismo pueden llegar a importarle, dificultades que al sistema no le impedían seguir avanzando y que, en caso de que cayeras, no le impediría pasar por encima de ti. Y eso, para algunos, no significaba ni el 20% de las cargas que debían mantener sobre sus jóvenes e inexpertos hombros. Unos afortunados contaban con el apoyo que necesitaban, a esos otros desafortunados ¿Quién les tendía la mano? Solo ellos mismos se ayudaban a poner de pie, unos por su cuenta y fuerza de voluntad mientras otros necesitaban estímulos para conseguirlo de forma fácil. Quizás esa era la razón del porque tantos jóvenes se perdían en el camino del falso placer del alcohol y los estupefacientes, o en su caso contrario se volvian adictos al trabajo y la perfección convirtiéndose en máquinas ¿No eran ambos caminos lo mismo? Una forma de escapar de las realidades propias, de dejar de sentir, de escapar.

— ¿Me escuchas?

Bajó la mirada hacia la pequeña elfo de cabellos verdes, asintiendo a su pregunta aunque hubiera estado ignorando sin querer el resto de la conversación que tan animada tenía. Se sentía culpable por estarla ignorando, pero su mente desde hacía días se encontraba perdida en pensamientos.

Rubius: El audio se cortó ¿Qué decías?

— Te agradecía mucho por permitirme estar en primera fila de tu show, me servirá mucho para aprender — Repitió, saltando en su lugar y aplaudiendo — Ahora que soy aprendiz me es de ayuda.

Asintió de acuerdo, sabiendo que sus palabras iban como cortina de humo al poder ser escuchadas por alguien más. Horas antes Rubén se había contactado con Kate para comenzar a hacer vigilias más cercanas, ahora que sería aprendiz para bailarina podría darle pase a primera fila sin levantar sospechas. Así, tendría mejor visión de los VIP que rondaban en su shows y de el ahora apodado Jhonny Bravo.

Rubius: Aprenderás rápido.

Acarició la cabeza de la más baja, dando un par de pasos hacia atrás antes de dar una media vuelta.

Rubius: ¿Cómo me veo?

La cabeza de la pequeña duende se movió de arriba a bajo, escaneando la nueva skin que portaba la rosada osa. Franjas negras cubrían su cuerpo en las zonas específicas para dejar algo a la imaginación, su largo cabello estaba suelto y sus pies vestían un par de tacones altos negros que le hacían ver las piernas más largas.

— Me encanta — Admitió.

Rubius: Espero te guste tanto como la coreografía, hice lo que pude en el poco tiempo que me diste la canción.

— ¡Ay no! Hubieras bailado la que ya tenías — Sacudió su cabeza en negativa — Pensé que te gustaría y por eso la envié, no para que la bailaras en tu siguiente presentación.

Rubius: Tranquila, no es tu culpa. La canción es muy buena, no me resistí a presentarla una vez la escuché.

Observó el reloj, sacudiendo su mano.

Rubius: Es hora.

Avisó, a lo que Suga asintió. En segundos apareció sobre la tarima mientras la luz estaba apagada, una profunda respiración acelerada se comenzó a escuchar y los aplausos que solían recibirla comenzaron a llegar desde el público ya presente. Recostó la espalda del frío tubo, llevando una mano hacia atrás por sobre su cabeza para sujetarse. El foco de luz roja la iluminó de pies a cabeza en cuanto la voz del cantante inicio haciéndole bajar la mano lentamente por la metálica superficie, pasando por su hombro, su pecho y hasta su vientre.

Sacudió su cabello hacia un lado dándose la vuelta, comenzando a agachar su torso hacia adelante dejando sus caderas en alto coqueta. Al levantarse, paseó arrojando besos y guiños de los pedidos que comenzaban a aparecer delante. Se sujetó con fuerza del tubo trepando con agilidad por el, usando sus piernas hizo un fuerte agarre para poder soltar sus manos y caer boca abajo, girando ante la mirada de los presentes como si fuera un adorno exhibido en una vitrina giratoria.

Sus ojos se cerraron mientras disfrutaba de la música, sumergiéndose en el sensual ambiente de la melodía. Red Light de STK fue una muy buena recomendación, tendría que comenzar a compartir más música con Suga. Se incorporó abrazándose al tubo, descendiendo suavemente por el hasta quedar arrodillada en el suelo. No estaba nerviosa por su coreografía, en los shows dónde recibía donativos por obsequios solía improvisar y siempre salía bien. Más pensó en si ese día sería lo mismo, con su mente tan dispersa como estaba.

Giró sin levantarse para dar un beso volador y un par de guiños a los solicitantes. Recostó la espalda del tubo, suspirando. Desde donde estaba podía ver a la pequeña Suga, como un foco verde entre los VIP, atenta a todos los que estaban allí y los que comenzaban a llegar. No podía ver al Jhonny Bravo, pero eso no querría decir que no estuviera por allí.

Observó el soldado que le había donado por petición especial, su mensaje acompañado del dinero que había depositado solo decía "Dame tu atención". Su skin no tenía nada de especial, un soldado de cabello negro, tez clara, ojos cafés y cuerpo de gimnasio. Abrió sus piernas en su dirección, como si ese gesto se tratara de una invitación que sabía el sujeto no podría aceptar. Acarició su rodilla, pasando los dedos hasta el interior de su muslo muy cerca de su zona baja. Quiso jugar al descaro, girando para quedar con las caderas en alto y su pecho casi pegado del suelo, exhibiendo eso que el soldado deseaba ver y no podría tocar.

Movió su trasero al ritmo de la música, lamiendo coqueta los dedos de su mano que después bajó hacia su entrepierna. Escuchó las monedas sonar como locas, recibiendo muchos más pedidos pequeños. Se levantó del suelo en cuanto pensó era suficiente atención, más cuando su propia mente había comenzado a cambiar el rostro del soldado por uno más familiar.

Dejó de prestar tanta atención a la coreografía y comenzó matar tiempo haciendo feliz a su público, siendo tan coqueta como podía ser. El calor había comenzado a molestarle en el traje, aún si hubiera encendido el aire acondicionado antes de entrar a OtherLife. Pero aunque el pueblo lo pidió, no se deshizo de las pocas prendas que traía puestas. En cambio, fue todo lo explícita que podía ser, rozando con esa vulgaridad sensual que sabía disfrutaban y por la cual pagaban muy bien.

Cuando su show estaba por terminar recibió una solicitud de mensaje del mismo soldado que le había donado en un comienzo, con una petición un poco más directa. Rubius sabía lo que quería y el dinero que podía ganar con ello, aunque se encontraba en extremo "emocionada" esa noche no deseaba extender más ese ambiente por el momento.

Rubius:  En cuanto acabe el espectáculo me tendré que ir.

Suga: De acuerdo <3 ¡Está saliendo todo hermoso! Estaré ansiosa de verte en otro espectáculo.

Y en cuanto se desconectaran se pondrían al corriente por WhatsApp sobre las anotaciones de Kate. Ni él mismo sabía cuál era su urgencia por salir de OtherLife, era como estar siendo ahogado por el agua y necesitaba conseguir oxígeno lo antes posible.

Dejó las gafas VR sobre la mesa de su computadora, llevando sus manos desesperadas a la cremallera de su traje para retirarlo y doblarlo aunque deseaba arrojarlo lejos. Se dejó caer sobre la cama, peinando con ambas manos su cabello hacia atrás, sintiendo el sudor que había humedecido sus hebras. Su corazón estaba latiendo con fuerzas, casi traspasando su pecho.

Tomó una honda respiración, reconociendo los síntomas que estaba comenzando a sentir, los dedos de sus manos ya temblorosos. Necesitaba tanto fumar justo ahora. Necesitaba algo más que un cigarrillo. Necesitaba más un porro, para ser sincero. Mangel recién había comprado, si lo llamaba algo podría conseguir.

Abrió los ojos, negando. Había prometido estar limpio al menos hasta ir al centro ese de mierda ¡Que difícil! Que difícil se volvía con el paso de los días, nunca había sentido esa angustiosa necesidad antes y eso posiblemente se debía a que cada que se antojaba solo iba y tomaba una. Tampoco es como que pudiera llamar a Irina como antes lo hacía ¿Razón? La misma de cabello negro y ojos cafés.

— Maldito Samuel De Luque — Lloriqueó, cubriéndose la cara con ambas manos — Me quitas la diversión y luego desapareces por días dejándome desatendido.

Señaló hacia el techo como si fuera el destinatario de su queja. A decir verdad no tenía tanto sin verlo, esa misma tarde lo había visto en la universidad y así todos los días anteriores. Nunca a solas, desde que Luzu se había mudado parcialmente a su casa. Comprendía la situación que estaba pasando y sabía su culpabilidad en ello, pero el ser conciente de todo no le impedía extrañar al Samuel que era cuando no había nadie más mirando. Sus conversaciones, sus besos y sus toques. Pretendía hacerlo salir de una "adicción" cuando él mismo se estaba convirtiendo en una, no era justo.

Ladeó su cabeza, mirando hacia las puertas cerradas de su closet.

Mientras Rubén batallaba con sus problemas, Samuel intentaba resolver los suyos en un ámbito más matemático. Había estado ayudando toda la tarde a Luzu con sus tareas, ahora dedicaba un poco de tiempo a las suyas antes de irse a dormir. Levantó la mirada de su libreta al encenderse la pantalla de su móvil, estirando la mano para coger la llamada una vez leyó el nombre reflejado.

— ¿Te desperté?

Saludó del otro lado la voz sin esperar un saludo primero de su parte. Apoyó el móvil entre su oreja y su hombro para poder continuar con su tarea sin tener que colgar la llamada.

— Estoy haciendo tarea — Respondió a su pregunta, negando el que lo hubiera despertado — ¿Pasó algo?

— ¿Tiene que pasar para poder llamarte?

— No, solo fue una pregunta — Murmuró, borrando un mal procedimiento.

Hubo un pequeño silencio en la línea.

— A decir verdad sí sucede algo.

Samuel detuvo su escritura, sosteniendo de nuevo el móvil con su mano para poder escuchar lo que Rubén diría.

— No puedo dormir — Respondió después de la pausa.

Soltó el aire en un suspiro, relajando su espalda contra el espaldar de la silla. Con lo paranoico que había estado en esos días miles de ideas catastróficas pasaron por cabeza al escuchar que algo estaba ocurriendo y por eso lo llamaba a esas horas, le aliviaba saber que no se trataba más que su falta de sueño. Lo que no era del todo bueno, peor la menos no tan aterrador.

— ¿Intentaste leer?

— No me gusta leer.

— ¿Y escuchar música?

— Solo quería hablar contigo.

Las comisuras de sus labios amenazaron con elevarse, Rubén siempre tan directo como podía ser cuando lo deseaba. Esa valentía que pocas veces salía cuando lo tenía frente a frente y no a través de una pantalla de teléfono.

— ¿Me extrañas? — Se aventuró a preguntar.

— ¿Tú a mí no?

Soltó la risita que había estado conteniendo, no pensaba responderle así como él no lo hizo. Ambos se quedarían con la duda de una pregunta que realmente no necesitaba una respuesta. Descansó el lápiz sobre la libreta, no continuaría su tarea por esa noche.

— Llamé sin saber que estabas ocupado — Murmuró desde el otro lado — ¿Quieres que cuelgue?

— No — Admitió.

El teléfono vibró en contra de su oído, teniendo que despegarlo para poder ver la pantalla. Tenía un mensaje recién recibido de Rubén, lo que se le hizo extraño al tenerlo en llamada. Sin colgar, presionó sobre la notificación para que la bandeja se abriera y poder leer lo que le había escrito, no eran más que unos cuántos números sin orden. Estuvo apunto de preguntar qué era lo que había enviado, antes de que a su memoria regresaran ciertos recuerdos de un pasado no muy lejano.

— ¿Rubén? — Cuestionó al colocarse de nuevo el móvil contra el oído, esperando recibir una respuesta clara a la pregunta implícita que estaba realizando.

— ¿Tú a mí no? — Volvió a cuestionar el rubio al otro lado.

Pasó la lengua por sus labios, humedeciendolos al sentirlos resecos tan derrepente. Se colocó de pie por impulso, dando un par de rápidos pasos de un lado a otro antes de tomar asiento a un costado de su cama. No había cortado la llamada pero no sabía que decir, estába sin palabras.  Abrió el menú de su móvil, bajando entre las aplicaciones casi de forma automática. No había pasado por su mente el volver a utilizar algo como eso pero desde entonces no había eliminado tampoco la aplicación, el control remoto apareciendo apenas Introdujo los dígitos en la barra de contraseña.

Mordió el interior de su mejilla, sintiendo una molesta emoción en la boca de su estómago como si en sus manos tuviera el detonador de una bomba. Alzó la mirada hacia la entrada, cuestionándose en si debía o no colocar seguro ¿Por qué debería? Era una llamada lo que estaba haciendo y Luzu ya debía estar durmiendo.

— ¿Entraste hoy a OtherLife? — Cuestionó la colocar el móvil en alta voz, para que supiera que seguía allí.

— Solo para el show — Respondió.

— ¿Nada nuevo?

— Realmente no, aparte de lo preciosa que estaba mi skin.

«2»

Apretó el botón de encendido. Dejo de escuchar el movimiento del otro lado por unos breves segundos.

— ¿Luzu está bien? — Cuestionó Rubén.

— Está en su habitación.

«5» «2»

El aire fuerte en contra del micrófono saturó el audio. Las manos de Samuel ya habían comenzado a sudar. Subió a su cama, recostando la espalda sobre las almohadas sin dejar de observar la pantalla de su teléfono. No tenía intenciones de seguir conversando y podía intuir que tampoco era lo que Rubén quería, sentía que tenía tanto poder en sus manos que lo mínimo que podía hacer era usarlo con sabiduría.

«5»

Escucho un pequeño golpe, como si el teléfono se hubiera caído de las manos del rubio. Pensó que la llamada había terminado hasta que siguió escuchando movimiento del otro lado.

«5» «6» «5» «6» «5»

Escuchó un murmullo que sonó a una grosería que dudaba fuera dicha en español. Suponía lo cerca que estaba del móvil a juzgar por lo clara que podía escuchar su fuerte respiración. Casi podía imaginar la expresión que tendría en su rostro justo ahora: con el entrecejo fruncido y los ojos apretados tan fuerte como su boca, aguantando.

«7»

Casi pudo jurar que escuchó un hipido de su parte, una quejita aguda que envió una corriente eléctrica desde la bocina del movil hasta cada parte de su cuerpo. La zona baja de su cuerpo se había comenzado a despertar hacia unos momentos atrás, fantaseando junto con su imaginación los escenarios. No solía ser de las personas que necesitaran el contacto íntimo, no era más que una necesidad del cuerpo que se veía satisfecha cada largo tiempo sin más. Había estado necesitando el contacto de Rubén aún así, y no de la forma en la que sería normal para él. No había más culpable que el mismo rubio, se había empeñado tanto en jugar con sus límites que ya no sentía que podía dar marcha atrás.

«10»

— Joder — Se quejó Rubén a través de la llamada.

«1»

Lo escucho suspirar de alivio y casi en reproche al mismo tiempo. Soltó una risita entre dientes, tomando aquello como una pequeña venganza personal.

— ¿Te estás divirtiendo? — Reprochó el rubio.

— Mucho, a decir verdad.

«5»

Observó hacia la entrada de su habitación como si temiera que Luzu fuera a aparecer derrepente, descubriéndolo en tan vergonzosa escena. Amaba a su amigo pero de las cosas que más añoraba de su soledad era esa privacidad absoluta que apenas era interrumpida por Kira. Regresó la atención al móvil, sujetándolo bien con su zurda mientras su diestra ya se encontraba en el interior de su pantalón de pijama.

Subía y bajaba su mano casi la misma cantidad de veces que subía y baja los niveles en el control, apretando su agarre en una forma un tanto dolorosa al escuchar el jadeo bajo del otro lado de la llamada. El cabello de su nuca se erizo gracias a esa pequeña serie de sonidos que por unos segundos pensó estar imaginando gracias a lo excitado que se encontraba, más el vibrar de la bocina en su móvil era prueba irrefutable de que no era así. Profundo y ahogado, como si coincidiera con el momento en el que sus pulmones querían tomar aire.

¿Siempre se escuchó de esa forma? Lo recordaría bien si así fuera. Atribuyó esa grata sorpresa sinfónica a la seguridad que le brindaba no estar en la misma habitación que él, mientras la versión retorcida de sus pensamientos le guiaba a inflar su orgullo con la idea que sus nuevos sonidos se debían a lo muy deseoso que se había encontrado por estar en privado con él. Cualquiera de las dos opciones eran válidas, incluso una tercera o cuarta opción, sea el motivo que sea agradecía el estar disfrutando de esos pocos sonidos que fomentaban su propio placer.

«10»

Mordió su lengua para evitar hablar, manteniendo a raya sus asquerosas perversiones por culpa de esa religiosa moralidad que apenas podía soltar estando sobrio. Dejando para sí mismo la recreación tan vivida que estaba haciendo su mente sobre la escena de Rubén colocando el ovalado vibrador en su interior minutos antes de tomar su móvil para llamarlo. Si lo humedecía con lubricante o usaba su propia saliva, si llevaba algún tipo de preparación previa o lo introducía sin más. Su erección palpitó en su mano por el pensamiento, los largos dedos de Rubén abriéndose camino en el lugar que luego ocuparía el aparato eléctrico.

¿Su imagen aparecería en su mente en ese momento? ¿Qué escenarios se estarían dibujando en su cabeza justo ahora? Que fantasías estaría recreando como en sus pinturas ¿Por dónde estaría pasando su lengua y qué estaría apretando entre sus dedos? La imagen de su cuerpo era borrosa en su imaginación, pero sabía a detalle qué se encontraría haciendo en ese momento y en dónde estarían sus manos.

Chasqueó la lengua por el incómodo sentimiento de pánico que se atravesó en su excitada escena, impidiéndole disfrutar de la maldición que lanzó Rubén en lo que supuso fue su orgasmo y causando que el propio pasara casi desapercibido ¿Por qué? No podía entenderlo ¿Qué le había causado tanto miedo? Tan absurdo, ni que fuera un virgen inocente. Eran pensamientos normales, por el amor de dios. Pensamientos sobre algo que tanto había hecho antes. Pensamientos que cualquiera fácilmente puede tener. Pensamientos sobre... ¿¡POR QUÉ NO PODÍA DECIRLO!?

Presionó el botón de apagado, dejando el móvil sobre su pecho. Rubén agradeció con un suspiro desde el otro lado.

— ¿Mañana pasarás por el taller?

Cuestionó en un cansado murmullo con total normalidad. Como si nada hubiera pasado, como si el único abrumado fuera Samuel.

— No lo sé, tengo que entregar unas tareas — Su garganta raspó al hablar, su mirada perdida en el techo.

— Ya... Te veré en clases entonces ¿No?

— Intentaré ir — Prometió ante el desilucionado tono de voz del artista — Pero solo un rato. No debes distraerte y terminar tus pinturas.

— Sí, mamá — Se burló el rubio, más animado por su vaga confirmación — Ve a dormir, ya se pasó tu hora. Descansa, De Luque.

— Buenas noches, Doblas — Respondió en el mismo tono.

Escuchó la llamada cortarse y la luz en su pantalla se apagó. Azotó su cabeza contra la almohada con frustración, buscando con desesperación el interruptor que apagaba sus pensamientos. Después de todo lo que ya habían hecho sentir duda a estar alturas era tan tonto. Aceptar que le gustaba debía ser el paso más difícil de todos, de allí en adelante solo debían ser cosas decisiones sencillas guiadas por ese mismo sentimiento por más desconocidas que fueran ¿No se supone que debería ser así como funciona?

Cuando quieres a alguien todo lo demás surge de manera natural y casi por instinto, la atracción controla tus pensamientos y la lógica se adecua a realizar las acciones que considera mejor para el bienestar del otro y el personal. Rubén no le gustaba un poquito, el sentimiento era tan real que en ocasiones podía sentirlo como físico ¿Entonces por qué tenía tantas dudas? ¿Por qué se encontraba tan inseguro ahora?

No lograría responder esa y todas las demás preguntas que iban surgiendo en su mente, una tras otras hasta inundarlo. Debería vaciar sus pensamientos o no lograría pegar un ojo esa noche y su día de mañana sería un infierno. Más tarde que temprano llegaría el momento y solo entonces debería preocuparse.

Estaba aterrado, siendo muy sincero consigo mismo. Y era lo que más le molestaba, no quería que Rubén se sintiera desplazado por sus propios pensamientos intrusivos sabiendo que podría llegar a imaginar que su negativa sería por él. La verdad es que no sabría si podría... Si podría tener... Si podría tener... Sexo con un hombre.

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